Capítulo 5 Dolor

- Yo quiero estar contigo, Isabel - dijo con rabia - cada parte de mi te ama, joder. Todo el desastre que soy te ama con el alma, pero te niegas a creerme.

Me lleve la mano al corazón con nerviosismo, y mi resolución flaqueo por unos segundos.

En esos escasos segundos desee decirle a ese hombre que me hacia sentir como nadie en el mundo que yo también me moría por él. En ese instante quería decirle que lo necesitaba para poder respirar que lo necesitaba dentro de mí sintiendo como me reclamaba con posesión cada vez que hacíamos el amor.

El amor es ciego e imbécil, pero me negaba a seguir siendo una esclava de ese sentimiento.

- ¿Por qué será que no te creo? - pregunte sarcástica, él resopló y continuo como si no hubiera dicho nada.

- Aquí la pregunta es si tu me quieres a mí. ¿Sigues enamorada de mí? porque yo me muero por ti - dijo con enfado y vehemencia - ¡por ti! cada puto día me levanto por ti. ¡Solo por ti!Dime que no sientes una mierda por mi y no vuelvo a tu vida, pero dímelo ahora- me presiono con la voz agitada

Cerré los ojos un momento escuchando la dureza de su voz. Escuchar la firme decadencia de su voz activaba cada parte de mi cuerpo, me hacia sentir un mundo de sensaciones. Sentía el amor y el deseo que corrían por mis venas a partes iguales alimentando cada célula de mi cuerpo. Escuchar su voz me hacia recordad todas la veces que Alek enterraba posesivo sus manos en mi cabello y me susurraba al oído cuanto me amaba mientras me hacia el amor.

Lo amaba con locura, pero lo odiaba en ese preciso momento porque él sabía todo lo que producía en mi, y solo escuchar su voz ...

Cada mínimo detalle me recordaba todo.

Me recordaba la sensación de vivir al limite porque con Alek me sentía eufórica. Con él sentía que la vida tenia sentido. Con él sentía que la vida era vida, pero también la vida junto a él era una montaña rusa de emociones de subidas y bajadas impredecibles que muchas veces arrasaban con todo a su paso. No había un punto medio. Con Alek era todo o nada y me negaba a volver a subir a esa montaña rusa de inestabilidad emocional, aunque en el fondo - y odiaba admitirlo - deseaba saltar al vacío y volver a intentarlo porque consciente que era el único hombre por el que iba a sentir ese amor tan intenso que me consumía.

Para mí solo existía él.

Y odiaba que fuera así.

- Dímelo - me ordeno con firmeza y un escalofrío recorrió mi cuerpo - No puedes decirme nada porque todavía me amas, Isabel, y eso no lo puedes negar.

Intente decir algo, pero las palabras se negaron a salir de mis labios. Quería decirle que no sentía nada por él que ya no lo amaba. Deseaba decirle mil cosas hirientes para que sintiera todo el dolor que yo estaba sintiendo y que había estado sintiendo a lo largo de todos esos años. Sin embargo, no podía. Me era física y mentalmente imposible mentirle porque muy a mi pesar le seguía amando.

Mi subconsciente balanceo un libro de autoayuda en mis narices como si estuviera diciéndome ¡necesitas superarlo ya!

Bueno, era más fácil decirlo que hacerlo.

No tengo fuerza de voluntad - pensé con amargura

- No quiero hablar más contigo, Alek - murmure apartándomela de Eric que había entrado al salón.

- No te atrevas a colgarme el puto tel... - empezó a decir, suspire y colgué. No estaba dispuesta a seguir escuchándole, sabia era una cobarde, pero en mi defensa tratar con Alek me dejaba emocionalmente agotada muchas veces y no iba a permitir que mi estabilidad emocional siguiera dependiendo de él.

- Imbécil - susurre para que Eric no me escuchara.

Me gire con una sonrisa para ocultar el tsunami de sentimientos que tenía en ese momento y que pugnaban por explotar y arrasar con todo. No quería que Eric se preocupara por los problemas que teníamos. Por muy ingenua que pudiera parecer quería que tuviera una vida tranquila y estable.

No soportaba la idea de que pudiera sufrir más y mucho menos por la relación desastrosa que teníamos su hermano y yo - o la falta de ella -

Lo mire durante unos segundos dándome cuenta con tristeza de que se estaba convirtiendo en un hombre, de aquel niño desgarbado que estaba siempre enfadado y a la defensiva no quedaba nada, ahora estaba ante mi un niño que se estaba convirtiendo en un hombre tan alto como su hermano, con unos ojos azules vibrantes y cabello negro.

Eran tan parecidos y a la vez tan diferentes...

Eso me dolía en el alma porque tenía un recordatorio constante del hombre al que amaba profundamente delante de mí y, aunque, a veces podía ser todo un reto le agradecía a Alek de que hubiera puesto a Eric en mi vida. Por ello, le estaría siempre agradecida.

Eric frunció el ceño y me miro intensamente cómo lo hacia Alek cuando estaba intentando saber lo que estaba pensando y lo que estaba sintiendo. Ladeo la cabeza y se acomodo la mochila negra en su hombro esperando a que dijera algo. Su mirada azulada se oscureció por un momento mientras analizaba mi expresión, se paso la mano por el cabello negro y espero pacientemente a que hablara.

- Tu hermano viene - le explique y aparte la mirada de sus ojos azules al ver la alegría que invadía su mirada - cariño, tenemos planes.

- ¿Qué? - inquirió con seriedad, tiro la mochila al suelo con rabia y se cruzo de brazos - ¿Que quieres decir con tenemos planes? ¡son tus planes! Te he dicho que no quería ir a la puta fiesta de tu amiga - grito- y he accedido solo porque no quería que fueras sola... y... y ¡Alek viene, joder! No lo veo desde hace meses. Eso no te importa, ¿no? parece que estas más interesada en salir por ahí que verlo a él- dijo con mirada acusadora

- No es así, Eric - murmure agotada

Él levanto las manos con exasperación y camino de un lado a otro del salón

-¿Qué es más importante que ver a Alek?- grito parando de repente para mirarme con la mirada oscurecida y enfadada

- ¡Eric te estas pasando! - exclame con enfado

- ¿Qué me estoy pasando? - chillo - ¡Joder, tu te estas pasando! - exclamo acercándose a mi - Alek no esta aquí por tu culpa. Es tu culpa que Alek no pueda venir porque no se lo permites. Por tu puta culpa me ha dejado contigo cuando debería estar viviendo con él - extendió un brazo señalándome haciendo énfasis en lo que decía - estoy lejos de la única persona que me queda en el mundo por ti. ¡Todo es tu culpa! ¡Todo este puto desastre es tu culpa!

- Eso no es verdad, Eric - enfatice cada palabra mientras él sacudía la cabeza con obstinación - tu hermano se ha marchado porque le ha dado la gana y tú lo has visto. No puedo creer que me recrimines todo esto. ¡Estas siendo muy injusto!

- ¿Injusto? - me interrumpíos echándose a reír con los ojos vidriosos - injusta estas siendo tu al no decirle a Alek que el gilipollas de tu jefe te esta mandando flores - grito señalando las flores que decoraban la mesa de centro - tu eres la que esta obrando mal al no decirle a mi hermano que estas con ese gilipollas

- ¡No estoy con nadie, Eric! - exclame, intente acercarme para tranquilizarlo, pero se aparto con brusquedad poniendo distancia entre los dos.

- ¿Por qué no me dices la verdad? - inquirió fuera de si acercándose- No soy un puto crio y, lo que veo es una mujer que esta jugando con mi hermano.

Sin pensarlo le di una bofetada que le hizo girar la cara, él se llevo la mano a la mejilla que se estaba poniendo roja mirándome con gesto incrédulo. Me limpie con fuerza las lagrimas que empezaron a caer por mis mejillas y el gesto de Eric se descompuso y una expresión de culpabilidad cruzo por unos segundos su rostro para después desaparecer.

Se recompuso y me miro con rabia y odio. Dio dos pasos hacia atrás apartándose de mí, cogió el florero en el que estaban las rosas que había recibido y lo tiro con fuerza contra la pared. Me sobresalte por el ruido y Eric se dirigí con paso decidido hacia la repisa y tiro todas las fotos que tenia como decoración. Los marcos de cristal se rompieron en diferentes piezas y las fotos de cada uno de nuestros recuerdos quedaron arrugadas en el suelo.

Eric estaba descontrolado, y por un momento me recordó a su hermano cuando intentaba arrasar con todo a su paso.

- ¡Eric para! - grite intentando retenerlo sujetándolo de la cintura, pero era inútil

- ¡No me toques!- grito girando sobre si mismo irguiéndoselas sobre su metros ochenta y cinco y me empujo con brusquedad. La sorpresa me invado y la razón entro por un momento en la expresión de Eric que se quedo congelado donde estaba como si se hubiera dado cuenta de lo que había hecho.

- ¡Joder! - grito con amargura, extendí una mano para tranquilizarlo, pero se cruzo de brazos evitando mi contacto - No me toques

- Lo siento mucho - susurre llevándome las manos al corazón mientras él sacudía la cabeza con incredulidad - yo ... yo te quiero muchísimo

La culpabilidad se instalo en sus ojos y bajo la mirada concentrándoselos en una foto de Alek que estaba en el suelo, volvió a levantar la mirada y una rabia cegadora me congelaron en mi sitio. Sé irguió y se marcho dando grandes zancadas.

Las lagrimas empezaron a caer de manera silenciosa y después los sollozos vinieron con fervor, me tape la boca con una mano para acallarlos y me lleve la otra mano al pecho. Sentía como el corazón se me rompía en mil pedazos y como el dolor invadía cada parte de mi cuerpo. El aire me empezó a falta y apoye las manos en las rodillas, la presión de mi pecho aumento y empece a dar bocanadas porque sentía que me estaba asfixiando.

Era consciente de que Eric tenia una personalidad difícil y la etapa que estaba atravesando no ayudaba en absoluto, y lo entendía totalmente, lo entendía mejor de lo que él pensaba. Fui testigo de los terrores nocturnos y el dolor que camuflaba por medio de agresividad y malas palabras, pero cuando finalmente empezó a confiar en mí le ayude con esa pesada carga que llevaba a cuestas desde pequeño. Era tan injusto todo por lo que había pasado y odiaba al padre de Alek profundamente por ello, lo detestaba con tanto fervor por el sufrimiento que había experimentado Eric desde una temprana edad.

Nuestro comienzo había sido tan difícil que en algún momento de esos en los que crees que no va a haber luz al final del túnel, pensémoslas que no iba a poder superar sus traumas y que su difícil inicio le iban a marcar el resto de su vida. No obstante, él me demostró con fuerza, optimismo y humor que aunque las heridas del alma siempre nos acompañan tenemos que aprender a llevarlas con dignidad y amor propio.

Por eso, pensaba que esa actitud déspota era cosa del pesado, y estaba muy convencida de ello desde hacia unos cuantos años, por lo que no me esperaba que volviera a aparecer la versión antigua de Eric y mucho menos esperaba que su furia iba a estar dirigida hacia mí y no de esa manera.

Su actitud había cambiado desde que se percato de mi cambio con respecto a Alek. Se había vuelto una versión que me recordaba a su hermano y no en un buen aspecto. Intentaba controlar cada paso que daba y no dudaba en pedirme explicaciones y sacar a relucir a su hermano cada vez que podía con cualquier persona que intentara hablar conmigo. Era como si intentara hacerle saber a todo el mundo y en especial a los hombres que mostraban algún interés por mi, que era una persona comprometida y que no estaba disponible en ninguna circunstancia para otra persona, que mi tiempo y atención eran exclusivamente para él y para Alek.

Podía entender que Eric tuviera miedo y se sintiera inseguro por las posibles consecuencias de una ruptura definitiva con su hermano, pero independientemente de lo que él y yo tuviéramos, Eric siempre seria mi prioridad número uno.

Sin embargo, lo que no entendía y lo que me estaba llevando al limite de mis fuerzas y me estaba desequilibrando emocionalmente era la repentina agresividad y mezquindad que estaba demostrando a lo largo de los últimos meses. Tal vez mi distanciamiento radical con Alek le había hecho demasiado daño y eso le había afectado de una manera que no había podido ver ni predecir. Ingenua de mi pensaba que Eric iba a entender mejor que nadie porque lo hacia, ya que él había visto como era mi relación el hombre al que no podía sacar de mi corazón.

¡Estaba harta de todo!

Estaba cansada de la actitud de los hombres que eran parte de mi vida y muchas veces consideraba la idea de mandarlos a la mierda y desaparecer durante unos días, pero el amor era estúpido la mayor parte del tiempo.

Escuche la puerta abrirse e intente recomponerme, pero perdí el control sobre mis emociones y me deje ir como no lo había hecho en años. Era como si una compuerta se hubiera abierto dentro de mi y todo los sentimientos y el caos emocional en el que se había convertido mi vida, desde que conocí a Alek, hiciera acto de presencia y arrasaran con la falsa tranquilidad que intentaba demostrar al mundo. Me había reprimido y fingido que todo era perfecto e ideal y que nada pasaba, y la verdad era que sí pasaba y tenia que afrontar la realidad de la situación y empoderarme de mi vida.

Fingía que tenia una vida encaminada emocionalmente con la mayoría de las personas que me rodeaban, pero no les mentía a ellos me mentía a mi misma una y otra vez. Se suponía que era una mujer soltera con estabilidad sentimental y una carrera profesional exitosa, y de esto ultimo no me podía quejar, porque había alcanzado cada uno de los objetivos que me había propuesto, pero en el plano personal era otra historia. Tenia que reconocer que mi vida sentimental y romántica era un autentico desastre.

Cuando empece mi etapa universitaria pensaba que con veintinueve años tendría una vida encaminada en todos los aspectos, pero no era así, ya que seguía siendo aquella misma chica que se enamoro perdidamente del chico problemático que conoció en la universidad.

Teníamos tantos planes, tantos sueños... Y todo resulto en promesas rotas.

Todo acabo resultando en dolor y pena, pero ¿Por qué? ¿Por qué si nos acabamos locamente tanto que nos consumía? Tal vez, ese era el quid de la cuestión. Tal vez, dos personas que se aman loca y desesperadamente no están destinadas a tener un final feliz y el karma les castiga, pero ¿por qué quitarnos algo tan preciado para los dos? ¿Por qué el destino nos quito lo más importante para los dos?

Honestamente no lo sabia y evitaba por todos los medios no pensar en ello porque hay momentos que se quedan gravados en el alma y en el corazón y esos momentos duelen como si te estuvieran quemando en vida.

Tanto amor...

                         

COPYRIGHT(©) 2022