Capítulo 2 Capitulo 2 - Negación.

Como en todo buen momento, el tiempo pareció acelerarse a desmedida casi dejándome sin aliento, no tuve tiempo de disfrutar la película, mucho menos darme el tiempo suficiente para prepararme mentalmente para mi siguiente paso.

La película terminó más tarde de lo que esperábamos, la noche ya había avanzado demasiado cuando Matt y yo caminábamos de regreso al auto, ya no había casi nadie en el estacionamiento a excepción de un auto negro con los vidrios polarizados y una camioneta negra bastante grande.

Posiblemente una situación que encendería las alarmas internas de cualquier persona en un momento normal, pero para mi, una adolescente con las hormonas a tope en un momento a solas que quien yo suponía era el amor de mi vida, pasó completamente desapercibido frente a mis ojos.

Cuando llegamos al auto, él quito los seguros, estaba a punto de entrar cuando Matt me tomo del brazo suavemente deteniéndome el paso.

-Gin - Dijo el apodo que me había puesto desde que nos conocimos -Tengo algo que decirte...

-¿Qué pasa? - Dije volteando hacia él hasta quedar frente a frente, fingiendo que no sabía lo que quería decir aunque en el fondo estaba gritando de emoción pues sabía que el momento que tanto habías estado esperando finalmente había llegado.

-No sé si ya lo sepas, pero me gustas, desde hace mucho tiempo -Dijo mientras se acercaba tanto a mí que nuestras narices se rozaban.

-¿De verdad? - respondí con una sonrisa en el rostro aunque claramente ya lo sabía.

No dijo más y simplemente pego sus labios con los míos, en ese momento todo pareció brillar como nunca y fue como si fuegos artificiales estuviesen explotando dentro de mi, un beso que se prolongó durante minutos se convirtieron en segundos dentro de mi mente, si me preguntasen que estaba sintiendo en este momento, diría que se siente como la primera vez que observas una estrella fugaz... por la emoción y la esperanza de que ese gran deseo que guardaste por tanto tiempo se cumpla al fin y dure para siempre.

Nos separamos por un instante, mientras yo tenía los ojos cerrados. Los abrí lentamente y observe su rostro, era perfecto... sin embargo, algo más capto mi atención y me hizo alarmarme demasiado. Justo a unos pocos metros detrás de Matt un sujeto vestido de negro y con capucha venia caminando directo a nosotros.

-Matt - Le dije casi susurrando casi sin aliento.

En ese momento, el tiempo se detuvo... todo pasó como en cámara lenta, antes de que pudiera terminar de advertirle a Matt él comenzó a girar su cabeza mientras el hombre de la capucha ya estaba tan cerca de nosotros que con solo unos pasos más, tomó a Matt del cabello e impactó su cabeza contra el coche. Grité aterrorizada por lo repentino de la situación pero eso solo provocó que el sujeto pusiera su atención en mí, dio un paso y yo retrocedí, en ese momento sentí como había chocado con alguien que estaba a mis espaldas, me di la vuelta y ahí estaba otro hombre también vestido de negro.

Vi como un tercer hombre abría la puerta de la camioneta que ya se encontraba en el estacionamiento, el sujeto contra el que había chocado me rodeo con los brazos y me levanto del suelo arrastrándome hacia la atrás, grité tanto como pude, pedo nadie me escuchó, entonces el sonido de la voz de Matt diciendo mi nombre llegó hasta mi, enterrándose y quedando grabada para siempre en mi cabeza, voltee a mirarlo con lagrimas en los ojos, no sabía lo que estaba ocurriendo, no sabía lo que iban a hacernos. El hombre que lo había golpeado aún se encontraba junto a él, sacó un arma y le disparó dos veces a Matt, simplemente dejó de moverse en el suelo mientras la sangre comenzaba a acumularse debajo de su cuerpo.

El sonido había sido tan fuerte que me dejo aturdida a tal punto que ya no escuchaba ni siquiera mis propios gritos. Me subieron a la camioneta y el hombre que había disparado también subió después de mí, arrancó la camioneta y salimos del estacionamiento. Me sentí completamente paralizada presa del pánico, no podía hacer más que llorar y temblar frenéticamente. Antes de que pudiera si quiera comenzar a suplicar por mi vida me dieron un golpe en la cabeza tan fuerte que perdí la conciencia.

Cuando desperté, un dolor horrible en mi cabeza me hizo darme cuenta no había sido un sueño, intente gritar pero no pude, mi boca estaba se encontraba cubierta con lo que parecía ser cinta y mis ojos estaban cubiertos con un pedazo de tela. Intenté moverme pero me di cuenta que tenía ambos brazos y piernas atados a cada orilla de lo que precia una cama.

Escuche como alguien abrió una puerta y entró. Me sentía completamente aterrada y una vez más comencé a llorar ¿Qué mas se suponía que podía hacer en una situación así?

-¿Ya despertó? - preguntó un hombre.

-Sí, acaba de despertar - habló esta vez una mujer.

Alguien me quitó la venda de los ojos repentinamente, tardé un momento en adaptar mis ojos a la luz y poder mirar. Un hombre se sentó en la cama junto a mí, era rubio con ojos azules, barba y cabello un poco largo, tenía una apariencia desalineada y muchas cicatrices en la cara. Yo simplemente no podía dejar de llorar y temblar mientras el pánico se apoderaba de cada rincón de mi cuerpo.

-Voy a quitarte la cinta de la boca... si gritas, te vamos a hacer mucho daño ¿entendiste? - Dijo aquel hombre con un acento particular que lo hacía enfatizar las "r".

En la habitación había una mujer de piel aperlada, cabello negro amarrado en una coleta, con una blusa blanca de tirantes y una polera negra amarrada a su cintura, se encontraba parada al lado del hombre rubio y simplemente me miraba. Al fondo de la habitación había otro hombre sentado en una silla, apoyado en sus rodillas mientras jugaba con una navaja entre sus dedos, era de piel morena con muchos tatuajes en el cuello, algunos de los cuales le llegaban hasta el rostro, su apariencia era simplemente intimidante, cuando se dio cuenta de que lo miraba, se levantó de la silla y se acercó a la cama mientras cruzaba los brazos.

-Déjenme ir por favor - Fue lo único que pude decir entre sollozos.

-Lamento ser yo quien deba explicarte la situación en la que te encuentras ahora - Dijo el hombre rubio antes de continuar - Ciertas personas nos han contratado para que te llevemos hasta cierto lugar... será mejor que te hagas a la idea de que jamás volverás a tu casa, jamás volverás a ver a tu familia y que las cosas serán diferentes a partir de ahora.

-¿Porque ella? - preguntó la mujer mientras aún me miraba despectivamente, como si lo que me estuviera pasando fuera alguna clase de retorcida recompensa por algo.

-Sabes que no nos corresponde a nosotros saber eso - respondió el hombre rubio mientras se levantaba de la cama.

- Pues es muy linda, tal vez incluso pueda divertirme un poco con ella antes de llevarla - Dijo el hombre moreno mientras sacaba su navaja nuevamente y la pasaba suavemente por mis pantorrillas provocándome escalofríos.

-Podrías dejar de comportarte como un simio por un momento -Habló la mujer con una voz resonante, y el hombre solo giró los ojos y regreso a la silla en donde estaba. Yo simplemente no podía parar de llorar, no podía creer que todo eso estuviera pasado.

-Toma -Dijo la chica dándole al hombre rubio un bolsa de terciopelo color rojo.

Ambos se acercaron a mí, ella me estiró totalmente hacia un lado, tanto que sentí que iba a romper mi brazo. Estaba completamente inmovilizada, fue entonces que el hombre comenzó a calentar algo en una cuchara, no alcanzaba a ver lo que era, solo pude ver que con una jeringa tomo todo el líquido que antes había calentado. Él se acercó y ató a la parte alta de mi brazo una liga que comenzó a cortar mi circulación, tomo la jeringa y la clavó en mi brazo, dejando entrar poco a poco el líquido.

Todo mi cuerpo comenzó a relajarse al punto de que no me podía mover, el hombre quitó la liga de mi brazo y fue entonces cuando todo me empezó a dar vueltas

-Quítenle la ropa y métanla a la caja, debemos irnos lo antes posible - Dijo el hombre rubio.

Todo se sentía muy extraño, parpadee una vez y vi a la mujer y al otro hombre rompiendo mi ropa para quitarla más fácilmente, ya no estaba atada...

Parpadee por segunda vez y ya estaba completamente desnuda, los dos hombres me cargaban para meterme en una caja de madera rectangular...

Parpadee por tercera vez y ya estaba totalmente encerrada en la caja, rodeada de obscuridad, la caja era pequeña, se movía de forma muy brusca y me hacía moverme de un lado a otro sin control alguno, así fue varias veces hasta que finalmente quedé completamente inconsciente.

            
            

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