Pude observar su muy bien trabajado cuerpo, con su piel blanca. Realmente se veía tan bien que inmediatamente sentí mis mejillas arder, recorrí todo su cuerpo, gracias a eso pude observar que tenía su camisa en la mano y los pantalones desabrochados, pero en el sitio donde tenía que estar.
Una v se marcaba antes de llegar a su paquete, se veía tan sexy. Apreté mis muslos cuando comencé a sentir la humedad entre mis pliegues, mordí mi labio nervioso al pensar en que pudo darse cuenta.
¿Se acaba de follar a la otra, cómo mierda creí que estaría?
¿Todo vestido y arreglado elegantemente?
¿Pensé que se vería como lo que es, un empresario multimillonario?
Pues sí, se veía tan imponente y difícil de alcanzar, exactamente como lo que es en el mundo empresarial. Un maldito León y en estos momentos yo me sentía como una gacela a punto de ser devorada.
Suspiré aclarando mis ideas. Y dejando de imaginar imágenes de nosotros en una situación similar.
Al alzar mi mirada puede encontrarme con la suya, descubrí que me miraba duramente, su cuerpo estaba rígido y en alerta.
Obviamente, pudo darse cuenta de mi rápido recorrido por su cuerpo, eso hizo que me sintiera incómoda y volteara la mirada hacia otro lado.
Él soltó una risa marcada. Se levantó de la mesa y yo rápidamente di dos pasos hacia atrás y con la mirada en mis pies. Me apresuré a decir algo para poder irme rápido.
-Disfrutando de la vista señorita - pregunto dócil-
- lo siento señor... yo... enserió no quería... bueno me refiero a qué ... Ash
-está bien...-lo interrumpí-
-enserió perdón, es que juro haber escuchado un "pase" de usted y yo... pues yo pasé. -dije roja como un maldito tomate -
-En serio está bien yo...- lo interrumpí-
-Yo lo siento, enserió, será mejor que me vaya. Cuando esté listo puede llamarme, con permiso -
Hice una pequeña inclinación de cabeza y me di media vuelta, pero antes de llegar a girar la manija de la puerta. Siento que jimin me jala y me recarga contra la pared en un golpe secó, mis manos fueron directamente a su pecho desnudo, duro y sus manos directamente a mi cadera -
-No imaginé cosas señorita...
-Disculpe - trate de no alzar mi mirada porque si lo hacía sus labios estarían a centímetros de los míos y no era una buena idea -
-Como te decía antes de que me interrumpieras. -dijo seriamente recorriendo con su mirada mis labios rojos - está bien, yo dije que pasaras aun sabiendo como me encontraba. - Aclaro-
- Usted está prácticamente desnudo, señor. Por si no se ha dado cuenta me está incomodando -dije tratando de separar mis manos de su pecho, pero solo logré correrlas hasta sus anchos hombros, ya que al darse cuenta de lo que trataba de hacer sé acerco más -
-La pongo nerviosa señorita Tn? -pregunto burlonamente- Me agrada saber eso. La llamaba para qué me reservará una mesa en el restaurante italiano. -declaro seriamente- si simplemente me hubiera dejado terminar no habríamos acabado en esta situación. Además, no quiero que piense cosas que no son y no serán.
-Bien, entonces puedo retirarme, ¿cierto? - pregunté, sintiéndome humillada, no levanté mi mirada, seguramente estaría roja.
-Puede hacerlo -hablo después de unos segundos, apretó levemente mi cintura y se alejó de mí, mi cuerpo se estremeció por la falta de su calor- Y puede retirarse, eso será todo por el día de hoy.
-Permiso - susurré mordiendo mis labios y viéndolo de reojo.
-Señorita...
-Si señor.
-No se haga ilusiones, mi tipo está muy por encima de usted. Y lo que vio hoy con su compañera fue eso, sexo para relajarme, pero ninguna de las dos podrá conseguí más -Declaro viendo hacia la ventana de su oficina, sus músculos estaban tensos y mi dignidad por el piso.
-No lo haré, señor. Puede estar tranquilo- susurré tratando de recoger mi dignidad del piso.
-Eso espero -susurro.
Corro hacia al baño en el momento en el que dejó irme, de mis muslos la humedad entre mis pliegues se hizo presente. La pequeña pulsada en mi vientre bajo recorrió mi cuerpo entero.
Mis mejillas rojas de la vergüenza, mis labios hinchados tratando de retener las lágrimas.
¿Pero en qué estaba pensando?
¿Creía que me besaría ahí mismo y me haría lo mismo que le hizo a la zorra de Minerva?
Está completamente mal, yo no era así, si aún mantenía mi castidad era porque ningún hombre me había hecho sentir lo que él.
Y si no hacía algo me consumiría lentamente
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Ahora mismo me encontraba acostada en mi cama repasando lo que había sucedido hoy. Me sentía humillada y sofocada, por un momento imaginé tenerlo para mí, recorriendo su cuerpo con mis manos, suspirando su nombre, respirando su fragancia.
¿Dios, pero que me sucede?
fue intenso, no podía dormir, solo daba vueltas en mi cama de un lado a otro, tenía que humillarme así? No era necesario decirme que para nada era su tipo y mucho menos hacerme sentir poca cosa.
No dijo que me vea como la última Coca-Cola del desierto, pero no era tan fea, podría ser que no tuviera un cuerpo espectacular, pero estaba bien. Tenía curvas en dónde debería. Un firme y redondo trasero y unos pechos del tamaño medio grande. Mi abdomen se veía plano, pero tenía algunos kilitos de más, pero está bien.
Así que no dejaría que me hiciera sentir mal.
Para mí soy perfectamente imperfecta y podré no gustarle a él, pero alguien más habrá de haber.
Necesito mantenerme alejada de ese hombre o si no terminará mal. Con la autoestima en el piso y suspirando por un poco de su atención.
Jimin es un don Juan y está acostumbrado a meterse con una y con otra tipa como si fueran juguetes, juega un rato con ellas y luego las desecha porque ya llegó una nueva, eso lo entiendo.
Pero no es necesario que me martirice viéndolo. Tengo que ser estrictamente profesional. Aquí se acaba mi atracción por ese hombre.
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