Capítulo 5 MÍA.

Ada.

Las alarmas de peligro sonaron en mi cabeza e intente alejarme de él, lo empuje con todas mis fuerzas y afortunadamente retrocedió, volví a correr en sentido contrario en vano, choque contra su cuerpo nuevamente, no me sorprendí, sabía que no había nada normal en este hombre así que esta era una de sus habilidades, estaba atrapada y en riesgo.

La lluvia caía furiosa sobre mí, estaba empapada igual que la bestia frente a mí, nunca le ganaría, al menos no en fuerza o velocidad.

-No voy a entregarme a ti.- grite para que me escuchara entre los truenos furiosos en el cielo.

-Entonces nos vamos a divertir mucho, me gustan las mujeres que luchan.- su mirada era intensa, se sentía como si registrara mi alma y pudiera ver mis pecados.

-¿Por qué yo?.- pregunte mientras retrocedía poco a poco mientras esperaba una respuesta.

-¿Por qué no estas asustada?

¿Nunca respondería mis preguntas?

-Lo estoy.

Debería estarlo ¿no? pero ¿Por qué no se sentía así?

-Mientes.

-No, no lo hago.

-No puedes engañarme pequeño Ángel.- dio un paso hacia a mi lentamente, como un lobo a punto de cazar a la oveja indefensa.

-¿Por qué haces esto?.- insistí una vez más y sentí como mi espalda choco contra el tronco de un árbol.

-Le preguntas al hombre equivocado.- se burlo de mi otra vez.

-Pues resulta que no veo a nadie más aquí intentando secuestrarme.- mis manos volaron alrededor de mi cabeza con desesperación, la histeria y el miedo estaban apareciendo al fin.

-No estoy secuestrándote Ada, no puedo robar algo que me pertenecía desde el principio.- su cuerpo estaba cada vez más cerca del mío, su aroma hizo que mi mente se nublara por un momento, era demasiado agradable y familiar.

-No soy una cosa, yo no le pertenezco a nadie.

-Te equivocas, Cariño. Tu placer...- dio un paso.

-Tu dolor...- Uno más.

-tu piel... tu alma... tú, Ada, eres mía.- No paro hasta estar a mi lado, su nariz estaba contra mi oído y no pude moverme, su gran cuerpo cubría por completo el mío.

-¿Qué eres?.- me atreví a preguntar, quería saber a que me enfrentaba.

-Tú futuro esposo.- acaricio mi mejilla con mucho cuidado y mi cuerpo se estremeció ante su tacto.

-No voy a casarme contigo, preferiría morir.

La risa volvió a su rostro se alejo al fin y paseo por el bosque como si le perteneciese.

-No puedes morir, no puedes hacer nada sin que yo te lo permita.- sus palabras se sentían seguras, eran una advertencia que se quedo grabada en mi piel.

-Mi hermana... ella ira a la policía si no aparezco mañana en el hospital.- Amanda seguramente me buscaría, lo sé, nunca me abandonaría.

-Amanda...- el nombre de mi hermana floto en el aire en medio de los dos, lo saboreo con deseo y me pareció repugnante.- ¿Debería llevarla conmigo en tu lugar?

-No te atrevas a tocarla maldito imbécil.

Sus ojos se encendieron en ese momento, todo paso tan rápido que no me di cuenta de que mi cuerpo voló por el aire hasta que aterricé en un arbusto.

El dolor punzante se agudizo cuando me levanto del brazo y me acerco a su rostro lo suficiente para darme cuenta de que sus dientes eran mas afilados de lo normal.

-Es una simple moribunda, su existencia no cambiaria nada en este mundo, así que ¿Por qué no acabar con ella ahora?

Las lágrimas se camuflajearon con las frías gotas de la lluvia, no solo había tocado mis fibras sensibles, las había arrancado de mi y las pisoteaba, yo amaba a mi hermana y jamás la pondría en peligro.

-No vuelvas a insultarme Ada, la próxima vez no seré tan amable.- su voz cambio, se convirtió en algo más intimidante.

-¿Te alejaras de mi familia si voy contigo?.- ignore el peligro.

-No voy a prometerte nada.- gruño una vez más.

-No estoy pidiendo una promesa, genio, es una pregunta.

Su mano aflojo el agarre en mi brazo y dio un paso atrás.

-Lo haré, porque ese fue el trato, tu madre y tu hermana son un simple daño colateral.

Si me iba con lo que sea que fuese este hombre, encontraría la manera de escapar, primero necesitaba asegurarme de que mi familia estuviera a salvo.

-Iré.

La lluvia paro en ese momento, se acercó una vez más a mí, tomo mi muñeca y me jalo fuera del bosque, en pocos minutos estábamos lejos frente a un ostentoso auto azul brillante.

-¿Sin super velocidad ni teletransportación?.- me burle.

-No soy un maldito vampiro ni un mago ni ninguna mierda que ves en Netflix.

-¿Entonces que eres?

-Pronto lo descubrirás Cariño y no te va a gustar.

-No me gustas ahora.

Me ignoro por completo empujándome al interior del auto y azoto la puerta cuando la cerro, no me moleste en usar el cinturón de seguridad, si moría ahora las cosas serian mas fáciles, le di un último vistazo, grabe cada una de sus facciones de dios griego y volví la mirada a la ventana del auto, despidiéndome de las calles por las que solía caminar, las palabras de mi hermana me golpearon de repente

"-Tu vida apenas está comenzando Ada, diviértete"

No era verdad.

Este hombre acabaría conmigo antes de que pudiera comenzar cualquier cosa.

Y yo me había rendido por voluntad propia.