El Hermano del REY
img img El Hermano del REY img Capítulo 4 El Fantasma de Collinstown
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Capítulo 8 Dos Caras de una Moneda img
Capítulo 9 El Gen Collins. img
Capítulo 10 Perro que no Ladra, Muerde. img
Capítulo 11 Ojo por Ojo img
Capítulo 12 El Hijo de un Padrastro. img
Capítulo 13 Herencia Sanguínea img
Capítulo 14 Cerrar un Pacto img
Capítulo 15 Llamadas de Emergencia img
Capítulo 16 Tristeza de Verano img
Capítulo 17 Verdaderos y Falsos img
Capítulo 18 La Gran Cena img
Capítulo 19 Esperanza Rota img
Capítulo 20 El Diablo Entre Nosotros img
Capítulo 21 Los 3 Secretos img
Capítulo 22 La caballería img
Capítulo 23 Secretos al Aire img
Capítulo 24 Favor con Favor se Paga img
Capítulo 25 Año Nuevo, Vida Nueva img
Capítulo 26 Síndrome de Lima img
Capítulo 27 La Jaula de Oro y un Viaje de Negocios img
Capítulo 28 Fin de semana con el tío Jerry Prt. 1 img
Capítulo 29 Fin de semana con el tío Jerry Prt. 2 img
Capítulo 30 Planes y Secretos img
Capítulo 31 De padres a hijos img
Capítulo 32 Enfrentando al enemigo. img
Capítulo 33 Nuevas Alianzas. img
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Capítulo 4 El Fantasma de Collinstown

Collinstown es un pueblo pequeño situado al sur de Miami en Florida, inaugurado al inicio de 1764 cuando su primer alcalde, Theodore Collins, se levantó contra el gobernador exigiendo un trato justo para el pueblo y sus habitantes de clase baja. Cómo el gobernador no le dio mayor crédito, este se levantó en armas con varios de sus más fieles amigos y lucharon por su libertad ganando un trozo de tierra solo para ellos, al cual ellos llamaron "Collinstown" en honor al hombre que los impulsó a la libertad.

Los años y las décadas pasaron y junto con ellos la familia Collins. Todos los descendientes de Theodore quedaron en el olvido, hasta el año de 1969 cuando Charles Jean Collins "CJ", tátara bisnieto de Theodore Collins, inauguró un club de fanáticos de las motocicletas Harley, un "MC" totalmente legal y dedicado a la hermandad y confianza que él y sus compañeros de batallón sintieron cuando sirvieron al ejército de los Estados Unidos en Vietnam.

La vida de CJ era muy buena. En Collinstown se enamoró de la joven hija del reverendo Kellan, a la cual terminó embarazando y por ende, casándose con ella. Siete meses después de la boda, nació su primer bebé: Troy Martin Collins, un niño al que su padre amaba mucho.

Pero la felicidad, desgraciadamente, no fue eterna. CJ cometió la equivocación de meter en su club a un tipo frío y ambicioso, el cual acabó por destruir toda su visión de hermandad y confianza para convertirla en una red de negocios ilegales, además de que gracias a su extorsión, miedo y las "comisiones" que les pedían a los dueños de los negocios, terminaron por hacerse con la ciudad.

Todo el mundo sabía que los Collins habían vuelto a ser jefes de Collinstown, solo que esta vez fuera de la ley. A CJ le fascinaba ser "el rey de Collinstown" cómo los civiles lo llamaban, pero no dejaba de preguntarse: ¿cuál sería el precio de ello? Hasta que finalmente lo descubrió: la sangre, la violencia y las mentiras acabaron por destruir, no solo su club, sino también lo que él era. Y por si eso fuera poco, seis años después su segundo hijo fue secuestrado estando él en el mismo tiempo y lugar, todo por ir a escuchar que "Los Ángeles Caídos se habían movido a California". ¿Acaso esa noticia valía el haber perdido a su hijo? ¿lo justificaba siquiera? No, nada valía o justificaba el haberse descuidado y haber dejado que se llevaran a su bebé, además de haber dejado a su primogénito de seis años expuesto. Esto sumió a CJ en una profunda depresión y rabia, pero su suplicio no terminaría allí.

Su control se vio perdido cuando halló a otro hombre en la cama con su esposa, mientras su hijo estaba en la escuela y él, supuestamente, se quedaría hasta tarde en el club. CJ perdió el control y luego de golpearlo a él y a ella, acabó por salir de su casa, tomar su moto y hacer un viaje por carretera, del cual jamás volvió, al menos no de una forma que contara.

Su siguiente movida fue solicitar el divorcio y dedicarse de lleno al club, olvidándose completamente de la familia, que él sentía, había perdido. Se entregó de lleno a la violencia, a las mentiras y a la sangre, a tal punto que sus propios hermanos le temían y no confiaban en él. Ninguno lo admitiría en voz alta jamás, pero fue una tragedia y un alivio que CJ finalmente decidiera matarse.

Pero, ¿qué tal si eso no fue lo que realmente sucedió? ¿qué tal si hay algo que no nos están contando?

Solo se sabe que Troy, al volver a Collinstown, se convirtió (a petición de su madre) en un miembro oficial del club y posteriormente en el V. presidente, es decir: "el príncipe de Collinstown". Fue él quién despertó la conciencia del viejo Connor y logró hacer que éste se alejara de ciertos negocios que los ponían en riesgo de muerte y libertad. Y así, lento pero seguro, su club se fue haciendo un poco más legal.

.

Troy, luego de la reunión para checar el almacén quemado, regresó a la casa club donde se encontraban el resto de sus hermanos trabajando en el negocio que servía de tapadera: un taller de automotor llamado "Silver Machine". Aparcó la moto en su lugar y entró a la casa club para entonces acercarse a Chip, uno de los miembros más viejos del club y amigo fraterno de su difunto padre, y al chico novato junto a él.

– ¡Chip! –saludó Troy mientras se acercaba a él.

– Hola, T –devolvió el viejo el saludo.

– ¿Cómo vamos aquí? –preguntó Troy en cuánto al novato.

– Trabajador, pero habla como cotorra –afirmó el viejo, a lo que Troy le dio una malévola sonrisa y se acercó al novato.

– ¡Oye, "dos dedos"! –gritó refiriéndose al joven no mayor de veintitres años– ¡ven acá! –ordenó y el chico fue enseguida– Tanner volvió a atascar el baño.

– Okey, ¿entonces yo lo...? –preguntó el chico solo para estar seguro.

– Desatascas –dijo Troy confirmando la orden y antes de que él novato se fuera agregó– y cuándo estés ahí dentro... mantén la boca cerrada –dijo Troy y le dio una palmada en el pecho.

El novato, al comprender lo que le quiso decir, tan sólo asintió y fue a hacer lo dicho mientras Troy se burlaba por lo bajo, hasta que Chip lo tomó del hombro y se lo llevó a otra parte para hablar.

– ¿Qué demonios pasó? –preguntó el viejo.

– Los AC quemaron el almacén –contestó Troy– y se robaron las Marc-5 de los Carlisle.

– Rayos –dijo Chip– eso es malo.

– Dímelo a mí. Connor va a reunirse hoy con el tío Mikey para ganar tiempo.

– Los Carlisle ya habían pagado –dijo Chip.

– ¿Por qué crees que Connor llamó a Mikey? –preguntó Troy– quiere evitar que pidan un "reembolso" –en eso el teléfono de Troy empezó a sonar, contestó y era su madre Gwen– hola, mamá –contestó en tono alegre.

– Necesito que vallas a mí cochera a sacar unas cosas –dijo Gwen en llamada desde su auto– puedes quedarte con algunas si quieres.

– ¿Sabes? cuando uno dice "hola" lo que espera escuchar es otro "hola" de vuelta –respondió su hijo jugando.

– "Hola, Troy" –respondió Gwen con cansancio solo para complacer a su hijo– ¿lo harás? –preguntó mientras fumaba un cigarrillo y conducía.

– Sí, está bien –respondió mientras veía al novato entrar con algo de miedo al baño.

– También quiero hacer una cena ésta noche ¿vendrás? Compraré de la carne que te gusta.

– Sí, claro –respondió Troy.

– Trae a Chip y convence a tu padre de venir –dijo Gwen refiriéndose a su actual esposo, el padrastro de Troy– no podrá escapar de mí mucho tiempo.

– Conn estará ocupado por ahora pero, veré qué le digo para convencerlo –dijo Troy y por poco se va en una carcajada al ver como el chico salía del baño por aire.

– Ese es mi chico –le dijo su madre al teléfono– ¡ah! y trae al chico nuevo también, quiero conocerlo.

– No sé si esté listo para algo sólido por ahora –dijo Troy disfrutando ser el verdugo del club.

– ¿Qué? –preguntó Gwen.

– Qué sí lo llevaré –corrigió Troy empezando a caminar hasta la barra– por cierto, ¿has sabido algo de Sarah? dijo que tenía algo importante que decirme esta mañana, pero cuando desperté ya se había ido.

– Honestamente, no sabía que seguías con ella –dijo Gwen casi sin interés.

– Es ella o Lindsey –canturreo Troy al teléfono, su madre bufó.

– ¿Siempre tienes que sacarme eso en cara? –preguntó Gwen con enojo.

– Solo te recuerdo tus opciones –dijo Troy casi inocentemente.

– ¿Y por qué no la llamas?

– Tiene el teléfono apagado, por eso te pregunté si la has visto.

– ¿Verla? –preguntó y soltó una mofa– ella nunca va a la casa club, ni siquiera pasa por el taller.

– Se está adaptando a su nueva vida –Troy, como el caballero que es, saltó a defender a su novia– dale tiempo.

– Han pasado tres años, creo que ya fue suficiente tiempo para que se diera cuenta de su situación actual –el comentario de su madre le dio a Troy una brillante idea.

– Bien, la llevaré a ella a cenar también –dijo y como no obtuvo respuesta siguió– así podrá adaptarse a su "situación actual".

– Ya que –fue todo lo que su madre respondió.

– No seas amargada o te vas a arrugar –dijo Troy bromeando.

– Vuelve a decir eso y un palo de hockey terminara en tu trasero –le dijo Gwen antes de cortar la llamada.

– Yo también te amo, mami –dijo Troy cerrando su celular.

.

Sarah Teller, la novia de Troy, se encontraba perdida y con el teléfono apagado porque estaba en una cita. Así es, Sarah se oculta de Troy porque tiene un pequeño secreto que no quiere contarle, y para eso es la cita, para hacerlo oficial.

– Bien, señorita Teller –dijo su doctor sentándose en el escritorio frente a ella– como le dije por teléfono ya tengo los resultados de sus exámenes, y todos son negativos. Usted no está enferma.

– Pero he tenido mareos, náuseas, debilidad, ayer por poco me desmayo en el trabajo –dijo Sarah con preocupación.

– ¿También tiene apetito? –preguntó su médico– ¿más del usual?

– Am sí, estoy comiendo un poco más –afirmó y su doctor asintió con la cabeza.

– Hay un último examen que podríamos probar –propuso.

– ¿Cuál?

– Una prueba de embarazo –dijo y ella rió sin gracia.

– No, imposible. Mi novio y yo... no ha pasado nada desde hace semanas, además tengo las pastillas –dijo ella.

– Bueno, yo solo digo que, no siempre esas pastillas son efectivas, y los síntomas del embarazo empiezan a manifestarse a partir de las tres semanas –dijo el doctor.

Sarah, solo para salir de dudas, decidió hacerse la prueba de embarazo, sin embargo en un par de semanas se llevará la sorpresa de su vida.

            
            

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