_ ¿Qué haces Selena? _le preguntó al verla ponerse de pie.
_ Me voy para mi casa _contesta dando oasos hacia la puerta.
_ ¿Te llevó? _pregunto viendo por la ventana que el aguacero había vuelto a tomar fuerza.
_ No gracias _responde con arrogancia, siguendo el camino hacia la salida del Bar, pero la abundante lluvia detiene su paso.
Por unos segundos contempla las gotas de agua caer sobre el pavimento, voltea a ver el interior del lugar con desprecio y se volver hacia la barra, pidiendo otro trago.
Los minutos se hicieron horas hasta llegar a pasar la media noche y sin percatarnos ya estabamos hablando de nuestra vida personal.
_ Con que tienes dos bendiciones en tu casa.
_ Dirás demonios, porque con ellos, nunca tienes paz ni tranquilidad. _responde en son de broma. A lo que me hecho a reír.
¡Llevame... A casa... Por favor! _interrumpe cambiado de conversación.
_ Con mucho gusto _respondo con una pequeña sonrisa.
_ ¿De... que... te ríes?
_ ¿Estás borracha?
Yo... no... Para nada... _responde despacio, mientras intentando subir al auto.
Mientras maneja, lo miró de reojo, Luis Manuel era alto y guapo, su escultural figura, hacia que cualquier mujer perdiera la cabeza y sin pensarlo cediese a todos sus caprichos. Cierro los ojos tratando de no perder la cordura, pero al abrirlos me encontro de nuevo con un rostro angelical y perfecto, mi vista se desvía hacia sus brazos firmes y musculosos haciendo que me sienta enojada conmigo misma, por tener esos malos pensamientos.
_ Has llegado a tu casa muñeca _dice él, deteniendo el carro al frente a la casa de dos pisos en un barrio exclusivo de la ciudad, que hasta ahora creía mi hogar.
_ Gracias _contesto sin voltear a verlo.
Al abrir la puerta del auto caigo de bruces en la acera, con grandes carcajadas me sienta en la grada del frente.
_ ¿Te ayudó? _,pregunta estirando la mano.
_ No hace falta... Yo... puedo sola.
_ Esta bien. Como tu mandes miñeca.
Con dificultad me levantó del suelo, ya de pie plancho el vestido con las manos e inmediatamente noto como su mirada traspasa mi ropa, haciendo que me ponga nerviosa.
Por unos minutos todo estuvo en silencio, doy unos pasos para darle un beso en el cachete y despedirme a lo que él responde con el mismo gesto.
_ Buenas noches Luis Manuel _ le deseo sin volverlo a ver, buscando las llaves en el bolso.
_ Buenas noches, muñeca _ responde sin moverse del lugar, como esperando una invitación para entrar.
Yo simplemente ignoro sus intenciones
_ ¿Te gustaría salir conmigo?
_ ¿Es una cita? _ preguntó arrugando el entrecejo
_ No, saldríamos como amigos _ responde ante a mi mal gesto.
_ Puede ser _ respondo insegura.
Como acto seguido extende su mano para darme una tarjeta de presentación. La tomo rápidamente sin mirar su contenido, tirandola en el fondo del bolso, mi única preocupacion en estos momento era poder abrir la puerta de la casa.
_ Buenas noches Selena _dice con tono fuerte para wue lo escuche.
_ Buenas noches, _respondo con tono suave mientras lo veo entrar a su auto.
Con dificultad logró abrir la puerta principal, caminó sigilosamente por la casa, subo con dificultad las escaleras y me lanzó sobre el sofá del cuarto de televisión.
***
Por la mañana los ladridos del perro me hacen despertarme. Al entrar al baño para darme una lucha rapida, al mirarme en el espejo me horroriza la imagen desarreglada que él me refleja.
Mis ojos grandes y café resaltan por encima de las pestañas postizas mal acomodadas. El pelo rizado esta esponjado y rebelde. El rimen negro de los ojos bajaba sobre mis mejillas morenas dandome un aspecto desagradable.
A toda prisa me hago una coleta y lavo mi rostro, haciendo que al instante me sienta mucho mejor.
_ ¿Puedo saber donde estuviste anoche, Selena?
Cada palabra que sale de su boca, sube más mi rabia al recordar el mal momento que tuve que vivir por culpa de él.
Recojo los últimos mechones de mi melena y me dispongo a marcharme hacia la cocina, pero él me detiene agarrando mi brazo con fuerza.
_ ¿Que? ¿Me vas a responder?_pregunta, mirando lo desagradable de mi aspecto.
_ ¿No entiendo tu pregunta Javier? _ le respondo arrugando el entrecejo.
_ ¡No te hagas la tonta! ayer te vi llegar borracha y con un desconocido.
_ ¿Y? ¿Acaso tú no has hecho lo mismo? Pero tranquilo, ¡Yo no soy como tu! yo no me acuesto con desconocidos.
Mis palabras logran su cometido, su rostro se torna tenso. Intento soltarme del brazo donde me tiene sujeta, pero él no me lo permite, afianzando su agarre.
_ No te vayas, ¿Podemos hablar como adultos que somos? ¿sin ofendernos?
_ No tenemos nada de qué hablar, tus actos dicen más, que tus palabras.
_ Si a esas vamos, sus últimas acciones dejan mucho mas que desear.
_ ¿Explicate?
_ Te estás portando como una cualquiera.
Sus palabras me enfurecen. Haciendo que le tire una cachetada.
_ A mi no me compares con la zorra con quien te acuestas. Porque soy mas mujer que ella.
_ ¡Tienes razón! ella no es como tu. Porque Marianna es apasionada, cariñosa, atrevida... No como usted de aburrida y mojigata.
Sus palabras afectan mi orgullo, bajando de mi rostro una lágrima.
Miro la ropa de invierno que traigo puesta, que si bien era caliente y cómoda, no reflejaba nada de glamour y moda. Al contrario hace que mis caderas anchas se notan aun mas.
Respiro profundo y trago grueso para impedirme llorar delante de él.
No podía creer que el hombre que una vez ame con todo el corazón, que le habían entregado mi virginidad y mi juventud, ahora era capaz de tratarme mal.
Si bien, la vida caótica de una madre de dos niños me había consumido por mucho años, y en parte tenía razón por mi descuido en lo físico ¿Era esa excusa suficiente para engañarme?
Su semblante frío y prepotente deja ver su poca sensibilidad ante mi dolor.
_ ¡Quiero el divorcio! Ya no te amo... _gruta con todas sus fuerzas.
Su petición me deja perpleja, trato de formular alguna palabra pero el nudo en mi garganta no me deja hablar, me siento en la cama y cierro los ojos.
_ Lo siento Selena, pero te tenía que decir la verdad _ abriendo la puerta para salir.
_ ¿Porqué nunca me dijistes que no eras feliz conmigo?
_ Sí lo fui, es solo que de un momento a otro cambiaste...
_ ¿Que cambié? _ interrumpo, caminando hacia él.
_ Todo, Ya no me atraes sexualmente ni físicamente.
_ Estás loco por una niña de 22 años y ves en mí una mujer vieja, sin sus mismos atributos y pasiones _ lo miro fijamente a los ojos _ ¿Crees que ella te ama? Pues no, ella está contigo por lo que le das: joyas, dinero ... Y cuando se canse de ti, te dejará por otro más joven.
Doy unos pasos hacia la puerta.
_ Y cuando eso suceda, yo no estaré para consolarte _ continuó diciendo, mientras salgo de la habitacion.