Lazos de nuestro destino
img img Lazos de nuestro destino img Capítulo 1 !Hoy saldré casa!
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Capítulo 11 Sólo hablaré con usted... img
Capítulo 12 ¿Esto es justicia img
Capítulo 13 Quiero a Cklear Gu como directora. img
Capítulo 14 Vete a casa.... img
Capítulo 15 "Esa" Chica.. img
Capítulo 16 Perdóname img
Capítulo 17 Una extraña confesión img
Capítulo 18 Puedes gastar todo mi dinero img
Capítulo 19 Sembrar la semilla de la intriga img
Capítulo 20 Éste es tu lugar.... img
Capítulo 21 Conferencia de prensa img
Capítulo 22 Ven a cenar con nosotros... img
Capítulo 23 Los celos de Charles img
Capítulo 24 Ataque de pánico img
Capítulo 25 Enfrentarnos a Charles... img
Capítulo 26 Cklear embarazada img
Capítulo 27 Charles ganó img
Capítulo 28 Me perdonas img
Capítulo 29 Una mujer herida img
Capítulo 30 Requisito img
Capítulo 31 Una mujer casada. img
Capítulo 32 Aniversario... img
Capítulo 33 Se ha ido... img
Capítulo 34 Intenté llamar... img
Capítulo 35 Enfrentamiento... img
Capítulo 36 Repórtalo a recursos humanos img
Capítulo 37 Una mujer como ella... img
Capítulo 38 Amigos... img
Capítulo 39 Divorcio... img
Capítulo 40 Sin mi permiso... img
Capítulo 41 Me perdí tratando de amarla.... img
Capítulo 42 ¿Un lugar para León img
Capítulo 43 En las buenas y en las malas... img
Capítulo 44 ¿Cómo puedes culparla img
Capítulo 45 Un ladrón... img
Capítulo 46 Perdiendo el control img
Capítulo 47 La sonrisa se borró... img
Capítulo 48 Sentirme completo... img
Capítulo 49 Angustia... img
Capítulo 50 Latidos... img
Capítulo 51 Otra mentira de Charles img
Capítulo 52 Pijamada img
Capítulo 53 Vulnerable img
Capítulo 54 Ataque de ansiedad severo img
Capítulo 55 Verdadera mujer... img
Capítulo 56 Confianza... img
Capítulo 57 Inesperado suceso img
Capítulo 58 Como una niña... img
Capítulo 59 Su hombre... img
Capítulo 60 Ahora eres adulta... img
Capítulo 61 Tener consideración img
Capítulo 62 Abogado exiliado... img
Capítulo 63 Ella es casada img
Capítulo 64 Haría lo mismo img
Capítulo 65 El ego del abogado img
Capítulo 66 Luchar por vans img
Capítulo 67 No es casualidad... img
Capítulo 68 Huyamos del mundo... img
Capítulo 69 Puedes cancelar por mi img
Capítulo 70 Hacer todo para salvar mi matrimonio img
Capítulo 71 Te dije que basta... img
Capítulo 72 Jugar a la dama interesante... img
Capítulo 73 Quiero a esa mujer img
Capítulo 74 No tuve propuestas de trabajo. img
Capítulo 75 Haz un buen movimiento... img
Capítulo 76 No te reprimas... img
Capítulo 77 Ingenua mujer img
Capítulo 78 Cambio de actitud img
Capítulo 79 Embarazo img
Capítulo 80 La Paternidad es importante img
Capítulo 81 Su cara pálida... img
Capítulo 82 Una cita... img
Capítulo 83 Cita perfecta img
Capítulo 84 Angustia... img
Capítulo 85 Eres una amante... img
Capítulo 86 Dame dinero... img
Capítulo 87 Discapacidad mental.. img
Capítulo 88 Decirle sobre el bebé img
Capítulo 89 Lucha por ella o te arrepentirás img
Capítulo 90 Exagerando img
Capítulo 91 !haz hablado mucho! img
Capítulo 92 Iré contigo img
Capítulo 93 Mi candidato... img
Capítulo 94 ¿Qué puedo pensar de ti img
Capítulo 95 ¿Odiarte img
Capítulo 96 La familia Heart img
Capítulo 97 Tenemos algo .... img
Capítulo 98 El bebé no se formó... img
Capítulo 99 Algo no esta bien img
Capítulo 100 Charles pagará img
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Lazos de nuestro destino

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Capítulo 1 !Hoy saldré casa!

El sol entró por la ventana de la casa de los Vans, el viento travieso se coló por la habitación llegando a una mujer que dormía profundamente entre las sabanas.

Como un aliento de vida, llegó el aire fresco a ella haciéndola suspirar, y sintiendo el calor en su cara, se estiró y abrió los ojos, el despertador marcaba las 8:55am. El ruido de la regadera del cuarto provocó que se levantará rápidamente de la cama, sin siquiera ponerse pantuflas y sacó la ropa planchada, acomodándola del otro lado de la cama.

-Saco, pantalón, camisa, chaleco, corbata, calcetines, zapatos, la gabardina- enumeró, cuidando de que todo estuviese listo, Luego corrió a la cocina a preparar el desayuno y un apetecible lonche para el hombre en la ducha.

Esa mujer en la cocina, preparando todo con una sonrisa, es Cklear Gu: 1.62 de alto, de piel blanca, ojos cafés claros, cabello castaño claro, había subido un poco de peso pero su cintura aún mantenía su forma, era una agente de comercio y relaciones externas y abogada. Se había retirado hace 5 años, cuando su carrera comenzaba al igual que su popularidad, el medio la extrañó pero ella no sintió pena cuando tomó la decisión. Quería dedicarse completamente al hombre que amaba.

Aunque en estos años de matrimonio aquel amor se había desvanecido, al igual que la energía y la sonrisa de Cklear al ver que el hombre salía del cuarto con otro traje diferente al que ella eligió.

-¿Qué sucede? ¿No te gustó el color?- preguntó preocupada, mientras ponía las tazas de café recién hechas en la mesa.

-¿Qué hiciste tan tarde que apenas te levantas? Si te hubieses levantado más temprano no se me habría hecho tarde...- El hombre era Charles Vans, de 1.73 de alto, cabello café obscuro de lado corte moderno, piel blanca, de buen cuerpo pero algo delgado, ojos cafés obscuros y un abogado exitoso en ciudad H, El mejor de todos. Trabajaba para una empresa grande que abarcaba distintas ramas dentro del comercio. Él pertenecía al departamento legal en la ciudad H.

-Lo lamento, anoche fue la primera que pude dormir mejor- se excusó Cklear con timidez -Ven aquí, desayunemos juntos- agregó empujando una silla.

-¡Dios santo Cklear! ¿No es mi culpa que no puedas dormir, cierto?... ¿Lo olvidaste, no es así?... Hoy llegará el señor Thomas Thousen, desayunaremos con él... debo darle una mejor impresión- Charles tomó su maletín y caminó a la puerta.

Cklear miró el desayuno en la mesa, y se percató del lonche que preparo, corrió a dárselo en la puerta pero en cuanto Charles lo vio dijo -No Cklear, ¿Quieres que todos se burlen de mi?... Ve adentro y comete tu eso. Ya voy tarde... no me esperes a comer... te llamaré en la noche cuando me desocupe-

Cklear paró la boca para darle un beso a Charles pero el hombre se estiro solo a recoger las llaves y se marchó.

La pequeña mujercilla miro por la ventana como su esposo se marchaba a prisa en su auto. Una vez más, la soledad inundaba su casa tan temprano en la mañana, el silencio era abrumador, sus ojos de nuevo formaban las lágrimas matutinas dispuestas a salir como cada mañana desde hace 3 años.

Una ráfaga de viento volvió a colarse, esta vez por la ventana de la cocina, la cortina se meció, algunas plantitas también y el aroma del café llegó hasta Cklear impidiendo que las lágrimas brotaran.

Cklear respiró profundamente, se acercó al desayunador y tiró la comida y el café al fregadero. –"Tal vez... hoy deba salir de casa"- pensó para si misma, se asomó por la ventana y se percató de que el día estaba despejado y agradable.

-¡Hoy saldré de casa! – gritó entusiasmada, puso un poco de música y bailando descalza fue hasta su habitación, sin perder el ritmo se metió a la ducha mientras cantaba alegremente.

Algunos minutos mas tarde salió con una toalla envolviendo su cabeza y otra más en su cuerpo, se paró frente a su ropero que tenia dos puertas, una de ellas con espejo.

-"¿Esa soy yo?"- pensó mientras se veía al espejo -A quién quiero engañar... ¿Por qué debería salir?- Murmuró dejándose caer en la cama recién tendida.

Sin querer miró hacia el buró con la lámpara de noche junto a su cama, ahí estaban... sus compañeras desde hace tres años cuando su martirio comenzó, se estiró para tomar el frasco de somníferos pero este cayó al suelo, rodando hasta el armario.

-¡Dios!- gritó molesta -¿Esto es una señal? No quiero salir de casa, no es una buena idea... ¡quiero quedarme!- pataleo aún en la cama -¿Realmente... quiero quedarme?- se cuestionó.

-¡Bien! Desayunamos algo y nos regresamos- se dijo con ánimos, sin embargo al abrir el armario se topó nuevamente con sus inseguridades -¿Pero que me pongo? ¿Soy una señora, debo lucir como tal? ... No tengo que ponerme... no me gusta... es muy escotado... demasiado deportivo... ni siquiera sé cuál es la moda ahora- Cklear volvió a tirarse en la cama frustrada -he engordado bastante, nada de eso me queda- se dijo.

El reloj sonó indicando las 9:30 –¿En verdad ha pasado poco tiempo?"- pensó, su estómago rugió por el hambre -Si tan sólo no ubiera actuado precipitadamente, ya estaría desayunando ahora- se quejó.

La puerta del armario sonó por el viento que se colaba, Cklear suspiró nuevamente -Puedo hacerlo- se dijo una vez más.

Finalmente escogió un conjunto azul rey, bastante formal, la falda llegaba arriba de las rodillas, mientras que la blusa era de gasa, manga larga con aberturas en los brazos y un cuello coqueto de holanes lo combinó con accesorios dorados y blancos, y unas hermosas zapatillas color negro, con detalles dorados.

Se hizo un chongo y se dejo un flequillo largo que onduló con ayuda de una plancha de cabello. Abrió el cajón de su tocador, la verdad es que se le dificultó bastante abrirlo, hacia tanto que no se maquillaba y optó por un maquillaje ligero, dado que mucho de aquellos productos hacía tiempo que habían caducado. Por último se puso un poco de fragancia floral, su favorita.

Cogió un saco por si hacía frio, una cartera y hecho un brillo, un espejo, sus llaves y sus tarjetas. Tarjetas que contenían el dinero que le había dejado de herencia su difunto padre.

Finalmente la bella mujer caminó con pasos seguros a la puerta, hoy había decidido salir y desayunar fuera de casa... si los muebles fueran personas habrían aplaudido la actitud de Cklear, pero que bueno que no lo eran, pues se habrían decepcionado de la misma forma cuando la mujer se detuvo centímetros antes de tocar la perilla de la puerta, sus pies quedaron clavados al suelo incapaces de dar un paso más.

-¿Qué estoy haciendo?... Parezco un payaso... mi ropa es anticuada y soy gorda y fea... se burlaran de mí... ¡No!, No debo salir de casa...- los ojos de Cklear comenzaron a formar lágrimas dispuestas a salir, aunque sea en un horario diferente al normalmente acostumbrado.

El teléfono de Cklear sonó en ese instante, emocionada lo sacó de su cartera, pero sólo era un mensaje del pronóstico del clima. "Día parcialmente nublado, con posible lluvia tenue" – leyó... esos eran ¡Los días favoritos de Cklear!.

-¡Bien! ¡Puedo hacerlo!...- se dio ánimos otra vez, aunque dudo de nuevo antes de tomar la perilla de la puerta -Si no lo hago ahora... viviré encerrada para siempre- se dijo, y tomó una decisión, aún con temor abrió la puerta y salió.

El viento de otoño sobre su cara, y el mecer de los arboles frente a su casa la hicieron sonreír, la nube pasajera dejo que los rayos de sol tocarán la suave y blanca piel de Cklear.

Convencida, cerró la puerta y caminó unos metros, a pesar de vivir en una zona residencial, no era de primera clase y ella no tenía problema con eso, esa casa se la regaló su papá el día que se graduó con honores de sus tres carreras.

Cklear estiró la mano y paró un taxi.

-¿A dónde la llevo?- preguntó el conductor.

Cklear dudó en su respuesta, pero finalmente recordó un restaurante donde solía ir a desayunar con Charles, así que pidió ir a esa dirección.

Al llegar y bajarse del auto se dio cuenta que ya no había ningún restaurante, ahora era una tienda de ropa y accesorios para caballero.

-"!Qué lástima!"- pensó, afortunadamente el parque seguía en su lugar, decidió caminar por el parque con la esperanza de encontrar un policía que le ayudase a encontrar un restaurante para desayunar.

Apenas cruzó la calle, miró los enormes árboles del parque, eran mas grandes y frondosos, el otoño apenas llegaba a las hojas pintándolas de naranja. Cklear caminaba sin darse cuenta y chocó con una muchachita.

-¡Oh! Lo siento, disculpa... ha sido mi culpa, por favor perdóname- se disculpó Cklear, rápidamente.

-Descuida- sonrió la chica, quien llevaba un mandil rojo y una gorra roja.

Cklear leyó las palabras en la gorra –"Café & restaurant"-

--Acabamos de abrir- dijo sonriente la chica -Toma, con éste volante te dan gratis un bizcocho relleno de zarzamora, pero debes apresurarte se agotan muy rápido y los de canela no son tan ricos, si no alcanzas pide mejor el de cajeta con nuez-

Cklear sonrió -Gracias, pero... no sé- dudó.

-De todas formas llévatelo, la promoción durará una semana más, puedes visitarnos cualquier día- agregó y siguió su camino -¡No choques!- bromeo mientras se alejaba.

Cklear miró el papel en sus manos, incluso había un croquis –"¿Qué esta extraña sensación?, Es cómo si... si esto fuera un sueño... como si algo malo me fuera a suceder. Es tan extraño"- pensó.

Su estomago volvió a hacer ruido –"Bueno, probemos el bizcocho de zarzamoras"- Cklear caminó siguiendo las indicaciones del papel.

Efectivamente el café estaba a unas cuadras del parque, sus cristales estaban muy limpios y trasparentes, había una fila esperando el café para llevar, la mayoría de ellos eran ejecutivos.

Cklear vislumbró una mesa en una esquina cerca de un ventanal, así que entró directo a ella y se sentó. Enseguida llegó un mesero.

-Buenos días, nos complace su visita el día de hoy... esté es el menú... ¿desea ordenar algún café en especial? Para que se lo traiga en lo que decide su comida- dijo amablemente el joven.

-Yo...- Cklear volvió a dudar -Yo...me gustaría un capuchino late... ha y me dijeron que había promoción- dijo entregando el papel.

El chico sonrió -Enseguida se lo traigo. Tenemos bizcochos de ...-

--zarzamora- interrumpió Cklear rápidamente.

-Esta bien, se lo traeré- el chico se alejó.

La indecisa mujer miró el menú una y otra vez, como no se decidía, creyó que era mejor esperar al mesero para que le recomendará algo, así que de mientras miró a la ventana.

Una mujer joven de 20 años pasó con un vestido café de holanes con bordes dorados, sus piernas largas la hacían lucir hermosa, luego paso otra chica de estilo más roquero, su cabello negro la hacia lucir ruda pero delicada... observó a otras dos más y luego miró su reflejó a través del cristal del ventanal.

-"No, soy anticuada... ¿Qué hago aquí?, Mi ropa es un hazme reír... las mujeres como yo, no deben salir de casa" – Cklear sintió un cosquilleo en el pecho, comenzó a sentirse nerviosa.

El chico llegó con el café y el pan -aquí tiene- dijo poniendo la charola en la mesa.

-Lo siento no me gusta nada del menú, ¿Puedes poner eso para llevar?- dijo nerviosa mientras se levantaba de la mesa.

El chico se sorprendió pero asintió con la cabeza. Cklear se acerco a la caja para pagar, la mujer frente a ella volteó y la miró de arriba abajo, pagó y se fue; pero a Cklear le provocó mas ansiedad y nerviosismo, sacó su tarjeta y la entregó al chico en la caja.

-Disculpa. ¿Ya tendrás mi pedido?-dijo una mujer de cabello rubio, que portaba el uniforme de la primera chica, sin querer miró a Cklear, haciéndola sentir como si la estuviera juzgando.

Cklear comenzó a respirar rápidamente, tomo la tarjeta del cajero y caminó rápidamente hacia la puerta antes de llegar a ella la puerta se abrió de golpe, rozando la nariz de Cklear.

Todos los presentes murmuraron, pues Cklear casi es golpeada por la puerta, aunque ella estaba bastante desconcertada, todo era gris y borroso.

-"Soy una tonta, ¿Porqué vine?.. debo ir a casa... me veo mal. Me veo mal"- pensaba la pobre mujer, en shock.

-... ¿Cklear?.... ¿Cklear Gu?... Oye... ¿Cklear?...-

El murmuro de alguien llamándola la trajo de vuelta de sus pensamientos, Cklear levantó la mirada, se halló en los brazos de un hombre que la veía como sí hubiese encontrando un tesoro.

-¡Realmente eres tu.... Cklear!- dijo el hombre con gran felicidad, sus profundos ojos negros la hicieron parpadear varias veces. -¿Puedes pararte?-

La voz gruesa y varonil del hombre la trajo a la realidad.

Ella se puso de pie y se soltó rápidamente de los brazos del hombre que aún la miraba.

-¿Estas bien?- insistió preocupado

Las miradas de todos los clientes sobre ella la pusieron más nerviosa y salió rápidamente buscando dónde esconderse.

-¿La conoce?- Preguntó el camarero

-Pagaré por ella- dijo el misterioso hombre.

-No es eso, ella dejó su almuerzo-

-Gracias- el misterioso hombre tomó la bolsa y salió en busca de Cklear.

No fue difícil encontrarla pues aún estaba de pie frente al café, no sabía si ir a la derecha o a la izquierda.

            
            

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