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La vida está compuesta de momentos, de etapas y de fases, no necesariamente tienen que llevar una secuencia aunque puede ser que sí lo haga, el punto es contraatacar y resistir durante los momentos amargos y disfrutar a plenitud durante los momentos dulces.
Quizá es irresponsable pensar que la vida es el momento y vivir bajo el imprudente lema de "sólo se vive una vez" ya que se presta para actos que puedan afectar la vida de otros, pero es algo inevitable dado a que siempre, en todo lo que hagamos alguien va a salir afectado o disgustado, probablemente inconforme.
Y si vamos a causarnos esa sensación a nosotros, quienes seremos nuestros únicos compañeros de por vida, para evitar causarle esa sensación a otros, que solo forman parte de una o de varias etapas de la vida, pero no de todas... No es algo que yo pueda ver correcto, lamentablemente.
Y por ende, a mis veinticinco años mantengo esa inmadura, imprudente, irresponsable e inconsciente forma de pensar, ese es mi sello.
Luego de mi cita con el psicólogo pagué un taxi para mi trabajo, con quien mantuve una interesante conversación, hablamos de libros, de músicos clásicos e incluso de deportes, le comenté que soy columnista y aseveró que le parece genial el mundo de la redacción, es un buen sujeto, pero luego de eso nos despedimos, lo normal.
Entro a mi trabajo, saludo al personal, firmo mi entrada y tomo el ascensor, subo dos pisos y camino hasta mi cubículo.
Justo entonces veo a mi jefe, en el momento exacto en el que empiezo a prender el computador para revisar las fuentes que conseguí ayer y empezar a redactar. Mi jefe estaba acompañado de un sujeto a quien apenas volteo a ver, sentí un desagrado inmediato que no tengo forma de explicar.
- Buen día, Licenciada- me saluda mi jefe- a partir de hoy él, el Licenciado David Guedez, va a ser su periodista, le traerá las fuentes pertinentes para que usted redacte.
- Jefe, con todo respeto- le dijo evidenciando de manera inmediata el rechazo que me hace sentir este joven- no necesito ese servicio. Lo agradezco de corazón, pero está de más.
- Pues yo lo considero pertinente, por ese motivo será su periodista investigador.
- Está bien, jefe- le respondo resignada- como usted diga.
A medida que fui tratándolo, me di cuenta de que había sido muy atacante desde el comienzo, no era un mal sujeto, hacía un buen trabajo investigativo y además era muy culto, sabía de muchos temas y le daba la vuelta a los problemas.
Una vez terminada mi jornada de trabajo, doy unos cuantos pasos hasta el sitio donde quedé que me vería con Victor, estaba ahí frente a mí por lo que apenas lo veo no evito esbozar una sonrisa y saludarlo, cuando finalmente estamos frente a frente, nos saludamos levantando la mano ya que soy poco afectiva con eso y él tampoco buscó un saludo con un beso en la mejilla.
- ¿Qué te parece si entramos?- Me pregunta.
- Adelante- respondo.
Entramos al sitio, cerrado y con aire acondicionado, las paredes eran marrones, igual que las sillas, las mesas eran de mármol, igual que la de recepción, donde nos atendió una chica.
- ¿A la orden?- Preguntó.
- ¿Qué bebidas tiene?- La chica nos entrega un menú luego de que Victor hace esa pregunta, ambos revisamos la cantidad de opciones que teníamos pero ambos pedimos una cerveza para cada uno, también había parrilla por lo que pedimos una para ambos, él hizo el pago de ambas cervezas y de la parrilla, la recepcionista nos entrega nuestras cervezas nos sentamos en una mesa a esperar la parrilla.
- Muy bien... ¿Dónde quedamos?- Pregunto.
- No sé, Eva, ¡Hablemos de ti! Empecemos por cómo te fue hoy con la psicólogo.
- Me habló de una teoría muy extraña, sobre las vidas pasadas, pero si con eso da con la solución a mi problema ¡Pues, bienvenido sea!
- Dicen que eso a lo que le tienes miedo es la causa de tu muerte en tu vida pasada. A mí me dan miedo los baños de los estadios, ¿Y a ti?
- El fuego. Me causa horror.
- Ya sé para no encender velas románticas contigo- ambos nos reímos de ese comentario que hizo.
Llegó la parrilla, empezamos a comer y a beber mientras conversábamos.
- Bueno, yo soy columnista, amo todo lo relacionado con la redacción y si te soy sincera, me va muy bien en mi trabajo, tengo una economía estable, vivo sola y llevo una vida tranquila. Y tú eres un taxista viudo con un hijo...
- Sí.
- Cuéntame más de ti.
- Bueno, mi vida es trabajar, llevar a Victor a la escuela, recogerlo, dejarlo a que mi madre hasta terminar de trabajar, buscarlo, estar con él y dormirlo, hoy se lo dejé a mi madre por más tiempo, se lo dije de manera anticipada, él se queda en casa de mi madre una vez por semana y ese día fue hoy, normalmente es los viernes pero por esta semana lo llevé hoy para verte. Si salimos por ejemplo, en dos días, ya eso sería con él. Si no te gustan los niños, saldremos un día por semana y hasta ahí.
- No me molestan los niños, salgamos una vez por semana y si un día tienes que tenerlo contigo, pues adelante. El problema sería si no le agrado a Victor Andrés.
- Él es muy tratable hoy en día, le vas a agradar.
Seguimos conversando, una primera cerveza se convirtió en una segunda cerveza, dos se convirtieron en tres y tres en cinco.
- ¡Esto será desastroso, Victor! ¿Cómo vamos a regresar si no podemos manejar en estas condiciones?
- ¡No te preocupes! Voy a llamar a un amigo para que nos lleve a mi casa, ¿O vas a regresar a la tuya?
- Mejor a tu casa, no sé si sea bueno que tu amigo dé tantas vueltas, ni siquiera sabe dónde vivo y yo así lo voy a confundir explicándole.
- ¡Bueno!- Hizo la llamada que tenía que hacer. Me quedé detallándolo mientras veía como si se formaran las estrellas a nuestro alrededor, ¡Alucinante!
- ¡¿En qué quedaron?!
- Viene en camino, ¡Sigamos hablando!
- ¡De acuerdo, Victor Alejandro! No sé si te has dado cuenta, pero aquí se está formando algo diferente, ¿No te has percatado? Mira, venir y embriagarme con un desconocido con quien además me voy a quedar, ¡Vaya locura!
-Sí, me he dado cuenta, aquí podría salir algo interesante y si hay algo de lo que estoy seguro es que quiero descubrir qué es.
- Igualmente.
- ¡Bueno, sigamos hablando! ¿te gustan los animales?
- Sí, si te refieres a animales domésticos me gusta vérselos a alguien más, pero no me gusta tener mascotas.
- ¿Y eso?
- No soy lo suficientemente disciplinada para cuidar a un animal, ellos se lo merecen todo y yo no puedo darles todo lo que merecen, tiendo a descuidarme a mí misma, ¡Imagínate a otro ser, otra vida! Lo digo con base, antes tuve mascotas y no resultó.
- A mí también me gustan los animales para verlos, no para tenerlos, pero en mi caso es porque me basta y me sobra con cuidar a mi hijo, no me daría tiempo para una mascota, y no soy muy paciente. Tal vez un gato que es odioso y se toma su espacio para sí me vendría ideal, pero hasta ahí.
- Ya que hablamos de animales, hablemos de nuestros animales favoritos...
En ese momento, interrumpe un chico, ambos dirigimos nuestras miradas a él. Era el amigo de Victor, se saludaron con el puño y de ahí me presentó.
- Ella es Eva. Eva, él es Raphael.
- Mucho gusto, Eva- me dijo.
- Un placer, Rapha- respondí- si no le molesta.
Nos damos de la mano, de ahí caminamos hasta el carro.
- ¡Si quieres hablar de un animalista, ese es Rapha, es incluso vegetariano! Y los productos de limpieza y aseo personal los compra de marcas que no prueben sus productos en animales.
- ¡Eso es un gran gesto de tu parte!- Lo elogio.
- Gracias, al menos no te burlas, como Victor.
- ¡Hey! No me eches leña en mi contra.
- ¡Ah, lo siento, bro!
En el camino a su casa, seguimos conversando hasta que llegamos, Rapha estaciona el carro y se va a pie, ya que es vecino de Victor.
Mientras Victor abría la puerta, fui detallando la forma de su casa: Una pieza de dos pisos color beige con puertas y rejas marrones. Al entrar la sala no era tan grande, era ideal.
- Esta es mi sala, a la izquierda está la cocina y a la derecha, el cuarto de Victor. Arriba está una segunda sala, un baño y mi cuarto. Sube, en la sala de arriba tengo el equipo y puedo colocar algo de música, ponte cómoda.
Asiento con la cabeza, ambos subimos y me siento en un sofá que estaba en la sala, él coloca una pieza de rock instrumental que sonaba muy... Sensual. Mi olfato ya veía por dónde se iba esto, para mi fortuna yo tenía en mi monedero tres condones que pensé que era una inversión mala, como se dice coloquialmente "botar dinero" pero realmente en el momento menos esperado puede hacer falta. No digo que sea este el momento, pero en caso de que sea: Estoy equipada.
- ¿Te identificas con algún animal?- Pregunté, ambos nos reímos de esa extraña interrogante.
- Me identifico con los lobos, me gusta mi espacio, tiendo a ser salvaje a la hora de defender lo mío pero por lo general, soy solitario, aunque mi problema es que cuando conozco a alguien me aferro, como cuando un lobo se imprima de la primera persona que dejó entrar en su círculo.
- En mi caso... no sé, pero en este momento me siento como un búho.
- ¿Cómo es eso?
- De día duermo, en la cotidianidad de mi vida me tiendo a perder, a dormir, pero cuando pasa algo- en este punto empiezo a acercarme- algo que rompe esa cotidianidad- me acerco un poco más, cuando es de noche...- y un poco más, podía en este punto sentir su respiración- Despierto.
En este punto no me acerqué más, él cerró los ojos y terminó de romper la distancia que quedaba entre nosotros juntando de este modo sus labios con los míos en un pequeño y tímido primer beso, vuelve a juntar nuestros labios en un segundo beso un poco más duradero, de ahí el tercero que es el definitivo... Y poco a poco la música creaba el clima adecuado para nosotros.
- ¿Estás segura de que quieres seguir? No es obligatorio, si no va a pasar nada pues no pasa nada...
- Llevemos esto a donde tenemos que llevarlo.