-¿Me llamarás esta misma noche? -le pregunto esperanzada,de que al menos en mi soledad, allí en la isla, la seguiré teniendo cerca.
Estas dos semanas que habían pasado desde que salí con vida de la explosión en la dimensión, solamente Amaia había sido mi consuelo. Me había contado tanto de su vida en ese inacabable mundo, que sentía que estaba volviendo a vivir todo a través de mí.
-¡Que sí vamos a llamarte pesada, vete ya! -Aitana, su melliza me regañaba como llevaba días haciendo, empujando mi maleta de ruedas en dirección al taxi. Llevo en ella un teléfono satelital para no estar incomunicada.
Ellas habían estado conmigo en el hospital cuando me internaron para curarme las heridas del accidente. Y cuando Adam me dejó en medio del salón de cirugías, y gritó a toda su familia que eran un engaño total y me dijo que mi hijo muerto, no era suyo; que el médico le había dado otra fecha de embarazo y que estaba muy seguro que Adrian era el padre. Aquel día creí morir.
Entré a ese quirófano sola, con un miedo atroz a haber perdido a mi hijo, sin saber que luego comprobaría que así era... uno de mis bebés había muerto, solo que yo no sabía, que habían tres dentro de mí y aún conservo a estos dos, que son la única esperanza de recuperar al Adam de antes. Al Adam de Amaia. Al Adam de todos los Douglas que han pedido mi ayuda para traerlo de regreso y que saben, que mientras no averigüe qué pasó con mi hermano allí dentro, ni cómo han conseguido que Adam se convierta en el criminal que sabemos que se ha convertido,no saldré de ese lugar y no hay fuerza de la naturaleza que me impida vengarme y a pesar de eso proteger a mis hijos.
-Van a ir a visitarlo ,¿verdad?...
Pregunté la última cosa que necesitaba que me confirmaran para salir para lo que sería mi destino. Incluso mi presente y evidentemente la garantía de mi futuro.
-Sabes que sí -determinó Aitana.
Ellas dos habían vuelto de Italia nada más enterarse de los sucesos y no permitieron que el resto de la familia lo hiciera, por motivos de seguridad, pero mi hermano había sido internado en un psiquiátrico unos días antes, pues aún no podían determinar que le sucedía y si Amaia no estaba presente se ponía muy agresivo. Había encontrado en ella una especie de calma pero insuficiente y eso, los había llevado a decidir buscar ayuda profesional. Los médicos decían que era lo mejor y las terapias lo estaban ayudando... algo.
-Confía en mí y en lo mucho que conozco a mi hijo y a su padre. Hay una explicación para todo.
Asentí y tomé el mango de mi maleta, para hacerla rodar hasta el taxis que ya me esperaba en el jardín de la casa de Amaia, para llevarme al aeropuerto y de ahí a tomar el helicóptero a la isla. O lo que quedaba de ella.
Aquel día, hacía solo dos semanas y cinco días atrás, había sucedido una explosión que escuché detrás de mí y respondía a un error con las dinamitas que habían puesto los agentes, dejando como consecuencia la pérdida de varias chicas y otros daños en los fosos de la dimensión.
Salí de allí en ambulancia marítima y con mi marido a mi lado, siendo el mismo de siempre hasta que minutos antes de entrar al salón de operaciones, a examinar mi estado mediante una pequeña intervención que no afectó a mis otros bebés, Adam se convirtió en otra persona y me dejó allí,sola y con nadie más que Victoria y Johnson.
Aún no sabía donde estaban Aidan y Carter, pero lo que sí supe porque Vicki me contó, es que el día que ellos habían escapado de la lancha,encontraron a mi tío muriendo y este les dijo cosas que no sabía todavía, y entre ellas que yo no era su hija, como alguna vez llegaron a pensar sino que Riley, era ese hijo, pero la herencia maldita había ido a parar a mí, y así tuvo que seguir pues él murió y lo demás estaba por verse.
Adrian no ha vuelto a tratar de contactarme desde esa noche en el hospital cuando desperté y lo ví besando mi vientre. Fingí dormir y él se fue después, dejándome claro, que haría lo que hiciera falta para descubrir su locura y cada cosa que había dicho en aquel lugar, al que hoy volvía por voluntad propia y ansias de venganza. Su presencia en mi vida era el principal indicativo de que no podía volver a dar nada por sentado ni a crees que podía ser feliz y vivir tranquila con mis hijos, si la dimensión seguía existiendo, porque todo lo que salía de allí, era podrido y enfermizo y eso, iba a acabar de una vez por todas y de mi cuenta corría que así fuera.
La dimensión se estaba reestructurando y no podía perder la oportunidad de reclamar mi zona del lugar, para poder cumplir mis metas y para eso, contaba con la ayuda de Vicki, Johnson y Riley, además de Gordon y algún que otro familiar de mi marido (Adam,por supuesto),desde fuera.
-Al aeropuerto por favor-le indique la chico del taxi y poco a poco dejé de ver en la distancia a las mellizas.
Por orden de Carter, Amaia no podía saber aún, lo de su otro hijo, y solo pudo enterarme de que justamente por las neurosis de Aidan, muy pocas veces dejaba que la tocaran los médicos y jamas había salido en los ultrasonidos que vinieran dos bebes, y a pesar de las veces que su marido los había hecho, nunca escucharon siquiera dos latidos. Eso fue parte de lo que Carter me contó, y puso como excusa, que aquella era una historia que Aidan debía hablar con su mujer y que dada la edad a la que Amaia volvía a concebir un hijo, no la podían someter al estrés que sería saber de la existencia de Adrian.
Según me contó, cuando ella dió a luz su hermana también lo había hecho y fue su padre junto a Aidan y Douglas, quienes habían estado en el hospital, además de Lynda desde la distancia, pero en algún momento ella perdió la conciencia por el esfuerzo y hasta ahí llegaba su historia. Lo demás lo tendría que contar Aidan que estaba en paradero desconocido y solo mandaba mensajes a su mujer, diciéndole que había una explicación para su ausencia y que sabía que tenía que confiar en él,que todo lo iba a solucionar. Que las cosas estarían bien; pero yo sin embargo dudaba bastante de esa última parte porque en aquel maldito lugar, nada podría estarlo.
Aitana por su parte tenia la férrea idea, de que Leticia no había muerto, pues su cuerpo nunca fue entregado a nadie más que supuestamente Adrian, que figuraba en el mundo como un ciudadano más que ostentaba el apellido de su abuela, quien lo había criado y tenia dos enormes empresas bajo su tutela legal. Era muy extraño todo. Para las mellizas aquel chico, era solo un espacio en blanco. Nadie más que nosotros, los que estábamos en primera línea de combate dentro de la dimensión sabíamos su verdadera identidad, y así ordenó Carter que fuera. Por el momento.
Lynda sí era un hecho que había muerto. La propia Aitana, mientras su hermana me cuidaba en el hospital, había cremado a su madre y pidió ver el momento exacto en que el cuerpo entraba al horno crematorio, por lo que no habían dudas de su pérdida. Lo demás,aún estaba por verse.
Tuve que dejar de divagar en mi propia mente cuando noté que había llegado al aeropuerto.
Pasé por todo el proceso previo a embarcar y sentada en la sala de espera estaba, cuando me sentí observada y así confirmé que era. Había un hombre y una mujer que me observaban desde la distancia.
Él, como de unos diez años o algo así mayor que yo, no era un hombre muy guapo, pero sí era alto,fuerte,muy elegante incluso vistiendo de sport, pero sobre todo, había algo que no pude ignorar porque era imposible no verlo... los ojos más azules que había visto jamas y ni siquiera los de Adam eran así de azules, había algo familiar en su color de ojos y él sabía que lo estaba notando, así como quería que lo hiciera, porque se había bajado las gafas de sol para que no me perdiera ese gran detalle de su intensa mirada. Mientras la chica, era un poco mas joven, pero también poseía esos ojos que me dejaban perdida en mares azules ya vistos... solo que no podía ubicar dónde.
Cuando él me guiñó un ojo, retiré mi vista.
Luego sabría, que ellos iban al mismo sitio que yo, y que también debían posicionarse de un lado.
¿Cuál lado sería?...
¿Por qué estaban allí?
¿De dónde habían salido ?, y, ¿Qué tan importante sería sobre todo, aquel hombre en mi vida?... Lo averiguaría después... pero mucho después.