Capítulo 6 6

Flashback

-Padre -Dijo Mark.

Estaban en el despacho y su padre, William Ross, estaba de pie observando el jardín a través de la ventana.

-Leí el informe médico -dijo William-, tarde o temprano iba a pasar, y prefería que fuera mucho más tarde que temprano.

-Padre...

-Mark, quiero que te encargues de ésta empresa cuando me muera. -dijo William y lo miró. William era un hombre alto y en su tiempo era robusto, musculoso. Pero ahora el cáncer le había hecho perder mucho peso y cabello. Y a pesar de intensos y costosos tratamientos. El cáncer seguía debilitando su cuerpo.

-El consorcio es muy exigente en cuanto a las transiciones. Sobre todo, las exigencias legales en ciertos aspectos

-Si.

-¿Qué tan exigentes pueden ser? -Mark chasqueó la lengua.

-Por eso tomé previsiones. -dijo William y se dirigió a su silla acolchada con terciopelo-. Hice un testamento. Lo tienes alli, en la carpeta, al lado del teléfono.

Mark miró la carpeta, plastificada. La tomó y la abrió. Había un solo documento firmado con puño y letra de William George Ross.

-Alli especifica que tú serás el encargado de dirigir mi compañía y no los consorcios. -dijo William y suspiró, estaba muy cansado, visiblemente-. También establecí las condiciones para hacer válido el testamento.

Mark abrió los ojos y quedó boquiabierto -No puedes exigirme esto como condición.

-Debes hacerlo. -dijo William-. Eso afianzará tu posición en la herencia. Recuerda que la firma de esta compañía, así como mis posesiones, se basan en estatutos hereditarios. Tu madre ha muerto y eres mi único hijo. No voy a dejar mis posesiones en manos de sobrinos, primos y otros familiares que solamente me visitan y se preocupan por mí a cambio de beneficios. Pero tú, Mark, siempre has estado conmigo desde que sentí el primer síntoma de esta condenada enfermedad.

-Pero aquí dice que debo hacerlo en seis meses y máximo un año.

-Es el tiempo que me queda, Mark. -dijo William y carraspeó como si tuviera algo quemandole en la garganta.

-Padre. -Mark cerró la carpeta y la dejó sobre el escritorio.

-Mark, es esencial que cumplas con esa condición si quieres heredar la compañía y mis posesiones. Es decir, todo mi legado. Mi nombre es importante. Y sé que lo vas a honrar. Pero todo debe ser lo más legal posible y creíble -suspiró-, los consorcios son buitres al acecho. Van a contratar buenos investigadores para averiguar si lo has hecho como es debido o si has pagado un acuerdo.

-Suponiendo que, la que acepte no ponga un pero o alguna estrategia para aventajarse con lo que estoy proponiendo.

-Por eso debes elegirla con prudencia y sabiamente. No todas las mujeres son aprovechadoras. Tú solo convence a una y que ella juegue su papel con absoluta credibilidad y confiabilidad.

-Un año, no, seis meses es muy poco tiempo para escoger sabiamente una mujer que se case conmigo y no intente aprovecharse conmigo. Porque, todas las mujeres que he conocido hasta ahora han intentado aprovecharse conmigo.

-Entonces, esfuérzate más. Mark, no tenemos mucho tiempo. Si no te casas legalmente y mediante aspecto de credibilidad antes de mi muerte, los consorcios se quedarán con mis posesiones y prefiero estar muerto a que eso suceda.