Cinco se movía inquieta, ya había pasado una hora desde que Cuatro fue tragado por esa cosa enorme que salió de la puerta azul, puerta azul, mar, el mar era peligroso, todas las especies eran nuevas y carnívoras, ¿Por qué no le había dicho que eligiera la amarilla? Tal vez lo único que hubiera encontrado ahí habría sido un tesoro viejo lleno de viejos piratas, tal vez solo hubiera tenido que devolver la llave a Magnus para continuar, tal vez solo hubiera tenido que rescatar a una tonta ciudadana de Utopía para volver, así hubiera podido regresar y continuar, así ella sabría que estaba a salvo
y hubiera podido seguir con el plan: dejarlo en la academia para que estuviera a salvo, porque por lo que había escuchado ahora él era el favorito de Magnus, estaba bajo su protección porque Magnus sabía que debía mantenerlo a salvo hasta que ella fuera por él, hasta que ella fuera a rescatarlo, así la atraparía pero Magnus no tenía idea de nada, ella podía seguir buscando el lugar, el lugar que Cuatro estaba tan cerca de encontrar y ahora que no tenía rastreador podía regresar una y otra vez sin que nadie supiera, pero no le servía de nada hacer todo eso si Cuatro estaba en problemas y ella no sabía cómo ayudarlo.
Ya había intentado comunicarse con él, le había hablado muchas veces, pero no podía ni sentirlo, era un vacío horrible.
Tomó la daga gemela entre las manos, Vamos Cuatro, escúchame. ¿En dónde estás? ¿Qué hay ahí?
Nada.
–¿Aún nada? –La voz de A la sobresaltó, estaba tan concentrada hablándole a Cuatro que no sintió cuando A se sentó a su lado.
–No, temo que le haya pasado algo.
–Ya lo sentirás, después de todos ustedes son los grandes waywards que han pasado por todo.
–Nunca habíamos pasado por un lavado de cabeza y menos por recuerdos falsos sembrados en nuestro subconsciente–, al menos no por separado, añadió para sí misma¬– no sé si Cuatro pueda con todo eso, no sé si lo podamos salvar.
–Escuchaste lo que dijo mi padre antes de volver, Cuatro estará a salvo porque Magnus te quiere a ti. No le harán nada, te están esperando, seguro que sabía que iba a elegir la puerta azul, porque los recuerdos congelados despiertan con las cosas que te recuerdan a la persona, sabía que la elegiría porque el azul le recuerda a ti, quería que te presentaras para salvarlo antes de que esa cosa lo tragara.
–Pero no saben que ya no tengo rastreador.
–Pero si saben que lo puedes apagar y que con las emociones fuertes se reactiva, esperaba que estuvieras cuidándolo y que eso les indicara que estabas allí. Dispuesta a saltar por él.
Cinco sabía que A tenía razón, eso era justo lo que estaba pasando, y justo lo que seguiría pasando si no se apresuraban a encontrar el lugar ya, tenía que encontrarlo antes de que a Cuatro le pasara algo mientras Magnus intentaba hacerlo destacar.
Aunque no tenía idea de lo que pasaría una vez que encontraran el lugar, regresaría a Utopía y tomaría a Cuatro ¿así como así?, no era como las otras veces. Le había mentido a A, si habían pasado por pérdida de memoria y por recuerdos falsos, ella había estado en esa academia, ella había pasado por esas pruebas, ella y Cuatro habían sido ese experimento una y otra vez, juntos, por eso ahora todo era diferente.
Nadie podía saber la verdad, nadie salvo ellos dos podían conocer todas las veces que fueron criogenizados para despertar viendo el mismo rostro, el de Magnus, dispuesto a robar sus Ward una y otra vez, sin conseguirlo, pero ellos tampoco lo habían conseguido, no habían dado con el lugar que les brindaría un refugio.