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Duquesa Hellen, bienvenida. – Saludó algo apresurado el rey.
Gracias por aceptar la reunión a pesar de las circunstancias, su majestad. Siento mucho si le quito tiempo valioso.
No hay de qué disculparse, vienes de tan lejos, sé que no lo hubieras hecho si no fuese algo importante.
Efectivamente. - Hellen sonrió, miró al suelo mientras apretaba los labios. Con una mirada llena de felicidad continuó. – Vine para agradecerle por toda su ayuda estos años, sin Ud. no sé qué hubiera sido de mí.
¿Por qué dices todo esto de pronto? – preguntó Harold calmado y curioso.
Hellen no pudo contener su sonrisa, abrió la boca para responderle pero le ganó una risa ansiosa; la cual Harold imitó por cortesía. Cuando se calmó pudo finalmente decirle el motivo.
Voy a casarme pronto, ya no será necesario que siga ayudándome económicamente. No quisiera tomar mayor ventaja de su amabilidad conmigo.
Harold estuvo muy sorprendido al oír esto, era una noticia increíble en el sentido de que era difícil de siquiera pensar que sucediera, ¿volver a casarse a los 35 años? Jamás ninguna mujer lo había hecho, no porque no estuviera permitido sino porque todas se casaban jóvenes, los 35 ya se consideraba demasiado tarde; no muy atractivo para aquellos hombres que buscaban una pareja con proyección a tener familia. Aunque, de todas formas desde su juventud ya se la señalaba por la incapacidad de tener familia.
F-Felicidades por su nuevo matrimonio. Es bastante, inesperada esta noticia. Me alegro. – Dijo Harold aún impactado por la noticia.
Muchas gracias. Puesto que me casaré pienso que lo correcto es agradecerle por todo el tiempo que me ha ayudado y comunicarle que ya no será necesario.
Entiendo. Si es tu deseo, lo respetaré. Te deseo mucha suerte y felicidad. – Harold conscientemente iba a terminar su respuesta en este punto pero luego pensó "¿Y si es dejada sola nuevamente?" por lo que añadió. - Si vuelves a necesitar ayuda en un futuro, puedes contar conmigo...
Hellen comprendió el trasfondo de sus palabras, le incomodó y removió malestares del pasado, sin embargo, su felicidad actual hizo que le restara importancia. Además, entendía en cierto punto la preocupación de Harold y pensó que debía aclararlo.
No hará falta, conocí a un hombre muy bueno. Es un noble extranjero que hace unos meses se mudó aquí, había quedado viudo y quiso empezar una nueva vida muy lejos. Tiene dos hijos pequeños, por lo que... podré tener una familia al fin.
Al oír esto Harold se arrepintió de sus últimas palabras, sin embargo, oírlo también era tranquilizante. En el fondo él sentía culpa de lo sucedido, jamás pudieron determinar a ciencia cierta quién fue el responsable original. Uno de los fines del matrimonio era la procreación de hijos y desarrollo de la familia, infertilidad fue el motivo de la anulación de su matrimonio, no obstante, al casarse con Letizia también hubo dificultades para tener hijos, él requirió un tratamiento de un par de meses para conseguirlo. Harold siempre se cuestionaba ¿Si hubiera intentado ese tratamiento con Hellen hubiera funcionado? Hellen nunca pudo rehacer su vida luego de esto, incluso su propia familia poco a poco le dio la espalda y abandonó. Producto de esta incertidumbre e injustas circunstancias, Harold decidió ayudarla; no estaba enamorado pero sí la apreció en su momento.
Ya veo, me alegro mucho por ti.
Gracias. – Dijo Hellen una última vez mientras sujetaba un objeto. – Por favor, acepte este regalo como muestra de mi profundo agradecimiento.
Harold recibió el regalo aún envuelto y agradeció. Platicaron un poco sobre la situación del príncipe y Hellen le dio palabras de aliento, luego volvieron al tema de su matrimonio y finalmente cuando no hubo más que decir ambos se despidieron. Hellen se retiró sonriente y con un aura encantadora.
"Se ve muy feliz, me alegro por ella" pensó Harold.
A pesar de ser sincero en sus pensamientos también tenía envidia, envidia de una vida matrimonial feliz. Suspiró con fuerza, como si toda su alma se fuera en ello, se sentó y recostó la cabeza en el respaldar de la silla, luego pensó fugazmente en como hubiera sido su vida si se hubiera quedado con Hellen, enfocó la vista en el techo, sonrió tristemente y luego se dijo.
Quizá no hubiera sido distinto.
Vio el reloj, 11:30 am. Había prometido a Thomas que comerían juntos hoy, por supuesto, en su habitación, se levantó de golpe y caminó apresurado.
* * * *
Mientras Hellen se retiraba sonriente del lugar, Gisselle, la criada de Letizia, observaba con atención. Le fue imposible saber qué conversaron debido a que se realizó en estricta privacidad y hubieron guardias cerca. Gisselle estuvo muy preocupada, recibiría un gran regaño de la reina si no conseguía nada de información. De pronto vio como el rey se retiraba apresuradamente, agacho la cabeza y saludó mientras él pasaba; pudo observar de reojo que llevaba un regalo en sus manos. Fue de inmediato donde Letizia a contarle lo que había visto.
¿Un regalo dices?
Sí, no era muy grande pero claramente se lo ha de haber entregado ella.
Hmph.... ¿Un regalo en medio de esta tormenta? ¿Para... subirle el ánimo? ¿vino de tan lejos para eso?
No podemos saberlo, su majestad. Me fue imposible oír algo.
Ya veré de qué regalo se trata. Continúa con tus labores Gissele.
Sí.
Letizia estaba incómoda, su lado racional la llevó a pensar "¿Debería preocuparme de más? Después de todo no ha traído mujeres desde hace más de un año." Intentó calmarse, pero las emociones volvieron a tomar control, no permitiría que se le fuera de las manos otra vez, odiaba no tener el control sobre esto. Menos ahora que las cosas entre ellos parecían haberse alivianado.
** * *
¿Dormiremos juntos otra vez hoy? – Preguntó Thomas mientras se llevaba a la boca la última cucharada de comida
Sí. Te lo prometí, las promesas siempre se cumplen. -- Respondió su padre aún contento por lo que le había contado Thomas hoy, hace mucho no se alegraba por nada. Había quedado muy intrigado con aquel "muñeco mágico"
Recuerda que siempre estoy aquí para escucharte, no debe haber secretos entre nosotros, ¿lo entiendes, Thomas?
Sí, padre.
¿No quieres contarme algo más?
¡Quiero un muñeco igual al que vi! ¿Puedes conseguírmelo?
Claro, lo que sea para el príncipe. - El rey acarició su cabello mientras se preparaba para retirarse.
¡No te vayas aún! - dijo Thomas cuando se percató de la acción de su padre.
Volveré, no te preocupes.
¡No quiero que te vayas!
Me encantaría quedarme todo el día contigo pero debo trabajar.
Llévame a trabajar contigo. Me portaré bien.
Thomas, no dudo que te portas muy bien... ¿no quieres estar con tu hermano pequeño y las niñeras? No estarías solo con ellos.
Mmm... - el niño lo pensó. - Yo quiero estar en mi habitación.
¿Les decimos que vengan aquí?
No, mucha gente solo me hace muchas preguntas.
No puedes estar solo todo el tiempo, alguien tiene que cuidarte. La señorita Jules me dijo que no quieres que sea más tu niñera. ¿Ella te hizo algo?
No me hizo nada.
¿Entonces? ¿Qué ocurre?
Thomas se quedó en silencio, se encontraba pensando mucho en qué decir, tomó una almohada y se recostó sobre ella, sin hacer contacto visual dijo a su padre.
Los guardias están afuera, con ellos basta.
¿Y qué hay de la señorita que vino hoy? ¿no te gustó?
Me gustó el muñeco mágico.
¿Te parece si la invitamos de nuevo?
Mmm, no, que venga solo el muñeco.
Jajaja. Thomas, vendré a verte más tarde.
¿En serio? ¿Lo prometes?
Lo prometo, las promesas siempre se cumplen. - El rey le dio un beso en la frente a Thomas antes de levantarse, sin embargo, Thomas le interrumpió tomándolo del brazo, dijo poco convencido.
Padre, creo que la señorita debe venir también.
Eso suena bien ¿por qué de pronto cambiaste de opinión?
Es que yo prometí que nos reuniríamos de nuevo los cuatro.
¿Hm? ¿los cuatro?
Sí, niño, niña, ella y yo. Las promesas siempre se cumplen, pero tu ven también por favor.
Estaré aquí, espérame pacientemente, y no olvides colocarte bien la ropa, lo haces tú solo últimamente.
Sí, padre.
**********
Tal como acordaron, se reunieron brevemente el rey, la reina y lady Hope para hablar sobre la situación con Thomas. Hope no sabía cómo comenzar, decir que le dijo solo una palabra, la cual era "si" ¿estaría bien? ¿No sonaría más bien mediocre o insuficiente? Afortunadamente el rey le ahorró las explicaciones que debía dar.
Lady Hope, estuve con Thomas. Me contó sobre su encuentro, sonaba muy animado después de tanto tiempo. También mencionó que prometieron verse de nuevo, ¿es eso cierto?
Eh, le pregunté indirectamente al príncipe si deseaba jugar nuevamente, él dijo que sí.
¿En serio? - intervino Letizia muy contenta, se arrepentía internamente de no haber confiado ni un poco en esta mujer. - Estas son buenas noticias, parece que ha sido del agrado del príncipe.
Sí, pero hay que ir con calma, no cometamos los mismos errores de antes.- dijo Harold. - Thomas se asustaba con las otras personas por lo rápido que pretendían avanzar.
Esto solo demuestra que la paciencia es la mejor vía. - añadió Letizia
Lady Hope, más tarde visitaré a Thomas, por favor venga conmigo.
Sí, su majestad.
Bien, lady Hope, nos veremos más tarde. Puede retirarse.
Hope acató la orden de inmediato y se retiró del lugar, todo parecía marchar bien para ser su primer día en este lugar, sin embargo, sentía que no encajaba. Una vez solos, los reyes comenzaron a conversar.
Esas son muy buenas noticias. Su majestad, parece que habrá avances con ella.
Y tú no le tenías fe. - dijo Harold.
Es cierto, debí haber confiado un poco más, pero, soy madre a fin de cuentas y tengo dolido el corazón. Por todas los fracasos estaba desmotivada. Dios mediante todo mejorará pronto.
Sí, pronto esta pesadilla pasará y volverá la calma.
Así sea, ojalá Dios traiga plena calma a nuestras vidas y que todo sea igual que antes entre nosotros. - dijo Letizia añorando aquellos primeros años de matrimonio.
No puede ser igual que antes, Letizia. Las cosas cambian, lo que nos hace feliz ayer, puede que ya no nos de alegría mañana. La gente cambia. - Harold tomó ambos brazos de la silla para ponerse de pie pero Letizia le detuvo sosteniéndole la mano.
Sé que cometí un gran error, le he pedido perdón muchas veces por ello.
Y yo te he perdonado, Letizia. Pero perdonar no significa retroceder.
Harold, lo que hice en ese entonces fue muy tonto, no quería realmente hacerlo, tenía mucho miedo. Pero Ud., su castigo fue desproporcionado y muy doloroso para mi, creo que ya he pagado lo suficiente por mi error.
¿Lo que hiciste tú no fue doloroso acaso?
Ambos estamos heridos, el rencor no nos llevará a ningún lado. Yo no le guardo rencor, a pesar de que trajo muchas mujeres para vengarse de mí, sé que no amó a ninguna de ellas, dígame, ¿sintió con ellas alguna vez algo cercano a lo que sintió por mi?
Harold no dijo nada, permaneció observándola en silencio.
Respóndame, por favor.
Letizia, deja este juego de palabras.
No se trata de ningún juego, le estoy abriendo mi corazón después de tanto tiempo callar y aceptarlo todo en silencio. El señor nos manda pruebas y situaciones duras como parte de su plan para nosotros, con un propósito. Yo pienso que dentro de esta pesadilla, existe el propósito de acercanos nuevamente y perdonar. - Letizia apretó con más fuerza la mano del rey. - Por favor, responda lo que le pregunté hace un momento.
No.
¿Eh?
La respuesta es no, no lo sentí. Hace un rato dijiste que la paciencia era la mejor vía, practica lo que predicas. Las cosas no se solucionan con solo desearlo.
Tiene razón, las cosas se solucionan actuando, esforzándose, solo espero no remar sola.
Debo retirarme ahora, continúa con tus labores.
Sí... - Respondió Letizia en un suspiro, no sabía cómo sentirse ahora mismo, era un claro rechazo, pero también una clara confesión. Al menos no fue tan cortante como antes. Su paranoia respecto a la reciente visita de Hellen se convirtió en solo algo sin importancia.
Harold de camino a su oficina se quedó pensando en la reciente conversación con Letizia, recordó sus palabras "el rencor no nos llevará a ningún lado" "dentro de esta pesadilla existe el propósito de acercarnos nuevamente" él se preguntaba si sería sensato hacerlo, después de todo, fue una estúpida venganza el hecho de tomar muchas mujeres; aunque, no fue estúpido el motivo por el cual lo hizo: DESLEALTAD. A su vez, la presión de años de tradiciones y expectativas del público le llevaban a dudar.
Luego de un amorío de su bisabuelo con su propia cuñada, el reino estuvo envuelto en nada más que escándalos, venganzas, división familiar, asesinatos y ataques a la corona; convirtiéndose Brudenell en protagonista de titulares amarillistas internacionales. Quién diría que la más grande guerra civil se desató por un amorío. El abuelo de Harold, el rey Armin II, luego de salir victorioso de aquella terrible disputa apartó del mundo social a todos aquellos familiares traidores, denominados desde entonces como serpientes, las ovejas negras de la dinastía. Armin II se propuso reivindicar la reputación de la familia real ante el ojo público, quiso proyectar todo lo opuesto a su antecesor, incluyendo claro un ejemplo de monogamia, esto complació mucho a la iglesia y favoreció al reino en varios aspectos. Al inicio fue todo por obligación pero luego terminó enamorándose de su esposa, de igual forma, el siguiente rey, padre de Harold, fue un buen ejemplo. La nobleza y el pueblo alababan estas conductas, diciendo que la infidelidad solo traía desgracias al país, la unión y amor en la pareja real traería armonía y bonanza. Se romantizó e idealizó demasiado el asunto de tener un rey y una reina unidos, no solo en términos políticos, sino que también sentimentales. En general, el país se convirtió en una sociedad puritana con exacerbada admiración hacia lo perfecto, pasó de ser una burla a un referente importante en el contiene a nivel político, económico, social, educativo, moda, entre otros. Es por ello que cuando Harold rompió con esta nueva tradición trayendo amantes al palacio, llovieron críticas al respecto, ¿Cómo se atrevía a romper con lo perfecto?. La gente quería ver una familia real inhumanamente PERFECTA. Aún hoy, Harold tenía esas críticas encima.
¿Intentarlo de nuevo? - se preguntaba Harold. -¿Estará listo mi corazón para hacerlo?
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Gracias por leer mi historia <3 aprecio comentarios y valoraciones, me ayudaría mucho.
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