-Gracias -se dirige al lugar y llega por fin, deja sus cosas en la cama para dedicarse a guardarlas-. Espero que esto si sea un buen comienzo -susurra y termina de guardar sus cosas para después salir de la habitación a explorar un poco el colegio.
Sergio, Damián y Jimena
Un par de jóvenes terminaban de acomodar algunos libros en la biblioteca después de que uno de ellos hiciera una travesura que los metiera en problemas.
-No puedo creer que me arrastraras a esto Damián -hablo molesto mientras guardaba unos libros
-Vamos no seas aguafiestas, bien que te divertiste jugando esa broma -ríe de forma descarada al recordar la travesura
-Eres un tonto, de haber sabido que terminaría aquí no te hubiera ayudado
-Vamos, eres mi mejor amigo, debes apoyarme en esto
-Te apoyare en todo pero no en tus travesuras de niños -termina de guardar los libros-. Lo que hiciste excede los límites
-Sólo puse una luz de bengala al director -habla con un puchero
-iExacto idiota! Y me culparon a mi por conseguirla -se soba el puente de la nariz-. Tenemos suerte de que no nos expulsaron -camina fuera de la biblioteca y el otro chico lo sigue
-Vamos, ya me disculpe -lo abraza por el cuello-. ¿Que te parece si te invito el almuerzo?
-De acuerdo bicho raro
-Genial, ahora vamos que nos esperan
El otro chico asiente y camina con él viendo a lo lejos a una chica de melena azul teñida.
Ambos jóvenes se acercan a ella abrazándola de los hombros.
La chica levantó su vista y les sonrió.
-Hola Jimena -saludo Sergio sentándose a un lado de ella
-Jimena hermosa -se sienta a su lado Damián
-Hola Damián, Sergio -dejo a un lado el libro que leía y le presto atención a los dos chicos-. ¿Terminaron su castigo?-escucho a Sergio resoplar-. Eso me indica que si
-Ni me lo recuerdes, este idiota en serio me estresa
-Pero me quieres así estúpido -lo vuelve abrazar por el cuello y comienza a reír junto a los tres
-Pero esta vez te pasaste demasiado Damián, se tuvieron que llevar al director por el susto que tuvo, escuché que casi le da un infarto -habló de manera seria para asustarlo
-¿¡Qué!? Es broma ¿verdad? -pregunto de forma temerosa
-Claro que no, una ambulancia vino hace poco -el chico comenzaba a sentirse mal por la travesura-. Por supuesto que es broma idiota -comienza a explotar en risas con Sergio
-Maldición Jimena, solo haces que quiera darme un infarto -suelta un suspiro de alivio y le sonríe a la chica-. ¿Saben que se integran más chicos a este instituto?
-Sí, había escuchado que vendrían algunos más -habló con entusiasmo el otro chico-. Escuché que algunos son de fuera
-Presiento que los profesores nos obligarán a nosotros a enseñarles el lugar -rió con ironía Damián
-No me imagino porque -comentó con sarcasmo Jimena y continuó con la lectura de su libro pero su mirada se desvío hacia una chica que le sonrió amable.
Jimena rápidamente sonrió ante la chica sintiendo un leve rubor en sus mejillas, Damián no desaprovechó la oportunidad y le pico la costilla sacándola de su ensoñación.
-¿Hasta cuando dejaran de esconderse? -preguntó curioso viendo a ambas chicas, pero ella sólo se hizo la desatendida
-No se de que hablas Damián -continúo su vista en el libro pero viendo disimuladamente a esa chica pelinegra de ojos grandes que estaba sentada a unas cuantas mesas.
-Oh vamos, sabemos que ambas se gustan pero ninguna quiere dar el otro paso -hizo un leve mohín de molestia el chico.
Ella simplemente sonrió, era verdad, ambas se atraían pero para mala suerte de ambas no podían hacer pública su relación porque sus padres no aceptarían esa relación y no por el hecho de ser mujeres, sino por el hecho que ella era un poco diferente.
Era diferente en su cuerpo y eso la avergonzaba, sentía vergüenza de ser una chica con el problema del cariotipo 46 porque este siempre le había traído problemas durante su niñez y mientras trataba de ingresar al instituto.
Sergio vio la larga fila que había en la cafetería y volteo a ver a su amigo.
-Oye Damián, ¿No iras por algo de comer? Parece que todo se está acabando y me debes el almuerzo si no lo recuerdas
El chico rubio volteo su mirada a la fila y soltó un alarido.
-Maldición, no podré comer nada -inmediatamente se levantó y trató de caminar de espaldas sin contar que por estar distraído chocó con la espalda de alguien haciendo que cayeran sus cosas–. Lo siento mucho, no te vi
-Fíjate inútil -hablo con coraje.
-Oye, te dijo que fue un accidente, no tienes porque insultarlo -defendió Sergio a lo que el otro chico solo rodó los ojos.
-Si, claro -ve de reojo a Damián-. Oh sí es uno de esos -ríe con burla-. Vaya, cada vez la dignidad de este lugar va decayendo con cada alumno que admiten
-Cuida como hablas -hablo Jimena mientras se levantaba-. Ese tipo de comportamiento no está permitido
-Vaya, vaya, un fenómeno, con razón se la pasan todo el tiempo juntos club de anormales
Sergio se levanta quedando frente a él.
-¿¡A quién llamas anormales!?
-A ustedes, solo vienen aquí a entorpecer y a denigrar el valor de este lugar, no merecen estar en un lugar tan prestigioso
-Mejor cuida tu bocota -hablo Jimena ya harta del chico
-¿Porqué? ¿Tanto les molesta que diga la verdad?
-No eres más que un ignorante -el tono de voz de la chica se hacía más grave por la molestia-. Las personas como tú son quien realmente no merecen estar aquí
El chico rió con ironía viéndolos con superioridad.
-Deberían irse ahora que tienen oportunidad, porque no crean que aquí serán tratados con especialidad por ser unos anormales
-No venimos a que nos traten con especialidad, venimos porque queremos servir en la guerra contra los desertados -está vez Damián fue quien se acercó al chico.
-¿Servir? Por dios, tú solo servirías como incubadora
En ese momento se escucho el ruido de unos cubiertos cayendo, todos voltearon a ver al causante del ruido.
Vieron que un chico de aspecto despeinado se levantaba acercándose al grupo.
-¿Pueden guardar silencio? Su discusión no deja a los demás comer tranquilos -espetó el chico viéndolos con seriedad.
-Oh vamos, solo estoy poniendo en su lugar a los fenómenos
-¿Ponerlos en su lugar? -vio a Damián de reojo a lo que él chico se sintió intimidado por la mirada -yo solo veo que estas humillando a gente innecesariamente
-¿Me dirás que estas a favor de que estos anormales entren al instituto?
-¿Porqué debería ponerme en contra de ellos? Estamos casi en una guerra, cualquier persona es bienvenida a esta causa
Los tres amigos veían asombrados al chico pero sonrieron.
-Patético, solo lo dice el hijo adoptivo de una de las profesoras para aparentar ser un hijo ejemplar
-No soy hijo de ninguna profesora y tampoco lo hago por eso, las personas son libres de elegir lo que quieren para su futuro, si ellos quieren entrar a este lugar es por su propio pie, nadie los obliga, y entre más personas servimos a una buena causa, menos personas estarán en las calles haciendo daños y destrozos, pero también puede disminuir la cantidad de gente que piensa de una forma cerrada como lo hacen los de tu clase
-¿Mi clase? -pregunto ofendido ante aquellas palabras.
-Si, personas de mente cerrada que solo creen que las demás personas están para servirles y que debemos ver todo a su voluntad
El chico solo cayó y chasqueo la lengua con enojo.
-Esto es una completa tontería -exclamó tomando sus cosas para alejarse de ellos.
Damián esbozo una gran sonrisa y volteo a ver al joven que lo había ayudado, noto que se iba de nuevo a su lugar para terminar de almorzar.
-Oye, espera -se acercó a él y tocó suavemente su hombro-. Muchas gracias por haber hecho eso
-¿Hacer que?
-Defendernos, te lo agradezco de corazón
-No lo hice por ti, solo no soporto a la gente intolerante y además no me dejaban comer en paz con su pelea
-Lo siento por eso -jugó avergonzado con sus dedos y tomó aire-. ¿Cuál es tu nombre?
-Simón Aizama–contestó mientras se sentaba de vuelta a su silla, Damián lo vio con sorpresa, ya que era el apellido de una de sus profesoras y Simón siempre negaba tener un parentesco con la mujer-. Si vas a comenzar a preguntar sobre mi apellido será mejor que te vayas
-No, no preguntaré -le dedica una leve sonrisa-. Mucho gusto Simón, me llamó Damián Kamin
-Que bien, ahora me gustaría terminar de almorzar
-Oh, lo siento, ya me retiro -hablo nervioso mientras iba a su lugar con sus amigos.
Dirigió por última vez su mirada hacia Simón, desde que había entrado al instituto ese chico había captado su atención, sin embargo nunca podía entablar conversación con él por lo cortante que era al hablar y sin contar que casi siempre él hablaba de forma directa y sentía que lo espantaría.
-Por un momento pensé que le pedirías que comiera con nosotros -se mofo Sergio, solo ellos sabían del amor platónico que Damián tenía por el chico.
-No, siento que podría arruinar un buen momento -suspiró derrotado y recarga su cabeza en la mesa-. Siento que estoy perdiendo el tiempo
-Tiempo y corazón -comentó Jimena viendo a su amigo-. Aunque es claro que ese chico te agrada pero no quieres ni siquiera invitarlo a sentarse con nosotros, siempre se la pasa solo, tal vez si tomas la iniciativa puede que hasta lleguen a ser amigos
-Pero puede pensar que soy molesto por ser insistente y ser demasiado boca floja
-Ya todos lo piensan -dijeron al unísono ambos amigos.
-¿Qué? Oigan, se supone que deberían apoyarme
-Y lo hacemos, solo que también debemos decirte la verdad
Damián infló las mejillas y oculto su rostro en sus brazos.
-Con amigos como ustedes, para que querría enemigos
-Oh vamos, solo es una broma -se disculpo el azabache abrazándolo de los hombros–pero deberías hacer caso a lo que diga tu subconsciente
-Mi subconsciente me dice que debo ir y parecer estúpido para hacerlo reír
-Entonces haz caso -comentó Jimena tratando de animarlo
-No puedo, es casi parecido a lo que tu sientes cuando ves a Maia
-Entiendo tu lógica, pero en este caso, Jimena y Maia saben lo que sienten y tú no te atreves a dirigirle la palabra al chico que te simpatiza -defendió Sergio a su amiga tratando de hacer entrar en razón a su amigo.
-Es que me siento como un puberto tímido
-¿Tímido? ¿El chico que se la pasa socializando de pronto es tímido? -se burló Jimena al escucharlo
Damián levantó su mirada y sacó su lengua hacia la chica sacándole una sonrisa.
-En serio necesito ayuda, quiero ser su amigo y parece que hasta se siente incómodo cada vez que le hablo
-Puedes intentar mañana siendo amable y no estar tan nervioso -sugirió el otro joven
Damián solo asintió y vio su teléfono recibir una notificación, lo tomó y abrió el mensaje que había llegado, sonrió de lado al ver de que trataba.
-¿Tienen algo que hacer esta noche? -pregunto con una gran sonrisa
-Probablemente dormir -contestó alzando los hombros Sergio
-Creo que estaré estudiando, no sé me ocurre nada entretenido
-Perfecto, entonces alisten sus mejores prendas porque Irina organizó una fiesta y estamos invitados
-Me parece perfecto, ¿Irás Jimena?
-Esta bien, no tengo mas cosas interesantes que hacer
-De acuerdo, entonces vayamos a prepararnos para ir temprano, no quiero quedarme sin bebidas -tomó sus cosas y jalo a ambos chicos para irse más rápido.
-Espera, aun no he comido nada y dijiste que tu pagarías lo que comería
-Después te lo pagaré, ahora vámonos
Sergio negó con la cabeza y siguió al chico hacia las habitaciones.
Simón los vio salir de la cafetería y escucha su celular recibir una notificación, lo toma y revisa el mensaje que había llegado.
Era la notificación de la fiesta, no sabía si aceptar ya que solo conocía a los de su salón de clases y no le gustaba convivir con la gente como lo hacía aquel chico que había salido.
De un momento a otro su mente comenzó a ser invadido por la imagen de Damián, el defenderlo había sido un impulso, ni siquiera sabía el porque su cuerpo reacciono al ver que alguien lo intimidaba.
Negó con la cabeza y se concentró en buscar una respuesta al mensaje, y como si sus dedos tuvieran vida propia, logró enviar una pregunta en lugar de una respuesta.
Simón: ¿Irá Damián y sus amigos?
Se arrepintió casi al instante de enviar el mensaje, pero ya no había vuelta atrás, pronto escucho de nuevo el celular y leyó el mensaje.
Irina: aún espero su confirmación, pero si
Una diminuta sonrisa apareció en su rostro y suspiro enviando una confirmación para ir a la fiesta.
Tomó sus cosas y decidió por ir a cambiarse el uniforme por ropa para poder salir y llegar temprano.
Kairi
Bajo del auto con maletas en mano soltando un gran suspiro mirando con una sonrisa a sus padres quienes lo miraban con algo de orgullo por haber llegado tan lejos
-Gracias por haberme traído -les dedico una sonrisa a cada uno aquel joven de tez acaramelada.
-No podíamos perdernos el honor de traerte a este lugar, sin duda estamos realmente bendecidos de que nuestro hijo pueda asistir a uno de los mejores colegios -su madre sentía que lloraría de la felicidad.
Él chico pelinegro se acerca a ella y la abraza recargando su cabeza en el hombro de la mujer.
-Lo sé mamá, y de verdad me siento agradecido de que me apoyen en esto, es lo que más deseo.
-Siempre lo haremos y respetaremos tus decisiones -está vez habló su padre con una sonrisa dulce ante su hijo.
Se despidió apropiadamente y poder entrar al lugar mostrando una gran sonrisa y tratando de saludar a quien se tope, vio un pequeño mapa que le entregaron con sus libros
-Esto si que es grande -mira todo con asombro y continúa caminando llamando la atención de tres chicos que se acercaron a él llamándolo, volteo a verlos-. ¿Sí? ¿Qué se les ofrece? -preguntó con una sonrisa
-Notamos qué estas perdido ¿Necesitas ayuda?
-Oh claro, muchas gracias, la verdad es que no entiendo el mapa -ríe nervioso mostrando el pedazo de papel-. estoy buscando las habitaciones
-Descuida, te llevaremos si gustas
-De verdad que se los agradezco, mucho gusto, me llamo Kairi -extiende su mano esbozando una gran sonrisa
-Mucho gusto -estrecha su mano agitándola-. Ellos son Jimena y Sergio -señala a los otros chicos que por igual les tiende la mano-. Vamos entonces hacia las habitaciones, de paso te enseñamos esta gran prisión que es el Instituto Militar de Atributos Coke -ríe y Kairi le sigue la risa mientras que los otros sólo niegan con la cabeza, los cuatro parten hacia el lugar mientras le muestran las diferentes partes del instituto-. Como verás, es algo grande la escuela, cuenta con diferentes instalaciones, entre ellas, las salas de entretenimiento, aulas de clases, laboratorios, enfermerías, etcétera, y también... -se detiene de hablar cuando ve que un chico choca contra la pared al ser empujado por otro, Kairi ve al chico y trata de ir a ayudarlo pero Sergio lo detiene
-Yo no iría si fuera tu
-¿Por qué? Lo están lastimando -Sergio sólo niega y Kairi voltea a ver al joven que estaba siendo intimidado por otro
-Te lo dije, quítate de en medio, no quisiste escuchar, ahora pagarás -estaba a punto de tirarle un golpe pero sintió un empujón-. ¿¡Qué mierda!?-ve a otro chico ayudando al joven a enderezarse-. ¿¡Quién te crees que eres para empujarme!?-. Lo vio con furia mientras que los otros cuatro lo veían con asombro y algo de preocupación
-La pregunta es ¿Quién te crees tu para intimidar a los demás? Las cosas se piden con amabilidad, pero esto es una canallada -el chico se ríe con burla al verlo tan valiente
-¿Amabilidad? ¡Ja! No me hagas reír niño -sé acerca a el de manera intimidante pero el pelinegro no retrocede y mantiene la mirada firme, el chico detecta un olor inusual y ríe mofándose-. Así que eres un fenómeno también -Kairi lo ve con molestia y aprieta sus puños-. Te diré una cosa y quiero que te la grabes -puso su dedo índice en la frente de él haciendo presión con algo de fuerza-. Aquí no hay lugar para alguien como tú, los de tu tipo solo sirven para experimentos
-Entonces ¿Por qué no estas en un laboratorio? -preguntó con seriedad haciendo que el chico se molestara y levantará su puño golpeando su rostro, el cual no se movió ni un centímetro sorprendiendo a los presentes ahí, el chico quito su mano sorprendido viendo que la piel de él se había vuelto dura-. Si creíste que un simple golpe me asustaría estas equivocado, mi atributo es tener la piel de un dragón, así que tu puño solo fue una simple cosquillas -el chico solo rechisto y se fue de ahí casi echando humo por la cabeza por el enojo, Kairi se sobo la mejilla golpeada haciendo que su piel regresará a la normalidad, los tres jóvenes se acercaron a él viéndolo con admiración
-Que valentía la tuya amigo -exclamó sorprendido Damián-. Yo hubiera huido desde el momento que levantó la mano
-¿Y porque debería huir de un canalla como él? Solo es un presumido más, por cierto ¿quién es él?
-Es Bastián, un chico algo gruñón -contestó Jimena algo seria-. su atributo fue lo que le permitió llegar hasta aquí
-Entiendo, pero igual si su atributo es bueno, no le da razón para intimidar a la gente
-Ese chico es así -habló Sebastián alzando sus brazos-. Le gusta ser rudo con los demás, digamos que se cree un dios-Kairi los mira aún sobándose la mejilla, Jimena lo vio sintiéndose algo incómodo para preguntar hasta que por fin se animo.
-Quisiera hacerte una pregunta -Kairi la volteo a verla esperando la pregunta que sabía que haría-. Bastián dijo que eras un fenómeno, acaso ¿eres una persona con el síndrome del cariotipo 46? -los dos chicos lo vieron con curiosidad y el dejó de sobarse la mejilla para sonreírles
-Sí, soy uno de ellos -infla el pecho con orgullo-. Y no me avergüenzo de serlo
-Vaya que sorpresa, no lo notamos, si que sabes ocultar tu esencia
-La verdad es que mi esencia es muy pobre -contesta apenado-. No tengo una esencia como tal, así que paso desapercibido con facilidad aún más con mi atributo
-En todo caso -extiende de nuevo su mano-. Me alegra conocer a alguien como yo -habla con felicidad y este también le sonríe y toma de nuevo su mano
-Tú también sabes pasar desapercibido
-Sí, no me gusta que me molesten por eso
-Entonces de ahora en adelante no lo harán, yo también te defenderé -esboza una gran sonrisa
-Aunque en realidad hay más como ustedes en este instituto, pero no les gusta mostrarse por el miedo que les causan las personas como Bastián -habló algo seria Jimena y Damián asintió viéndolo
-A mi no logrará asustarme tan fácil, tendrá que medio matarme para que deje de sentirme feliz con lo que soy
-En serio que admiro esa valentía tuya, deberíamos ir a celebrar por encontrar a alguien tan valiente -comentó Damián realmente admirado por ese chico, sin duda los tres chicos querían una amistad con él.
-Me encantaría, pero primero necesito ir a mi habitación a dejar mis cosas -señala las maletas
-Entonces vayamos a dejarte a tu habitación y después vamos a festejar, íbamos a una fiesta y te llevaremos como invitado -lo abraza
Damián por los hombros para empezar a caminar junto a los otros dos.
Jimena sonrió levemente, deseaba tener esa confianza y seguridad que Kairi demostraba al decir que era alguien con el síndrome del cariotipo 46.
Los cuatro jóvenes llegaron al ala de las habitaciones y buscaron el número de habitación del pelinegro.
-Creo que es esta -señaló una de las puertas
-Si, ese es el número–afirmó el chico rubio entregándole las maletas.
-Gracias Damián -busca la tarjeta de identificación y abre la puerta, ve una pequeña cama individual junto a un closet pequeño-. Es demasiado agradable -sonríe viendo la habitación y deja la tarjeta en el escritorio que había ahí-. Solo me cambiare de ropa y nos iremos enseguida -toma una de las maletas pequeñas y entra al baño de la habitación.
El trío de amigos entran también a la habitación detallando las paredes color crema.
-Avisare a Irina que iremos a la fiesta -toma su celular y comienza a escribir el mensaje esperando que Kairi saliera.
Bastián y Kenny
Cerro la puerta de su habitación con furia y se sentó en la cama con el ceño fruncido, le había molestado la actitud de ese chico, el como lo había desafiado, sentía su orgullo roto
-Juro que me las pagas fenómeno -susurro con una sonrisa furiosa, se recostó en la cama viendo hacia el techo con la mirada perdida, de pronto escucho su teléfono sonar, lo tomo sin ver quien era y contesto-. Quien sea, espero que sea importante -espero que la persona detrás de la línea, al escucharlo se sorprendió un poco-. Eres tu... -bajo la mirada-. Está bien, te veo allá... -corta la llamada y se levanta de la cama para ir por una chaqueta y salir de la habitación rumbo a la salida.
Al salir ve al grupo de amigos en la habitación continúa saliendo con Kairi.
-Debe ser una broma -escucho susurrar a Kairi cuando lo vio.
Bastián no presto atención y continúo caminando hacia la salida para encontrarse con un hombre un poco más alto que él que portaba unas grandes alas negras de cuervo sobre su espalda
-¿Qué quieres ahora? -su voz sonaba pacífica pero con algo de enojo
-Oh vamos, no seas enojón, solo quería verte y que me acompañaras a otro lugar -Bastián lo vio con algo de molestia y el hombre se acercó a su rostro de forma seductora
-No me interesa, tengo cosas más importantes que hacer a perder el tiempo contigo pajarraco
-Vamos bebé, se que quieres divertirte también -Bastián lo empujo con más enojo
-Sí solo viniste de nuevo para olvidarte de ese tipo, entonces márchate, no pienso volver a ser objeto de tus desamores -el hombre lo observó con una mirada serena
-Cariño, nunca dije que eras un objeto, todas mis palabras hacia ti son tan reales
-Entonces ¿Por qué se te erizan las malditas alas cuando lo mencionas? -señala las alas del contrario.
-Es una reacción natural cariño -se acerca y lo abraza por los hombros-. No te hagas el difícil, vámonos de una vez -Bastián sólo rechisto y lo siguió haciendo mala cara.
Ambos mantenían una relación de amantes, sin embargo esto no hacía más que hacer sentir usado y humillado a Bastián, era casi de siempre que Kenny lo engañara con otro hombre que era incluso mayor que el mismo chico de las alas.
Aunque demostrará que no le importaba lo que Kenny hacia, en el fondo se sentía vacío por llevar una relación como esa.
Y aunque lo odiara, se sentía frustrado y cansado de sentirse vacío, anhelaba algo que llenará su solitario corazón.
Irina y Abel
La chica terminaba de organizar la mesa de bebidas, se alejo un momento y se dirigió a la entrada para ver todo, se sintió orgullosa de su trabajo, volteo a ver hacia el chico que lo ayudaba
-iAbel! -el voltea a verla y se acerca a ella-. ¿Tenemos la música lista?
-Pero por supuesto -sonríe orgulloso-. Ya me encargue de todo, no por nada soy el mejor organizando fiestas -la chica solo ríe
-Bien, entonces solo queda que lleguen los demás
-Damián me llamo hace unos minutos para decirme que vendrán con un nuevo alumno
-Que bien, así seremos más -sonríe emocionado-. Está será la mejor fiesta de todos los tiempos
-Eso lo no lo dudes, hemos estado organizando esto desde hace semanas ¡nada ni nadie debe arruinarle! -habla con entusiasmo, un entusiasmo que se fue al ver entrar a dos hombres al lugar-. ¿Ustedes?
-Hola Abel -saluda con una sonrisa el chico de las alas de cuervo mientras entra con Bastián detrás de él, Irina por igual los ve haciendo una mueca de molestia
-Espero ustedes dos se comporten -los señala a ambos en un gesto de molestia-. No quiero ninguna escenita como las que siempre hacen -Bastián rodeó los ojos con molestia y se sentó a esperar que comenzará todo, Irina solo resoplo-. «Ojalá esto no sea un desastre de fiesta» -habló internamente con ella misma mientras terminaba de organizar todo con Abel, el chico de las alas se sentó junto a Bastián
-No molestes pajarraco -habló serio antes de que el otro mencionara alguna palabra
-Bebé, no estés molesto, quiero que te incluyas con tus amigos también
-Estos bastardos no son mis amigos
-Y es por esa actitud tan desagradable que nadie quiere serlo -Bastián lo ve molesto y el ríe sujetándolo del mentón-. Me encanta más tu sonrisa, vamos, trata de sonreír
-¡Suéltame idiota! -golpea la mano del chico y se levanta molesto para ir afuera, el otro solo ríe y niega con la cabeza para después seguirlo, Irina los vio y solo soltó un suspiro con pesar, detestaba a esa pareja, sin embargo prefería no opinar para evitar conflictos, Bastián voltea a verlo-. ¿Qué quieres? Déjame solo Kenny -El lo ignoro y lo envuelve en un abrazo por los hombros
-No tienes que ser tan gruñón, si quieres cariño solo debes decírmelo
-No quiero nada de ti estúpido, solo que ya dejes tus jueguitos absurdos, detesto que trates de que me lleve con esta bola de idiotas que no sirven para nada
-Solo quiero que dejen de verte con temor y que te incluyan en todo -aprieta más su abrazo haciendo que Bastián revirara los ojos-. Está bien, te suelto, antes de que comiences a explotar por el enojo -él solo lo ignoro caminando para ver desde fuera el edificio, Kenny entró de nuevo al lugar para tratar de robar alguna bebida.
Irina los vio entrar, sin duda no entendía la relación de esos dos, no parecían ser la típica pareja melosa, a los ojos de ella Bastián no merecía estar al lado de Kenny, ella podía hacer feliz al chico pero parecía que el joven de alas prefería al rubio por sobre todas las cosas y eso dolía en su orgullo y corazón.
Olivia, Teiji y Tyna
Daba vueltas por todo el lugar sin prestar tanta atención a los estudiantes del lugar, se sentía diminuta en ese lugar tan grande, aun no sabía si regresar a la habitación o seguir caminando sin rumbo.
Pronto sintió una mano en su hombro y volteo a ver de quien se trataba.
-Hola, ¿Estas perdida? -vio detenidamente al chico que era mas alto que ella.
-No, descuida, solo estaba viendo el instituto -sonríe amable al chico que le devolvió la sonrisa-. Me llamo Olivia, mucho gusto.
-Teiji, un gusto -contestó sonriente mientras acomodaba sus lentes-. No te había visto por aquí.
-Me estoy integrando recientemente.
-Eso lo explica -ve hacia una chica y la saluda con las manos-. Ya que eres nueva, ¿Te gustaría integrarte con nosotros? Así podrás conocer un poco sobre el instituto.
-Claro, me parece bien -sonríe y Teiji la lleva hacia la chica.
-Tyna, te presento a Olivia, ella acaba de llegar.
La chica rápidamente se acerca a Olivia y extiende su mano amable.
-Mucho gusto, me llamo Tyna -está sonríe mostrando una lengua larga, a Olivia la dejó sorprendida y sostiene su mano sonriendo.
-Un placer, tu atributo se ve genial.
-Oh si, soy de la categoría de los anfibios.
-Eso es genial -sonríe emocionada-. Yo pertenezco a la categoría de Kinesis y manipulación de densidad.
-Asombroso.
Teiji carraspeo ante la emoción de las chicas.
-Lo siento -hablo apenada.
-No te preocupes -le sonríe y ve a Tyna-. Mostrémosle el instituto
-Me parece bien, vamos -se levanta del asiento y toma de la mano a la castaña.
Olivia solo sonrió agradecida, ahora se sentía un poco más aliviada de conocer a más gente y hacer nuevos amigos.
Sentía que el tiempo se iba demasiado lento y eso en absoluto le molestaba, le agradaba la compañía de la gente, si bien no era muy sociable, le gustaba hacer amistades, le encantaba la compañía de la gente pasar momentos inolvidables como lo era ese momento
Stephan e Isaí
Un chico oji-verde observaba a lo lejos a otro joven que se encontraba leyendo con una mirada tranquila, se levanto del lugar de donde leía y camino sin despegar la mirada del libro
-Bien, es tu última oportunidad, no la desperdicies Isaí -susurro para sí mismo viendo al chico, cuando estaba cerca salió de donde se escondía y se coloco delante de él-. Hola Se-... -no terminó de hablar por sentir un fuerte empujón que lo hizo caer de sentón, vio hacia enfrente y noto que el otro chico también se había caído, se levantó rápidamente-. ¡Lo siento! Lo lamento muchísimo-extendió su mano para ayudarlo y el la aceptó
-Descuida, fue un accidente, además el que iba distraído era yo -le sonrió amablemente-. ¿Estás bien Isaí? ¿no te lastimaste?
-No, descuida -le devuelve la sonrisa-. De verdad perdón, solo quería saludarte Stephan -se agacha a levantar el libro para regresárselo
-Ya te dije que no es nada -toma el libro-. Lo importante es que ninguno de los dos se lastimó-sonríe tratando de tranquilizar al chico nervioso-. ¿Te parece si vamos por algo de beber? Yo invito -lsaí grito internamente de felicidad y asintió entusiasmado, algo que hizo reír a Stephan-. Vamos entonces -camina hacia la cafetería con Isaí al lado.
Isaí se sentía con un calor abrigado en el pecho al caminar al lado de ese chico de cabello rojo cenizo, se sentía en otra realidad que lo hacía volar.
Cuando vio que llegaron a la cafetería del instituto se concentró en ver las bebidas del lugar, aunque ninguna parecía ser del agrado de ninguno
-¿Cuál tomaras? -posó su mirada en el chico el cual arrugó la cara al ver los productos que habían.
-Este tipo de bebidas me aburren, ¿a ti no? -voltea a ver al chico de cabello rizado.
-¿Eh? Oh si, son bebidas que he probado -respondió con simpleza regresando su mirada a las bebidas.
Stephan recordó una invitación que llegó a su celular y optó por acercarse al oído del chico para susurrarle en privado su propuesta.
-Escuche que unos chicos darán una fiesta fuera del instituto ¿no quieres venir? -se sorprende un poco pero asiente-. entonces vallamos -lo toma del brazo y sale con él
-¿Dónde es la fiesta?
-Tengo entendido que es en un edificio abandonado, como a 2 horas de aquí -sale de la academia con el y ve que nadie los vea salir-. Iremos en taxi para llegar más rápido
-De acuerdo -Mira a su alrededor, nunca había salido del instituto a menos que fuera los fines de semana y solo para casos necesarios, ve llegar un taxi y le hace una seña para que se detenga-. Subamos en este -Stephan asiente y sube al taxi con él.
Después de pocos minutos ve que llegan a un lugar que no parecía estar en las mejores condiciones.
-¿Es aquí? -preguntó con un poco de desconfianza el oji-verde.
-Es la dirección que mandaron -él tampoco confiaba mucho en el lugar, sus compañeros tenían una loca manía por hacer fiestas en lugares algo ocurrentes y un tanto peligrosos.
-Entremos para verificar -lo toma del brazo para entrar al edificio logrando visualizar a algunos compañeros de aula.
-Tal parece que es aquí
Isaí asintió y se acercó a sus compañeros para charlar un poco mientras veía de reojo al chico que lo acompañaba, una diminuta sonrisa apareció en su rostro mientras trataba de calmar el latir desenfrenado de su corazón.