Él debería de estar ahí con ella para recibir a los empleados y entrar juntos a su nueva casa, donde vivirían juntos. Un carruaje entró a la propiedad y su corazón saltó al imaginarse que ese sería Marcus. Grande fue su decepción cuando de este descendió un hombre, el cual había visto en varias ocasiones hablando con Marcus.
-Buenos días milady- saludó el hombre apenas llegó a Liviana tomando su mano para besarla, sí, todo un caballero, Liviana lo miró y pudo notar sus ojos color miel, su cabello castaño, rasgos finos y hermosos, maduros y varoniles. Su apariencia era muy parecida a la de Marcus, alto y con músculos anchos.
-Buenos días...
-Anthony Ross, duque de Beaufort, soy el mejor amigo de su esposo, milady - respondió él -. Es un placer conocerla al fin, ya que no habíamos tenido la oportunidad de que nos presentaran.
-Es un gusto para mí también, excelencia. Aún no conozco a los amigos de mi esposo, y además está el hecho de que es mi primer temporada, por eso no pude reconocerlo.
-No se preocupe por eso - el duque le sonrió y Liviana le devolvió la sonrisa.
-¿Y sabe dónde está mi esposo? - Liviana preguntó apenada.
-No, pensé que estaría aquí- respondió él, aunque no fue sincero del todo, sabía perfectamente dónde estaba su amigo, y por eso era él quien estaba ahí ahora, y no Marcus -. Pero puedo acompañarla hasta adentro y así esperar a Marcus, digo, si me lo permite.
-Claro- fue lo único que respondió ella.
Liviana emprendió camino junto al duque hacia la entrada de la casa, donde esperaban los empleados. Sus nervios volvieron, además de una vergüenza desmedida, quien debería estar a su lado era Marcus y no su amigo.
Anthony se percató de la tristeza que atravesaba el rostro la nueva esposa de su amigo. Pensó que no era el monstruo que Marcus le describía todos los días, sino todo lo contario, solo veía en ella a una joven enamorada, pero a la vez asustada ante todo lo nuevo que entraba en su vida, y de lo que también se daba cuenta es de que el verdadero monstruo no era Liviana, sino Marcus Livingston.
-Excelencia, es un placer tenerla aquí, todos nosotros estamos para recibir sus órdenes y atender sus necesidades - dijo una mujer de no más de cuarenta años, pero aún se conservaba -. Soy Rose, ama de llaves de la residencia.
-Es un gusto conocerlos a todos - dijo tímidamente, algo que enterneció a Anthony.
-Ella es Lizzy, su doncella - presentó a una joven más o menos de la edad de Liviana.
-Será un placer servirle milady - dijo la muchacha a lo que Liviana le respondió con una sonrisa.
Siguieron con la presentación de todo el personal hasta que entraron a la mansión, el ama de llaves junto a su doncella le enseñaron la casa, las habitaciones, cocina, comedor, la sala de té, de baile, y otras recintos, sí que era enorme aquella residencia. Liviana cayó exhausta en el sillón del salón verde junto a Anthony, quien se había sentado en otro.
-Es enorme- dijo ella abanicándose.
-Nada menos que para los futuros duques de Agnes, justo así es como vive un duque.
-Pero creo que hubiera sido mejor algo más pequeño, es muy grande para estar sola aquí - dijo Liviana nuevamente sin pensar en sus palabras.
-¿Por qué lo dice milady? - preguntó Anthony llevando el vaso de jugo a su boca.
-Porque es la verdad, Marcus se pasará todo el día fuera y yo me quedaré aquí sola -respondió ella.
-Pero piense que pronto tendrá hijos y que ellos ocuparán su tiempo, y no se sentirá tan sola. Espero que esté preparada para dar a luz aproximadamente a cinco hijos, porque es la cifra que desea Marcus.
El duque rió ante su comentario pero no duró mucho al ver la mueca que hizo Liviana. En cambio, ella sufrió por la información, Marcus quería hijos, pero él no los quería con ella, y eso le dolía.
-¿Dije algo que la ofendió milady? - preguntó Anthony preocupado.
-No, nada de qué preocuparse.
- Milady - llamó el ama de llaves -. La duquesa de Agnes está aquí.
-Hágala pasar - dijo Liviana, pensado que seguramente ese era el día de las visitas.
-¡Liviana querida! - la duquesa entró sonriendo, pero al ver al mejor amigo de su hijo sentado y conversando con su nuera frunció el ceño y su sonrisa disminuyó -. Duque, ¿qué hace aquí?
-Excelencia - se levantó y saludó a lady Lilian -. Vine a conocer personalmente a la esposa de mi amigo.
-¿Y mi hijo dónde está? - preguntó mirando a su alrededor.
-No está aquí - fue lo único que pudo decir Liviana, la cual estaba roja de la vergüenza -. Pensé que estaría con usted.
-Pues no, especulé encontrarlo aquí, recibiendo su nueva residencia - respondió lady Lilian.
Lady Lilian estaba más que enfadada con su primogénito, ¿cómo era posible que Marcus no se encontrara junto a su esposa? Y que en lugar de él, estuviera otro hombre. ¿Qué dirían los aristócratas si se llegara a saber esto?
-Liviana, ¿puedes, por favor ordenar a hacer un té para mí? - pidió la duquesa.
-Claro - Liviana caminó hacia la cocina dejando a solas a lady Lilian y al duque.
-Ahora me vas a decir en dónde está mi hijo, y no lo niegues, porque sé que estaban juntos.
-Él está bien, solo que estaba algo indispuesto para presentarse aquí y dar la cara a su esposa - respondió.
-Entonces, mi hijo huyó de sus deberes como esposo, y no consumó el matrimonio - afirmó lady Lilian, pero la idea se asomó en su cabeza y la dejo ir -. ¿No me digas que se encontró con esa, lady Ashton?
-No puedo responder esa pregunta, lo siento excelencia. Ante todo soy amigo de Marcus, no suyo. - respondió con todo respeto.
-¿Cómo se atreve? Es mi derecho saber dónde se encuentra mi hijo y más si no es con su esposa.
-Perdone mi osadía lady Lilian pero ustedes lo obligaron a casarse con una mujer que apenas conocía y que no ama. Ustedes lo llevaron a este matrimonio que más tarde que temprano fracasará.
-No estoy de acuerdo con usted, si lo hice fue por ellos, Liviana es una joven hermosa y de buenos sentimientos que sabrá cómo llevar su matrimonio a la felicidad, tengo fe en ella. - Dijo la duquesa, ya no muy convencida de sus palabras.
-Pero creo que debería de perderla en su hijo, no creo que se resigne a este matrimonio y ser infeliz.
Liviana escuchó todo, no podía soportar que su corazón siguiera rompiéndose de esa forma, hubiera sido mejor seguir amando en silencio, que esto que estaba pasándole. Limpiándose las lágrimas decidió salir y darle frente a la situación, rápidamente los duques se callaron al verla llegar.
-Ya está, en unos momentos le traerán el té.
-Gracias, ¿te sientes bien? Estas muy roja- dijo preocupada Lady Lilian.
-Me duele un poco la cabeza, ha de ser por el recorrido. La residencia es muy grande y hermosa- respondió liviana.
-Me retiro, milady, tengo que resolver algunos pendientes del ducado- dijo Anthony - .Fue un placer conocerla lady Liviana.
-Igualmente excelencia, gracias por la visita- respondió Liviana.
Anthony salió de la residencia de su mejor amigo sin dirigirle la palabra a la duquesa, entendiendo un poco a Marcus, si fuera su situación no hubiera dudado en elegir la felicidad por encima de todo, pero por otro lado estaba lady Liviana, no parecía ser una dama como la describían por ahí, pero en este mundo no todo es lo que parase. Lo mejor sería esperar y ver qué pasaba con ese matrimonio.
Lady Lilian esperaba a su hijo junto a su esposo en el ducado, ya había hablado con Alexander, su esposo, sobre el inapropiado comportamiento de Marcus con su esposa, debía de respetarla, esa situación no podía seguir así cuando apenas llevaban dos días de casados.
-Buenas tardes - saludó Marcus entrando al despacho de su padre -. ¿De qué quieren hablar?
-¿Y todavía lo preguntas, Marcus? - contraatacó su madre.
-No te entiendo mamá.
-¿Por qué aun no has consumado tu matrimonio con tu esposa? - preguntó su padre y este volteó los ojos sentándose en uno de los sillones restándole importancia a la discusión que se desataría en unos segundos.
-Ya les fue con el chisme la cerdita- dijo riendo.
-¡Marcus, respeta a tu esposa! - reprendió lady Lilian-. No entiendo este comportamiento rebelde de tu parte, nosotros no te educamos así.
-Tu madre tiene razón Marcus, esperaba de ti más hombría para asumir tus responsabilidades.
-¿Qué más que casarme con esa? ¿No es suficiente para ustedes haberme arruinado la vida con este matrimonio? Entiéndalo de una buena vez, yo no quiero a Liviana Johnson, ella no es nada para mí, lo único que nos une y nos unirá será un estúpido papel - dijo con rencor y odio -. Yo no la quiero ni la querré, no soy de esos hombres que viven un matrimonio de apariencia, demostrándoles a todos lo felices que son cuando la realidad es otra. Yo a quien amo es a Emma Ashton.
-Ella no tiene una fortuna que unir a nuestra familia - dijo su madre avergonzada por las palabras de su hijo, no podía admitir que había cometido un error al unir a Liviana y a su hijo, aún no.
-Eso no me importa madre, porque yo la amo a ella.
-Tú no sabes lo que es el amor Marcus, aún eres muy joven para saber diferenciar entre el amor, la pasión y la atracción física, y las tres son muy diferentes- dijo su padre mirándolo a los ojos -. Y esto que no se te olvide Marcus, porque te acordarás de mis palabras cuando descubras que solo te sentías atraído por lady Ashton, y te deseo que cuando vengas a descubrir el amor no sea demasiado tarde para ti, hijo.
Con sus últimas palabras, el duque le dio unas palmadas en la espalda a su hijo y salió del despacho, la duquesa solo le dio una última mirada y salió tras su esposo, dejando solo a Marcus con su conciencia y su corazón