_ ¡Tú...!
_ ¿Qué, aún quieres interponerte en mi camino?_ La pregunta de mi hermana la sacó de su lugar.
_ ¡Ya verás, te arrepentirás de haberte metido conmigo!
_ ¡Mira, te diré esto por última vez, si me ves del lado derecho, cruza a la izquierda, evita ponerte en mi camino, porque no sabes de lo que soy capaz! _ Nina se estaba enfadando, ya había tenido suficiente como para soportar a una mocosa que quiere llamar la atención.
_ ¡Te lo digo por tu bien! _ Dije yo para dejar las cosas en claro.
El baño fue próspero, aún teníamos más miradas que otra cosa. Teníamos motivos, éramos chicas con rasgos diferentes. Mientras que ellas eran chicas con rasgos del oriente, nosotras éramos muy distintas. Aun con los rasgos de nuestros padres, del oriente, también dominábamos la belleza de nuestra madre. Dando una piel bronceada en vez de una blanca como la porcelana. Teníamos curvas y una diminuta cintura, lo que hacía que todo en nosotras resaltara.
Nos sumergimos en un refrescante baño y luego nos dirigimos al comedor, donde el capitán en jefe nos convocó sin siquiera haber realizado nuestro pedido. La frustración se apoderó de mí, esperando que hubiera una muy buena razón para este llamado repentino. Caminamos hasta la carpa del quinto edificio, donde el capitán en jefe nos esperaba. Al sentarnos, unos hombres trajeron la comida, una gran variedad de platos con aromas tentadores. Sin embargo, mi hambre era insaciable. A pesar de ello, comprendí que esta convocatoria tenía un propósito valioso. Nini, por su parte, se mostraba renuente a aceptar este gesto, dejando en claro que todo debía basarse en honores y logros. Aunque entiendo la postura del capitán, quien busca recompensar nuestros arduos entrenamientos sin ser demasiado severo.
"¡Nini, comprende al capitán, solo está un poco reacio! Disfrutemos de la comida y dejemos pasar esta ocasión sin honores", le dije con ojos suplicantes.
"Lily, ¡no me contradigas!", replicó Nini con firmeza.
A pesar de su postura inflexible, esperaba que Nini pudiera apreciar el gesto del capitán como una muestra de reconocimiento por nuestro esfuerzo. Mientras tanto, me dispuse a disfrutar de la comida, sabiendo que no habría otra ocasión como está sin honores.
No puedo hacerlo, solo quiero disfrutar de un bocado. Hace tanto tiempo que no como algo nutritivo.
Está bien, tienes razón. Siempre amaba llevarla a la razón, aunque no siempre lograba convencerla.
Terminamos la comida, dimos las gracias y salimos del recinto del capitán en jefe. Desde que entramos al campamento de reposo, las miradas acusadoras no me gustaban para nada. Caminé hacia mi camilla, pero una elegante chica se interpuso en mi camino.
Vaya, vaya, me pregunto por qué el capitán las habrá llamado. Recibieron sus merecidos por ofender a la hija de un alto funcionario. Huang no contó mucho peor, ya el capitán hizo lo que tenía que hacer. Y claro que se quedaron sin comida.
Ella rió, al igual que sus compañeras. Así que la bien dichada fue a contar lo que pasó en el baño. La verdad es que no prometo que quedara viva. Y está aumentando sus pecados. Miré a la chica y no dije nada, pero la fulminé con la mirada. Si supieran que nada de lo que piensan pasó, se morirían. En este caso, es mejor ignorarla. Por ahora no quiero matarla. Finalmente, se apartó de mi camilla y me tiré para descansar un rato. No hice caso a los comentarios, no sé si fue mi mirada o una amenaza de ella lo que alejó a la chica.
Han pasado tres meses y no hemos tenido problemas. Nuestro rango ha aumentado, Nini es ahora una capitana de alto rango. Sus entrenamientos son los más duros, ni siquiera los chicos pueden superarla. A veces me pregunto si lo que siento por ella es rencor o un acercamiento al amor. El capitán Erik siempre ha tenido roces con Nini, les encanta pelearse mutuamente. A él le gusta fastidiarla diciendo que no completa los entrenamientos, pero siempre termina pagando por sus palabras.
Nini siempre completa sus entrenamientos sin objeciones, dejando al capitán fuera de su cobertura. Ya han pasado seis meses y nosotras somos las batallonas en primera fila. Me gusta jugar con los rifles y las granadas, se han convertido en una parte de mí. Armar bombas y hacer locuras se ha vuelto algo natural.
Nuestros entrenamientos han sido los peores y los más difíciles de superar. No he podido dormir, la verdad es que no he podido descansar. Mientras todos duermen, yo estoy en el balcón o en el campo de entrenamiento. Nini juega con su navaja, siempre dice que algún día la clavará en algún pellejo. Su habilidad en la movilidad es excelente.
Nos hemos convertido en francotiradoras. Ahora soy una primera teniente en el ejército, algo que nunca imaginé. Los peores entrenamientos se volvieron aún más difíciles cuando llegó una carta de mi tío Mu.