Angelina: Liberación
img img Angelina: Liberación img Capítulo 5 LA BRUJA ALICE Y LA NIÑA DE LA ORQUÍDEA
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Capítulo 6 LA MALDAD DE ALYSSA img
Capítulo 7 LAS ALMAS HABLAN A TRAVÉS DE LAS MIRADAS img
Capítulo 8 LA CAJA DE MÚSICA DE MICHAEL img
Capítulo 9 Benedict Davenport, Duque de St Moritz. img
Capítulo 10 CORONEL WILLIAM WIGGINS img
Capítulo 11 LA OSCURIDAD DE CADEN GREENWOOD img
Capítulo 12 EL JARDÍN SECRETO img
Capítulo 13 LA CARTA img
Capítulo 14 EL FINAL DE LA BRUJA ALICE img
Capítulo 15 LA DESPEDIDA img
Capítulo 16 ROTHSCHILD'S SLIPER La Orquídea de Caden. img
Capítulo 17 EL INICIO DEL CAMBIO DE MICHAEL DAVENPORT img
Capítulo 18 OCHO AÑOS DESPUÉS img
Capítulo 19 Arianna MacMahon. UN ÁNGEL QUE DESCENDIÓ AL INFIERNO img
Capítulo 20 SEÑALES img
Capítulo 21 LA FELICIDAD DE LIZA GREENWOOD DURÓ POCO img
Capítulo 22 LA CENA img
Capítulo 23 RIÑAS img
Capítulo 24 VIEJAS PROMESAS img
Capítulo 25 LAS CARTAS SOBRE LA MESA img
Capítulo 26 LAS SOMBRAS DE CADEN img
Capítulo 27 LAS MIRADAS: SENTENCIA DE MUERTE img
Capítulo 28 NATURALEZA CORROMPIDA. img
Capítulo 29 APERTURA DE DISPUTAS img
Capítulo 30 PETICIONES Y DECEPCIONES img
Capítulo 31 OPOSICIONES img
Capítulo 32 EL PASADO Y EL PRESENTE SE CRUZAN img
Capítulo 33 PRUEBAS Y PESADILLAS img
Capítulo 34 DISPUTA ENTRE HERMANOS. img
Capítulo 35 NUEVAS ESTRATEGIAS TIENTAN A LA BESTIA. img
Capítulo 36 REENCUENTRO EN PARÍS. img
Capítulo 37 DULCE MARIANNE. img
Capítulo 38 PROMESAS DE AMOR. img
Capítulo 39 AMENAZAS. img
Capítulo 40 Duque de St Moritz. Ángel caído img
Capítulo 41 LA MÁSCARA DE CADEN. img
Capítulo 42 LAS ADVERTENCIAS DE CADEN. img
Capítulo 43 PRESIÓN. img
Capítulo 44 LA NOCHE DEL COMPROMISO. img
Capítulo 45 DECEPCIÓN. img
Capítulo 46 DOLOR Y HUMILLACIÓN. img
Capítulo 47 NOTICIAS. img
Capítulo 48 EL DESTINO HA SIDO SELLADO. img
Capítulo 49 EL MONSTRUO ACECHA. img
Capítulo 50 LA BODA. img
Capítulo 51 EL AMARGO SABOR DE LA DECEPCIÓN. img
Capítulo 52 EL INICIO DEL INFIERNO. img
Capítulo 53 DICTÁMENES DEL CORAZÓN. img
Capítulo 54 EL REGRESO DE BRANIMIR. img
Capítulo 55 MARCANDO TERRITORIO. img
Capítulo 56 LÁGRIMAS Y AMENAZAS. img
Capítulo 57 RIVALIDADES. img
Capítulo 58 ARIANNA Y ANGELINA. img
Capítulo 59 CELOS Y LÁGRIMAS. img
Capítulo 60 AMAR DUELE. img
Capítulo 61 LA INVITACIÓN. img
Capítulo 62 EL VESTIDO DE ANGELINA. img
Capítulo 63 EL MISTERIOSO NUEVO DUQUE. img
Capítulo 64 ACECHANZAS EN EL APARENTE SILENCIO. img
Capítulo 65 EL GRAN BAILE DEL DUQUE DE ST. MORITZ. img
Capítulo 66 LAS DOS CARAS DE LA MONEDA. img
Capítulo 67 CUMPLIENDO PROMESAS. img
Capítulo 68 MICHAEL DAVENPORT, EL NUEVO DUQUE. img
Capítulo 69 LA REALIDAD DESTRONA LA ILUCIÓN. img
Capítulo 70 EXPLICACIONES. img
Capítulo 71 LA HISTORIA DE CLARA. img
Capítulo 72 LOS OJOS NO MIENTEN. img
Capítulo 73 CERCANIAS. img
Capítulo 74 LA FINCA DEL DUQUE. img
Capítulo 75 VOLVER A AMAR ATERRA. img
Capítulo 76 INDICIOS. img
Capítulo 77 ABRIENDO EL ALMA. img
Capítulo 78 SEGUNDO BESO AL DUQUE. img
Capítulo 79 ATAQUE DE IRA. img
Capítulo 80 LAS AMENAZAS YACEN OCULTAS EN LAS PENUMBRAS. img
Capítulo 81 LA FRUSTRACIÓN DE ALYSSA. img
Capítulo 82 SECRETOS SE REVELAN. img
Capítulo 83 AMARGA AGONIA. img
Capítulo 84 ALYSSA GREENWOOD ES BAJADA DE SU PEDESTAL. img
Capítulo 85 ACECHANZAS. img
Capítulo 86 EL DOLOR VA SURCANDO NUEVOS CAMINOS. img
Capítulo 87 CONTRA ATAQUE. img
Capítulo 88 SOMBRAS EN MI ALCOBA. img
Capítulo 89 LAS MÁSCARAS CONTINUAN CAYENDO. img
Capítulo 90 EL SECRETO DE ARIANNA. img
Capítulo 91 LA DUQUESA MADRE. img
Capítulo 92 ALAS ROTAS. img
Capítulo 93 NUEVOS DESAFIOS. img
Capítulo 94 EXPIACIÓN. img
Capítulo 95 PLANES EN MOVIMIENTO. img
Capítulo 96 AMENAZAS Y PRESIONES. img
Capítulo 97 INSENSIBLE. img
Capítulo 98 LOS TERRORES DEL DESPECHO. img
Capítulo 99 ESTRATEGIAS. img
Capítulo 100 MATRIMONIO MORGANÁTICO. img
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Capítulo 5 LA BRUJA ALICE Y LA NIÑA DE LA ORQUÍDEA

La mañana había llegado con los primeros rayos del sol, aun así, el día era frío. Desde la ventana de la cocina, Angelina podía ver como Michael junto a su padre y los demás trabajadores caminaban hacia los establos.

-¡Ni creas que vas a ir de fisgona a ver que hacen los caballeros! Hay mucho trabajo, vienen visitas -le dijo su madre.

-Yo lo sé mamá, solamente miraba-

-Eso espero -Clara suspiró y pasó la mano por la cabeza de la niña -. Pronto te mostraré algo que he estado haciendo para ti, sé que te gustara mucho; ahora ven a ayudarme, no quiero que Dimitri te vuelva a llamar la atención -. Angelina se situó al lado de su madre y comenzó a ayudarla en todo lo que podía, a los pocos minutos entró Dimitri a inspeccionar.

-Martina, por favor agarré la bandeja y sirva el desayuno del joven Caden y la señorita Alyssa, hoy lo harán en el salón de música. Coloque también dos platos extras, Lady Jazmines y el profesor de piano de la señorita Alyssa desayunarán junto a ellos; que la ayude la hija de Clara.

-Yo puedo ayudar a Martina, si me lo permite -dijo Clara, tratando de alejar lo más posible a su hija de los hijos de Lord Greenwood.

-¡Por qué refuta mis órdenes! Ya dije que será su hija quien ayude a Martina, así no se le olvidara el lugar que ocupa en esta casa.

-¡Mi hija sabe cuál es su lugar aquí! –espetó Clara, con unas ganas intensas de lanzarle el café encima al hombre. La mano de su hija tocándola logró que Clara no dejara salir su ira delante de la mirada retadora de Dimitri.

-No te preocupes, mamá, estaré bien -Clara tomó una bocanada de aire, y sintió la rabia recorrer sus entrañas.

-¡Prepare unas meriendas y lléveselo a los nuevos trabajadores! –agregó Dimitri con altivez, y sin decir más se marchó.

-Tranquila Clara, yo estaré con ella –le aseguró Martina para calmarla.

-Traten de ser rápidas -pidió ella, ayudando a arreglar las bandejas.

Clara vio como Martina se perdía tras la puerta con el carrito de bandejas, y junto a ella, su hija, no podía entender el empeño de ese despreciable hombre de que Angelina acompañara a Martina. Luego de que las dos figuras se perdieran a través de la puerta, Marie le extendió una bandeja con las meriendas y las tazas para que se los llevara a los trabajadores. Clara caminaba apresurada hacia el establo, al llegar los hombres pusieron caras de felicidad.

-¡Gracias, Clarita!, ya nos hacía falta la comida de mi mamá -dijo Gustavo, apenas la vio. Clara medio sonrío y comenzó a servir, cuando tocó el turno de extenderle la taza a Branimir, el hombre pudo percibir la preocupación de Clara, entonces espero a que los demás estuvieron alejados para acercarse.

-Disculpe mi intromisión Clara, ¿le sucede algo? La notó muy preocupada -la mujer lo miró a la cara y no pudo evitar detallarlo, Branimir Drago tenía unos ojos grises hermosos, pero no vio en su rostro mucha semejanza a su hijo. El nuevo domador de caballos no le parecía ser un hombre que venía de la pobreza como él le había contado a Gustavo, daba la impresión de ser alguien de buena cuna y que por los infortunios del destino había quedado en bancarrota; Clara disipó esos pensamientos y trató de concentrarse.

-No es nada importante.

-Puedo escucharla -insistió -, temo que es por su hija.

-Si -le afirmó la mujer -. Por más que trato de alejar a mi hija de esos niños, siempre sucede algo que los coloca en el mismo camino -su voz sacó a relucir su incomodidad.

-Bueno, me temo que, trabajando para esta familia, eso es algo que será inevitable. Tendrá que aprender a lidiar con eso, o tratar de hallar una solución factible.

-Tiene usted razón -convino Clara -, créame que si pudiera irme lo haría, pero debo pensar en mi hija; por desgracia mi esposo murió, y ella es todo lo que tengo, y yo soy todo lo que tiene ella -su voz se quebró, pero Clara trató de reponerse rápido, no quería ser débil ante aquel desconocido.

-No se sienta mal, toda madre quiere lo mejor para sus hijos y puedo ver que usted lo está haciendo muy bien, ahora dígame señora Clara, ¿No tiene sueños, metas? -Clara sonrío con un dejo de tristeza.

-Creo que los sueños y metas para las personas pobres como yo son un lujo, no me permito soñar, señor Drago-

-Debería, en los sueños están plasmados grandes esperanzas, y usted debe de tener algunas-

-Quizás un día de esto se las cuente-

-Serán bienvenida, mi cabaña no está tan lejos –sonrío -. Permítame hacerle otra pregunta-

-Está bien –dijo Clara.

-¿Su hija sabe leer? -Aquella pregunta sorprendió a Clara.

-No mucho-

-¿Y usted?

-Muy poco-

-Dígale a Angelina que venga más tarde, cuando esté desocupada.

-¿Para qué, señor Drago?

-Me gustaría terminar de enseñarle a leer, y usted está invitada también.

-¿Por qué haría eso por nosotras?

-Porque usted me conmovió, y me acaba de decir que quiere lo mejor para su hija y eso lo deseo también para Michael, darle lo mejor que puedo -la respuesta de Branimir logró que Clara se conmoviera y no solo eso, ella pudo sentir la sinceridad de las palabras del hombre que estaba frente a ella.

***

Angelina caminaba junto a Martina, sus nervios crecían, no quería ver nuevamente a Alyssa. Martina se detuvo y giró a ver a su compañera.

-Respira, seré rápida -le prometió acariciando el rostro de la niña, ella le sonrío. Ya frente a la puerta Martina tocó y un "pase adelante" se hizo sentir, la voz pertenecía a la madre de Lord Greenwood, Lady Jazmines. Al entrar las notas del piano se hicieron sentir más profundas, la melodía hermosa que se sentía en los pasillos comenzó a sonar desafinada, Angelina giró y vio a la hermosa joven malvada sentada al lado de su profesor de piano, que la guiaba. Angelina se sorprendió al ver que aquella niña perfecta no lo era tanto, sus manos eran torpes y lentas a la hora de tocar, en una de esas observaciones notó como el profesor le dio con un pequeño fuste en la mano.

-¡AY! - se quejó Alyssa.

-¡Concéntrate! -le dijo el profesor.

-¡Le diré a mi padre que lo despida! ¡Cómo osa usted a pegarme!

-Solamente la corrijo.

-¡Usted no es nadie! –Gritó. Angelina no podía esconder su satisfacción, y bendijo a aquel profesor en silencio, Caden, que se encontraba oculto leyendo libros de anatomía humana, dejo de leer para burlarse de su hermana.

-Creo que su problema no son las manos, es su cabeza que está chueca -Angelina hizo un esfuerzo enorme para controlar su risa, Alyssa al verla sintió su rabia profundizarse y se levantó llena de ira.

-¡Así no puedo Lady Greenwood! -se quejó el profesor.

-¿Alyssa, que modales son esos? Las señoritas decentes no se comportan de esa manera, así que te ordeno que te sientes -le reprendió su abuela mientras las risas de Caden aumentaban -. Caden, es suficiente, continua en tus lecturas-

-Sí, abuela -dijo el chico.

-¡Quiero que la hija de sirvienta salga de esta habitación, la ensucia con su presencia! -otra vez Angelina hizo ademanes de irse, parecía que Alyssa veía en ella el blanco perfecto para descargar sus iras.

-¿Y por qué ella debe irse? ¿Te está haciendo algo?, porque yo solo veo que hace su trabajo, y esta niña no tiene la culpa de tus fallas -le dijo Lady Jazmines con la educación que la caracterizaba. Angelina pudo ver en los ojos de aquella dama un poco más de compasión de la que demostraban Lord y Lady Greenwood.

-¡Sale ella o me voy yo! -la arrogancia de Alyssa no bajaba.

-Acércate –le pidió Lady Jazmines a Angelina, pero ella dudó en hacerlo –Vamos, ven, no muerdo -Angelina vio a Martina que terminaba de colocar de poner todo en la mesa y con gestos le indico que hiciera caso.

-¿Cuántos años tienes?

-Doce -dijo en un hilo de voz.

-La misma edad que Alyssa –suspiró -, disculpa a mi nieta, al parecer mi hijo y mi nuera no le han enseñado caridad y buena educación -luego Lady Jazmines subió su rostro para contemplar a su nieta que la veía con ira, se dirigió nuevamente a Angelina y dijo: -Las palabras que usamos para referirnos a los demás dicen mucho más de uno mismo que de la persona que estamos señalando, ¿comprendes lo que digo jovencita? - la niña hizo un gesto de negativa, Lady Jazmines sonrío -. Lo que trato de decirte, es que aquellos que te critican y te lastiman desean verte distinto, porque ven en ti lo que ellos no serán jamás -las palabras de la mujer logró que Alyssa lanzara los platos de comida de la mesa al piso, causando que todos en la sala se precipitaran, Lady Jazmines se levantó y agarró a Alyssa por un brazo: -¡Cálmate, no seas majadera!

-¡No! -gritó ella, entonces su abuela la calmo dándole una bofetada, todos en la sala quedaron sorprendidos.

-¡Esto lo sabrán mis padres! -Caden que al principio se burlaba, ahora se sumía en el silencio, no entendía por qué su abuela había actuado de esa manera.

-¡Me las vas a pagar sirvienta! –gritó Alyssa, mientras salía empujando a Angelina, lanzando la puerta a sus espaldas.

-Disculpen todos -dijo Lady Jazmines -mi nieta posee un carácter rebelde, y si continúa de esa manera terminará por herirse ella misma -. Martina junto a Angelina recogieron el desastre que ocasiono Alyssa, entretanto, de la cabeza de Angelina no salía la preocupación y esperaba que la intervención de Lady Jazmines no avivara más el desprecio de Alyssa en contra de ella, ahora debería tener más cuidado.

En la cocina Martina contaba todo lo sucedido, Clara al oír el relato miraba a Angelina con preocupación.

-Me parece muy bien lo que hizo Lady Jazmines, esa niña necesitaba sus buenas bofetadas –opinó Marie

-Los señores se van a molestar en cuanto lo sepan -dijo Clara.

-No creo que se enfrenten a Lady Jazmines, ella es la benefactora de todo.

-¡Más trabajo y menos chisme! -riño Dimitri que entró en la cocina sosteniendo una cesta de frutas, todos quedaron en silencio.

La noche había llegado, Angelina no podía sacar de su cabeza la ira de Alyssa; tampoco las palabras de Lady Jazmines, aquella dama elegante le había dicho que Alyssa le tenía envidia, algo que ella no podía creer, sus pensamientos se diluyeron cuando Clara llegó al cuarto.

-¿Cómo te sientes?

-Bien mamá -dijo sonriendo.

-Esa sonrisa te salió muy falsa, pero yo sé cómo volverla una sonrisa real -y sin decir nada más se levantó y de un baúl que tenía escondido sacó un hermoso vestido azul turquesa. Clara extendió el vestido sobre la cama, Angelina quedó sin habla al verlo, su mano temblorosa era incapaz de tocar el vestido tan solo para no dañarlo.

-¡Es el vestido más hermoso que haya visto en mi vida! –expresó la muchacha abrazando a su madre.

-Coses hermoso -agregó

-Hija, me encanta que te guste, pero más me gustaría que tu felicidad no sea solamente por cosas materiales, porque esa felicidad no es duradera. Ahora vamos a probártelo, quiero ver si te queda bien

-¡Sí! -exclamó Angelina emocionada. Clara fue colocándole el hermoso vestido azul de falda amplia con encajes que sobresalían del ruedo, Angelina contemplaba las delicadas flores del mismo color que adornaban la cintura del vestido, en verdad era hermoso. La joven al contemplarse en el espejo no pudo dejar de sorprenderse, aquel vestido la hacía parecer otra, entonces giró y giró en su propio eje, imaginando que bailaba en un gran salón, así como una vez vio a aquellas damas bailar en la fiesta de los señores Greenwood. Clara contemplaba a su hija danzando tan feliz y deseo darle más, sobre todo educación, no quería que fuera sirvienta toda su vida, entonces recordó la propuesta de Branimir.

-¿Hija, estás cansada?

-Aún no Mamá ¿Por qué?

-El señor Branimir me dijo que podía ayudarnos a mejorar nuestra lectura, sabes que a duras penas sabemos escribir nuestros nombres, dime ¿Quieres aprender?

-¡Si! -dijo con emoción rotunda, unos de los sueños de Angelina era aprender a leer.

-Entonces quítate el vestido, es para tu cumpleaños ya faltan dos semanas y he pedido ese día libre para celebrarlo juntas- Angelina sonrío y fue a abrazar a su madre.

Madre e hija emprendieron camino hacia la cabaña de Branimir; Clara, había terminado toda su parte en la cocina para poder sacar tiempo y no tener problemas con los dueños, ya cerca podían contemplar las luces de la cabaña. Clara tocó a la puerta y Branimir abrió, al verla una amplia sonrisa ilumino su cara.

-¿Aún está en oferta la propuesta? –le preguntó Clara apenas abrió.

-Sigue de pie tanto para la madre como para la hija; pasen por favor, e iluminen con su presencia este humilde hogar -. La cabaña estaba cálida por el fuego que ardía en la chimenea, Clara quedó sorprendida por como Branimir y su hijo la habían arreglado, aquella cabaña ya no era ni la sombra de lo que fue, ahora lucia pulcra y ordenada.

-¿Desean un té las damas? -inquirió Branimir.

-Por nosotras está bien -dijo Clara, mientras contemplaba en una pequeña repisa cerca de la ventana varios libros acomodados en líneas perfectas, entonces comprobó una vez más que Branimir no era un pueblerino cualquiera. El hombre colocó una lámpara sobre la mesa para que la luz fuera más fuerte, seguidamente sacó unas hojas.

-Lo primero que vamos a hacer es enseñarles las vocales, y si ya se la saben la reforzaremos - comenzó Branimir sin perder el tiempo, Angelina al igual que su madre se quedó callada tratando de entender su primera lección.

Horas más tarde, Michael se unió a la pequeña reunión. Ya había pasado un rato largo en que las dos mujeres estaban estudiando.

-Descansemos un rato -le dijo Branimir.

-Buenas noches -se introdujo Michael en la pequeña clase -. De haber sabido que venían visitas, fuera estado aquí antes, pero estaba muy exhausto y fui a descansar un rato.

-No te preocupes muchacho -dijo Clara, mientras Angelina se le subían los colores al rostro, aunque Michael vestía ropajes humildes, continuaba luciendo más atractivo que Caden en su indumentaria fina.

-Clara, no crean que usted y su hija se irán de aquí sin yo haberles asignado una tarea -le advirtió Branimir.

-Y yo me molestaría, si no lo hiciera, solo le pido algo: no le diga a nadie que nos está enseñando a leer.

-Si es su deseo así será señora Clara -Angelina sonrío por la forma en que Branimir se había referido a su madre -, sin embargo; déjeme decirle lo que pienso sobre los derechos de las mujeres.

-Dígalo por favor.

-La sociedad es la que les ha dado un papel muy pobre a las mujeres, creando esa esfera que argumenta de que el hombre es el único capaz de ser líder, no obstante; en mi opinión, las mujeres no son por naturaleza inferior al hombre, sino que parecen serlo porque no reciben la misma educación. Los hombres y mujeres deberían ser tratados como iguales, e imaginar un orden social basado en la razón. Hay que liberar la mente de toda superstición, cuando rompemos los lazos del cazador podemos volar libre -Clara quedó fascinada en la forma que Branimir se expresaba.

-Disculpe, señor Drago, pero usted habla tan bonito, no parece ser un campesino común -Branimir sonrío.

-Por favor llámeme por mi nombre -el hombre se levantó y se dirigió a la estufa -¿Un poco más de té? -le ofreció.

-Si, por favor -dijo Clara, mientras un acogedor calor la arropaba, se sentía a gusto en compañía de aquel hombre. Angelina notó el brillo de los ojos de su madre y se alegró de verla tan relajada.

Angelina no había olvidado la presencia de Michael que tan nerviosa la ponía, entonces se distrajo contemplando los libros de la repisa, alejándose de su madre y Branimir que hablaban tan plácidamente. Un libro de color azul, al igual que su vestido, capto su atención, alzó la mano para tocarlo, era de una cubierta fina de terciopelo muy hermoso, se veía costoso. Al abrirlo contempló la perfecta letra de la inscripción, notó que había una dedicatoria, pero por no saber leer no comprendió lo que decía, a duras penas podía identificar las vocales.

-Es mi libro favorito –manifestó Michael que se acercó de repente dejando atrás a su padre y a Clara.

-Es hermoso.

-Me lo regalo mi madre -le aclaró el muchacho.

-Me encantaría saber leer para entender que dice en las páginas.

-Puedo leerte unas páginas mientras aprendes -se ofreció Michael.

-Sería bueno -combino ella, entonces el chico tomó el libro y le pidió a Angelina que se acercara a la chimenea.

-El cuento se llama "La bruja Alice y la orquídea escondida"

-¿Tu madre te regalo un cuento de brujas? -dijo Angelina sorprendida, logrando que Michael sonriera.

-No todo es lo que parece Angelina, y lo que importa es la enseñanza de la historia.

-¿Puedes leer la dedicatoria del libro? -Michael, quedo en silencio, la petición de la muchacha no había sido fácil, aquellas palabras le recordaban una etapa trágica de su vida que aún dolía; aun así, tomó fuerzas y leyó: -"Para mi valiente príncipe. Hijo, quiero que siempre recuerdes que las palabras son ecos lejanos que no muestran verdades a medias; la verdad radica en las acciones y las enseñanzas de la vida, esas son las que nos muestran los caminos. Contempla siempre más allá de las palabras, y usa ese hermoso don que Dios te dio con sabiduría. Michael, la tristeza también posee belleza y la vida, hijo mío, no es en blanco y negro, tiene muchísimos colores. Aprende a distinguirlos, ve en los defectos de cada persona la cura que elevé tu espíritu y no un motivo para sentir ira. Con todo el amor de mundo, tu madre"

-Que hermoso –expresó Angelina, sintió un nudo formándosele en la garganta, acompañado de una extraña sensación en la boca de su estómago.

-Mi madre poseía el don de la palabra, y eficacia para persuadir y conmover a quien la oyera; sus gestos y ademanes cautivaban espontáneamente –declaró Michael con un dejo de nostalgia.

-¿Y cómo se llamaba? –preguntó Angelina, asumiendo que estaba muerta.

-Claudia -le contestó. Angelina notó como la mirada de Michael se perdía en la llama de la chimenea.

-Lo siento –susurró Angelina, seguidamente tocó la mano de Michael en señal de apoyo -. Mi papá también falleció -Michael giró a verla y le sonrío, en acto seguido paso la página del libro y comenzó a leer: -Hace mucho tiempo en un hermoso y colorido pueblo, internado en las entrañas de un bosque, vivía una mujer llamada Alice.

Alice siempre había sido de condición humilde, y desde muy joven paso por interminables penurias; esos hechos vencieron su espíritu de esperanza, sustituyéndolo por dos sentimientos malignos: ira y envidia. Con el paso del tiempo Alice se volvió una mujer resentida, y maligna - Angelina no pudo evitar recordar a Alyssa y las palabras de Lady Jazmines.

-La forma de ser de Alice tuvo como consecuencia que las demás mujeres del pueblo la repudiaran; con el pasar de los días sus acciones se volviera más oscura. Una noche de luna creciente, Alice entregó su alma a la oscuridad; realizó varios conjuros elevando potentes cánticos que la dejaban exhausta, hasta el punto del desmayo, un día sus conjuros fueron escuchados y las voces malignas que despertó tomaron posesión de ella. Los espíritus malignos que entraron en su interior la ordenaron a enterrar frascos; cada uno iba contenido con muestras de su cuerpo, partes que habían sido marcadas con cada sentimiento que la había herido. No solo eso le ordenaron enterrar, junto a esa oscuridad también debía sepultar los dones más hermosos que poseían sus hijos; mientras sellaba el conjuro oscuro, una humarada negra penetró en la humilde choza, envolviendo a sus dos hijos, dejándolos ciegos y a merced de su madre.

El aspecto fisco de Alice fue cambiando, una joroba se situó en su espalda, y su cara se manchó de negro; la cabellera se le tiño de blanco y sus uñas crecieron como garras, pero eso no le importaba, ella entregaría con gusto lo que fuera a cambio de sus nuevos poderes. La maldad de Alice hizo mucho daño en el pueblo, logrando que los pobladores pidieran su destierro, el sacerdote junto a la comunidad unieron fuerzas para desterrarla, la lucha fue intensa y con suerte el pueblo logró sacarla junto con sus hijos, pero antes de irse Alice lanzó una maldición: -¡Me iré de este pueblo maldito, pero sobre ustedes nunca más brillara el sol, y sin su luz las plantas se secaran! Hambruna y peste serán sus nuevos inquilinos -. Luego de su partida el pueblo nunca más vio los rayos del sol, solamente la oscuridad silente y el más frío invierno perenne se había apoderado de cada recoveco del pueblo; muchos intentaron huir, pero una especie de encantamiento los contenía dentro del pueblo.

La voz dulce de Michael le transmitía calma a Angelina, una sutil magia emanaba de él, Michael sintió el embelesamiento de la muchacha y dejó de contar la historia, luego de una pausa el extraño fenómeno de los ojos del muchacho reapareció; Angelina no pudo evitar callar sus pensamientos y dijo: -Tus ojos –seguidamente tomó la lámpara que estaba más próxima y la acercó.

-¿Qué pasa con ellos? -inquirió Michael calmadamente.

-Uno de tus ojos cambio de color, se ha vuelto gris azulado.

-Ah, eso -volvió a sonreír -suele suceder; no te sorprendas... mis padres solían explicarme que es una condición congénita, nací con esa anomalía.

-¡Cómo puedes llamar anomalía a algo que luce hermoso! -Angelina dejo salir sus palabras sin siquiera pensarlo.

-Mi madre cuando se encontraba a solas conmigo me decía que era un don, pero que tratara de disimularlo porque las personas le temen a lo que no conocen.

-¿Un don?

-Si un don, y he estado comprobando que ella tenía razón.

-¿Por qué lo dices?

-Quizás te lo cuente algún día -le prometió.

-¿Es una promesa?

-Sí, Angelina es una promesa y soy hombre de palabra.

-Apenas tienes catorce -le recordó la niña.

-Lo sé, y tu doce -le guiño el ojo logrado que Angelina se sonrojara.

-Angelina, es hora de irnos, ya es tarde y mañana hay que madrugar-interrumpió Clara.

-Mamá ¿Podemos quedarnos otro rato? Michael me leía un cuento.

-No jovencita, ellos también deben descansar -le recordó Clara.

-No te preocupes Angelina, puedo continuar leyendo la historia cuando quieras -la propuesta logró pintar una radiante sonrisa en los labios de la muchacha.

                         

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