Por fin he terminado mi tarea, así que decidí escribir un poco ya que hace días que no lo hago. Te hablaré de algo que sucedió recientemente y no me he podido sacar de la cabeza.
El martes tuve una pelea con él (no es novedad cuando diferimos de opiniones). Una de las tantas que integran mí día a día. ¡Y estoy tan enojado! ¿En qué cabeza cabe, Levi? Venirme a enamorar de la persona más homofóbica de este hermoso, pero agobiante planeta. Venga, búrlate o compadéceme.
Y lo peor de todo es que no pude ganarle, porque él siempre tiene la razón y no hay nadie que le haga creer lo contrario, aunque esté completamente equivocado.
Soy gay, (por si lo habías olvidado). Me gusta él, me gusta más que los días sin clases, más que las historias de vampiros, más que el agua caliente en épocas de frío, y mucho más que el refresco de cola. Y eso ya es decir mucho.
En fin, nuestro punto de vista sobre Neil Patrick Harris es bastante discrepante. Él aborrece a los homosexuales, y yo, su mejor amigo, soy uno de ellos.
Tú y yo no somos cercanos, pero aceptaría un abrazo.