Pasaron días tormentosos en los que las violaciones se convirtieron en una rutina, cada noche, venía Darko a usarme y golpearme cuando trataba de defenderme, el tiempo pasaba cada vez más lento, esperando un minuto tras otro el momento en que todo terminara... pero simplemente no pasaba.
No sé qué fue lo que hice para merecer esto, pero en ese momento, lo único en lo que podía pensar era en que quería volver a casa.
Perdí la noción del tiempo, la única forma que tenía de saber realmente cuando era de día y de noche era porque durante la noche, lo afligidos gritos comenzaban, mientras que en el día un silencio sepulcral me martillaba la cabeza, dejándome sola con mis pensamientos que no dejaban de culparme por todo lo que estaba sucediendo. Sin saber la hora, sin saber en donde me encontraba, sin escuchar el sonido ni siquiera de mi propia voz. Había ocasiones en las que incluso me parecía olvidar por momentos mi propio nombre. Todo estaba envuelto en una bruma de confusión que no desaparecía. ¿Cuántos días hacía que no veía la luz del sol o sentía la brisa del viento?
Después de lo que contó Darko acerca de mi "propietario" desconocido, una idea se había plantado en mi cabeza como una semilla dispuesta a florecer a toda costa... Tenía que escapar de una forma u otra, iba a pelear sin importar las consecuencias y si moría en el intento, al menos no sufriría una muerte en manos de aquella despiadada persona que me había comprado.
Durante el tiempo que estuve en el cuarto, aprendí un poco acerca de las rutinas de mis captores, Darko venía a violarme todos los días, pero solo de noche y se iba al amanecer, por lo que supongo que tenía cosas más importantes que hacer por las tardes. La chica venía un día sí y un día no para limpiarme, pero era lo único a lo que venía. El hombre mayor y en lo que a mí respecta, el más amable, iba todos los días a darme algo de medicina y algo de comer... pero algo muy ligero y solo una vez al día.
Atreves de la hendidura de la puerta, podía ver cómo de vez en cuando alguien se paraba delante de la puerta y revisaba que estuviera cerrada correctamente.
Gracias a esto, pude deducir que siempre había alguien cuidando que no escapara y el hecho de que Darko no viniera durante el día, me hizo darme cuenta que él probablemente vigilaba otro lugar o a otras personas y que durante la noche, él era el que "vigilaba", aprovechando su turno para violarme durante toda la noche.
Poco a poco fui pensando en el momento adecuado para escapar, cada vez me convencía más de que ese momento era por la noche, cuando la única persona que me vigilaba estaba sobre mí, solo tenía que encontrar una forma de golpearlo lo suficientemente fuerte para que se desmayara y para así poder tomar las llaves que abrían la puerta, las cuales siempre dejaba lejos de mí, dentro del bolsillo izquierdo de su pantalón.
¿Un plan tonto e ingenuo? Probablemente... pero aferrarme a esa última esperanza me mantuvo despierta y con la mente activa.
Apegándome al plan, aproveche qué el anciano acababa de salir del cuarto para arrastrarme y comenzar a buscar entre las cajas algo con lo cual pudiera golpear lo suficientemente fuerte a Darko en la cabeza o algo con lo que pudiera lastimarlo para así huir.
Con las manos temblando de forma incontrolable, buscaba en una caja tras otra intentando dejarlas como estaban para que no sospecharan nada, se me acababa el tiempo, dentro de poco entraría la mujer para limpiarme y si me encontraba ahí, se arruinaría todo por completo.
Ya para el final, cerca de una pared, encontré un tubo grande y algo pesado, junto con algunas varillas viejas y oxidadas, una de ellas estaba cortada de forma angular y no era tan grande como las otras, así que la tomé rápidamente y regresé a mi lugar, dejando la varilla en el espacio que había entre el colchón y la pared, para poder tomarlo de forma rápida cuando fuera necesario.
La chica entró justo cuando acababa de quitar la mano de donde había puesto la varilla, aun así, no se dio cuenta, comenzó a limpiarme en silencio y una vez había terminado, se levantó y sin mirarme comenzó a hablar.
-Mañana es tu última noche aquí, tu dueño vendrá por ti -Dijo ella sin expresión alguna en el rostro y salió de la habitación.
Aquellas palabras me causaron escalofríos y me hicieron darme cuenta de que tendría que escapar esa noche o sería demasiado tarde.
Esperé a Darko por un tiempo que me pareció eterno, estaba tan ansiosa que mis manos no dejaban de temblar, sentía un enorme vacío en el estómago y mi garganta estaba tan seca que apenas podía tragar saliva. No dejaba de mirar la puerta e incluso sentía que si parpadeaba demasiado algo podía pasar.
Mi corazón se detuvo cuando escuché pasos acercarse a la puerta y el sonido de la llave entrando en la cerradura, di un gran respiro para calmarme y entonces la puerta se abrió. Darko entró a la habitación e igual que siempre encendió un cigarrillo, fumaba mientras se iba quitando la ropa y yo tenía las manos escondidas entre las piernas para que no se diera cuenta de lo mucho que estaba temblando, incluso intentaba no mirarlo demasiado, pensaba que de hacerlo, se daría cuenta que estaba planeando algo.
Él se acercó a la cama, me tumbó bocarriba y se posicionó sobré mí, pero a diferencia de otras veces, se quedó mirándome por un momento.
-Se supone que mañana vendrán por ti - Dijo él mientras aún me miraba - Pero creo que nos hemos divertido demasiado como para dejarte ir... he pensado en que tal vez debas ser solo para mí y que debería llevarte conmigo a otro lugar.
Comenzó a besar mi cuello mientras hablaba, con una de sus manos hacia mi cabeza a un lado para tener más acceso a mi cuello, mientras que con la otra apretaba y jugaba con uno de mis pechos. Ya estaba tan harta y asqueada de todo esto.
-Tú te irás conmigo y te haré mía tantas veces como yo quiera - Continuó diciendo él mientras sentía como su miembro se iba poniendo cada vez más duro y se frotaba contra mi.
Comencé a deslizar mi mano por el colchón hacia donde estaba la varilla, lo hacía lentamente para que Darko no se diera cuenta, con la mirada clavada en el techo, concentrándome en cada milímetro que mi mano se acercaba al lugar. Y una vez que mis dedos tocaron la varilla, mis manos dejaron de temblar, sabía lo que tenía que hacer.
Lo más sencillo y lo que tenía planeado era clavarle la varilla en el cuello, con algo de suerte, eso sería suficiente para detenerlo o incluso matarlo, pero al sacar la varilla de al lado del colchón, ésta chocó con la pared haciendo ruido.
Ese momento pareció transcurrir en cámara lenta, él volteó su rostro, yo tomé bien la varilla y con toda la fuerza que me quedaba la apunté hacia su cuello, pero él alcanzó a moverse. Terminé clavando la varilla cerca de su clavícula, esto hizo que cayera de lado sobre el colchón, soltando un alarido de dolor. Yo me levanté e intenté ir hacia donde estaba el tubo, pero el logro tomarme del tobillo haciendo que cayera, golpeando mi cara contra el suelo.
Comencé a ver todo borroso y a aturdirme, no podía escuchar nada más que mi respiración agitada y los latidos rápidos de mi corazón. Darko me jalaba del tobillo hacia él, dispuesto a detenerme. Entonces lo miré, sus ojos estaban llenos de furia, su rostro enrojecido de ira. La varilla aún seguía clavada en su cuerpo, salía mucha sangre. Cuando reaccione le di una patada con la pierna que no estaba sosteniendo directo en la cara, él me soltó para taparse la cara con una expresión de dolor.
Torpemente me puse de pie y llegue hasta donde estaba el tubo, lo tome y regresé a donde estaba Darko distraído por la cantidad de sangre que salía de su nariz, sin dudarlo tomé el tubo entre mis manos y lo golpee tan fuerte como pude una y otra vez, hasta que ya no se movía.
Lo miré por algunos segundos preguntándome si lo había matado, sintiendo terror de mis propias acciones. Miré la puerta y la ropa de Darko cerca de ella, así que fui hacia allá, tomé la chaqueta y me la puse, me quedaba más arriba de las rodillas, busque en el bolsillo izquierdo de su pantalón y saqué las llaves, eran al menos 10 diferentes y no sabía cuál era la que abría la puerta así que tan rápido como pude comencé a meter llave tras llave en la cerradura.
El sonido de un quejido de Darko me asustó tanto que las llaves cayeron al suelo, las levanté y volteé a mirarlo... se estaba despertando. Finalmente encontré la llave y salí intentando correr. El suelo helado quemaba las plantas de mis pies descalzos mientras mis piernas entumecidas intentaban avanzar lo más rápido posible. Los días que había pasado sin poder levantarme siquiera me habían atrofiado las piernas, pero no tenía tiempo para pensar en ello. Corrí sin detenerme, lo hice sabiendo que no lo hacía lo suficientemente rápido. Estaba tan concentrada en correr que ni siquiera me había detenido un segundo a mirar lo que me rodeaba, como si nada de eso existiera.
Hasta que inevitablemente miré hacia atrás. Un escalofrío me recorrió por completo y las lágrimas cayeron casi de forma inmediata al darme cuenta de lo que estaba viendo.
Al mirar a mi alrededor, todo estaba totalmente rodeado de una alta reja que en la cima tenía alambre de púas. Al lado del cuarto en donde me encontraba yo había más, con solo algunos metros de distancia y detrás de esta primera fila de cuartos, se extendían muchos más. Después de todo, aquellos gritos eran reales, este lugar estaba lleno de personas.
El cielo gris destacaba aún siendo de noche, el viento gélido cortaba.
-¡Maldita zorra! -Escuché gritar a Darko.
Mire hacia el cuarto en donde estaba y ahí se encontraba Darko, recargado en el marco de la puerta para poder sostenerse en pie.
Sin dudarlo ni un minuto más, corrí hacia la reja y comencé a escalar, pero apenas había subido unos centímetros cuando sentí que alguien me jalo hacia atrás y me dejó caer en el suelo, era un hombre alto, de piel blanca y robusto, me levantó del brazo y comenzó a arrastrarme de regreso al cuarto, yo jalaba e intentaba hacer que me soltara, pero no fue imposible. Sentía que mi brazo se rompería en cualquier momento por la fuerza con la que me sujetaba.
Vi que desde el cuarto, se iba acercando Darko, ya no tenía la varilla de metal, en su lugar, había un trapo ensangrentado, estaba semidesnudo, la sangre corría desde su cara hasta sus piernas., tiñendo su piel desnuda de un rojo aterrador Darko se acercó furioso y me tomó del cabello, arrastrándome hacia el cuarto.
-¡Darko! ¡NO! - Gritó a lo lejos la mujer que iba a limpiarme, estaba corriendo en nuestra dirección, pero antes de que pudiera llegar, él me lanzó dentro del cuarto, entró y cerró la puerta detrás de él.
La mujer golpeaba la puerta para que abriera, pero Darko simplemente me miraba con furia, se acercó a mí y me dio un golpe en el estómago que me hizo doblarme de dolor, aprovechó la posición en la que estaba para pegarme con la rodilla directo en la cara, caí al piso, pero él me volvió a levantar del cabello, me tomó del cuello y me mantuvo contra la pared mientras me golpeaba una y otra vez en la cara y el estómago.
-¡Darko, si la matas estamos jodidos! -Gritó ella desde afuera.
Me desmayé en varias ocasiones, pero él esperaba a que volviera a reaccionar para seguir golpeándome. Caía al piso y me volvía a levantar.
Me arrastro hasta la cama y me dejó caer en ella, se puso sobre mí y siguió golpeándome, hasta que simplemente ya no desperté...
[...]
Desperté acompañada de un dolor agudo que recorría mi cuerpo y un desagradable sabor a sangre en mi boca, no podía moverme, no tenía la fuerza para hacerlo, mi cara estaba tan hinchada por los golpes que apenas y podía abrir un poco un ojo, tarde un poco en acostumbrarme a la luz, unas terribles nauseas me invadieron hasta el punto de vomitar, cuando miré, lo que había vomitado era sangre.
Ya era de día, en el cuarto no había nadie, pero estaba todo aún más desordenado, cosas tiradas por doquier y manchas de sangre por todas partes. La puerta estaba abierta, la cerradura estaba totalmente destrozada, como si alguien la hubiese abierto a la fuerza. Más por instinto que por conciencia intenté levantarme para salir, fue cuando me di cuenta que en ambas muñecas y tobillos tenía puestos grandes brazaletes metálicos que apretaban demasiado, de los cuales colgaban grandes y pesadas cadenas.
Ni siquiera tuve la fuerza para levantarme. Fue hasta ese momento que comencé a llorar, las lágrimas brotaban dejando ardor a su paso... de verdad seguía ahí, de verdad estaba pasando. Caí en cuenta de lo que hice, había intentado escapar y mi debilidad había jugado en mi contra. Había fallado y no era culpa de nadie, solo mía.
Lloraba no por el dolor, o porque no pudiera moverme, lloraba porque estaba decepcionada de mi misma, me sentía impotente y débil, estaba enojada por haber arruinado lo que sería probablemente la única oportunidad que tendría de escapar de este infierno. Lloraba porque todo había sido en vano y ahora me encontraba ahí, tirada, sin poder hacer nada, sin escapatoria y con la certeza de que vendrían cosas peores.
Lloré como nunca antes, maldiciendo una y otra vez por mi ingenuidad y mi estupidez. Por no ser más fuerte, por no ser más inteligente. Me culpé a mi misma entre lágrimas y sangre hasta llegar a odiarme más que a nadie en el mundo.
Escuché a alguien caminando hacia el cuarto, sintiendo como la ansiedad me carcomía por dentro y aumentaba con cada paso. Hasta que por la puerta apareció la mujer, aquella que me había llevado hasta ahí y la que me estuvo limpiando todos estos días. Entró y me miró fríamente, se agacho para ayudarme a sentarme, justo cuando pensé que había tenido un gesto amable conmigo, me dio una bofetada en la cara haciendo que cayera de nuevo al colchón.
-De todo lo que pudiste haber hecho, elegiste lo peor - Dijo con cara de desprecio - Te metiste con el hombre incorrecto... con mi hombre y no creas que voy a olvidar que le hiciste daño - la locura que brillaba en sus ojos en turbio y retorcido momento, me mostró un lado de las personas que nunca antes había visto.
Estaba confundida, no entendía muy bien de lo que estaba hablando. Ella me volvió a sentar a la fuerza y me tomó del rostro de forma tan fuerte que me hacía daño.
-La única razón por la que no dejé que Darko te matara, es porque me pagaron mucho dinero por ti... pero hay dos opciones, si el comprador dice que estas en muy mal estado y decide elegir a otra chica, yo misma voy a matarte de la forma más dolorosa posible por haber lastimado a mi Darko - Dijo ella soltándome finalmente mientras ponía una malvada sonrisa en su rostro - Si el comprador decide comprarte de todos modos... recuerda que conozco el inmundo lugar de donde te sacamos y como no podré tocarte a ti, iré por tu querido novio y terminaré lo que empezamos.
-Eso es imposible - Le dije con la voz temblorosa - Él está muerto
Simplemente sonrió fríamente, aterrándome por completo, se levantó y se fue. ¿Cómo era posible que estuviera defendiendo a un monstruo como Darko? Ella sabía que él me violaba todas las noches y aun así se notaba que lo amaba, era algo realmente enfermizo.
Las náuseas invadieron mi cuerpo una vez más, la sangre subió por mi garganta desde mi estómago. El vómito vino acompañado por un tormentoso dolor en mi abdomen que me hizo comenzar a llorar. Al lograr mirar ligeramente hacía abajo, pude notar los gigantescos moretones que me envolvían y se extendían por cada centímetro de mi piel. Eran especialmente oscuros y escalofriantes en mis costillas. Dolían tanto que con tan solo el roce más mínimo de mis dedos, era como si quemara. Convirtiendo el moverme en una autentica tortura.
¿Qué pasaría si Matt realmente estuviera vivo? ¿Qué clase de cosas le harían? Pero... si solo me estaba mintiendo, significaba que iría por alguna persona cercana a mí y eso me hacía preocuparme también por mi padre. No quería ser la responsable del sufrimiento de alguien más, no quería que por mi culpa alguien más terminara herido. Todo tipo de atrocidades pasaron por mi mente. Todo el daño que podrían hacerles a mis seres queridos.
De pronto vinieron a mi mente los recuerdos que tuve con cada una de esas personas. Recuerdos que antes eran felices y hoy se habían convertido en una tortura absoluta. Las risas, los juegos, las banalidades. Mi vida antes de todo esto.
Todos mis sueños, mis esperanzas en el futuro, mis metas... mi vida entera se había esfumado, mi destino se había escapado de mis manos. ¿Haber escapado realmente habría servido de algo? Definitivamente no. Pues nada volvería a ser como antes incluso si lograba salir de aquí. La vida como la conocía simplemente había dejado de existir junto con la persona que era.
¿Qué era lo que esperaba exactamente?
La mujer volvió a aparecer en el cuarto, pero esta vez no dijo nada, camino directo a mí y me clavó una jeringa en el cuello, en cuestión de segundos sentí como mi cuerpo dejaba de responder y me iba invadiendo una profunda sensación de pesadez, todo a mi alrededor daba vueltas al mismo tiempo que el dolor comenzaba a desvanecerse en una nube de incertidumbre... Otra vez no, fue lo único que pude pensar antes de desmayarme.
Al igual que cuando me trajeron aquí, despertaba intermitentemente, no podía moverme, no podía hablar, pero esta vez también comencé a sentir tanto dolor en todo el cuerpo que pensé que moriría en cualquier momento. Una voz en mi interior que había sido desconocida hasta el momento, imploraba a quien fuera que estuviera escuchando, ser divino, ente o persona, que terminara con mi vida. Imploraba por una pizca de misericordia, por un último acto de conmiseración o al menos, las sobras de lástima que puedan ser capaces de matarme de una vez.
Durante un pequeño momento pude abrir un poco los ojos, era Darko, se encontraba sobre mí golpeándome una y otra vez en el rostro y en el abdomen de forma salvaje y sádica.
<
Pasaron horas antes de que pudiera despertar nueva y momentáneamente. Sintiéndome decepcionada por no morir de una vez por todas.
-Alek ¡Espera! No entres - Gritó la mujer a lo lejos.
No podía abrir los ojos, ni moverme, pero podía escuchar que alguien acababa de entrar al cuarto. Escuché los pasos de una persona acercándose a mí. Y justo cuando esperaba el momento en el que el golpe se hiciera presente sobre algún lugar de mi cuerpo, una mano se posó sobre mi mejilla. No sabría explicar la razón del porqué aquella acción me dolió más que cualquier golpe que me hubiera dado Darko. Aquella caricia me pareció el acto más cruel e inhumano que había vivido hasta el momento, un tormento peor que los golpes. No quería esperanza, no quería gentileza, simplemente quería morir.
Lo último que escuché fue a alguien llegar corriendo al cuarto y un golpe seco... no resistí más y volví a desmayarme.
Mi mente estaba jugando conmigo, pues no sabía hasta que punto lo que lograba captar con mis sentidos era real. No tenía intenciones de despertar, no quería hacerlo. Podía sentir sobre mi piel el tacto de unas manos cuidadosas, envueltas en una cortina anestesiada. También el tacto de unas manos ásperas y fuertes que me sostenían con la delicadeza de quien toca un cristal a punto de romperse en mil pedazos. Podía escuchar una voz amable que anunciaba cada detalle de lo que estaba haciendo. También una voz grave que me envolvía día y noche. Me tranquilizaba, me alentaba a despertar y me narraba día a día la forma en la que estaba mejorando. Me daba esperanzas en un mejor futuro, me daba razones para que considerara el hecho de vivir.
Cuanta crueldad... cuantas palabras sin sentido, promesas vacías. Una vez más imploré por mi muerte. Nada más que palabras mudas que no serían escuchadas jamás. Pues el hecho de hablar conllevaba un esfuerzo sobrehumano, el hecho de hablar me demostraría a mi misma que seguía viva de verdad y no había pesadilla peor que esa.
Escuchaba a aquella voz tararear repetitiva e insistentemente la misma melodía, sin duda, una canción diferente a los gritos y alaridos llenos de agonía a los que ya estaba acostumbrada para que me acompañaran durante las noches. Solo por un momento, mi mente se dejó inundar con la esperanza de un mejor mañana, con la idea de que tal vez las cosas realmente podían mejorar.
Y entonces, sin ningún aviso o advertencia, desperté. Acompañada de un horrible dolor de cabeza y una sensación de adormecimiento en todo el cuerpo que pensé jamás podría volver a moverme, pero también sentía... ¿cobijas?
Al abrir los ojos pude notar aún a pesar de la oscuridad, que me encontraba en un lugar completamente diferente, el terror me invadió al darme cuenta de que estaba completamente desnuda y que junto a mi en la cama había un hombre de espaldas, caí al piso al intentar alejarme y comencé a arrastrarme por el suelo en un intento torpe por retroceder... ¿Qué está pasando?