- Oye, yo estoy contigo, no es tan malo, además le he dicho a Glass que prepare postre de fresa, ¿Aún te gusta?
- Si, es mi favorito -agarro un libro- ¿Mi padre acostumbra venir aquí?
- No, de hecho casi nadie, pero aprovecho para venir a curiosear, es lo único que puedo hacer, ya sabes, mi futuro es estar aquí. -abrieron la puerta-
- Su alteza, ya está todo listo para su fiesta. -dijo Melissa y vio a Gisselle-
- Perfecto, ahora bajo, puedes retirarte -volteó a ver a su amiga- Prepárate que esta noche me la pasare genial y si algo pasa, como mi fiel amiga tendrás que cubrirme
- Ni lo pienses, yo solo obedezco las ordenes del Rey, no de su hijo, ademas no te dirá nada, es tu padre.
-No lo conoces, cada vez que me iba a visitar solo decía a mis amigos, el sera el futuro Rey de Noruega -suspiro- apuesto que al convertirme en Rey van a querer conseguirme esposa
- ¿Quién se querrá casar contigo?
A veces me costaba reconocer a Timothee, había cambiado, era obvio, los años lejos del castillo lo habían cambiado más que nunca, aunque seguía siendo mi único amigo.
-Gisselle hoy vendrá una princesa en la cual estoy interesado, pero ya sabes como son mis padres
-El rey estará contento de verte con alguien, así que no veo dónde esté lo malo.
- Dirá que ya tengo con quien casarme y podrá morir en paz.
- Tienes 19 años Tim, además el Rey tiene una vida más larga que la que tendría yo -sonrió a su amigo- tengo que irme a ayudar a mi madre
- ¿Por qué lo haces? -la vio- El trabajar aquí, tu puedes irte de aquí, escapar de todo esto, dejar de ser empleada -dijo observando a su amiga con duda-
- En el contrato que firmo mi abuela con el señor que había sido Rey, tu abuelo, decía que las generaciones que llegarán aquí se quedarían para servirle al Rey, ella firmo y supongo que por eso nací aquí
- Entonces puedes romperlo, eso fue hace años, dile a tu madre que si le dice a mi papá...
- No Timothée, mi madre y mi abuela llevan esa idea de servirle al Rey hasta su muerte, no dejarán que haga eso, algunos están acorralados a vivir esto, ¿Algo más que se le ofrezca su alteza?
- Ahora me llamas "su alteza", cuando ayer me llamaste "tonto, exagerado", muy bien.
- Te llamé así por que lo eres a veces, ahora vamos, debes prepararte para tu pequeña fiesta de bienvenida, por que mírate, con esas ropas de dormir no vas a conseguir esposa.
Timothée se regresó a su habitación y yo me regresé a las cocinas, al llegar vi a todos y todas ir de un lugar a otro, ese momento fue exacto para imaginarme como sería mi vida en unos años, estar en una cocina esperando a las ordenes del Rey, casarme y enseñarle a mis hijos que sus únicas obligaciones era obedecer al Rey, así generación tras generación, como lo habían hecho mis bisabuelos, mis abuelos y mi madre conmigo, no me esperaba mucho, si solo salía a las calles de Noruega era para comprar alimentos, pero hasta ahí, solo me quedaba ver la vida de las demás chicas del país.
-¿Que haces ahí parada?, debemos preparar el postre -vi a mi madre llendo a donde estaba la leche-
-Si, ya voy mamá, ya voy
Después de horas para picar la fruta y la verdura, había terminado, Glass había estado al pendiente de lo que decía el Rey, el siempre había sido el Cocinero favorito de este Rey, mi familia era conocida por serle fiel generación tras generación a los Reyes que había pasado y dejado huella en Noruega.
-Gisselle, el príncipe te busca, me ha dicho que le lleves un poco de postre de fresa, quiere probarlo antes que todos. -dijo Aurora-
-¿Has estado hablando con Tim... el príncipe Timothee? -dijo Jazmín mientras Gisselle negaba rápidamente- mentirosa, Melissa me dijo que hoy estabas con el en la biblioteca, ¿Recuerdas lo que pasó hace unos años por que los encontraron jugando?
- Ni siquiera se acuerdan, eso pasó hace años, ahora ya estamos grandes, ¿De qué tienen miedo?, no lo voy a contagiar de nada, es un amigo y además lo trato con respeto.
- Gisselle
- Es cierto madre, no entiendo el por qué llevárselo a Escocia, nunca le haría daño.
- Cariño, tanto el Rey y la Reina tienen miedo no por que lo contagies, ellos tanto como yo tienen miedo a que se enamoren, quieran casarse, eso no puede ser posible, los dos son diferentes y yo no te quiero cerca de los asuntos económicos o de los problemas con otros países que tienen el Rey.
- Timothée no me gusta, ni siquiera había pensado en eso, que tonta... ¿Sabes que es lo que harán?, pues harán que pensemos en no ser amigos...
- El príncipe está esperando -Gisselle asintió y fue directo por postre-
-No entiendo tanta tontería -agarro el plato- El Rey nunca será igual que la servidumbre -frunció el ceño- El no es Dios -susurro y salió de ahí directo a la habitación, mientras entraba sin tocar-
- Ya te habías tardado -sonrió mientras veía el postre con un brillo especial en sus ojos- Esto es gloria -agarro el plato y metió a su boca una cucharada de postre de fresas- tal y como lo recordaba -Gisselle iba a bromear pero volvió a observarlo-
-¿Algo más que se le ofrezca? -dijo mientras su amigo la miraba confundida-
- ¿Otra vez?, Gisselle, no me trates así, somos amigos, uña y mugre... -sonrió-
- Tal vez no... -suspiro- ¿Recuerdas lo que pasó hace nueve años solo por vernos juntos?
- No fue por eso, me mandaron a Escocia para prepararme, no por que me juntaba contigo.
- Timothée, también fue por eso, no quiero que vuelvas a irte, mi madre tiene razón, tu eres el príncipe de Noruega, el futuro Rey, mi futuro Rey, no puedo tratarte así.
- Si puedes, por que somos amigos
- El Rey no tiene amigos -agarro la charola- Lo lamento, pero tal vez es hora de que tome mi lugar en donde me corresponde. -dijo y se retiro del lugar-
Verlo desde la perspectiva de intentar que no volvieran a llevarse a TimothÉe no dolía tanto, seguro le sorprendió mi repentino cambio, pero era cierto, no podría comportarme de esa manera con alguien que forma parte de la familia Real, salí de la habitación y vi a la Reina, no, no y justo saliendo de la habitación de TimothÉe.
- Su majestad -hizo una reverencia-