–¿Quieres bailar conmigo? -le susurro en el oído provocando un escalofrío en el otro chico que sólo asintió algo resignando ya que si quería bailar-. Entonces vamos -lo sostuvó de la mano para ir al centro y comenzar a bailar de una forma provocadora pegando su cuerpo al de Kairi que sólo sentía su rostro enrojecer de la vergüenza, a lo cual maldecía por llegar en un momento poco oportuno, además era obvio que el alcohol lo estaba poniendo un poco en desventaja, Bastián sujetó de la cintura al chico pegándolo más hacia él mientras lo tomaba del mentón para verlo a los ojos y rozaba su nariz con la de él ocasionando que Kairi soltara un suspiro suave-. ¿Me dirás que no lo has notado? -era ese el momento exacto para jugar su último intento.
-¿N-notar que? -sentía de nuevo ese nerviosismo y un leve cosquilleo en el estómago.
–Que me estoy sintiendo atraído por ti -soltó como su nada a lo cual los ojos de Kairi se abrieron un poco por la sorpresa ya que creía que solo era una curiosidad que sentía el rubio o tal vez solo quería reemplazar al supuesto amante que mencionó Irina, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando comenzó a sentir los labios de aquel joven posarse sobre los suyos, con los labios temblorosos corresponde con algo de nervios, algo demasiado tierno para el otro chico que sólo rió y se acercó a su oído-. ¿No te gustaría ir a divertirte mejor a solas conmigo?
Kairi ya no se sentía dueño de sus decisiones, por primera vez en su vida quería hacer algo más arriesgado, veía de arriba hacia abajo al rubio y para él era demasiado atractivo, era de un porte demasiado masculino y eso le atraía aún más.
Decidió mandar al demonio su moral y asintió aceptando la propuesta de Bastián, quería probar por primera vez lo que era estar en el paraíso para después descender al infierno.
Una sonrisa ladina se formó en los labios del rubio, esa maldita sonrisa que lo hacía perder la cordura en el poco tiempo que lo llevaba de conocer, quería ver mucho más que esa sonrisa seductora.
Fue tomado de la mano por el contrario y lo llevó a otra parte del edificio, un baño que parecía estar solo, Kairi quería hablar pero las palabras no le salían y menos aún cuando volvió a ser besado por el chico que lo había arrastrado a esa situación.
El rubio lo sujetó de los muslos levantándolo y haciendo que lo abrazara con sus piernas mientras lo metía en uno de los cubículos del baño y lo recargaba en la pared con algo de rudeza mientras exploraba su cavidad bucal con su lengua sintiendo unos pequeños picos en sus dientes como si fuera un dragón o un tiburón, pero a sus ojos parecía un pequeño pez asustado.
-B-Bastián... -dejo salir un suave jadeo entre el beso sosteniéndose de sus hombros.
-Relájate pequeño tiburón -volvió a besarlo mientras bajaba una de sus manos colándose entre su ropa para acariciar sus glúteos provocando un escalofrío y que su piel se erizara mientras recorría el resto de su cuerpo hasta llegar a la parte que deseaba esbozando una sonrisa ladina-. Lo sabía... -canturreo mientras devoraba su cuello dejándole marcas rojizas que demostrarían el momento que pasarían-. Haré que te vuelvas adicto a mí... -lo recargo con más fuerza en la pared sujetando sus muñecas por encima de su cabeza con una mano para poder desatar la camisa de ambos y bajar sus besos hacia su pecho descendiendo a su abdomen ligeramente marcado.
-E-es lo que quiero... -espetó tímidamente pero lleno de excitación al ver al rubio tan dominante.
Dejo que sus jadeos brotaran excitando aún más a Bastián que sentía un calor invadir por completo su cuerpo y que deseara más quitarle por completo la ropa, lo coloco con cuidado en el piso para bajar el resto de las prendas y comenzar a hacer fricción con ambos cuerpos desnudos llenando el baño de jadeos intensos que no podían ser escuchados por los bullicios de la gente de afuera.
Una gran oportunidad para ambos que parecían fusionarse al ritmo de la canción que sonaba por todo el edificio.
Kairi rasguñaba su espalda con pasión al sentir como un par de dedos invadían su interior en un lento movimiento mientras el dueño de estos devoraba sus labios con lujuria desenfrenada, ambas lenguas peleaban por ver quién dominaba la boca del otro, de un momento el pelinegro soltó un jadeo fuerte por el movimiento que Bastián producía dentro de él con sus dedos.
Retiro su mano al sentir que su compañero estaba listo para él, bajo el resto de su ropa y lo sujeto de las caderas mirándolo directamente a los ojos.
Kairi se sujeto del cuello de su compañero siguiéndole la mirada azulada del chico rubio, sintió algo invadirlo de nuevo y soltó un sonoro gemido echando su cabeza hacia atrás recargandola en la pared.
Bastián disfrutaba de aquella vista que le daba el joven en sus brazos, se encargaba de memorizar cada gesto y sonido que producía, era música para sus oídos y una completa obra de arte realizada por él.
Comenzó a moverse con efusión produciendo una oleada de placer mientras se dirigía a su cuello dejando marcas de sus mordidas y besos que sin duda todos notaría, no le tomaba importancia en ese momento, simplemente quería disfrutar del placer que ese chico le otorgaba.
Kairi detallaba esos hombros tan anchos subiendo su mano a su melena rubia y corta para sujetarse de ella suavemente y haciendo de lado su propia cabeza para abrir paso a la boca del chico que no se contenía en besar su cuello con lujuria.
El rubio lo sujetó con fuerza de los muslos clavando sus dedos en él invadido por la excitación del momento sin poder dejar de entrar y salir de su interior viéndose directamente a los ojos explorando sus almas sintiendo que ambos culminarían en la cima del éxtasis total provocando que ambos liberarán un gemido sonoro.
Bastián maldijo en sus adentros hipnotizado por el placer mientras bajaba al chico sin mucho tacto y lo colocaba de espaldas a él sujetandolo de las muñecas con una mano para colocarlas sobre su cabeza.
El moreno sólo dejaba que suaves suspiros salieran de sus labios al sentir el cálido cuerpo haciendo presión sobre él, lo veía de reojo sintiendo un escalofrío recorrer su espina dorsal al ver como esos ojos lo veían de una forma que parecía querer devorarlo por completo.
-Te vez tan indefenso -susurro cerca de su oído mientras mordía el lóbulo de su oreja, acción que provocó que la piel del contrario se erizara por completo emitiendo un leve jadeo, sujeto sus caderas mientras lo apegaba a su cuerpo-. Pareces un ángel a la vista de los demás -pasó su lengua por su cuello y el pelinegro soltó un nuevo gemido echando hacia atrás su cabeza cerrando sus ojos-. Alguien inocente -golpeó con suavidad los glúteos del chico arrancando un gemido leve de sus labios-. Pero parece todo lo contrario en este momento -soltó una risa en su oído, una risa que ruborizo al chico, más de lo que ya estaba por el calor y la excitación-. Eso me encanta -lo sujetó con fuerza del mentón para besarlo de forma demandante mientras separaba las piernas del joven.
-No podría decir lo mismo de ti -habló con dificultad al separarse del beso-. Te vez tan jodidamente sexy que siento que esto es un puto sueño húmedo
Al escuchar esas palabras una sonrisa ladina apareció en el rostro de Bastián que volvió a besarlo de la misma manera mientras bajaba su mano a la cintura del pelinegro.
-Pero que sorpresa, el chico que parece tener un buen vocabulario quiere hablar sucio
-Tu eres el causante que mi vocabulario cambiará -se defendió el pelinegro viendo de reojo al rubio con la respiración entrecortada por el calor.
-Entonces tendré que ensuciar esa bonita boca para escuchar más de ti -volvió apoderarse de esos labios carnosos que para el era un manjar exquisito.
Kairi apenas podía seguir el ritmo del beso, sentía los labios entumidos por aquellos fogoso besos, de nuevo volvió a sentir algo en su interior, sus piernas flaquearon por un momento pero fueron sostenidas por aquel chico haciendo un poco de presión en sus muslos con sus manos grandes, apretó sus manos en puños al no poder tocar a su compañero, deseaba tanto acariciar su ancha espalda y llenarla de marcas de sus uñas.
Su vista se nubló por la fogosidad del momento, dejó caer su rostro en la fría pared cerrando sus ojos dejándose llevar por el placer y la lujuria sintiendo como sus piernas temblaban en las manos del rubio.
-Joder Bastián, me estas volviendo loco -gruñó lleno de excitación Kairi con los ojos cerrados y jalando bocanadas de aire tratando de respirar con normalidad.
Bastián sonrió de lado y dejó varios besos en los hombros del chico, quería dejar marcas en todo su cuerpo, algo de él sin razón aparente quería marcar todo de Kairi, quería ser tan posesivo con el moreno y demostrar que él era el causante de esas marcas y que había hecho que el moreno tocará el cielo y el infierno al mismo tiempo.
Ambos jóvenes emitieron un sonido ronco mientras llegaban a su tan deseado orgasmo terminando con una ligera capa de sudor en sus cuerpos y con la respiración completamente entrecortada.
El rubio veía a los ojos al chico, sentía una enorme calidez pero también una opresión en el pecho, notaba el temblar del cuerpo moreno en sus brazos, se separo con suma delicadeza de él ayudándolo a estar en pie.
El pelinegro se sostenía de las frías paredes para no caer al suelo, sus piernas parecían no querer cooperar con el en ese instante.
Como pudo recargo su cuerpo a la pared para recuperar el aliento mientras veía la ancha espalda del chico que se vestía frente a él.
Bastián terminó de acomodar su ropa y se acercó a Kairi casi rozando de nuevo sus labios.
-¿Qué fue lo que me hiciste pequeño tiburón? –susurro bajo confundiendo al moreno ante la pregunta así que solo se dedico a observar al chico–. Regresemos antes de que noten nuestra ausencia en ese lugar –depósito un último beso mientras le pasaba su ropa y lo ayudaba a colocarsela.
Ambos salieron con discreción del baño sin ser visto, echo una última mirada al lugar donde los únicos testigos de ese encuentro pasional habían sido las paredes del sitio.
Su cabeza comenzó a dar vueltas por estar aún aturdido por el alcohol y el momento haciendo que se tambaleara un poco siendo sujetado de la cintura por el rubio.
-Lo siento, creo que aún estoy ebrio -se sintió apenado de verlo a los ojos y sólo desvío la mirada hacia el suelo.
-Te llevaré de vuelta al instituto -lo sujeta con cuidado de los hombros sacándolo del lugar en silencio.
Kairi no podía articular palabras aún para preguntar por lo que había pasado en ese lugar, pero de algo si estaba seguro, no se arrepentía y si podía lo volvería a repetir con ese rubio de mirada seria.
Tomaron un taxi que los llevaría cerca del instituto, el camino fue en total silencio, ninguno se atrevía a mirar al otro o pronunciar alguna palabra.
Bastián no entendía que le pasaba, su plan había salido como deseaba, pero algo le remordía en su interior, vio de reojo al chico moreno, sentía un impulso fuerte por pedirle perdón, su consciencia parecía reprocharle por haber usado a Kairi como una forma de desquitarse por su relación con Kenny.
Se sentía como un completo idiota, no sabía cómo explicar al chico que no quería que se formará ideas erróneas por lo que había pasado, pero simplemente las palabras se quedaban atoradas en su garganta causando un dolor como si de una quemadura se tratará.
Por otra parte, Kairi no entendía que le pasó, él nunca había tenido ese tipo de impulsos carnales como lo tuvo esa noche, sin embargo no podía mentirse así mismo, lo había disfrutado y no se arrepentía de haber roto sus propias reglas.
El camino se les había hecho algo largo pero por fin pudieron llegar al instituto, ambos bajaron del vehículo y entraron con precaución de no ser visto.
Kairi fue ayudado por Bastián para poder entrar a la habitación en silencio y sin ser visto por los veladores que cuidaban el lugar.
-Nos vemos mañana Bastián -se despidió con una sonrisa pero no recibió ninguna por parte del otro, algo que le extraño o tal vez no tanto suponiendo lo que venía.
-Lo de hoy solo fue... cosa de una noche, algo de dos jóvenes ebrios -habló con seriedad, a lo que Kairi solo sonrió sintiendo que algo se removió en su pecho pero simplemente lo ignoro ya que sabía que eso pasaría.
-Lo entiendo perfectamente, no estoy pidiendo que seas mi novio solo porque nos acostamos, solo que desde mañana seremos compañeros de clases, estoy en el aula 101-A
Esas palabras dejaron totalmente anonado a Bastián, por un momento había pensado que ese chico le reclamaría y que lo habría querido hacer responsable, se sintió por una parte aliviado, así que solo le devolvió la sonrisa.
-De acuerdo, buenas noches cabello flameado.
-¿Qué? ¿Por qué cabello flameado? -preguntó confundido y algo ofendido haciendo que el otro riera y señalará su cabello.
-Por esos mechones rojos mal pintados y el peinado alocado
-Mis mechones no estan mal pintados, y mi peinado es por el calor que hay
-Si claro -emitió una leve risa-. Nos vemos mañana en clases
Se dio la vuelta entrando a la habitación de al lado aún riendo y dejando a un Kairi totalmente avergonzado con un puchero.
-Que tonto...
Entra a la habitación quitándose la ropa para poder bañarse, se vio en el espejo del lavabo aquellas marcas y chupetones que Bastián le había dejado, pasó la yema de sus dedos recreando ese momento en su cabeza cerrando sus ojos.
Negó con la cabeza y entró a la regadera para ducharse e irse a dormir, había sido un día demasiado agitado para ser su primer día en ese lugar.
Se coloco la pijama y se tiro sobre la cama cansado, algo que siempre tenía al conocer a la gente, es que podía leer sus ojos y lo que sentían, era una especie de don que le ayudaba a conocer a las personas.
En Bastián había notado un vacío inmenso que al parecer sólo podía llenar con el sexo, solo veía tristeza en sus ojos, como si algo lo estuviera lastimando de alguna manera, quería acercarse a él y ayudarlo, así que si no podía ser su amante, quería por lo menos ser su amigo.
Con una sonrisa decidida se fue a dormir para poder hablar y conocer a ese chico con el que quería formar alguna rara amistad después de lo sucedido.
Se llevo sus dedos a sus hombros donde Kairi había dejado la marcas de sus uñas, también recreaba esas imágenes en su cabeza, quería recordar a la perfección el rostro del pelinegro siendo llevado al placer por él, ciertamente ese momento había sido algo ¿especial?... Si, era esa la palabra que buscaba, sin embargo su orgullo no le permitió decírselo al chico, quería volver a repetir ese momento, quería volver a ver esos gestos que el chico había hecho para él, pero a la vez también quería ver esa sonrisa cálida, evidentemente había sido la primera persona que no lo había visto con miedo, se sentía seguro, quería al menos permanecer a su lado, negó esos pensamientos, pero al menos su cabeza le estaba dando lo que parecía la solución a eso.
Dejó de pensar en eso al escuchar su celular notando un mensaje de Kenny donde le avisaba que no lo vería hasta después de un tiempo, soltó un resoplido y dejó el celular mientras se recostaba viendo el techo repasando ese nombre que sin duda le había hecho olvidar por un momento su relación fallida con Kenny, una relación que solo se basaba en sexo y que sólo hacía que su ego le doliera al saber que siempre le estaba siendo infiel y tenía que soportarlo.
Gruñó molesto y volvió a recordar la sonrisa de Kairi, para él era la sonrisa más hermosa que había visto en la vida, una que lo cautivo por completo, con esa imagen terminó cediendo a los brazos de Morfeo.
A la mañana siguiente se despertó con un mejor ánimo, sentía que podía soportar el día por completo, se alistó con el uniforme azul marino y salió de la habitación cerrando con llave, escucho el sonido de la puerta de al lado haciendo que volteara la vista.
-¡Buenos días Bastián! -saludo con efusión el chico provocando una diminuta sonrisa en él.
-Buenos días cabello flameando -fingió ignorarlo y caminó en dirección a las aulas siendo seguido por Kairi con una gran sonrisa-. Quita esa cara de idiota
-¿Por qué? Me gusta sonreír, tu deberías hacer lo mismo, así no darías tanto miedo amigo -golpea suavemente el brazo del rubio con su puño
-No tengo porque sonreír, eso lo hacen los perdedores
-Pero no soy ningún perdedor -hace un leve puchero que para él era demasiado adorable y sin poder resistir más lo empuja contra la pared para besarlo de manera demandante dejando atónito al pobre chico que parecía que le saldría humo de las orejas por el inmenso sonrojo que tenía
-Escucha, no se que me hiciste, pero de verdad necesito que lo que paso anoche se repita de nuevo
-Pero dijiste que era un desliz
-Olvida eso... seamos amantes -los ojos de Kairi se abrieron de golpe al escucharlo, tal vez era mucho mejor que sólo ser amigos, podría estar al lado de él de una forma de apoyo en ambas partes-.No es necesario que aceptes si no quieres -se separa de él para seguir con su caminar
-Espera, nunca dije que no aceptaba -corre rápidamente colocándose frente a él-. Acepto serlo -Bastián lo analizó por completo buscando algún titubeó por parte del joven, pero sólo vio esa mirada llena de seguridad.
-Bien, pero hay tres reglas; uno, no podrás decirle a nadie de esta relación o definitivamente date por muerto
-No pensaba decirle a nadie
-Tampoco podrás estar con otra persona, no quiero que me contagies algo -Kairi rodó los ojos fastidiado
-No soy de ese tipo de personas
-Tercero, deberás cuidarte, no quiero cargar con una responsabilidad tan pronto -Kairi resoplo levemente al escucharlo.
-Bien, pero también deberás cuidarte tu, no sólo es mi responsabilidad
-Ya lo sé, no soy tan estúpido
-esta bien, acepto tus tres reglas
-De acuerdo, andando a clases -pasa por un lado de él para ir al aula de la primera clase.
-Espera, tu pusiste tus condiciones, tengo derecho a hacer lo mismo ¿No?
-Bien, habla rápido
Kairi tardó un momento pero por fin pudo decidir.
-Tu tampoco estarás con alguien si estamos juntos, tampoco quiero contraer algo
-De acuerdo, te faltan dos términos más
-¿Qué? ¿Solo puedo tener tres?
-Es lo justo, yo puse tres, tú harás lo mismo
-Bien, bien, segundo, cuando hay un no, se respetará
-No soy de los que obliga
-Pero si de los que convencen
El rubio sólo chasqueó la lengua.
-Te queda uno, así que dilo rápido
-Si estas en una relación, será mejor que me lo digas -habló casi en un murmullo.
Bastián rodó los ojos sabiendo a que se refería.
-No estoy en ninguna relación con nadie, si esas son tus condiciones entonces vámonos
Dio la vuelta para seguir caminando siendo seguido por el moreno.
Ambos entraron pero Kairi fue recibido por su grupo de nuevos amigos.
-Por Dios Kairi ¿Dónde te metiste anoche? Estaba que nos daba un infarto al no encontrarte -habló con una pizca de molestia Jimena
-Perdónenme chicos, no me sentía bien y regrese a mi habitación a descansar
-Esta bien, pero a la próxima deberías avisarnos, estuvimos a punto de decirle a los profesores -exclamó Damián aún preocupado
-De verdad lo siento -ríe nervioso y Bastián sólo reviro los ojos yéndose a su lugar siendo seguido por Kairi, un gesto que dejó desconcertados a los tres chicos
-Por favor díganme que no me estoy volviendo loco -habló Damián al ver cómo Kairi comenzaba a hablar con Bastián como si se conocieran de toda la vida.
-No, todos estamos viendo eso -contestó Sergio admirando la escena-. No cabe duda que Bastián es demasiado raro, ayer lo golpeo y ahora se está haciendo su amigo -pronto escucharon la puerta y vieron a una chica entrar con la profesora, todos se sentaron prestando atención a la profesora.
-Buenos días -habló con su tono de voz seria–se que ya hace un mes nos presentamos y dimos inicio a estas clases, pero faltaban dos compañeros por llegar debido al trámite tan dificultoso -explicó cansada la pelinegra mientras veía algunas hojas-. Bien, preséntate
La chica asintió y se coloco frente a la clase tomando aire.
-Mucho gusto, mi nombre es Olivia Ubalde y recién me integró a esta clase, mi atributo esta en la categoría de las kinesis -sonrió amable y volteo a ver a la profesora.
-Bien, ve a sentarte, falta alguien más, supongo que ya llego, ponte de pie y di tu nombre
Kairi obedeció y se puso de pie en su asiento viendo con una sonrisa a los demás.
-Mi nombre es Kairi Eisen, mi atributo esta en la categoría de bestias -esbozo una sonrisa de oreja a oreja.
-Después de las presentaciones de sus compañeros, supongo que sigo yo -bostezo antes de ver a ambos jóvenes-. Mi nombre es Suri Aizama y seré no solo su profesora si no que también su entrenadora y desde una vez advierto, no soy nada comprensiva con los retrasos, así que no lleguen tarde porque ninguna excusa los salvará, sin mas que decir, continuemos la clase, después le piden a alguien que les preste el resto de notas del mes
Ambos tomaron asiento para prestar atención a las indicaciones de la pelinegra.
Pronto escucharon la puerta ser golpeada levemente y ven a un hombre rubio asomarse.
-Profesora, ya es hora -habló entusiasmado viendo a los alumnos con una sonrisa.
-Justo en el momento -volvió a bostezar y vio hacia los dos jóvenes-. Él es el profesor Herman Hilman de lenguas extranjeras y de vez en cuando me ayuda con los entrenamientos como ahora, así que levanten sus traseros y síganlo al campo de entrenamiento para comenzar la verdadera clase, esto va para todos
Todos obedecieron y siguieron al profesor hasta afuera de las aulas donde había una gran pizarra digital y la mayoría de las clases de primer año.
-Comenzamos con esta breve clase que hemos saltado debido a que faltaban alumnos en diferentes aulas -habló animado el profesor-. Como saben para poder ordenarlos y saber en que clasificación de entretenimiento debemos ponerlos, debemos saber sus intereses y sus capacidades, por eso al ingresar se les hizo una prueba física y teórica de donde podrían entrar mostrando las posibles soluciones que tendrían ante un conflicto verdadero, y a decir verdad, la mayoría nos sorprendió al hacerlos de una buena forma y casi perfecta
Suri muestra en la pizarra digital una lista detallada de las clasificaciones y se para frente a ellos para explicar.
-Las clasificaciones van de la mano con sus atributos y la manera en que se desarrollan en combate, algunos tendrán un atributo que sea de fuerza, pero a veces no puede servir para pelear, pero puede servir para resguardo, también están los atributos de bestias que pueden servir como cuerpos de búsqueda o de pelea -explicó la profesora viendo a los jóvenes.
Kairi sonrió internamente, el aspiraba a ser alguien en combate para demostrar su capacidad de pelea.
-Después de que hicieran las pruebas, los profesores y superiores del instituto se encargaron de clasificar a los alumnos en las distintas áreas en la que pueden ser de mayor ayuda -expresó algo animado Herman tomando unos sobres amarillas entre sus manos-. Aquí tenemos los resultados de estas pruebas
-Vendrán cuando escuchen su nombre y la decisión de esto puede cambiar pidiendo una prueba extra y dependiendo su desempeño se podrá cambiar la clasificación -exclamó Suri tomando también algunos Sobre comenzando a nombrar a los estudiantes-. Y por su propio bien espero que los que pidan la prueba extra no nos hagan arrepentirnos de haberles dado la segunda oportunidad
Kairi jugaba con sus dedos nervioso y emocionado, se había esforzado por entrar a ese lugar y tratar de dar lo mejor de si para estar en la clasificación deseada.
El rubio lo veía de reojo, a su ver parecía un niño emocionado por un juguete o un programa de televisión, sonrió en sus adentros mientras esperaba su turno.
-Bastián Kent -llamó el profesor distinguiendolo con facilidad.
El rubio sólo se acercó y tomó aquel sobre abriéndolo mientras caminaba, para él, su resultado era tan obvio, solo se dedico a leer las letras resaltadas en negro con la palabra CUERPO DE COMBATE.
No le sorprendía para nada, su atributo era uno de los mejores y podía controlarlo con gran facilidad sin necesidad de entrenarlo tanto, sin contar su inteligencia y fuerza.
Kairi lo vio de lejos aún nervioso, no escuchaba su nombre y eso no lo tranquilizaba.
-Kairi Eisen -nombró Suri buscando con la mirada al chico.
Tomó aire y comenzó a caminar algo recto tratando de parecer seguro.
Suri solo lo vio con una ceja alzada notando la tensión del chico, extendió el sobre que fue tomado por el joven que regresó de la misma forma a su sitio.
Sus manos parecían titubear al abrir el sobre, se coloco en su lugar y lo abrió con las manos temblorosas, leyó poco a poco el papel hasta que sintió su corazón encogerse al leer en letras negras: CUERPO DE BÚSQUEDA.
Continuó leyendo desesperado para tratar de buscar el motivo de su clasificación, las dudas invadían su mente sobre sí había fallado en alguna prueba, hasta que encontró el motivo.
-Androginia... -fue lo único que susurró con algo de decepción, quería romper en llanto pero tampoco quería que lo vieran vulnerable por algo como eso siendo uno de los pocos que habían ingresado al programa del instituto.
Giró su rostro hacia sus amigos y vio que Sergio y Jimena consolaban a Damián que parecía estar casi en la misma situación que él.
Respiró profundo y se acercó a ellos tratando de lucir una leve sonrisa.
Los tres jóvenes voltearon a verlo y el solo se quedó ahí con ellos con una sonrisa apagada.
-¿Estás en la categoría que querías? -cuestionó Sergio al notar el cambio en la sonrisa de Kairi.
Este solo les mostró el resultado.
-¿Cuerpo de búsqueda? No suena mal -habló Jimena pero después comprendió el porque de la sonrisa caída del joven-. No era tu clasificación deseada, ¿Verdad?
Él solo negó con la cabeza y se rasco la nuca sonriendo.
-Pero al menos estaré en acción -fue lo único que pudo decir-. ¿Alguien estará conmigo? -preguntó con algo de nerviosismo.
Jimena y Damián alzaron su mano, el último con la mirada baja.
-Yo estoy en el cuerpo de búsqueda-habla el rubio con la voz apagada y molesta-. Parece que mi atributo solo puede servir para ayudar cuando el lugar se encuentre sin energía y necesiten a alguien que su atributo lo haga parecer una batería portátil -los tres podían notar su voz quebradiza.
Kairi se acercó a él y lo abrazo por los hombros.
-Se que soy el menos indicado para decirte esto pero si tu atributo puede ayudar en mucho más, tal vez solo sea cuestión de que tomes la segunda prueba para poder entrar a combate
-Pero eso tardaría algo de tiempo -comentó con la mirada baja.
-es posible, pero también podrás lograr tu objetivo y demostrar que se equivocaron contigo -sonrió el pelinegro animando a su amigo.
El rubio solo sonrió.
-Tienes razón, pediré la prueba más tarde, entraré en combate aunque me lleve varios años
-Así se habla -ánimo Sergio y vio a Kairi-. ¿También pedirás la prueba?
-¿Eh? No, yo no puedo aunque quisiera -sonríe tratando de lucir tranquilo.
-¿Qué? No puedes solo animarme y decir después que no pedirás la prueba -recriminó Damián algo sorprendido-. ¿No quieres entrar en combate también?
-No es cuestión de que quiera -ríe algo decaído.
-¿Entonces? Debe haber otro motivo -volvió a cuestionar el rubio.
Kairi solo mordía su labio con algo de inquietud.
-¿Es por la androginia? -esta vez cuestiona Jimena y sólo lo vio asentir.
-Parece que mi condición no es la mejor para entrar a un combate sin contar que descubrieron una debilidad en mi atributo -los ve y esboza una sonrisa-. Pero tranquilos, estoy seguro que me adaptare a la clasificación
-No pareces muy convencido -mencionó Damián.
-Lo estoy -vuelve a sonreír para tratar de convencerlos y convencerse a sí mismo-. Además estaré con Jimena, parece que ella si desea estar ahí
-Algo por el estilo, puedo sentir las vibraciones de la tierra así que será de utilidad para un derrumbe o si debo buscar a alguien en problemas
-Bien, entonces los dos formaremos un gran equipo de búsqueda -sonríe emocionado ante la idea.
-Daremos lo mejor de los dos -aseguró la chica con una gran sonrisa.
Bastián lo veía desde lejos y podía notar los cambios en su rostro, además de que lo había visto decaído antes de que se acercara a sus amigos, quería acercarse a él y preguntar el porque de su estado tan cambiante pero una parte de su orgullo le decía que debía quedarse y esperar además de que sus amigos estaban con él.
Siguió observándolo de lejos, y podía seguir notando que el pelinegro sonreía forzado.
En el otro lado del campo estaba Isaí aún con un dolor fuerte de cabeza por la resaca ocasionada por beber demasiado la noche anterior, leyó sus resultados sonriendo al ver que estaba en el cuerpo de combate.
Estaba demasiado concentrado que no escuchaba la voz que lo llamaba desde hace unos minutos.
-Isaí -tocó su hombro ocasionando que el chico pegara un pequeño brinco en su lugar-. Perdón por asustarte, pero llevo tiempo llamándote
-Lo siento Stephan, no logré escucharte
-Descuida, debe ser normal después de beber tanto en una noche -mencionó con tranquilidad.
Isaí lo observaba con un leve escalofrío teniendo la mente en blanco de lo que había pasado.
-Sonará tonto esto que te diré, pero no recuerdo nada
El pelirrojo solo lo vio con una cara que reflejaba seriedad disimulada.
-¿Absolutamente nada? -lo vio negar y sólo soltó un suspiro-. Entiendo
-¿Hice algo vergonzoso? -cuestionó con precaución.
-No para nada, descuida, solo bebiste y después te acompañe de regreso al instituto porque te sentías mareado
El chico de cabello rizado lo veía avergonzado.
-En serio disculpame por eso, te juro que no se repetirá de nuevo -rasca su nuca apenado viendo hacia el piso.
-No es necesario que te disculpes -se acerca un poco a él quedando a escasos centímetros del chico-. Lo volvería a hacer -susurró casi acercandose a su rostro.
Isaí lo veía confundido y nervioso, su cercanía lo ponía nervioso de cierta forma y pequeñas lagunas mentales aparecían en su memoria, se veían tan irreales para él que no sabía si creerlas.
Su rostro se encendió en un rojo notorio y vio hacia el suelo moviendo sus pies de un lado a otro tratando de formular palabras pero sólo salían murmullos incomprendibles.
-Yo... -carraspeó al sentir que las palabras se quedaban atoradas en su garganta-. ¿Hay algo que deba recordar?
Vio al pelirrojo sonreír de lado, y joder, su sonrisa para él era demasiado sensual provocando que su rostro se encendiera de nuevo.
-Mejor dejemoslo así por ahora -sonrió de lado viendo la cara de confusión del joven.
-Bien -habló Suri llamando la atención de los presentes-. Ya que saben sus clasificaciones, es hora de que se formen los escuadrones, serán un grupo pequeño por ahora en lo que se conocen y se adaptan según sus dones, comiencen ahora
-Conmigo pueden pedir la prueba extra -alzó su mano Herman para que pudieran verlo-. Acérquense con toda confianza y respeto para poder darle la prueba
Ambos jóvenes se vieron pero solo uno sonrió como si nada.
-¿Formarás parte de mi escuadrón? -preguntó Stephan con una clara sonrisa conociendo la respuesta.
-Por supuesto -respondió con una sonrisa nerviosa
Isaí buscaba con la mirada a alguno que pudiera unirse a su escuadrón, visualizó a Bastián, pero sabía que era caso perdido ofrecerle que se uniera a ellos, así que ni lo intento y busco a alguien más.
El pelirrojo veía atento a su compañero, sentía como su corazón palpitaba desenfrenado por no poder decirle lo que paso la noche anterior, se sentía raro, no había experimentado algo así con nadie, pero cada vez que veía a ese chico, su corazón tenía una gran calma, sin embargo ahora parecía reclamarle.
Era una nueva sensación, una que le agradaba pero le asustaba a la vez, temía que Isaí no lo viera de la misma forma y después de saber como se sentía decidiera alejarse y entonces Stephan perdería al único amigo que había podido hacer en toda su vida.
El oji-verde por su parte sentía como su corazón y su mente querían decirle algo relacionado a la noche anterior y al chico frente a él, tenía miedo de preguntarle a alguno de los jóvenes que habían estado en la fiesta por el temor de haber hecho algo indebido, pero tampoco podía ignorar esa sensación, era como un empujón que había estado esperando para poder decirle a Stephan lo que sentía.