![[El Árbol] Concepto de una deidad](https://cos-spres.cdreader.com/site-375(new)/0/5645/coverbig.jpg?v=20220415024730)
La brisa proveniente del lejano horizonte atrajo consigo motas caídas del cielo, estas cubrieron los arboles y la tierra creando un paisaje blanco que se extendió mas haya de donde la vista podía alcanzar.
Ya sea el cuerpo de las bestias o las plantas, nada parecía escapar de ser cubierta por la nieve.
Pero hubo una excepción esta regla.
Un árbol dorado con poco mas de dos metros de altura fue lo unico que logro escapar de ser una de sus victimas, incluso la tierra a su alrededor tuvo la misma suerte. Los copos de nieves en conjunto de la suave brisa parecían evitarlo, como si tuvieran conciencia, o fueran repelidos por algo.
Pero llamarlo árbol fue generoso, efectivamente era uno, aunque seguía siendo un retoño en comparación de aquellos a su alrededor. El mas pequeño de estos rondaba los diez metros de altura, cinco veces su tamaño, en cuanto los mas viejos, estos superaron las decenas de metros. Fue una diferencia realmente enorme, pero eso no importo realmente.
Ya que a diferencia de estos otros que apenas se diferenciaban entre si, este árbol en particular fue mas que distinguible a simple vista, el aura débil dorada a su alrededor fue uno de los motivos que mas lo distinguió del resto. Pero eso no era realmente la principal razón.
Lo raro estuvo en sus ramas, para ser exactos, colgando de ellas.
Un total de diez frutas de aspecto místico zumbaban débilmente rodeadas de un halo dorado, estas se agitaban débilmente ante las caricias de las hojas mientras algo similar a voces brotaban de sus interiores.
Y que, si realmente eran observabas con detenimiento y a poca distancia, en sus interiores se podrían ver pequeñas figuras encorvadas moviéndose lentamente y en aparente satisfacción.
[Los frutos han madurado]
No hubo nadie para verlo, pero eso no significo que no haya sucedido. Tras el mensaje que desapareció, los frutos que colgaban de las ramas del pequeño árbol se soltaron y cayeron al suelo.
*Pop
Apenas audible, el sonido de sus golpes hizo eco, pero rápidamente fue cubierto por el viento y las hojas en movimiento.
Las frutas permanecieron inmóviles, si alguien los viera desde lejos no dudaría de que eran totalmente normales, pero esto cambio pocos segundos después.
[La humanidad ha nacido]
Nuevamente un mensaje que nadie presencio, y seguido de ello un fenómeno muy extraño lo acompaño.
Los frutos tirados sobre la tierra comenzaron a agitarse a medida que el tamaño de los mismos iba en aumento, estos crecieron hasta alcanzar poco menos de un metro antes de que se detuvieran, y como si fuese alguna especie de crisálida, esta se rompió a causa de la forma de vida en su interior que deseo salir.
Los frutos se rompieron al igual que un cristal, para luego convertirse en polvo y ser absorbidos por los jóvenes humanos recién nacidos.
Un total de cinco niños y niñas se encontraron a la intemperie de la naturaleza con sus cuerpos descubiertos, al sentir el frio sus miradas inocentes temblaron, miraron a sus alrededores y finalmente encontraron pieles con las cuales se cubrieron apresuradamente.
Sus movimientos fueron en un comienzo algo torpes, la fuerza carecía en sus extremidades, pero lograron adaptarse rápidamente.
Tras terminar, cada uno de ellos miro hacia el árbol de oro, para finalmente arrodillarse ante el mismo y adorarlo en un aparente trance involuntario.
-De la deidad nace la humanidad, de la humanidad nace la deidad.
Los niños alzaron sus voces inmaduras y cantaron débilmente ante el árbol una única oración, y solo cuando terminaron fue que lograron regresar a la normalidad, solo para encontrarse agitados y algo confundidos.
Pero no duro.
-Yo....estoy aquí.
La voz proveniente de la joven deidad calmo a los niños, y estos como pollitos perdidos que encontraron a su madre, se dirigieron hacia él con gran afecto y lo rodearon para finalmente caer dormidos a su alrededor.
Una gran cantidad de pensamientos estaban ahora mismo corriendo dentro de la joven deidad, los cuales incluyeron pequeños fragmentos de recuerdos, pero estos fueron pocos y para nada claros.
-Soy la deidad...[El árbol de la humanidad].
Pero estos no duraron antes de desvanecerse en la nada.
-Deben crecer....debo, nutrirlos.
Instintivamente supo lo que tenia que hacer, cual era su objetivo, y como lograrlo.
El invierno había llegado, y con ello la carrera tambien comenzó.