Ella me conocía más que cualquier persona en este mundo y por dentro me emocionaba saber que estaba aquí, que la había encontrado. Pero era distinto, porque la chica no me conocía, porque éramos prácticamente desconocidos y ella ya no sabía nada de mí. Entré directo al apartamento y busqué en su habitación, sin embargo, no había rastro de ningún erizó. Le marqué a Ryan y contesto en el tercer tono.
-El erizó ha quedado en el auto. Porque era eso lo que ibas a preguntar ¿no?.
-Sí -suspiré agarrando el puente de mi nariz y salí del apartamento.
-Admito que le has dado el mejor apartamento a ella, está de puta madre Masón. Te las has rifado.
-No me jodas Ryan.
-¿Sabes algo? -mencionó serio detrás de la línea. Ya me lo imaginaba, manejando rápido para no tener problemas conmigo, con la mano sosteniendo el celular y sonriendo mientras la brisa choca contra su rostro-. Sus padres no la han dejado ver a sus amigos, cuando ella despertó tan solo vio los regalos. Nunca supo de tu existencia Masón, sus padres le mintieron diciéndole que ella iba sola.
-¿Cómo lo sabes? -tartamudeé nervioso.
-Ella misma me lo ha dicho está mañana, también conserva un collar con forma de ave, supuse que se lo habías dado tú. Ella siente que alguien importante se lo dio Masón, ella te siente pero no sabe quién eres, ni que es lo que siente con exactitud.
-Me da miedo que recuerde todo y me enfade porque nunca le dije o porque nunca fui capaz de abrir mi boca e ir más allá. Cuando nos conocimos era raro, pero ella era una chica se arriesgaba, que vivía el momento. Hazel siempre ha vivido de sus sueños. Y nunca quise apagarla, ella me hacía sentir que yo podía seguir su mismo pasó.
-Te dejo, ya voy llegando.
Asentí aunque el no pudiera verme. Yo también estaba cerca del apartamento, me costó saber que Hazel recordaba cierta parte de mí, es decir, solo lo que le hacía sentir, ella me estaba permitiendo volver a entrar a su vida. Me preguntó que pensará de mi si se entera que yo hice que chocáramos, que por mi imprudencia de querer salir de noche pasamos esto. Y ahora ella está lejos, lejos de su memoria, lejos de lo que fuimos. Rodé los ojos y me estacioné. Subí corriendo hasta llegar y apoye mis manos de mis rodillas. ¿Por qué diablos escogí un piso tan alto? Debí usar el ascensor.
-Sr. West.
-Ryan -asentí.
Hazel estaba de pie cargando a su erizó, se veía feliz con el. Realmente quería al pequeño erizó, sentí un impulso de querer acercarme y negué con la cabeza. Sin embargo, Ryan no tenía los mismos planes para mí. Sonrió divertido y me empujó cerca de ella. Casi le caigo encima, pero pude ver al erizó Layson.
-Es lindo -comenté.
-Es la cosa que más quiero en el mundo.
Alcé las cejas y luego las bajé. Contener mis impulsos me estaba costando más de lo que pensé. Ryan nos estaba observando, fingía mirar el celular. Aunque yo sabía que solo era un artimaña.
-¿Puedo agarrarlo?
-Ten mucho cuidado, es un bebé delicado.
-Es un bebé mimado -dije en broma.
Y ella soltó una risa.
Dejé el erizó en su casa y mi amigo me miró con una ceja alzada, debía estar preguntándose qué carajos hacía. Pero debía ser sincero conmigo mismo, ella no iba a recordarme y esto no iba a ir a ningún lado. Era mi empleada no mi amiga. Ya no éramos nada.
-Hazel nos vemos mañana temprano, debemos ir a ver cómo quedan los vestidos en las modelos.
-Yo te pasaré buscando -intervino Ryan-. Espero que esté lista antes de las siete.
-Nos vemos.
-Nos vemos -susurró.
Se encoge de hombros aunque no es la reacción que buscaba. Paso las manos por mi cabello y salimos sin decir ni una palabra más. Para Ryan y para mí ser distantes con nuestros empleados era una regla. Nunca podíamos salir con ellos, porque entonces podrían haber controversias entre ellos. Y eso era lo que menos queríamos, causar revuelos y chismes innecesarios.
Apartó la mano de Ryan del auto y le hago una seña para que no se vaya todavía. Estábamos afuera del edificio.
-Quiero que me compres un erizó, que sea hombre.
-¿Vas a darle un compañero a Layson?
-Solo quiero tener uno
-No puedes cuidarte a ti y vas a cuidar un erizo. No inventes Masón, mejor ven a visitar a Layson y todos quedamos satisfechos.
-Prometimos no tener relaciones personales con nuestros empleados.
-Ella no es tu empleada, es tu ex novia que no recuerda su relación que quizás aún quieres.
-Vete a la mierda.
-Me iré con gusto -aseguró. Se colocó lentes de sol y sonrió cínicamente para irse. Mi mejor amigo tenía el cabello largo, sus ojos eran negros y tenía lunares por todo su rostro.
Después de todo este año sería mejor de lo que creí. De seguro estaría lleno de trabajo y aventuras nuevas, me gustaba creer que mi vida de ahora en adelante sería distinta, menos monótona. En el trabajo era una persona diferente, poco mostraba sentimientos y solía tratar a las mujeres con distancia y prudencia.
Mis padres piensan que nunca conseguiré una novia si sigo haciendo eso. Pero se equivocan, porque aún puedo acostarme con mujeres sin compromiso y eso me satisface.
Entre a mi casa y dejé el maletín en el mueble, mi casa estaba llena de hojas, mi oficina era aún peor. Pero tenía gente que venía por las mañanas a limpiarme.
Hazel subió un estado de Layson y sonreí.