Lo que la vida me robó
img img Lo que la vida me robó img Capítulo 1 Prólogo.
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Capítulo 7 Las segundas oportunidades no existen. img
Capítulo 8 Pensamientos inapropiados. img
Capítulo 9 Un primer beso. img
Capítulo 10 A toda luz. img
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Lo que la vida me robó

Ana de la Mora
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Capítulo 1 Prólogo.

Cada noche me siento en la orilla de mi cama y me hago la misma puta pregunta ¿En qué chingados estaba pensando cuando acepté casarme con Arturo?

Siempre soñé con una familia enorme, con hijos corriendo por mi jardín, con envejecer al lado de mi esposo; pero el pequeño detalle que nunca me detuve a analizar es que no era Arturo el hombre con el que deseaba todo eso.

Mientras le doy una y mil vueltas al asunto cada noche, vuelvo cinco años atrás, vuelvo al día en que lo conocí y mentalmente no le doy mi número telefónico, mentalmente me voy sin siquiera responder el saludo y veo que al menos en mi imaginación mi vida es diferente, no tengo aún eso que tanto deseaba, pero tampoco soy la mujer frustrada que no ha logrado realizarse en ningún aspecto de su vida.

-Vuelve a la cama, Amanda -me dice un poco adormilado y me sobresalto al escucharlo, pensé que no se daba cuenta que no estaba al lado -mañana tengo que madrugar al trabajo y lo complicas con tus meditaciones nocturnas.

Me levanto lentamente y salgo de la habitación, no tengo sueño y no me apetece estar al lado de alguien que básicamente no le interesa cómo me siento. Bajo a la sala y me siento en el sofá, me abrazo a mis piernas y lloro casi en silencio, trato de hacer el menor ruido posible y entre tanto me vuelvo a reprender a mi misma por haber llevado esto tan lejos, y luego lo reprendo a él, el hombre que amaba con toda el alma y un día simplemente se esfumó, se fue sin decir nada, sin dar un motivo ni una explicación y lo culpo, lo culpo de haberme sumido en ese trance por el que pasé por tanto tiempo y que me llevó a cometer el peor error de mi vida que fue arrojarme a los brazos de Arturo. Hice mucho caso a eso de que un clavo saca a otro y ahora estoy aquí, con el mismo pinche clavo metido en el mismo sitio donde estaba hace años; en mi mente y corazón, y no conforme con eso, hay una persona durmiendo cada noche a mi lado que me recuerda lo jodida que es mi vida.

¡Perra suerte! ¡Perra vida! Ya perdí la esperanza de un día ser feliz de verdad.

            
            

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