Los tonos negros del arcoíris
img img Los tonos negros del arcoíris img Capítulo 1 Prólogo
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Capítulo 6 Llamada img
Capítulo 7 Salir al mundo img
Capítulo 8 Cuando las visitas se van img
Capítulo 9 Pedir un deseo img
Capítulo 10 Regalos img
Capítulo 11 Aunque odies la idea img
Capítulo 12 Cumpleaños img
Capítulo 13 Tal vez me agradas img
Capítulo 14 Amigos, cerveza y sorpresas (1) img
Capítulo 15 Amigos, cerveza y sorpresas (2) img
Capítulo 16 Movimiento involuntario img
Capítulo 17 Más que suficiente img
Capítulo 18 Si eso quieres img
Capítulo 19 Silencio img
Capítulo 20 Tortuosa sensación img
Capítulo 21 Otoño en mi cabeza img
Capítulo 22 Vayamos juntos img
Capítulo 23 La metamorfosis del amor img
Capítulo 24 Un acto de cobardía img
Capítulo 25 Luz de luciérnaga (1) img
Capítulo 26 Luz de luciérnaga (2) img
Capítulo 27 SEGUNDA PARTE DEL LIBRO. Universidad img
Capítulo 28 Fresa y chocolate img
Capítulo 29 Grumpy img
Capítulo 30 Volar alto img
Capítulo 31 No más img
Capítulo 32 Color deseo img
Capítulo 33 Súbita invitación img
Capítulo 34 Viaje img
Capítulo 35 Presentaciones (1) img
Capítulo 36 Presentaciones (2) img
Capítulo 37 Sincera conversación img
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Los tonos negros del arcoíris

Liz Covath
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Capítulo 1 Prólogo

¿Así es como terminaba todo? ¿Jamás fue sincera, o era que el amor en realidad no existía? Se lo había creído todo y era un estúpido iluso, estaba claro que los dóciles corderos también sabían mentir. El amor era para tontos y había caído en absurdas palabras vacías disfrazadas de cariño. ¿Qué más le quedaba? Su madre había muerto dos años atrás cuando un ladrón intentó asaltarla, le hizo frente y le disparó, así, sin vacilaciones. Su vida terminó así de simple, por unas cuantas monedas.

Su hermana Sunny trabajaba y estudiaba al mismo tiempo, pero ahora por su culpa le había dejado una carga más. Cuidar de un ciego no estaba en los planes de su hermana, pero lo hacía a pesar de todas las responsabilidades que tenía con la casa, la universidad y el trabajo. No merecía algo así.

-Mamá, estaré ahí en cinco minutos, espérame -dijo al mismo vacío, su mundo. La nada se había convertido en su única compañía desde hacía dos meses.

En su desesperación, tiró un florero que descansaba en su escritorio. Se hizo añicos en el suelo, pero no le importó. En su mente solo podían vislumbrarse recuerdos de ella, Margot, quien fuera su novia hasta el día de ayer. Aquella a quien amó y lo traicionó de la peor manera.

Margot era su preciosa novia, la chica más linda que había conocido. Su primer amor.

-Yo seré tus ojos.

Le había dicho, pero al final solo fueron palabras vacías, ella lo dejó por otra persona porque no podía ser la pareja de un ciego.

-Te quiero, Marcus, pero no puedo quedarme contigo. Adiós.

Todo su mundo se había vuelto un hueco donde no había nada más que su voz diciéndole que se rindiera, y ahora tampoco podía creer en el amor.

-Voy a aliviar tu carga, hermana.

Sus manos apresaron los vidrios rotos del suelo con fuerza, y aunque no podía ver el rojo de su sangre, sí pudo sentirla mientras bajaba por su brazo. No solo le había entregado a Margot su corazón, también se llevaría su vida.

            
            

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