Cuando finalmente llegué e introduje mi huella, el portal se abrió ante mí. En la pantalla, vi el nombre de mi tío, Batazr, y presioné con determinación. Una cruz apareció, señalando que esa persona ya no existía.
De repente, escuché un ruido proveniente de la entrada. Corrí hacia allí y encontré a mi hermana pequeña en el suelo, con varios cortes y sangrando. Me asusté al verla en ese estado y la sostuve con fuerza.
"_Lily, ¿qué pasó? ¿Quién fue el responsable de esto?"
Ella me sonríe, pero su risa esconde un dolor profundo. Observo cómo presiona su herida y las lágrimas brotan sin control de mis ojos. No puedo permitirme el lujo de derramar lágrimas, a pesar de todo el odio y resentimiento que llevo dentro.
"_Nini, ya lo maté, táchalo por mí. Él está muerto", le digo con desesperación.
"_¿Y por qué terminaste así? ¿Tanto pelearon?", cuestiona ella con preocupación.
"_¡Si el muy maldito sabe pelear muy bien! ¡Ayúdame a llevarla a la sala de medicamentos!", le pido con urgencia.
"_Lily, no hables, estás desangrando", le advierto con angustia.
Mis nervios estallan, la sangre comienza a correr y veo a Lily palidecer. Grito desesperadamente a mi tío, la única persona a cargo de nosotras desde que papá nos dejó.
"_¡Tío, mu..! Corre, Lily está en peligro", le advierto con desesperación.
Mi tío aparece y levanta a Lily, llevándola a la clínica personal. Yo me acerco a la pantalla y tacho el nombre de Yi Kang, el padre de su novio. Es doloroso tener que buscar venganza contra la familia de la persona a la que decidiste amar.
Hay un viejo dicho que reza: "Los débiles se vengan, los fuertes perdonan, los inteligentes solo ignoran". Pero en mi caso, sé que soy las tres cosas a la vez. Ejecutaré cada una de ellas en su debido momento.
Salgo a la sala principal, donde se encuentra el imponente mural que retrata a mis padres. Enciendo un incienso y les hablo en silencio, como si el humo pudiera llevar mis palabras hacia ellos. No sé si pueden escucharme, pero siento la necesidad de expresar todo lo que hay en mi interior.
Recuerdo las palabras de mi padre antes de que fuera brutalmente asesinado. Me encomendó llevar adelante el legado de nuestra familia, un legado marcado por el poder y la responsabilidad. Ahora soy la mujer con el sello que puede gobernar el mundo, una carga que pesa sobre mis hombros y que me hace cuestionar el verdadero significado del poder.
Una orden mía podría cambiar el rumbo del día y la noche, pero no puede traer de vuelta a mis padres. Es injusto, ¿no lo creen? El mundo parece desmoronarse a mi alrededor, mientras yo llevo sobre mí la carga de un poder que no me otorga la dicha felicidad que todos anhelan.
Y en medio de esta vorágine de emociones, llega la noticia devastadora de que Lily, mi fiel compañera, ha sido herida. El temor a perderla me paraliza, y comprendo que si algo llegara a sucederle, no encontraría paz en ningún rincón de este mundo.
Madre, padre, ¿pueden escuchar mis súplicas? Me siento desbordada por la responsabilidad que recae sobre mí, por las injusticias que presencio a diario. He vengado vuestra memoria, he luchado por mantener vuestro legado, pero a costa de mi propia paz interior.
El sello y el anillo oraca, objetos codiciados por muchos, parecen ser el centro de todas las ambiciones y conflictos. El deseo de poder consume a aquellos que ansían poseerlos, sin importar las consecuencias para los demás. Y yo, paradójicamente, soy la más poderosa de todos, pero carezco de la dicha felicidad que buscan alcanzar.
En medio de esta vorágine de emociones y responsabilidades, solo anhelo encontrar un atisbo de paz, de justicia verdadera. Que el legado de mi familia no se convierta en una maldición para mí, sino en una guía para construir un mundo mejor. Que la ambición desmedida de otros no siga cobrando vidas inocentes. Que encuentre la fuerza para enfrentar los desafíos que se presentan ante mí, sin perder mi humanidad en el intento. Que encuentre la paz que tanto anhelo, y que mis padres encuentren descanso en el más allá.
Soy Nina Deltong y acabo de cumplir veintiún años, aunque parece que fue ayer cuando celebramos mi cumpleaños. Mis padres, Marco Deltong y Rosa Deltong, eran personas poderosas, reconocidas en todo el mundo. Todo gracias a un sello y un anillo que poseían, símbolos de su influencia y prestigio. Sin embargo, como bien dicen, ningún hombre poderoso está exento de ser destruido, y así fue como sucedió con ellos.
Todo comenzó en el primero de noviembre, una fecha en la que muchos celebran el Día de los Muertos. Sin embargo, mi padre decidió cambiar esa tradición por el Día de la Armonía, un día en el que la alegría reinaba y se celebraba con grandes banquetes en cada ciudad. Aquel día, todo cambió drásticamente y se tiñó de sangre.
Hace cinco años, en el Día Mundial de la Armonía, nuestra casa estaba llena de amigos y conocidos. Era un día especial, ya que mi hermana y yo salíamos juntas de la universidad. Nuestro guardaespaldas nos recogió como de costumbre y aprovechamos para comprar regalos para nuestros padres. Todos nos conocían como Nini y Lily, ya que mi hermana había nacido apenas una hora después que yo. Éramos gemelas, inseparables a pesar de nuestras diferencias. Después de comprar los regalos, nos dirigimos a la imponente mansión familiar.
Sin embargo, lo que debería haber sido un día de celebración se convirtió en una pesadilla. Mis padres fueron humillados hasta lo más profundo de su ser, y en una sola noche, todo lo que conocíamos se desmoronó.
Desde entonces, he vivido con el peso de la pérdida y la incertidumbre sobre lo que sucedió aquella fatídica noche. La vida me ha llevado por caminos inesperados, pero siempre llevo conmigo el legado de mis padres y la determinación de descubrir la verdad detrás de su caída. Aunque el poder pueda corromper a algunos, yo he elegido seguir un camino diferente, uno marcado por la búsqueda de justicia y redención.
La voz de la sirvienta resonó en el pasillo, anunciando la espera de la señora en el patio trasero. Agradecimos a la nana Li y nos dirigimos con nuestros pertenencias, a pesar de que nuestros padres nos recordaban constantemente la diferencia entre criados y amigos. Para nosotras, todos éramos iguales y tratábamos a todos con respeto. Al salir, nos encontramos con el tío Batazr, conocido como "potro". Lo saludamos efusivamente, como siempre, con un abrazo y un beso en la mejilla. Para nosotras, él era más que un tío, era nuestro maestro y padrino.
Nos enseñaba muchas cosas sobre los principios de la vida. Después de recorrer varios pasillos, finalmente llegamos al famoso patio donde nuestra madre pasaba la mayor parte de su tiempo. Ella era la mujer más hermosa y poderosa del mundo, reservada y culta. Mitad brasileña y mitad asiática, su piel morena y sus largos cabellos rizados destacaban sus ojos color miel. Alta y curvilínea, poseía el cuerpo deseado por muchas mujeres. Nosotras solo heredamos su cuerpo, el resto venía de nuestro padre.