El Hermano del REY
img img El Hermano del REY img Capítulo 7 La Verdad Nos Hará Libres
7
Capítulo 8 Dos Caras de una Moneda img
Capítulo 9 El Gen Collins. img
Capítulo 10 Perro que no Ladra, Muerde. img
Capítulo 11 Ojo por Ojo img
Capítulo 12 El Hijo de un Padrastro. img
Capítulo 13 Herencia Sanguínea img
Capítulo 14 Cerrar un Pacto img
Capítulo 15 Llamadas de Emergencia img
Capítulo 16 Tristeza de Verano img
Capítulo 17 Verdaderos y Falsos img
Capítulo 18 La Gran Cena img
Capítulo 19 Esperanza Rota img
Capítulo 20 El Diablo Entre Nosotros img
Capítulo 21 Los 3 Secretos img
Capítulo 22 La caballería img
Capítulo 23 Secretos al Aire img
Capítulo 24 Favor con Favor se Paga img
Capítulo 25 Año Nuevo, Vida Nueva img
Capítulo 26 Síndrome de Lima img
Capítulo 27 La Jaula de Oro y un Viaje de Negocios img
Capítulo 28 Fin de semana con el tío Jerry Prt. 1 img
Capítulo 29 Fin de semana con el tío Jerry Prt. 2 img
Capítulo 30 Planes y Secretos img
Capítulo 31 De padres a hijos img
Capítulo 32 Enfrentando al enemigo. img
Capítulo 33 Nuevas Alianzas. img
img
  /  1
img

Capítulo 7 La Verdad Nos Hará Libres

Thomas y Clay, luego de salir de la universidad y despedirse de sus amigos quedando esa noche a las ocho (qué es cuando inicia la fiesta), se subieron a la camioneta de Clay para dirigirse a su casa. Thomas no permanecía en casa mucho tiempo durante el día, a menos que fuera fin de semana, pues los cinco días de trabajo, él y Clay iban a la universidad por la mañana, luego regresaban a casa para asearse y almorzar, y en el caso de Thomas él se alistaba para ir a su trabajo en una juguetería como acomodador.

Su empleo es algo casi reciente, pero su decisión de pasar la página y ser independiente es un sentimiento que ha ido aflorando con el paso del tiempo, del cual su psiquiatra tiene mucho que ver.

Thomas, a pesar de su trauma, es el tipo de chico que siempre tratará de sacarte una sonrisa, aun si se siente peor que tú. O el tipo de chico que, aunque lo hagas tropezar, se levantará, se quitará la mugre y seguirá caminando. Es parte de su personalidad, por lo que no se da por vencido tan fácil.

Thomas no tiene claro cuando fue su último ataque de ansiedad o «episodio de depresión», solo sabe que fue hace cómo un año que empezó a sentirse cansado y le irritaba todo. Estaba pasando por exámenes parciales al final del semestre y empezó a estresarse de más haciendo tareas y estudiando.

No recuerda bien en qué momento tomó la navaja de su padre, ni en qué momento se encerró en el baño y comenzó a llorar. Clay fue quién se dio cuenta de que ya se había tardado mucho y empezó a tocarle la puerta, al no obtener respuesta, luego de dos minutos en completo silencio, llamó a sus padres para que vinieran a hablar con él. Samantha, cuyo trabajo estaba más cerca, se tomó cincuenta minutos para volver a casa y hablar con Thomas. En todo ese tiempo él no salió del baño.

Ella, en lo poco que sabía, empezó a decirle palabras de apoyo "que escuchara solo su voz hablándole, como un faro de luz en medio de una tormenta, y él era un barco que navegaba hacia ella"... fue lo más estúpido y cursi que escuchó en toda su vida, pero funcionó. Casi al instante Thomas salió del baño con varias cortadas en su brazo, ninguna era profunda como para hacerle un verdadero daño, pero la intención de autolesionarse estaba ahí.

Al día siguiente su padre fue a la universidad para solicitar unos días de reposo debido a su «condición delicada». ¿Por qué simplemente no dicen que "tuvo un ataque de ansiedad provocado por su depresión clínica"? ¿Por qué no puede la gente llamar su enfermedad por lo que es? «Trastorno depresivo mayor» eso es lo que tiene. Eso es lo que padece desde que era un niño. Las personas siempre buscan "suavizar el golpe" no decirte que eres un loco de manicomio en tu cara porqué "podrías sentirte mal", pero se siente MUCHO peor padecer un trastorno y que todo el mundo actué como si no estuviera allí.

"La peor parte de tener una enfermedad mental, es que la gente espera que actúes como si no la tuvieras"

Al pensar en esa frase, Thomas supo que era una cita a un libro o película, pero no recordaba cual. Pero bueno, "la hipotenusa" como dirían algunos.

Luego de que su padre solicitara el permiso en la universidad lo llevaron corriendo al consultorio de la doctora Carmen. Una vez en éste ella hizo su "tratamiento mágico", como le gusta llamarlo, y ordenó que retomara las pastillas. Thomas se aisló y perdió el interés en hacer cualquier cosa que incluyera pararse de su cama, incluso en seguir viendo la nueva temporada de "Paranormal" serie que a él y a su hermano les encanta ver.

A las dos semanas fue que recuperó el ánimo, cosa que los otros tres individuos agradecieron, ya que su cuarto y él mismo empezaban a apestar. Y entonces, como quería un cambio de aires para no deprimirse, decidió buscar empleo. Algo sencillo, que no requiriera de mucho esfuerzo físico, la paga no era realmente importante (aunque sí la necesitaría en un futuro probable), lo importante era que él saliera de su casa y se distrajera haciendo cualquier cosa.

¿Y qué mejor manera de distraerse y aprovechar uno de sus trastornos que acomodando juguetes?

Cuando todavía estaba bajo el dominio de Julia, ésta le decía que debía mantener sus cosas en orden o lo castigaría, y cómo Thomas le temía más a sus castigos que a ella misma, empezó a desarrollar un sistema de orden en su cuarto que pronto comenzó a aplicar a todo lo que hacía, es decir: un TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo).

Hoy en día lo sigue teniendo, solo que, (con el paso de los años, la terapia y sus medicamentos) lo ha ido sobrellevando y empequeñeciendo hasta solo lograr abarcar: su colección de películas en su habitación (ordenadas alfabéticamente), el orden de sus prendas en closet y gavetas (ordenadas por color), y por supuesto, su calzado bajo su closet (ordenados en grupos según cada ocasión).

Y aquí estaba, dándole a su TOC un buen uso desde hace ocho meses. Uno de los mejores empleados que tiene la tienda, y que por nada del mundo va a perder la calma ni la compos...

– ¿Tom? –preguntó una dulce y suave voz a su espalda que Thomas creyó reconocer. ¡Santa Madre de la cachucha que no sea ella! qué no sea ella. Pero al darse la vuelta lentamente vio que SÍ era ella.

– Alina –dijo Thomas con una tierna sonrisa en el rostro.

Alina Wong es una joven de la misma edad que Thomas, de rasgos y ascendencia asiática, estatura promedio, y una belleza que solo grita ternura. Thomas y ella fueron novios en la secundaria, pero se separaron por órdenes de su psicóloga ya que Thomas no estaba listo para un noviazgo aun. Sin embargo, si les preguntabas a sus excompañeros sobre ellos, éstos contestaban que "Alina era el amor de Thomas, y Thomas él de ella". Según, era algo en ellos que se notaba si prestabas atención. Una cierta "tensión sexual" que se sentía en el aire, o algo así.

– Wow, ¿cuánto ha pasado? ¿diez años? –preguntó ella.

– Yo diría que un poco más –respondió el muchacho.

– Pero te sigues viendo bien –, ¿eso fue un cumplido? ¿acaso fue un cumplido o él estaba exagerando?

– Tu igual –respondió Thomas de vuelta– sigues... siendo bajita –no te lo puedo creer, Thomas– bueno, me refiero a que...

– Para tu información soy la más alta en mi clase de piano –dijo la joven sacando una sonrisa orgullosa.

– Eso es impresionante –respondió Thomas con la misma sonrisa– ¿estudias piano?

– Todos los martes a las cinco –dijo ella hasta que una ola de nervios la invadió por la respuesta– claro que tú... te referías a cuánto tiempo...

– De hecho esa información me viene bien porque... –hizo una pausa para pensar– siempre he querido aprender piano.

– ¿En serio? –preguntó ella.

– Sí.

– Entonces serás el siguiente Mozzart –dijo Alina.

– De hecho soy más como Beethoven. Tengo un oído sordo para la música –por increíble que sonara, su chiste logró hacer reír a Alina. "¿y ahora qué?" se preguntó Thomas a sí mismo.

– Sigues siendo gracioso –le dijo ella.

– Y hago malabares todos los viernes –dijo. Su técnica era: hazla reír hasta que se aburra y se valla.

– Qué bien –dijo ella– ¿y qué haces aquí?

– Trabajo aquí –dijo palmeando una considerable pila de juguetes que debía ordenar en los estantes– ¿y tú? ¿qué te trae "al país de las maravillas"?

– Mi sobrina rompió su muñeca y ahora su "tía favorita" debe comprarle otra o se pondrá "histérica".

– Eso suena grave –dijo Thomas fingiendo seriedad y miró la pila de juguetes.

– Lo es –dijo ella.

– ¿De estilo "Barbie"? –preguntó Thomas.

– Mi hermana dijo que cualquiera está bien.

– Está es de buena calidad –dijo entregándole una muñeca Barbie.

– Mi héroe –dijo Alina– gracias y nos vemos.

– Sí, nos vemos, por ahí –dijo Thomas y al voltear al otro lado del pasillo donde estaba, se encontró de frente con su jefe– ¿qué?

– Pídele una cita o que pague la muñeca –dijo y le apuntó a la caja registradora dónde ya se encontraba Alina esperando, y luego se retiró a otro lado.

Thomas, sin lugar a dudas, había extrañado ver a Alina, tanto que el simple hecho de volver a encontrársela instaló una sonrisa boba en su expresión. Es verdad que fueron algo hace mucho tiempo y que no se sintió bien el como terminaron, pero él ahora está con Megan y Alina con (el idiota) de Matt, por lo que ya no había vuelta atrás.

No se ha inventado una máquina del tiempo que te lleve al lugar y momento exacto donde todo se arruinó, pero Thomas deseó tener una en ese momento, aunque sea para decirle lo mucho que lo sentía por haber roto con ella, pues Clay tenía razón en algo: era más féliz con Alina que ahora estando con Megan.

.

Más tarde, cómo a las 7:40, Thomas se encontraba en su habitación arreglando su camisa para la dichosa fiesta, cuando una llamada de su novia entró en su celular.

– Hola, Meg –contestó él con alegría de escuchar, pero no mucha de ir con ella y sus amigos.

– Hola, precioso –respondió ella con ánimo, se notaba que ella ya había empezado con el humor festivo– irás con Clay y Charlie, ¿cierto?

– Sí, ¿por qué? –preguntó Thomas.

– Voy a llevar a alguien –dijo Megan al teléfono, lo que dejó a Thomas sorprendido– no te importa, ¿cierto?

– No, pero, ¿a quién?

– Es solo un amigo, me encontré con él en el camino.

– Ah –fue todo lo que respondió Thomas.

– No te estarás poniendo celoso, ¿oh, sí?

– Claro que no –respondió Thomas con calma, aunque sí sentía curiosidad por quién sería ese «amigo»

– Los celos agobian –dijo Megan canturreando– nos vemos allá, te amo.

– Y yo a ti –respondió el chico antes de cortar la llamada.

En ese momento entró Clay al cuarto a ver si Thomas estaba listo. Al verlo hizo una mueca de impresión, ya que era la primera vez que veía a su hermano con una camisa tipo franela de manga larga y pantalones que no fueran jeans.

– Wow, nunca suelo decir esto pero, sí te ves guapo –le dijo Clay.

– Me siento ridículo –le dijo Thomas.

– Es porque no sales mucho, pero ya te acostumbraras –le dijo Clay y tomó la chaqueta de su hermano de una silla para ponerla sobre sus hombros– andando o Charlie se desesperará. Según tu novia, a la fiesta de nuestras vidas.

.

Esa misma noche, Connor llevó a Mikey a la parte trasera del club, cerca del taller de automotor, para hablar en privado. Sabía que si Mikey quería hablar solo con él debía ser por dos motivos: debido a un grave asunto que requería de suma discreción. O "el asunto" que los ha involucrado a ambos por más de veinte años.

– Aun no sé cómo dejé que me convencieras de hacer eso –le dijo Mikey mientras caminaban por el patio de la casa club.

– Algo que ambos teníamos en común en ese entonces, es que odiábamos a CJ –respondió Conn secamente.

– Era mi hermano –respondió Mikey.

– Y te utilizó para hacer su jugoso trato con los "papis mafiosos" –le dijo Conn– te vendió.

– Pero lo que pasó después... –dijo Mikey negando– haber perdido no sólo a su hijo, sino también...

– Se lo merecía –dijo Conn– probó de su chocolate –al escuchar su afirmación, Mikey se detuvo abruptamente– lo que le hice yo fue una cosa, pero lo que tú hiciste... le quitaste su club, le quitaste a su esposa.

– Él solo perdió a su club y a su mujer –dijo Connor con rabia, pero en voz baja por si algún curioso andaba cerca.

– Pensé que para ti significaría algo –dijo Mikey en el mismo tono casi susurrante– que el niño significaría algo.

– No menciones al niño –dijo apuntándolo con su dedo– yo también sé algo de ti, no lo olvides.

– No vine para que nos amenacemos mutuamente con el pasado –dijo Mikey cortando el asunto.

– ¿Entonces a qué has venido? –preguntó Connor.

– Quiero que Troy me acompañe a Reno –con la respuesta Connor quedó totalmente confundido.

– ¿Qué? ¿A la fiesta de tu hija?

– Sí, quiero que conozca a su prima.

– A él no le gustan ese tipo de fiestas –dijo Connor casi mofándose.

– ¿Y qué clase de fiesta crees que es? –le preguntó Mikey en tono neutral.

– Esmóquines y champaña, ¿qué sé yo? esas cosas de ricos.

–Mikey soltó una mofa en su cara– no sabes nada sobre las fiestas de ricos. ¿Al menos puedo preguntarle si quiere ir?

– Hazlo si quieres pero, no sé qué te responda –dijo Connor con una mueca y así, Mikey se encaminó de regreso a la casa club.

La pelea fue una prueba, Mikey quería saber si sería buena idea decirle a Connor lo que sabía, ya vio que el secreto por ahora debía mantenerse. Nadie debía saber que él tuvo a sus investigadores privados, detectives e incluso caza recompensas buscando durante veinticinco años a su sobrino perdido. No fue una casualidad que le sugiriera a su hija hacer su fiesta de cumpleaños número veinte en Reno Nevada, pues es ahí donde Thomas Colt reside actualmente...

                         

COPYRIGHT(©) 2022