En algún momento no preciso del tiempo, Adrien duerme en una litera junto a su hermana menor. Soledad da media vuelta a su derecha buscando una posición cómoda para conciliar el sueño, llega al borde y esta cae fuertemente al piso. Su grito despavorido despertó al muchacho haciendo que este brincara del susto, golpeándose la cabeza con la cama superior. Adrien se desmaya. La niña se esfuerza en levantarse, denotando una herida grave en su pierna izquierda. Se dirige hacía el cuarto de sus padres para buscar consuelo y atención médica.
Las bisagras que mantenían firme la puerta del cuarto se sueltan, la madera pesada de la misma cae encima de la muchacha. La madre alcanza a oír desde su cuarto, ciertos ruidos extraños.
-¡Jak! -exclama empujando a su esposo, -¡Jak, despierta! -repite consecutivamente moviendo de un lado a otro al hombre en cuestión, -¡Maldita sea Jak! -refunfuña mientras toma un abrigo de un cajón ubicado a su derecha.
La mujer se pone de pie, verifica que su marido esté despierto, lo cual este duerme profundamente. Toma una linterna ubicada en el mismo cajón de su abrigo, prosigue a avanzar en dirección al cuarto de sus hijos.
-¡Algún día, Jak, nos vas a necesitar como nosotros a ti! -susurró la mujer quien ya se encontraba al borde de la puerta de su cuarto, mirando fijamente a su esposo.
Eva gira su rostro en dirección hacía donde su linterna apuntaba, inconscientemente cierra la puerta de su cuarto. De pronto, un susurro aterrador se hace presente en el comedor de su hogar, el cual estaba sumido en la oscuridad.
-¡Sssshh! -silenció una voz grave bajo el efecto de un eco.
-¡¿He?! -Eva se paralizó mientras su linterna apuntaba al centro de la mesa. -¿Qué eres? -prosiguió a preguntar observando una masa incorpórea de color negra que flotaba encima de una orquídea negra.
-¡Soy algo nuevo! -susurró lo desconocido. -¡No temas Eva!
Apenas terminó de declarar sus palabras, Eva entró en pánico interno. Sus gritos solo se oían en su mente, en su imaginación. La conciencia de la misma estaba siendo manipulada por el temor de ser atacada, y no poder hacer algo para defender a su familia.
-¡No temas Eva! -volvió a exclamar lo desconocido.
Eva empezó a desesperarse, haciendo su mayor esfuerzo para despertar de su shock interno. La masa incorpórea empieza a elevarse por encima de la mujer, las luces de todas las salas y cuartos se encienden. El brillo de los focos son cada vez más intensos, y al cabo de unos minutos, estos empiezan a reventar uno por uno. Soledad despierta de su desmayo, con sus pocas fuerzas intenta escapar del peso de la puerta que la aplastaba. Adrien intenta abrir sus ojos pero estos no lo logran, se pone de pie y empieza a palpar el lugar para dirigirse hacía la puerta de su cuarto. En su camino, pisa la puerta y sin darse cuenta avanza, provocando más peso encima de su hermana. La niña no podía gritar ni hablar, intentaba sin más levantar la puerta como sea. Su esfuerzo consumía poco a poco su voluntad. De pronto, la casa empezó a vibrar. Adrien cae con fuerza aplastando a su hermana. Soledad, en sus últimos segundos de vida, entona un grito feroz capaz de despertar a su padre. La madre de los niños seguía paralizada por el miedo, y la masa incorpórea comienza a brillar con intensidad siendo acompañado de un grito estruendoso.
-¡NO, TEMAS, EVA!
El cuerpo de la mujer poco a poco es consumido por lo desconocido. Adrien logra cruzar al otro lado de su cuarto, pudiendo abrir finalmente sus ojos. Este observa detenidamente como su madre era envuelta por algo que parecía ser una especie de sombra negra. Eva gira su rostro en dirección a su hijo, lo ve mientras de sus ojos caen un par de lágrimas.
-¡Mamá! -susurra Adrien con un pesar que es incapaz de sobrellevar.
-¡No te acerques, hijo! -expresó su madre entre sollozos. -¡Soledad está conmigo! -finalizó una vez que fue consumida al completo por la masa incorpórea.
Adrien estira su brazo izquierdo intentando arraigarse al corazón de su madre, el cual aun seguía palpitando sin su cuerpo. Rebosan lágrimas a cántaros y empieza a torturarse mentalmente de sus incapacidades. En su espalda, precisamente en la cama de arriba, se escucha el llanto de una niña que clama socorro. El muchacho gira su rostro para contemplar el cuerpo de su hermanita aplastada por el mismo. Se sujeta la cabeza y comienza a arrancarse la cabellera.
Su rostro se empalideció, -¿Q-Qué está pasando? -dijo mientras sus ojos se abrían cada vez más. -¡Hermanita! -continuó mientras apretaba sus dientes.
Las lágrimas de Adrien se mezclaban con la sangre que caía de su cabeza, producto de su reacción momentánea y salvaje de arrancarse a sí mismo su pelo. El padre al despertar, escuchó el grito de su hija, el llanto de su hijo y el susurro de su esposa.
-¡No! -dijo luego de despertar repentinamente sentándose sobre la cama. -¡No otra vez! -continuó tapándose los oídos.
De pronto, se pone de pie y corre tras la puerta de su cuarto, el cual estaba cerrada. La puerta no se abría por más esfuerzo que hiciera. Intenta animarse a sí mismo, «¡Hazlo Adrien, hazlo!».
-¡ADRIEN, HAZLO! -gritó el padre desde su cuarto, el cual intentaba con todas sus fuerzas romper la puerta que lo encerraba.
El muchacho apenas oye a su padre, gira su rostro en dirección a lo extraño. Se pone de pié, su rostro se colma de ira. Se flexiona para impulsarse, toma carga con la idea de embestir al desconocido.
-¡No sé lo que eres! -susurró Adrien mientras sus cejas se fruncen, -¡Pero en este mundo, no me quedaré solo! -exclamó a gritos impulsándose con fuerza, para finalmente impactar con la masa incorpórea.
Jakman toma distancia de la puerta, se impulsa para concretar una carga capaz de impactar y destruir la madera que le impedía defender a su familia. Una vez lo atraviesa, su hombro izquierdo se daña. En ese preciso momento, el tiempo comenzó a correr lentamente. Observa como Adrien corre tras lo desconocido, quien había vuelto a ubicarse encima de la orquídea negra. El muchacho poco a poco se acerca al ser, este recibe el impacto sin recibir daños. Adrien es transportado repentinamente frente a la puerta que lleva al exterior, su hombro izquierdo recibe una marca de sangre. Adrien muere producto del impacto con la puerta que daba al exterior.
-¡Nooo! -gritó el padre del mismo, el cual observó con lentitud la situación.
-¡Sigue siendo inútil, Jakman! -exclama una voz desde su interior. -¡Ríndete! ¡Aceptalo!
-¡No! -gritó despavoridamente el hombre. -¿Por qué no logro superarte?
-¡Adrien! Repetirás la misma historia una y otra vez, hasta que entiendas quién es el monstruo. -exclamó el ser desconocido siendo burlesco.
-Te diriges a mí como si fuera mi hijo, ¿acaso olvidas quién soy? -respondió Jakman enfurecido.
-¡Sé bien quién eres Jakman! No soy yo el que se olvido su propio nombre, -entonó el ser con seriedad. -¡Que irónico! ¿No lo crees?
-¿De qué hablas? -respondió con euforia y confusión.
-¡Genial! El Doctor Adrien Jakman olvidó quién es... -exclamó la sombra mientras desaparecía poco a poco.