Capítulo 4 Una aldea de personas peligrosas

Habían pasado varias horas y el chico de conducta extraña estaba quieto; mientras Dress trataba de procesar todo lo que estaba pasando.

Aquella charla con Cario confirmo aún más que ya no se encontraba en su mundo. Según lo que le había mencionado el chico, es que el uso de magia parecía posible en ese lugar, solo que él no era capaz de usarla. Por esta lógica, parecía ser que había usuarios de estas habilidades en ese mundo.

Aprender a usarla seria genial, pensó Dress.

Pero si lo que recordaba era cierto, entre las grandes habilidades de los dragones estaba que eran inmunes a la magia. Si esta lógica se aplicaba en ese lugar también significaría que no podrían hacerle daño con ella, aunque por esa misma premisa, tampoco sería capaz de aprenderla.

Eso sería desilusionante.

Y también surgía otra situación. Ya que si se encontraba en un lugar donde su "sentido común" no funcionaba, este debería estar muy lejos de su hogar. A pesar que le emocionaba la idea de todo este mundo de fantasía, no se encontraba allí de visita; y aún más importante, había alguien a quien no podía abandonar en su hogar.

Se sentó con los brazos cruzados, en otro punto de la celda tratando de ordenar sus ideas mientras veía de reojo al niño que no se había movido de su lugar desde que cortaron la conversación hace unos momentos.

Cario se veía sereno, sin notarse desesperado por la situación; y Dress no sabía si era porque ya se había acostumbrado a ella durante su tiempo encerrado, o por la avanzada madures que ya demostraba tener. Tenía sus dudas sobre él en un principio, pero luego de saber que nunca trataron de matarlo, ahora estaba más tranquilo. Parecía que podía creer en ese niño y contar con él como un aliado, o al menos eso le gustaría pensar. De cualquier manera, no es como si Dress estuviera en posición de elegir.

Por ahora, la prioridad era poder salir de esa prisión y obtener toda la información posible de sus opresores.

Ese hombre al que llamaba "Maestro" parecía ser alguien muy importante, así que la información más confiable probablemente se obtendría de él. Sin embargo, no solo era por su porte o su afilada mirada; todo en él emanaba una presencia peligrosa, y no parecía ser alguien con quien se pueda sentar a conversar, y mucho menos obligarle a decir algo.

Mientras que, en la otra cara de la moneda, estaba Sileria. Esa niña había demostrado ser alguien que le gusta conversar, y parecía estar interesada en la situación de Dress. Mostraba una personalidad tímida y sumisa; aunque a simple vista no parecía ser nada más que una niña, Dress se pudo dar cuenta que también tenía un puesto importante en ese lugar.

Parece que a ese "Maestro" se le soltó un chivo expiatorio muy útil.

Sileria no les había dicho nada de su posición, fue ese hombre quien la reveló por un descuido. Así que si lograban manipularla para que les ayudara, podrían salir de allí.

No, creo que me olvido de algo.

Dress recordó por un momento.

Ella parecía haber sido cuidadosa con revelar su posición; así que, probablemente, no aceptaría ayudarlos a escapar. Aunque todavía quedaba otra opción. Lo que Sileria no pudo ocultar. El hecho de ser alguien que se pone muy nerviosa en ciertas situaciones; y es justo allí donde uno llega a bajar la guardia. Tal vez no le funcione el convencerla de ayudarles a escapar; pero sí el engañarla para salir de allí.

Odio la idea de tomar de rehén a una niña, pero por ahora no veo que tengamos otra opción.

Dress creyó que era la mejor opción, a pesar de ser algo detestable de hacer y más hacia alguien que había tratado de ser amable con ambos; pero que más podrían hacer

-Cario, se me ha ocurrido una idea. Hay que buscar una forma de engañar a Sileria para que entre a la jaula, la atrapamos y entonces...

- ¡Imposible!

Solo abriendo sus ojos al escuchar la terrible idea de Dress; Cario lo negó inmediatamente al comprender a que iba su plan.

- Sé que no suena agradable hacerle eso a alguien, y mucho menos a ella, pero no le aremos daño, solo...

- No tiene nada que ver con una cuestión de ética. Comprendo lo que tratas de hacer, pero esa idea no funcionara.

Dijo Cario oponiéndose totalmente a la propuesta de Dress.

Notando su confusión debido a la falta de razones que daba para negarle a su idea, Cario suspiro dándose cuenta que sería mejor explicarlo.

-Es cierto que esa niña podrá parecer una tonta inútil a simple vista, pésima en la cocina y un dolor de cabeza con su presencia; pero no es alguien con quien se pueda jugar fácilmente.

- ¿Por qué lo dices?

* * * * * *

Había pasado un día de haber sido arrestado y llevado a esa celda. Cario estuvo revisando todo el lugar para buscar una ruta que le permita escapar; mas el sitio no era muy grande y las rejas estaban muy bien fijadas. Luego de varios intentos de búsqueda, se rindió; se envolvió en su manta a dormir, totalmente ignorante de lo estaba ocurriendo afuera.

Una pequeña, que acababa de llegar a las afueras de la cueva que estaba sido utilizada como una prisión por su gente, sonreía mientras bajaba de la carreta y empezaba a servir la comida que había traído para el pequeño prisionero. Había hecho algo especial para así tratar de ganarse la confianza de este y empezar de buena forma una conversación entretenida.

Radiante como el mismo día que parecía reflejarse, no solo en sus dorados ojos, sino también en su sonrisa; ingreso a la prisión llena de expectativas. Cerrando la puerta a la salida, trato de disfrazar sus nervios con una sonrisa ante el gran momento que se avecinaba.

No esperaba que pudiera tener una oportunidad así.

Pensó aún vibrante de la emoción.

Dejando la bandeja en la repisa se extrañó al no ver nada más que un pequeño bulto de mantas dentro de la celda.

Tenía miedo de pensar que estuviera molesto, aunque también tendría razón de estarlo. No recordaba mucho de su apariencia; ya que no se había percatado de él en el instante que apareció, y cuando los soldados lo escoltaron tampoco pudo verlo con claridad; de lo único que supo fue que no había dicho absolutamente nada por más que lo interrogaron.

Calma Sileria. Solo se amable y lograras ganarte su confianza.

Se dijo a si misma llena de esperanza.

-Buenos días, pequeño; despierta, vine a traerte algo.

Pero el pequeño bulto no se movía; incluso luego de haberlo llamado varias veces.

Sentándose Sileria algo preocupada de que el chico estuviera enojado con ella también; insistió en llamarlo, ahora adicionando el sonido del tintinar de los barrotes.

Esto no está funcionando.

Pensó con un suspiro.

No le gustaba ser molestosa, aún más cuando sabía que los demás no querían que los moleste, pero sentía que no podía dejar pasar esa oportunidad.

Ojalá esto funcione.

Buscando unas pequeñas piedritas del suelo del lugar, empezó a lanzárselas suavemente mientras seguía llamándole sin generar ningún cambio en el chico.

Creo que es momento de ponerse un poco rudos.

Sin embargo, habiendo sentido su presencia desde el momento en que había ingresado al lugar, el pequeño de capucha había empezado a darse cuenta que ignorar a la visitante no funcionaba. Creyó que no haciendo caso a sus provocaciones se terminaría por ir, pero contrario a eso, empezó a lanzarle piedritas como insistencia.

Ojalá sea para algo importante.

Refunfuñó para sí mismo.

Sentándose rápidamente en su sitio, girando para ver a quien le llamaba, Cario fue sorprendido por un objeto que impacto rápidamente contra él.

Con la intención únicamente de asustarlo, Sileria había lanzado una piedra de mayor tamaño esperando que al impactar con la pared, está haría que el niño despertara.

...

Sin darse cuenta en que momento el niño se había levantado, luego de haber lanzado la piedra con fuerza, la pequeña se quedó congelada del miedo al ver que esta impacto con él.

Impulsado por el impacto, Cario se derrumbó mientras que la piedra salió volando en dirección opuesta.

Tendido en el suelo, Cario se quedó unos momentos observando el techo del lugar preguntándose qué había pasado. Aunque había sentido el golpe, fue menos doloroso de lo que creyó; quizás porque su gruesa capucha amortiguo (en parte) el impacto del objeto que lo ataco.

Sin saber si era realmente necesario actuar, si fuera en caso de una situación que peligraba su vida, empezó a notar algo brotando de su frente. Esta era la primera vez que sentía esa sensación tras el dolor de un golpe.

Era extraño, Cario pudo percibir un pequeño cosquilleo por su cuerpo al suponer de qué se trataba. Toco su frente sintiendo algo líquido brotar de ella.

- Esto es... ¿sangre? -murmuro Cario.

Mientras que, aun incrédula de lo que había hecho, los ojos dorados de la pequeña se habían detenido hasta el instante en que vio al niño desplomarse luego de que lo golpeara la piedra que ella misma lanzó.

O no, ¡¿pero que hice?!

Por uno segundos sintió su corazón detenerse antes de poder reaccionar, y mostrando una expresión de pánico mientras apretaba sus manos, estaba asustada por lo que había hecho.

En definitiva, llevar la vida de alguien que todavía era inocente no era algo que Sileria hubiera querido tener en su conciencia.

Además; aún no le he preguntado nada...,

Luego de ver moverse al chico, suspiro de alivio al creer que la situación no paso a mayores; hasta que noto lo que este tenía entre los dedos.

¡¿Sangre?!

Tapándose la boca de pánico, Sileria se puso nerviosa sin saber qué hacer. Había herido al chico, aunque fue por accidente, ella lo había ocasionado.

Calma Sileria, primero lo primero.

Sacando las llaves que tenía en el bolsillo del cobertor en su cadera, abrió la reja para ver cómo estaba el chico. La regla principal que le habían dado era la de que por nada se le ocurriera abrir esa reja, a no ser que sea para detener al prisionero de hacer algo peligroso. Sileria sabía que lo que estaba haciendo era desobedecer uno orden directa, y que eso la metería en problemas; pero por ahora, lo que le preocupaba aún más era la situación del pequeño.

Además, dudo que se enteren.

Se dijo ella misma para motivarse.

Viendo a la niña acercarse a él, Cario noto su preocupación. Era obvio que se sintiera nerviosa, ya que fue ella quien le había golpeado; y en solo un momento ya la tenía encima de él diciendo varias cosas para ella misma. Cario no presto atención a nada de lo que decía, ya que toda su atención estaba concentrada en una cosa, una oportunidad de hacer las cosas fáciles; en un descuido.

Dejando de mirar el techo, la cabeza del chico estaba viendo hacia el lado de donde la niña había entrado, tratando de no mostrarle importancia.

¡Ha dejado la puerta abierta!

Sileria se puso tan nerviosa al ver lo que había hecho, a pesar de que solo se trataba de un leve corte; el simple hecho de ver sangre en la frente del chico fue suficiente para que se sintiera culpable. Sin pensarlo mucho, rompió un pedazo de sus mangas con la intención de usarlas como vendas para tratar la herida.

- Es cierto, primero es mejor lavar la tela si no podría causar una infección.

Ya habiendo recuperado parte de su calma. Sileria fue tras la cubeta con agua que era usada para el aseo, la cual ahora estaba en una esquina de la celda.

Esperando, mientras observaba el nervioso comportamiento de la niña, Cario se quedó tranquilo hasta que fuera el momento indicado. Fue justo el momento en que ella se dirigió hacia una esquina del lugar.

Ahora es cuando.

Pensó Cario.

Al escuchar el sonido de la tela remojarse en el agua, Cario se paró y fue corriendo hacia la puerta abierta de la celda.

Ya había hecho sus cálculos. Cerraría la puerta de la celda con la llave que estaba en la cerradura, la cual la niña descuida había dejado puesta; tendría que ser rápido y sujetar la madera que trancaba la puerta; noquear al guardia justo antes de que ella logre alertarle, o en caso contrario tendría que hacerlo de forma más ruda y dejarlo totalmente "quieto". Era un riesgo, pero si se movía lo más rápido posible, lo lograría. Luego correría en dirección al bosque, pasando el rio que estaba fuera.

Hasta que se den cuenta que me escapé, ya estaré muy lejos.

Pensó Cario mientras llegaba a la puerta.

- ¡No! ¡Espera!

Notando lo que estaba haciendo el chico, Sileria que había estado arrodillada lavando el trozo de tela, le extendió el brazo en forma de súplica.

Si claro, como si fuera a hacer eso.

Pensando irónicamente por la irracional petición de su carcelera, Cario la ignoro sin detenerse hacia su destino. Teniendo proyectada la puerta de la celda cerca de él, así que pensó seguir su plan. Pero todo se desvaneció cuando una rápida figura se cruzó en el camino.

Dejando de lado lo demás, Sileria dio un pequeño salto contra la pared de la celda y flexionando sus piernas apuntó en dirección a la reja. Saliendo disparada, gracias a la fuerza de su impulso, llego a los barrotes antes que Cario; y se sujetó a ellos mientras volvía a tomar impulso.

...

-No puedes irte aun, así que discúlpame por esto.

Cuando Cario recupero los sentidos, vio a la niña de la aldea sujetándose a la reja sin tocar el suelo; mientras escucho sus disculpas por algo que, aparentemente, estaba a punto de hacer.

Estirando sus piernas, Sileria golpeo a chico antes que este lograra llegar a la puerta. Cario sintió el fuerte impacto en su estómago que lo hizo ser lanzado hacia atrás, rodando en la tierra por unos momentos antes de impactar contra la pared. Perdiendo el aire de sus pulmones (ya fuera debido al golpe de la chica, o el impacto contra el muro) jadeó con fuerza.

Rápidamente, aún sujeta de los barrotes, Sileria dio una vuelta horizontal para salir de la celda y cerrar la puerta para no darle oportunidad al chico de repetir el intento; aunque por la apariencia del pequeño luego de impactar contra el muro, eso no parecía posible.

-Lo siento mucho, de verdad, lo siento mucho.

Tendido contra el suelo, Cario trato de levantar su torso escuchando las disculpas de la niña que le ataco.

Sileria se veía nerviosa, se tapó los ojos de vergüenza por lo que había hecho. Sabía que fue su incompetencia la que la llevo a tener ese descuido y provocar todo eso.

-Trate de controlarme, enserio que lo hice; pero creo que aun así se me paso la mano.

Mostrándole un poco de fastidio en su inexpresivo semblante, Cario no creyó que fuera cierto. Aquel golpe era demasiado fuerte como para no parecer intencional.

-No es mi intención lastimarte, enserio, pero no podía dejarte salir. Si eso ocurre me meteré en muchos problemas. Pero descuida yo...ah.

Seguía nerviosa, Sileria trato de calmar el momento sin saber qué hacer. Recordando para que había venido, en primera razón, fue directo a la repisa.

-Mira, te traje tu comida ya que... bueno, me han asignado el deber de ello a partir de hoy. Yo seré quien te traiga tus alimentos todos los días. Sé que no hemos tenido una buena primera impresión; así que te parecer que empezáramos de nuevo.

La chica le sonreía mientras trataba de calmar los ánimos, pero Cario no reaccionó ni nada.

Podrá parecer una niña común y corriente, pero se nota que tiene una habilidad que no concuerda con su apariencia débil y vulnerable. Dudo que la hubieran mandado solo a alimentarme. Lo más seguro es que esté planeando algo, y solo está fingiendo ser tonta e ingenua.

* * * * * *

-Oh eso era lo que creí hasta que me di cuenta que solo era una idiota con unas habilidades muy peligrosas.

Todavía en el mismo sitio de hace rato, Cario me terminó contando el incidente que había tenido con Sileria justo antes de lo del 'jugo especial'.

Ante él, un sorprendido yo se encontraba atónito por ello.

-Desde ese día, aunque trata de no ser obvia, se encuentra muy a la defensiva conmigo. Y aunque me intentaba hablar trataba de mantener cierta distancia y cuidado.

Empezó hacer unos estiramientos mientras mostraba su apatía por Sileria.

A Cario parecía no agradarle en lo más mínimo Sileria, a pesar de saber que no era una persona peligrosa. En lo que a mí concierne, me reconforta saber que todo fue un malentendido; que el momentáneo aprecio que surgió hacia ella no se viera destruido. Sé que en un comienzo mi idea de aprovecharnos de su amabilidad no era la correcta, pero creo que la situación en la que estoy justifica que use cualquier método por nuestro bien, además no sabía que la metería en problemas tan graves como parece.

-Entonces tratar de engañarla no es una opción.

...

No dijo nada, Cario parecía pensar mi opinión por unos momentos. Tal vez porque se dio cuenta, que no comprendía del todo la situación.

Dejo de estirarse y me vio directo a los ojos.

-Sabes, en esa ocasión me di cuenta de que a pesar de todo el movimiento y piruetas que hizo para someterme, no creo que eso le hubiera sido nada difícil de hacer.

-A que te refieres.

-Que lo que ocurrió esa vez no le fue ninguna proeza del momento, ese no era el límite de su habilidad. Lo más seguro es que tenga muchos más trucos que mostrar. Esa niña no es normal.

Se veía serio, no por que estuviera molesto, sino que quería que comprendiera lo que él ya hizo. Sabía que Sileria no era alguien común, no solo creía que era por el color de sus ojos dorados; también estaba el hecho de que se referían a una niña pequeña como si fuera alguien superior.

-Además me parece que hay algo de lo que no te has dado cuenta aun.

Cario intervino mientras pensaba, conservaba aún ese sentimiento de seriedad a pesar de no expresarlo bien en su rostro.

Pero que se supone que no vi.

-No sé si ya lo has notado, pero esa chica tiene a alguien a quien llama "Maestro". Parece respetarlo muchísimo.

Bueno, no sabría decir si al miedo se le considera respeto, pensé para mí.

-Pues no estaría mal suponer que ese hombre es muchísimo más fuerte que ella, si consideramos que sería su mentor.

Eso no puede ser...

-Y no son los únicos aquí. Este lugar parece estar repleto de gente así.

No podía creer lo que escuché. Cario dijo algo que había pasado totalmente por alto. Él había estado en este lugar más tiempo que yo y habrá visto como es la gente de este lugar. Si lo que me conto de ella no era más que una simple parte del verdadero poder de estas personas, el escapar sería imposible; pero entonces...

- ¿Por qué?

- ¿Ah?

- ¿Por qué quisiste que rompiera estas rejas si sabias que no sería posible escapar por la fuerza? Si sabias que perderíamos un enfrentamiento con ellos, ¿por qué me expusiste a ello?

Solo mire al piso mientras le pregunté desesperadamente cual era el propósito de su idea desde un comienzo.

Eso hubiera sido malo. Si nos atrapaban, quien sabe lo que nos hubieran hecho por tratar de escapar. No habríamos durado mucho, aunque hubiéramos llegado más allá de ese rio, hubiera sido cuestión de tiempo para que nos agarraran. Entonces, ¿por qué?

Se escuchó un suspiro, Cario a pesar de mostrar una casi imperceptible sorpresa por mi pregunta desesperada, volvió la mirada a mí con serenidad.

-Es cierto que luego del incidente con esa niña y de ver la fuerza de esa gente, me di cuenta que no funcionaría el tratar de enfrentarlos.

- ¡¿Y entonces por qué...?!

-Pero eso cambio al verte a ti.

Trate de cortar su explicación para reclamarle, pero Cario siguió de forma tranquila.

-Yo no puedo hacerlo. No tengo la fuerza suficiente como enfrentar a esas personas...

-Al menos no ahora -me interrumpió Cario- Pero si de verdad tienes el poder de los legendarios dragones, dudo que ellos puedan hacerte el frente. Creo que solo necesitas poder controlarla. Sé que era solo una suposición, pero era la mejor opción que teníamos.

Cario parecía muy seguro de lo que decía, a pesar que yo no.

Ya lo había intentado hace poco, tratando de romper la reja sin obtener éxito, ¿pero es qué acaso es posible que tenga esa especie de poder oculto dentro de mí? No es por ser un aguafiestas, pero no me veo como el protagonista que este destinado a hacer algo como salvar un mundo. No sé nada de formas de pelear ni defenderme, soy un simple chico normal que no puede defenderse a sí mismo.

-Pero como dije solo era una suposición Dress. Tenemos el segundo plan.

¿Segundo plan?, dude, ¿a cuál plan se refería?

Sea cual fuese seguía viéndose confiado, es más, podría jurar que inclusive parece orgulloso.

-Todavía podemos fugarnos de este lugar sin necesidad de tanta violencia. Todavía no he afinado todos los detalles, pero cuando esté listo será perfecto.

A pesar de ser tan poco expresivo, se podía percibir cierto enorgullecimiento en su semblante.

- ¿Pero por qué crees que esta vez será diferente a cuando lo intentaste antes?

-Porque ahora estas tú.

¿Yo?

Le mire dudoso al chico.

-Si, los dos juntos lo lograremos; podremos salir de aquí. Para eso necesito que controles tu fuerza. Aunque no lo creas, ese cuerpo tan resistente que percibiste no es por nada. Estoy seguro de que hay fuerza en él, y es indispensable para el plan.

Cuando había golpeado las rejas note que no me dolieron en lo más mínimo las manos, como si mi cuerpo estuviera hecho de algo muy resistente. Mire mis manos, las escamas de un suave verde recubrían parte de ellas. ¿Es que acaso eran esas las que causaban de esa resistencia?

-No sé si logremos engañarlos, Cario. Tú mismo lo has dicho, son mucho más fuertes y muy listos.

-Descuida. Si todo sale bien será sencillo. Yo soy mucho más inteligente que cualquiera de ellos. Si no de otra forma no habría durado hasta llegar aquí. Así que, que decides, te unes a esto.

No puedo negar que este niño es muy listo, no sé si lograre cumplir sus expectativas, si podre lograr controlar mi fuerza. Pero tampoco puedo esperar que él agá todo, tengo que poner de mi parte al igual que Cario lo está haciendo. En realidad no necesito pensarlo tanto.

-Hare todo lo que sea necesario.

- ¿Incluso si eso incluye deshacernos de Sileria?

- ¿Eh?

Pero que quiere decir con deshacernos de ella.

-Puedo ver que la consideras una chica linda y amable, pero su trabajo es mantenernos aquí. Así que si nos oponemos a eso, no dudara en echar todo nuestro plan a perder; por lo que no podemos dudar en hacer lo necesario en el momento que escapemos. De lo contrario nos atraparan de nuevo y no tendremos otra oportunidad para hacerlo. Necesitas decidir que no dudaras en hacerte cargo de ella si llega el momento.

Creo que entiendo a qué se refiere...

Matarla.

Nunca lo he hecho, matar a alguien no es algo que cualquier haga en mi mundo. Hay normas y leyes que lo prohíben y castigan para que todo vaya en orden, pero dudo que sea así en este mundo. Si para que un niño considere esa opción no me puedo imaginar el peligro que se vive aquí.

-Cario, solo será así si es realmente necesario, ¿no es cierto? De ser preferible no será necesario recurrir en ello para nadie, ¿verdad?

Cario me miro por unos momentos; pareció comprender la intención por la que lo decía. Hasta podría decir que se dio cuenta que, en realidad, nunca he hecho algo como eso.

-Descuida, yo tampoco estoy entusiasmado de empezar a matar a nadie. Si realizamos todo como lo planee, no será necesario.

Es bueno saberlo, pensé mostrándole una sonrisa.

Me tranquilizaba él saber que tampoco tenía práctica en ello; pero era cierto lo que dijo. Si deseo que esa amable niña no salga lastimada en todo esto, tendré que hacer mi mejor esfuerzo también.

-Aunque ahora que lo pienso hay algo que necesito que hagas.

Cario parecía estar algo pensativo, separo de su posición y se acercó lo más que pudo a la reja tratando de escuchar el exterior.

Cuando pareció confirmar lo que creía se dirigió a mí.

-Necesito que hagas un reconocimiento más claro de cómo es allá afuera.

Estaba susurrando, como si tratara que alguien que no fuera yo no escuchara lo que me decía. Aunque me parecía extraña esa petición.

-Veras, cuando estuve afuera no pude ver muy bien todo. Lo único que logro recordar es que estamos en una zona apartada de la aldea, cerca de un rio que lleva al bosque, y un guardia que vigila el lugar.

Cario estaba explicándome, mientras vigilaba la puerta.

Terminando, empezó a verme ahora con un ambiente de secretismo en sus expresiones, Cario se dirigió a mí mirándome de esa forma.

-Ahora necesitaré que tú lo confirmes en el momento en que salgas. Que no se me haya escapado ningún detalle, que te averigües que tanto han cambiado las cosas, si quizás han puesto más guardias, o si hay algo en el bosque que debamos saber.

Haciendo una pausa, suspiro mientras abreviaba mi misión.

-En resumen, quiero que logres averiguarte todo lo que puedas para que no tengamos ninguna sorpresa el día del escape. ¿Comprendes?

En realidad si comprendo lo que quiere que haga, pero parece que olvida algo importante.

-Hay algo que no comprendo bien. Si yo tuviera la oportunidad de salir a ver como esta todo afuera, ¿No crees que eso nos haría las cosas más fáciles? La verdad yo no tengo idea de cómo salir de aquí. Creí que ya lo sabias.

-Acaso no lo sabes, Dress.

Ladeando su cabeza, Cario parecía confundido que desconociera de algo que aparentemente parecía obvio. ¿Pero cómo podría ser?, Cario sabe que yo no pertenezco aquí, o será que hay algo más de lo que no me di cuenta.

-Ya veo. Así que ese "Maestro" no te lo dijo.

- ¿El hombre que se llevó a Sileria? ¿Acaso había algo que tenía que decirme?

Ahora estaba más confundido de lo que dijo.

Ese hombre al que Sileria se refería como "Maestro", apenas y había intercambiado unas palabras conmigo; parecía odiarme con su mirada terrorífica. En definitiva, era alguien despreciable que espero no le haga nada horrible a ella.

Genial; ahora he vuelto a preocuparme por lo que le hubiera hecho a ella.

-Creo que ya está atardeciendo, no.

Mirando hacia el pórtico de la cueva, Cario indico que se podía ver el color anaranjado rojizo del atardecer entrando en ella.

-La segunda noche que pase aquí, me llevaron a otra parte de este lugar donde tuve en algo así como un interrogatorio.

- ¿Un interrogatorio?

-Sí. Luego de que Sileria se fuera ese día, su Maestro vino al rato y me informó que me llevarían allí. Yo creí que como él ya había llegado a verte te lo dijo, pero puedo ver que no. Algo me dice que harán lo mismo contigo.

¿Un interrogatorio?

Pensé asustado.

Esto es malo, si es como en esas películas de policías, ¿habrá algo así como el policía bueno y el policía malo?, o ¿simplemente trataran de sacarme la información a golpes? No, no creo que sea así, ya que Cario parece muy calmado con respecto a ello.

Vi un momento al niño.

Pero si es la misma expresión que siempre hace.

Su rostro inexpresivo no me ayuda a diferenciar nada. Y ahora como voy a poder superarlo, sería bueno que le pregunte que hizo él.

-Cario, y tú ¿cómo resolviste ese interrogatorio?

-Simplemente no hable por más que me insistieron.

Debí suponerlo. Supongo que es la mejor opción que pudo tomar.

-Pero no creo que tú puedas hacerlo.

- ¿Qué, por qué lo dices?

-Porque Dress no es igual a mí, ¿verdad? Terminaras teniendo una conversación por la insistencia. No pareces ser, de los que se quedarían callados por la insistencia.

-Si es cierto.

Es lamentable que así sea, pero tiene razón.

A pesar de que no soy muy sociable con los demás, siempre termino contestando lo que sea cuando la gente me habla. He sido educado de esa forma, es de mala educación ignorar a la gente.

Ahhh. Como maldigo ahora mis buenos principios.

Desesperadamente pensé mientras me sujetaba la cabeza.

Cario me vio algo extrañado, pareciendo saber lo que pasaba por mi mente.

-Creo que te estás haciendo muchos problemas por nada, Dress. Simplemente trata de no decir nada que los moleste, mantente sereno, y ten cuidado de que te quieran provocar. Dales respuestas sencillas que no reflejen mucho y estoy seguro de que te dejaran tranquilo muy pronto.

-Acaso eso funciono contigo.

-Recuerda que yo use otro método.

Uno mucho más sencillo.

Le recrimine en mí.

-Pero mantente alerta y trata de no caer en sus juegos.

-Lo haces sonar tan fácil, pero aun así me hace sentir nervioso.

-Y está bien que lo estés, eso te mantendrá alerta. Solo trata que ellos no lo noten, o si no caerás justo donde ellos quieren.

Se nota que tendré que ser cuidadoso con lo que diga.

Aceptando que no podría hacer nada para escapar de ello, es mejor estar lo más informado posible.

Respire hondamente para quitarme los nervios de encima, y le pregunte seriamente a Cario.

-Y dime, si ya has estado allí. ¿Cómo es ese lugar?

            
            

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