Capítulo 7 7

Diez meses después.

Cuando Mark entró en la habitación, la fiesta de cumpleaños estaba en su clímax.

Vio el pastel de cumpleaños frente al mayordomo y el mayordomo dijo con una sonrisa:

-Señor Mark, buenos días. Este es un pastel de cumpleaños que la señorita Jenna ha preparado minuciosamente para ti.

-Eh, ¿Jenna no va a romper su compromiso conmigo?

-Esta es su forma de arreglar la relación. ¡Ella no quiere romper las cosas contigo!

-Aun así, ella puede perdonarme -dijo Mark, desganado.

-Ni que decir. Usted, por su parte, tiene excelentes cualidades. ¡¿Cuál es el problema de que tenga que obligarla a casarse con usted por el asunto de la herencia?!

-Fui mi culpa proponerle matrimonio después de estar saliendo tres meses. -dijo Mark-. Entré en pánico cuando nos enteramos que la enfermedad de mi padre estaba empeorando. Cuando le dije a Jenna por qué le había propuesto matrimonio. No lo tomó muy bien que digamos.

-¿Por qué ella no se casaría con usted? Es usted rico, atractivo y un caballero.

-Porque ella quiere casarse por amor. -dijo Mark-. Y yo para conservar la herencia.

-¿No puede simplemente conocer a una mujer y simular que están enamorados y casarse mientras se formalice la herencia?

-El testamento establece que ese no es el modo. -dijo Mark-. Además, si los consorcios descubren ese plan. Mas rápido me quitaran las propiedades. Y puede que pierda todo por hacer ese plan arriesgado. ¿Crees que Jenna aceptará mi propuesta?

-No lo sé, señor. -dijo el mayordomo rascándose la cabeza-. Seis meses es mucho tiempo para pensarlo. Si no ha tomado una decisión entonces, no creo que vaya a hacerlo ahora.

-Tengo que casarme en dos meses, Alfred. -dijo Mark, resopló y caminó hacia el sillón más cercano y sentó frotándose las sienes y aflojándose la corbata-. Mi padre está delicado de salud y puede morir en cualquier momento.

-Entonces Las Vegas no es una opción. -dijo el mayordomo desviando la mirada.

Mark se rio a carcajadas. Necesitaba eso. Reírse. Olvidar las preocupaciones por un momento.

-¿Has pensado en sobornar a una mujer para un falso matrimonio? -preguntó el mayordomo con curiosidad.

-Tendría que estar muy desesperado -dijo Mark-. Y es mucho más arriesgado que casarme con una stripper en Las Vegas la misma noche en conocerla.

-Entonces tiene que hacer un esfuerzo en convencer a Jenna para que acepte su propuesta, señor. -dijo el mayordomo y se acercó a la ventana y corrió las cortinas para que entrara la luz solar del exterior e iluminara la sombría habitación.

-Dejó de hablarme durante varias semanas cuando le enseñé el contrato.

-Si, ya lo recuerdo. Se sintió insultada porque pensó que la estabas enamorando por el asunto del matrimonio y la herencia.

-Si. Jenna es el tipo de mujer que solamente se casaria con un hombre por amor.

-¿Y usted ama a Jenna? -el mayordomo volteó y lo miró con atención.

Mark negó con la cabeza y dijo con tristeza. -No. Lamentablemente, no la amo