La Oraca y el sello del mundo.
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Capítulo 3 Capitulo 2

El patio rebosaba de mujeres vestidas con la última moda, todas ellas observándose mutuamente con ojos de amiga y enemiga a la vez. Era un hecho que estábamos conscientes de ello. Cuando eres la mujer con el mayor poder, todas quieren emular tu estilo de vida. Eres tanto admirada como odiada, y todas esperan ansiosamente el más mínimo error para poder criticarte. Sin embargo, mi madre no se preocupaba por eso. Para su propio deleite, bautizó el patio con el nombre de "La sala Afrodita".

Ese lugar estaba repleto de todo tipo de flores, cada una de ellas representando una especie única. El patio era tan extenso que fácilmente podías dar un paseo de un día entero por sus senderos. Había varias casitas decoradas y una más grande destinada para compartir momentos especiales.

Mi madre era el centro de atención, sin importar dónde se encontrara. Todas las miradas convergían en ella, ya sea con aprecio o resentimiento. Ese era el precio que debíamos pagar por ser la mujer de Marco Deltong.

Cuando por fin la vimos, ya había numerosas miradas posadas en nosotras.

"¡Madre!", exclamé emocionada.

"¡Mis princesas, han llegado!", respondió ella con alegría.

"¿Cómo estás, madre?", preguntó Lily con entusiasmo.

"Buenas tardes, hermosas damas", saludamos al unísono.

La presencia de mi madre irradiaba un aura de elegancia y poderío que no pasaba desapercibida para nadie. Aunque muchas envidiaban su posición, yo me sentía orgullosa de ser su hija y de compartir su legado en aquel magnífico patio.

Al igual que nuestra madre, éramos objeto de admiración y odio por parte de muchas jóvenes. Nuestra madre nos inculcó la importancia de mantener una postura que nadie se atreviera a cuestionar, evitando dar motivos para la crítica. Sin embargo, somos humanas y es natural cometer errores, incluso si intentamos evitarlos a toda costa.

Después del té de la tarde, nos dirigimos al gran salón donde se encontraban todas. Mi hermana y yo llevábamos pantalones palazzo largos con blusas color crema, luciendo hermosas y seguras. Esa noche, en la habitación, nuestros padres entraron y nos sentaron a las dos para revelarnos algunas verdades.

Habíamos cumplido 17 años hacía poco, y era el momento de compartir un secreto con nosotras. Mi madre le entregó a mi hermana un anillo de color cobrizo, con la indicación de que nunca debía quitárselo, ya que dentro había otro anillo de gran importancia cuyo uso conoceríamos en el momento adecuado. Esta revelación no me agradó del todo. Por su parte, mi padre hizo lo mismo conmigo, colocándome un hermoso collar de plata con una orquídea, que en realidad ocultaba un sello en lugar del esperado diamante.

Estas revelaciones marcaron un antes y un después en nuestra percepción de la vida. A partir de ese momento, nos dimos cuenta de que existían secretos y responsabilidades que aún no conocíamos, pero que debíamos estar preparadas para enfrentar. Nos sentimos intrigadas y al mismo tiempo abrumadas por la incertidumbre del significado de esos objetos que ahora llevábamos con nosotros.

El peso de esos símbolos nos recordaba que éramos parte de algo más grande, algo que trascendía nuestra comprensión en ese momento. Aunque nos sentíamos confundidas, también nos invadía un sentimiento de curiosidad y determinación por descubrir el significado detrás de esos anillos y sellos que ahora formaban parte de nosotras.

Así, aquella noche marcó el inicio de un camino lleno de misterios y revelaciones, desafiándonos a descubrir nuestro verdadero destino y el papel que estábamos destinadas a desempeñar en el futuro.

Nos sentimos desconcertadas y preocupadas por las misteriosas advertencias que recibimos. A pesar de nuestras preguntas, nadie nos reveló nada, dejándonos sumidas en una profunda intriga. La noche cayó sobre nosotros, y se nos prohibió consumir cualquier alimento o bebida ofrecidos en la fiesta. Sin embargo, mi tío Mu nos trajo algo para comer, lo disfrutamos y abandonamos el lugar. La oscuridad se apoderó del ambiente, mientras una nube gris cubría el cielo, dejando una impresión imborrable en mi mente.

A medida que la gente abandonaba la fiesta, algo en el ambiente nos hizo percatarnos de que algo iba mal. Mi tío Mu mostraba signos de inquietud, y mi padre estaba en constante conversación, como si estuvieran anticipando algo más que una simple tormenta. Me di cuenta de que, como todo poderoso, mi padre tenía más enemigos que amigos, incluso entre las personas que residían en nuestra propia casa. Entonces, una intensa lluvia comenzó a caer, acompañada de truenos que resonaban en el aire. No era solo una tormenta común, era el presagio del desmoronamiento de nuestra familia.

En medio del caos, mi tío nos arrastró a una habitación a la que solo nosotros teníamos acceso, revelándonos secretos que nunca habíamos imaginado. Nos adentramos en ese lugar desconocido, guiadas por mi tío, sin saber qué nos deparaba el destino.

Dos chicas vestidas como nosotras salían de una habitación, pero la preocupación nos embargaba. En el lugar donde nos encontrábamos, nadie podía escucharnos ni vernos, pero nosotras éramos testigos de todo. Lily observó un panel que mostraba cada rincón de la casa, y justo en el salón las cosas estaban a punto de salir de control.

Mis padres estaban hablando con unos socios de negocios, pero yo no entendía lo que sucedía. Lily, en cambio, sí comprendía. Me jaló y me explicó que esas personas estaban forzando a mi padre a entregar algo, aunque no sabíamos qué era. En ese momento, mi madre fue arrastrada a otro lugar y una lluvia de balas y sangre comenzó a caer. La gente caía como gotas de lluvia, mientras Batazr gritaba a mi madre preguntándole por el sello. No sabíamos a qué se refería, pero por orden de nuestros padres debíamos proteger lo que llevaba en el cuello, al igual que mi hermana con lo que llevaba en el dedo.

Presenciamos impotentes cómo nuestros padres y hermanos eran acribillados por las balas. Mi madre fue la que recibió la peor parte, ya que Batazr proclamaba a los cuatro vientos lo que haría y confesaba su amor por ella desde hacía mucho tiempo. Nos enteramos de que él había hablado con mi madre antes, dándole una última oportunidad para estar con él, pero ella lo había rechazado.

No dudaría en hacerla sufrir, nuestros gritos no fueron escuchados por nadie. No podíamos abrir la puerta, y vi cómo mi madre fue humillada. En ese momento, mi corazón se desplomó y todo mi mundo se vino abajo. Mi tío Mu entró por otra puerta con varios hombres, sacándonos del lugar y vistiéndonos con otras ropas.

Luché por ir hacia donde estaba ocurriendo todo, pero mi tío me abofeteó y me gritó.

- ¿Qué crees que puedes hacer? Tus padres sabían que este momento llegaría - dijo enojado, sus gritos eran como dagas saliendo de su alma.

- Ellos les dejaron a ustedes el legado, el anillo en tu dedo y el collar en tu cuello. Es la razón de toda esta masacre. Ustedes deben vivir, deben vivir y seguir el linaje. Sus padres confiaron en ustedes.

- ¡Pero! Mamá y papá están ahí, ¿cómo los puedo abandonar así? - gritaba desesperada.

- No tomamos las decisiones. Si uno de ustedes vuelve, tu padrino nos matará sin piedad y tomará lo que él quiere. Es solo el anillo y el collar, aunque él no sabe qué hay dentro. Seguirá buscando hasta encontrar estas dos cosas que ustedes llevan. Sus vidas no le importan.

_ ¡Oh no! Tío, mamá y papá. Ellos están ahora en manos de esos bandidos. Mis gritos resonaban a todo pulmón, incapaz de aceptar la idea de dejar que mis padres murieran de esa manera.

_ ¡Ya no puedes hacer nada! -me dijo el tío con firmeza-. Solamente podemos seguir viviendo. Y yo los ayudaré, los ayudaré a vengar la muerte del amo Tong.

_ ¡Ahh no, no! ¿Por qué, por qué a mis padres? Estoy dispuesta a entregar este sello. -sin decir otra palabra, recibí una bofetada más.

_ ¡Si vuelves a mencionar una palabra como esa, te romperé las piernas! -amenazó el tío con ojos llenos de furia-. ¿Crees que tus padres no sabían que esto llegaría? Nina, piensa por ti misma. Ellos confiaron en ti. Te entregaron lo que protegieron con sus vidas, por generaciones. Ahora estás dispuesta a entregarlo. ¿Crees que una vez que entregues el sello, él te dejará viva? Eres la hija de Marco Deltong, solo por eso él te mataría sin mirar atrás. Es tu padrino, tú misma viste cómo mató a tu madre. ¿Dónde está esa fuerza y el orgullo que tu madre siempre mencionaba? Todo fue en vano.

Lily corrió y me detuvo. "Nini, nuestros padres no están. Debemos seguir su legado. No podemos hacerle las cosas más difíciles al tío Mu. Es momento de tomar nuestras responsabilidades. No pedimos esto, pero nos tocó. Soy menor que tú, sin embargo, somos gemelas. Juntas lograremos establecer el nombre de nuestra familia. Y los levantaremos de nuevo."

Mis gritos, mis llantos. No podía calmarme. Fui sedada, sin darme cuenta.

Ayilily Deltong

Mi hermana fue sedada, a pesar de ser mayor que yo, su comprensión parece no estar a la altura. Aunque se altera, logra controlarse cuando la calma llega. Mi tío Mu nos llevó a un lugar remoto, utilizando otra identidad para cubrir sus huellas. Allí nos dejó, en ese punto aislado del mundo. Cada vez que el nombre de madre salía de su boca, mi hermana lloraba desconsolada, jurando venganza contra batazr, prometiendo hacerle pagar hasta los huesos, tal como él le hizo a nuestra madre. Yo la apoyo en su decisión, en su deseo de justicia. Nuestro tío nos dijo que nos mandaría a la marina, y estuvimos de acuerdo. Si queríamos vengarnos, debíamos ser fuertes y poderosas. Ya teníamos el poder, ahora solo faltaba la fuerza para llevar a cabo nuestra misión.

            
            

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