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Responda ¿No está Ud. segura? - Dijo Letizia.
Hubo una pausa prolongada de unos segundos hasta que Hope finalmente respondió.
Daré lo mejor de mí para ayudar al príncipe, su majestad.
Me tranquiliza oír su compromiso, hermana Hope. Déjeme que le explique a detalle. Thomas desde hace un mes que se rehúsa a hablar o siquiera acercarse a cualquier persona que no seamos nosotros, ni maestros, ni criadas. Le hacen preguntas, pero él no responde, quieren acercarse a él para cambiarle de ropa o cepillarle el cabello, pero él huye; por lo que su majestad y yo debemos encargarnos de absolutamente todo. - Letizia suspiró fuertemente al decir esto último, rememorar la situación era doloroso. – Como ve, la situación es muy complicada. Debemos averiguar qué ha sucedido para saber qué hacer, es fundamental el testimonio del príncipe Thomas pero ni siquiera a nosotros nos cuenta las cosas, queremos que nos ayude con eso precisamente, que Thomas hable sobre el asunto.
Ya veo... - Estas palabras hicieron que Hope comenzara a idear cómo tratar con el príncipe, generalmente los niños que ella ayudaba le contaban las cosas ellos mismos o los adultos les daban referencias sobre sus vidas, sí hubo unos pocos que se resistían a hablar pero era cuestión de tiempo hasta que entrasen en confianza. Pero, el príncipe no decía una sola palabra a nadie excepto sus padres, y aún a ellos, los reyes de Brudenell, no les contaba lo sucedido. Esto sería sin duda complicado.
El rey Harold analizaba silenciosamente la conducta de Hope, mas allá de haberse percatado de su evidente sencillez y humildad, podía notar sinceridad en sus palabras. Estaba nerviosa, ¿Quién no lo estaría? Incluso el perdía el sueño por esta situación. Continuó observándolam, a pesar de sus breves respuestas y mirada esquiva Hope le transmitía calma y confianza, ¿seria ella quien lo lograría? . Cuando Letizia temrino de hablar el rey añadió detalles.
Hemos intentado desde criadas y maestros hasta doctores y sacerdotes, el príncipe apenas los vio se negó a hablar con ellos, ocultándose bajo las sábanas. Los días siguientes ni siquiera quería que ingresen a su habitación, lo hicieron de todos modos, pero él siguió ocultándose. Puede que su primer encuentro con el príncipe sea difícil, pero decisivo.
Letizia añadió. - Ud. será presentada como su nueva nana, deberá cumplir funciones de acuerdo al cargo, no olvide que su función principal es averiguar qué sucede. – Letizia hizo una pausa mientras observaba detenidamente a Hope.
Hope ante esta fuerte mirada asintió con la cabeza mientras respondía que sí. El rey se tomó el mentón mientras parecía pensar muy seriamente en algo. Cuando hubo resuelto sus ideas dijo con firmeza.
Como le dije hace un momento, el primer encuentro es decisivo, el príncipe desde el primer día rechazó a todos aquellos que intentaron acercarse, incluso si tuvieron oportunidad un segundo y tercer día no hubo avances.
Hope puso una expresión de sorpresa, ¿quería decir que tendría una sola oportunidad ante tal difícil tarea? Era tan complicado como tirar un dado y esperar a que salga precisamente el número que esperas. El rey se percató de su reacción y trató de tranquilizarla.
No se preocupe, no hay ninguna represalia si no logra hacerlo. Además, será remunerada por todos los días que esté ausente de su iglesia, valoramos su tiempo. Este fue un llamado inesperado, espero entienda nuestra situación.
Yo comprendo que la situación es difícil. No hace falta una remuneración, con ser de utilidad a su majestad yo soy feliz. – Respondió Hope aún tensa por el breve tiempo.
Le deseamos mucha suerte, depositamos nuestra confianza en Ud. esta vez. – Añadió Letizia, luego se tocó la frente y dijo en un suspiro – Esperamos que el príncipe vuelva a ser el de antes.
Dios mediante el príncipe se recuperará, su majestad. – Respondió Hope convencida.
Así será. – Dijo el rey con convicción, confiaba que todo se resolvería tarde o temprano. Hizo un gesto a Letizia indicándole que ya habían terminado con la reunión.
Bueno hermana Hope, en un par de horas anochecerá, se ha preparado una habitación para Ud. descanse bien hoy. Mañana será el día. – Dijo la reina.
Sí, su majestad. Muchas gracias por tenerme en consideración, haré todo lo que esté en mis manos.
Gracias, ya puede retirarse, una doncella la guiará a su habitación.
Gracias, su majestad. – Hope hizo una reverencia tanto para el rey como la reina antes de retirarse. Una doncella la llevó hasta su habitación, Hope estaba asombrada con lo hermosa que era, de hecho, era demasiado para ella. Las monjas vivían bajo el lema de la humildad y sencillez, esta habitación iba en contra de ello. Cuando estuvo sola finalmente comenzó a desempacar, sacó unas cuantas prendas que la acompañaban casi una década, un par de zapatos, objetos personales, su biblia, y, sus dos compañeros favoritos: Niña y Niño.
No puedo creer que casi los dejo a ustedes dos, me serán de mucha utilidad en esta misión que el Sr. Me ha encomendado. – Dijo Hope tomando a ambos muñecos de madera, de alguna manera se sentía acompañada de estos inanimados seres.
Niña y Niño eran dos muñecos de madera que con ayuda de los niños más grandes de la iglesia había tallado hace años, le eran muy útiles para educarlos y entretenerlos. Se tentó a dejarlos para que los niños siguieran disfrutando de ellos, pero a la vez, estos dos muñecos representaban a sus niños, los trajo como simbolismo de tenerlos siempre a su lado, finalmente resultó una decisión muy conveniente. A pesar de haberse esclarecido el motivo de su abrupto viaje al palacio su corazón no dejaba de estar triste, era la primera vez que se alejaba de su hogar y estaba en un lugar nuevo donde no conocía a absolutamente nadie. Ir donde el príncipe con un corazón así de agitado no ayudaría, debía estar en paz consigo misma primero si quería hacer un buen trabajo, ella sacó el crucifijo que le había regalado el cura antes de partir, se puso de rodillas y comenzó a rezar, pidió que el Señor obrara a través de sus palabras y sus manos a fin de ayudar al príncipe, también pidió para que ponga en calma su corazón, y, por supuesto, pidió por el bienestar de todos en el pueblo. Solo cuando terminaron sus plegarias y estuvo en paz pudo recostarse y dormir.
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Las preocupaciones tienden a remover lo profundo de tus entrañas y tus memorias, la ansiedad y desconcierto se apoderaron de Letizia, estando consciente, ella podía alejar los malos pensamientos, pero entre sueños, es difícil tener el control. La visitó una de estas pesadillas recurrentes, aquellas que uno siempre sueña exactamente igual y lo visitan cada cierto tiempo, eran recuerdos reales mezclados con fantasías propias de un sueño. Una voz suplicante y familiar repetía las siguientes frases.
¡Letizia! ¿Por qué me haces esto?
Por favor, no abandones lo nuestro.
¡Huyamos juntos! Te entregaré mi vida entera.
Está bien Daniel, huyamos juntos mañana en la noche. – Respondía Letizia.
¿En serio? Me haces tan feliz, querida. ¿En serio lo prometes? Debo alistarlo todo.
Lo prometo. – Dijo ella.
De pronto, la escena cambió por completo, Letizia formó parte del sueño y apareció de pie en un lugar tétrico, era un bosque espeso en medio de la noche, con el sonido de una fuerte lluvia de fondo y un carruaje volcado al final de un acantilado.
¿Dónde estoy? ¿Qué es esto?
Había ruedas y maderas destrozadas, equipaje esparcido por toda el área, un caballo que a rastras luchaba por ponerse de pie y seguir con su vida. La sangre había teñido toda la escena e incluso los árboles cercanos. Letizia vio el desastre desde arriba de acantilado, estaba aterrorizada, pero notó que faltaba alguien en la escena.
¿Carlos? ¡Carlos! ¿Dónde estás, Carlos? ¡Carlos! – gritó desesperada tratando de hallar al hombre.
Letizia entonces intentó bajar por el acantilado con cuidado para ir a buscarlo, se sostuvo fuertemente de las rocas para evitar caer, incluso clavando sus uñas en ellas hasta el punto que sentía le dolían los dedos
¡Carlos! ¡Espérame!
Pero había mucho lodo y no dejaba de llover, por lo que resbaló, sintió una corriente de temor por todo su cuerpo, se deslizó unos segundos sintiendo los rasguños de las rocas y hierbas en el camino, de pronto, una mano sostuvo fuertemente la suya. Ella sorprendida levantó la vista.
Mi Letizia. - Dijo el hombre
Ella sostuvo el brazo del hombre con ambas manos, de hecho, él estaba cubierto de lodo en todo el cuerpo; su rostro estaba cubierto por completo, ella sabía se trataba de Carlos por el sonido de su voz. Él la arrastró con cuidado unos pocos metros, sin llegar a la superficie plana, curiosamente en este punto ya no se resbalaban a pesar de la pendiente. Entonces él le preguntó.
¿Por qué me hiciste esto?
¡Yo no quería hacerlo! – Ella lo abrazó con fuerza, luego acercó sus manos para quitar el lodo que Carlos tenía en el rostro.
¡No me toques! Te arrepentirás si lo haces.
¿Qué dices? – Ella hizo caso omiso y le quitó el lodo del rostro, cuando se pudo apreciar finalmente vio una horrible cara de un muerto carcomido por los gusanos, incluso eran visibles algunas partes del hueso y los dientes. Letizia gritó horrorizada y se apartó de inmediato, era un casi esqueleto el que tenía al frente.
Letizia, te dije que no lo hicieras.
Ella sintió como sus propias manos temblaban incontrolablemente, de pronto vio que no estaban manchadas de lodo, sino de sangre. De hecho, todo el cuerpo de Carlos estaba bañado en sangre y no en lodo.
No vuelvas a tocarme con tus manos sangrientas. Toma, esto es lo que tanto querías proteger. – Carlos le colocó una corona sobre la cabeza, era muy pesada, demasiado pesada. Letizia sintió como el peso de esta hacía torcer el cuello, ejercía tanta presión que comenzó a resbalar, se sostuvo firmemente de Carlos para evitar caer, quiso quitarse la corona con una mano, pero no pudo, debía usar ambas manos si quería hacerlo. Esto implicaría caer al acantilado.
No hay diferencia si te dejas arrastrar por ella o decides soltarla, terminarás igualmente en el fondo de abismo. – Carlos desapareció por completo y la inevitable caída hacia la muerte comenzó.
¡No! ¡No!
Letizia despertó de aquella pesadilla gritando las mismas palabras que en su sueño, estaba muy agitada y esto alarmó a sus doncellas. Ya eran las 7 de la mañana, Letizia se había quedado dormida sentada en un sillón.
¡Majestad! ¿Se encuentra bien?
Letizia trató de olvidar aquel sueño que no fue tan distinto de la realidad, ya eso había quedado atrás, Daniel era solo el pasado, un doloroso pasado.
Estoy bien, ¿cuánto ha pasado?
Se quedó dormida unos 20 minutos, su majestad.
Ya veo, solo fue un mal sueño. No pude dormir bien, anoche nos quedamos con Thomas despiertos hasta tarde. – Letizia dio un fuerte suspiro y volvió a poner en orden su mente. Si bien el sueño le había producido ansiedad estando despierta también la tenía, no le agradaba la monja que había llegado a ayudar, pero, le daría una oportunidad. Estaba muy cansada física y mentalmente, si solo pudiese únicamente dedicarse a su hijo, lo haría; pero tanto ella como Harold tenían que seguir cumpliendo sus roles, especialmente ahora que el reino vecino parecía querer entrar en conflicto con Brudenell y otros países más. Una pequeña voz que apenas había aprendido a hablar la llamó "mamá" esto la distrajo de sus preocupaciones.
Jason, ven aquí. – Su doncella le entregó al bebé en sus brazos. Letizia lo tomó y lo puso de pie sobre su regazo, dándose cuenta de lo rápido que había crecido. – Qué grande estás, cuando se resuelva todo esto estaremos juntos más tiempo cariño. – Le dio un beso en la mejilla y jugó con él un momento antes de irse a trabajar.
Es aquí hermana Hope. – Llegaron a la habitación de Thomas, por fuera era custodiada por dos caballeros, esta fue una de las recientes órdenes del rey, debía proteger a su hijo más que antes y de todo el mundo. La doncella tocó la puerta y luego de un rato salió fue el rey Harold, había permanecido toda la noche con Thomas, se veía muy cansado.
Buenos días, su majestad. – Saludó Hope
Buenos días hermana Hope. El príncipe ya está despierto, le he comentado que hoy vendría Ud., se lo encargo mucho, si necesita algo solo dígaselo a uno de los caballeros aquí presentes. La puerta permanecerá abierta mientras Ud. Esté dentro, le deseo mucha suerte.
Gracias, me esforzaré.
Gracias, debo ir a trabajar ahora, la veré a mediodía para preguntarle qué tal le fue.
Sí, su majestad.
El rey le hizo un gesto invitándola a ingresar a la habitación, hope quiso entrar pero fue detenida un momento por lo caballeros, quienes revisaron el bolso que tenía colgado en el hombro, luego de cerciorarse que no había nada extraño la dejaron entrar. Cuando lo hizo el rey habló a sus guardias de confianza.
Siguen investigando a las niñeras y maestros, ¿no es así?
Sí, su majestad. He oído que justamente hoy en la noche nuestros hombres se reunirán con Ud. para dar sus informes.
Bien, que la hermana Hope tampoco sea la excepción. Vigílenla
Sí, su majestad.
El rey se retiró hacia su oficina finalmente, estaba muy agotado físicamente, pero debía seguir adelante con sus responsabilidades, ya habría tiempo para descansar más adelante.
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Cuando Hope ingresó a la habitación Thomas se encontraba sentado en su escritorio haciendo algo con tinta, una pluma y papel, se veía muy concentrado.
Hola, príncipe Thomas. Mi nombre es Hope, vengo a visitarlo hoy.
Thomas apenas la vio se levantó del escritorio, ocultó el papel en un cajón y comenzó a retroceder. Hope dio unos pasos intentando acercarse más a él, pero al notar esto inmediatamente se dirigió hacia su cama y se ocultó bajo las sábanas. Entonces ella se quedó parada a la altura del pie de la cama.
No se asuste, príncipe, por favor. Solo vengo a pasar el rato con Ud. – Dijo Hope muy nerviosa al ver que el príncipe la rechazaba de inmediato. - ¿Príncipe? – Hope insistió esperando alguna respuesta, pero no hubo un solo movimiento por debajo de la sábana.
En este momento Hope se sintió derrotada, pensar que su majestad confió en una simple monja de un lugar remoto del país y había fracasado al instante. ¿Habría sido una pérdida de tiempo? "No, ¡debo intentarlo más! ¿Por qué me rindo tan rápido?" pensó Hope.
¿Príncipe? – llamó un par de veces más sin éxito.
"Piensa Hope, quizá no debes hacerlo tan directo, cambio de estrategia"
Tiene una habitación muy linda, yo tampoco querría salir de aquí. – Dijo Hope entre risas.
"¡¿Estará bien lo que acabo de decir?!" dio un suspiro pensando en qué decir después.
Estoy muy feliz de haberlo venido a visitar. – Hope echó un vistazo al Thomas oculto bajo las sábanas, notó un caballo de juguete casi al pie de la cama. - ¿Es suyo ese caballo? ¡Es muy bonito! ¿Le gustan los juguetes de madera?
Como era de esperar no hubo ningún indicio de comunicación por parte de Thomas, hope continuó hablando sola, hubo un prolongado silencio incómodo. Hope suspiró y recordó lo que le dijo el rey el día anterior "el primer encuentro es decisivo" Debía lograrlo hoy, no se lo habían dicho explícitamente, pero tenía una sola oportunidad, el rey le dijo que si fallaba no habría represalias, pero, ¡ella no quería fallar! Esta era una responsabilidad muy grande, habían confiado en ella, no podía decepcionarlos tan pronto, ¿con qué cara iría a decirles que fracasó? Hope no quiso dejarse llevar por la frustración, se repitió a sí misma en silencio "Hazlo con el corazón, no hay presión, hazlo con el corazón y habrá conexión. Hazlo con el corazón, y el Señor obrará con compasión a través de ti" Hope tomó aire, volvió a componer su sonrisa y se propuso seguir intentado, esta vez se le ocurrió una idea.
Sí que parece que le gustan mucho los juguetes de madera, ¿sabe algo? A mí también. De hecho, he traído dos de mis... juguetes. Quería mostrárselos, ¿quiere verlos? – Hope ya sabía que no habría respuesta así que continuó. – Se los mostraré.
Ellos son Niña y Niño. – Hope sacó de la bolsa que llevaba a sus dos muñecos de madera. - Aún no tienen nombre, no soy muy buena poniendo nombres, ¿quizá el príncipe quiera ponerles un nombre? - Thomas pareció arroparse aún más bajo las sábanas ante tal pregunta. – Quizá luego. – Dijo Hope para calmarlo.
Hope pensó en hacer un teatro con los muñecos, tal y como solía hacerlo con sus niños en la iglesia. Rápidamente se puso en papel, utilizaría una voz diferente para cada muñeco. Personificando primero a Niña comenzó.
Hermana Hope, Niño hace magia.
Hope fingió sorpresa y respondió.
¿En serio?
¡Si! Hace magia en silencio, Niño, muéstrale.
¡Vaya, si que es cierto! Niño ahora mismo tiene los ojos encendidos como llamas de fuego.
¡Está enojado!
Así es, Niña. Espera, Niño está cambiando de expresión, ¡mira! ¡mira! Niño tiene los ojos muy abiertos y la boca también.
¡Es cierto!
¿cómo lo has hecho niño?
Hope hizo una pequeña pausa para echarle un vistazo a Thomas, no había respuesta.
Es magia. – Susurró Hope como si fuera casi un secreto profundo. - ¿Crees que está enojado o sorprendido?
Creo que sorprendido... ¡Mira! ¡Está cambiando otra vez!
"¿un juguete mágico?" pensó el temeroso Thomas bajo las sábanas. No podía ser, aunque la curiosidad lo mataba, su miedo lo dominaba. Además, ¿Quién era esta mujer que venía a jugar a su habitación? ¿no estaba muy grande para tener juguetes? Ningún adulto hacía eso, parecía estar loca. Loca o no, le estaba matando la intriga del muñeco que cambiaba de rostro mágicamente, ¿sería verdad? Tímidamente descubrió una pequeña parte de su rostro, la suficiente como para dejar que uno de sus ojos observara el loco espectáculo de la loca mujer.
Hope se percató de inmediato de que Thomas estaba observando, sintió una gran alegría y algo dentro de si misma la motivó aun más. Prosiguió sin hacerle notar a Thomas que ella ya sabía que estaba observando.
Niño tiene los ojos llorosos y la boca hacia abajo, mira Niña. – Hope intencionalmente mostró el muñeco en dirección a Thomas para que lo pudiese apreciar, efectivamente tenía esa expresión.
Hope no podía perder el interés de Thomas ahora mismo, no hizo las preguntas, directamente se enfocó en relucir lo "mágico" del juguete.
Niño está cambiando de expresión otra vez. – Dijo muy asombrada. - ¡Mira!
Hope volvió a mostrar el juguete, el cual esta vez como por arte de magia tenía un rostro sonriente. Thomas se sorprendió al verlo, pensó que no era mentira y que de verdad el muñeco era mágico.
¡Niño está feliz! – Dijo Hope simulando la voz de la muñeca.
Niño está feliz porque acaba de ver al príncipe. – Dijo Hope mirando a Thomas.
Thomas de inmediato volvió a esconderse bajo las sábanas, estaba interesado en el muñeco, su voz le hizo entrar en pánico nuevamente.
Niño, me han encantado tus expresiones mágicas. – Dijo Hope.
¿Quieren verlas mañana de nuevo? – Dijo Hope con una voz un poco más grave, claramente personificando a Niño. - ¿Nos reunimos mañana otra vez, Niña?
¡Si! – dijo Hope simulando ser Niña.
¿Nos reunimos mañana otra vez, hermana Hope?
¡Si! – dijo Hope muy animada.
¿Nos reunimos mañana de nuevo, príncipe Thomas?
Al hacer esta pregunta Hope quedó muy ansiosa esperando que Thomas le dijera algo, al menos un ligero movimiento que le indicara un "sí" o un "no", observó un largo rato y volvió a preguntar.
¿Nos reunimos mañana de nuevo, príncipe Thomas?
No hubo respuesta alguna por parte de Thomas. Hope pensó "Por un momento él bajó las sábanas, ¿no es algo bueno?" Hope permaneció un rato más parada al pie de la cama de Thomas, esperando que hubiera alguna respuesta, cada segundo sus ánimos decaían. Su majestad le había consignado de que Thomas hablara, no que solo mirara, pero, ¿habría siquiera mirado a otros antes? ¿sería suficiente para su majestad este avance? Miles de preguntas inundaban su mente, guardó los muñecos en la bolsa y pidió en su mente "Por favor, Señor. Que me permitan seguir intentándolo, con tu ayuda sé que es posible"
Me despido, su alteza.
Hope dio pasos lentos hacia la puerta, estando a un paso de llegar echó un vistazo atrás esperando ver algún cambio en el príncipe. No había ninguno, Thomas seguía escondido bajo las sábanas. Hope cerró los ojos con tristeza y atravesó la puerta, justo cuando terminó de salir escuchó un susurro tímido.
Sí.
Hope volteó nuevamente de golpe, estaba sorprendida, ¿lo había imaginado? Volteó a mirar boquiabierta a uno de los guardias, al notar la sorpresa en el rostro de aquel hombre se dio cuenta de que no lo había imaginado. No pudo contener la alegría, intentó con todas sus fuerzas no hacer ruido, no quería asustar al príncipe ni armar ningún alboroto allí fuera.
Felicidades. – Le dijo el caballero.
Su majestad estará muy feliz de oírlo. – Añadió el otro caballero. Ambos lucían muy felices, lo cual era raro porque los caballeros imperiales solían tener expresiones neutrales.
Hope caminó rápidamente sin rumbo deseando que ya llegara el momento de contar las buenas noticias a su majestad el rey y la reina.
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Letizia se encontraba trabajando en su oficina, revisaba algunas solicitudes que requerían su firma. El esfuerzo sumado al cansancio de no haber dormido casi nada le había estado jugando en contra provocándole una migraña insoportable. Deseaba que pronto fuese mediodía para almorzar y saber cómo le fue a aquella monja en la cual no tenía mucha fe. Estaba tratando de calmarse, pero un grito le alteró los nervios.
¡Su majestad! – gritó una de sus doncellas ingresando al lugar.
Gisselle, ¿cómo te atreves a ingresar así? – Letizia la regañó muy furiosa.
Lo siento, su majestad. Perdóneme.
Dime qué sucede, espero sean buenas noticias, ya tengo suficientes preocupaciones. – Dijo Letizia sin dejar de leer uno de los documentos.
Su majestad, me temo que...- La doncella hizo una pausa dudando de si sería pertinente decir esto ahora. –Ud. me dijo que le informara sobre estas cosas. Lady Hellen vendrá hoy a ver a su majestad.
¿Qué? – Dijo Letizia colocando el documento sobre la mesa. - ¿Para qué ha venido esa mujer?
Eh, A-Aparentemente tenían concertada esta reunión desde hace un tiempo.
¡¿Y por qué no me lo dijiste antes?!
Yo me acabo de enterar, lo siento.
Letizia se puso de pie de inmediato, ¿justo ahora tenía que venir? Las cosas no estaban marchando bien desde hace un tiempo y ahora en un momento vulnerable esa mujer se acercaba a él, ¿con qué propósito? ¿quería aprovecharse de la situación?
Gisselle.
¿Sí, su majestad?
Ve a averiguar más sobre esa reunión. ¡Ahora!
Sí. – La doncella se retiró de inmediato.
Letizia caminó ansiosamente por toda la oficina y dijo para sí misma guiada por los celos.
¿Buscas acaso consuelo en tu ex esposa?
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