Capítulo 10 Caer en otra trampa (segunda parte)

"Shirley no ha vuelto desde hace mucho tiempo, así que le mostré los alrededores".

Al escuchar eso, Yolanda Su se volvió para mirar a Shirley y sonrió gentilmente. "Shirley, ¿por qué te escondes detrás de tu tío? Aunque hace mucho que no nos vemos, seguimos siendo familia. No me alienes ". Luego pasó junto a Edmund y tiró de Shirley para que se sentara en el sofá.

Shirley se sorprendió un poco por el repentino cambio de actitud. Luego pensó que era normal que no se conocieran bien ya que no se habían visto en muchos años.

Ven aquí, Shirley. Esta es tu prima, Sophie ". Yolanda Su señaló a Sophie Yin, que estaba sentada en el sofá con una suave sonrisa. "Todavía recuerdo que jugabas al barro con Sophie en el patio trasero cuando eras joven. Cada uno de ustedes parecía un gatito sucio. Ahora has crecido y eres obediente y sensato ".

Yolanda Su se rió entre dientes, tapándose la boca.

¿Jugó al barro con Sophie Yin? No recordaba que había jugado al barro con Sophie Yin cuando era niña. Solo recordaba que había jugado con Charlie cuando era niña y le había manchado los pantalones con barro. Luego corrió hacia su madre y le dijo que tenía mierda en los pantalones. Como resultado, Charlie fue regañado severamente por su madre.

Shirley pensó en la escena en la que los ojos de Charlie se enrojecieron y gritó de agravio: "¡No es una mierda, no es una mierda! ¡Shirley es realmente una chica mala! Manchó barro en mis pantalones ". Ella se echó a reír, sus ojos redondos se convirtieron en dos lunas crecientes.

Debido a la repentina risa de Shirley, se convirtió en el centro de atención de todos en un instante. Mirando los ojos de todos, las comisuras de su boca, que todavía estaban curvadas, se congelaron abruptamente y su rostro estaba lleno de vergüenza.

Shirley se aclaró la garganta y se rió torpemente. "Sí, creo que lo recuerdo, je".

Fingió que no había pasado nada. Cuando los vio charlar, sin darse cuenta vio una leve sonrisa en los ojos de su tío, que ya se había sentado a su lado. Sus ojos la recorrieron débilmente. En un instante, tomó la taza de té frente a la mesa y tomó un sorbo.

De repente, se sintió un poco avergonzada, como si nada pudiera escapar de los ojos de Edmund. Él parecía saberlo todo sobre ella, por lo que gradualmente se sintió incómoda.

Shirley se sentó en la sala de estar un rato y se sintió cada vez más aburrida. Solo veía a Yolanda charlando con su abuela y charlando con Sophie Yin de vez en cuando. Su tío había vuelto a su habitación para ocuparse de los documentos, así que ella no tenía nada que hacer.

Sintiéndose cada vez más aburrida, se puso de pie en silencio y subió las escaleras en silencio desde el sofá. Cuando pasó por el estudio, escuchó un ruido en el interior. Al ver que la puerta estaba abierta, sin darse cuenta miró por la rendija de la puerta y vio que su madre se inclinaba para recoger los trozos de papel esparcidos por el suelo. Su abuelo sostenía la mesa con una mano y la frente con la otra. Su rostro estaba espantosamente pálido.

Shirley nunca había visto a su abuelo tan enojado, como si todo su cuerpo temblara levemente. Su madre no dijo una palabra y, después de levantar el papel, se quedó quieta. Después de un largo tiempo de estancamiento, escuchó la voz ronca y reprimida de su madre: "Papá, no creo que haya hecho algo malo, y no me arrepentiré".

Su abuelo no dijo nada. Sacudió su cuerpo, se sentó lentamente y se llevó la mano a la frente.

"La adopté y te la di. ¡Quería consolarte, no darle una excusa para que me desobedezcas todo el tiempo! " La voz baja de su abuelo sonó de repente en el estudio, atacando el corazón de todos.

En la puerta, Shirley se apoyó contra la puerta. Ella bajó las cejas, pero sus ojos estaban tranquilos e indiferentes, sin ningún shock o decepción.

Sí, sabía que no era hija de la familia Su hace mucho tiempo.

No recordaba cuánto tiempo atrás, cuando era niña, oía a Yvonne llorar una y otra vez todas las noches. Su abuelo había acudido a ella una y otra vez, y los dos habían discutido una y otra vez. Incluso lo soltaron sin querer.

Comprendió la indiferencia de su abuelo, las lágrimas de su madre y su padre a quien nunca había mencionado. Todo se iluminó de repente.

Había llorado en voz alta, se había quejado de todas estas cosas injustas y había pensado en preguntarle impulsivamente a su madre.

Pero su cobardía y timidez la empujaron al fondo una y otra vez y destruyeron todos sus pensamientos.

Al final, eligió ser una buena niña, aceptar todo lo que tenía, trabajar duro para afrontar la vida y agradecer todo lo que tenía ahora, incluso no atreverse a tener expectativas.

Aunque conocía su identidad, todavía no entendía el enredo entre su abuelo y su madre. Ella tampoco quería preguntar. No quería exponer la belleza y la seguridad existentes, por lo que solo podía elegir estar en silencio ahora.

Llena de preocupaciones, Shirley regresó a su habitación. No quería que Yvonne supiera que había estado escuchando detrás de la puerta hace un momento. Tenía que fingir que no había pasado nada.

Shirley se sentó en el escritorio, apoyando la cabeza con las manos durante un rato, y luego sacó su tarea de matemáticas y la puso sobre la mesa. Como no sabía qué hacer, ¡le gustaría completar este problema de matemáticas que la mataría!

A lo largo de los años, lo que Shirley era bueno como mucho era olvidar y fingir ser ignorante.

Apretó los puños para animarse, hundiendo la cabeza en el mar de preguntas para olvidar el mundo complicado.

Mmmm ... . ¿Qué era este rayo?

Mmmm ... ¿A qué es igual x?

Mmmm ... El área de esta geometría ... Eso la estaba matando.

"¡Oh Dios mío! ¿Por qué el corte de tripulación es tan anormal? Ha arreglado tantas tareas difíciles. ¿Qué tipo de problemas son estos? " La cabeza de Shirley golpeó la mesa con fuerza, pero no sintió ningún dolor. Casi se estaba volviendo loca por estas preguntas. ¡Definitivamente no elegiría el departamento de ciencias en el futuro!

Finalmente, terminó una hoja de examen. Parecía que había perdido la mitad de su vida. Toda su cabeza estaba llena de la fórmula, y no había espacio para que ella pensara en nada más.