Finalmente nos detuvimos y Alex me bajo, comencé a observar a mi alrededor para ver donde estábamos, me di cuenta que estábamos en un campo que se encontraba casi afueras de la ciudad, aproximadamente a dos kilómetros de distancia de donde era mi casa, como era posible que en tan poco tiempo recorriéramos tanto terreno.
- ¿Estas bien? – me preguntó Ariana viendo que estaba un poco desorientado.
- Si ¿ustedes están bien? – Les pregunté, pero luego recordé lo que había sucedido, en medio del caos, me habían dejado solo, lo que no sabía era por qué lo habían hecho o que sucedió en los escasos segundos que tuve cerrados los ojos –. Me habían dejado solo allí – les reclamé airadamente.
- Tal vez lo viste de ese modo, pero no fue así – dijo ella con su mismo tono de voz suave, para ella era una manera de tranquilizarme.
- ¿Cómo que no fue así? – le pregunté enojado –. Los busqué con la mirada y no estaban, se habían ido y me habían dejado ahí a la suerte.
- No fue así como sucedió – vuelve a decir ella.
No había cambiado su tono de voz, seguía hablando con la misma calma y tranquilidad, como era posible que aun, después de todo lo que sucedió, mantuviera la misma serenidad, tal vez era algo normal para ellos, algo que les sucedía seguido y estaban acostumbrados, pensé.
- Si, al comenzar todos nos arrojamos al suelo al igual que tú, pero de una vez, pensamos cual era la mejor vía de escape y la única salida era la puerta de atrás – comentó -. Luego de asegurarnos que podíamos escapar sin problemas por ahí, Alex fue a buscarte.
- ¿Pero que fue todo eso? – Les pregunté mirando a cada uno, al ver al hombre noté que tenía un pequeño corte en un brazo, no parecía muy grave, pero si era reciente por lo que supuse que algunos de los dos hombres que estaban en la puerta desmayados, lo provoco.
- Aun no lo sabemos – comentó Isis –. Puede que nos hayan estado siguiendo sin que nos diéramos cuenta o te estaban vigilando.
- ¿Has visto a alguien extraño en los últimos días? ¿Alguien que no era nada común verlo por tu vecindario? – me preguntó Ariana.
- Pues no, a todos los que veía siempre frecuentaban por allí, aunque – dije y en ese momento recordé que hace poco se había mudado alguien nuevo al vecindario –. Hace unas semanas se mudó alguien a unas cuantas casas de distancia de la mía, no era una persona particularmente extraña, era como todos los demás.
- Puede ser algún infiltrado de Lucas y si nos vio llegar, le aviso – comento Alex, su voz era bastante grave, aunque era lo que suponía, así que no me impresiono mucho.
- Si, sea como sea hay que volver a la base, no estamos seguros aquí, es muy abierto y además es de noche, nos pueden agarrar por sorpresa por cualquier lado – dijo Ariana para luego ponerse en marcha.
Luego de esa pequeña parada para hablar sobre lo sucedido, comenzamos a caminar en dirección a la calle más próxima que se encontraba como a kilómetro y medio en dirección norte, no sabía dónde era la base, ni que tan lejos quedaba y mucho menos en que nos iríamos hacia ese lugar, pero para no hace preguntas, simplemente los seguí en silencio.
Caminamos por alrededor de cuarenta minutos cuando nos encontramos con un estacionamiento de un pequeño centro comercial, ninguno había dicho nada más desde que comenzamos a caminar, era un silencio que no decía nada pero a la vez decía mucho, supuse que estarían preocupados por la situación que sucedió en mi casa, seguro habían sido precavidos al llegar y no esperaban ninguna visita repentina, aunque era lo que se imaginaba que estaban pensando, igual estaba esperando que hablaran más, que dijeran alguna cosa que fuera importante o al menos decirle como se movilizarían.
- A todo esto ¿Cómo llegaron ustedes a mi casa? – Les pregunte de manera curiosa, no se me había ocurrido preguntar antes porque había asumido que habían llegado en auto, pero no estaba completamente seguro ya que no había escuchado ninguno detenerse en frente.
- Llegamos caminando – respondió de forma cómica la pelirroja que era la que lideraba al pequeño grupo –. Mentira, llegamos en auto, pero lo dejamos un poco lejos de tu casa – agrego al final.
- Y... ¿Cómo nos iremos entonces? – volví a preguntar.
- ¿Qué les parece aquel auto? – pregunto ella en general, señalando un Nissan rojo que estaba estacionado a algunos metros de donde estábamos.
- Parece bastante común, creo que funcionara – respondieron Isis y Alex al mismo tiempo.
La pregunta fue algo extraña, no sé qué tenía que ver si el auto era común o no y tampoco respondía a mi pregunta inicial de cómo nos iríamos, pensé que si llegaron en un auto lo más normal es ir donde esta ese auto ahora mismo, pero en vista de que estaban bastante lejos y que seguramente estarían por allí los que nos atacaron, no era la más brillante idea. De repente, me di cuenta que todos me estaban viendo, como esperando a que dijera algo.
- ¿Qué sucede? – pregunté extrañado ante el repentino interés de ellos hacia mí.
- ¿Qué opinas del auto? – preguntó Isis esta vez.
- Pues sí, como dicen, es bastante común – les respondí.
- Bien, nos vamos en ese – dijo de forma tranquila Ariana, como si decidir por que auto llevarse en medio de un estacionamiento, fuera lo más normal.
- ¿Cómo que nos vamos en ese? – pregunté completamente confundido.
- ¡Si! – exclamo Isis –. ¿Cómo pensaste que nos iríamos? Caminando – añadió de forma sarcástica.
- No, pero eso es robar y está mal, no que ustedes son los buenos – dije algo contrariado con lo que iban a hacer.
- Si, somos los buenos y les vamos a salvar el trasero a todo el mundo, así que un pequeño aporte de ellos no les costara nada – agrego la rubia nuevamente.
- Pero -. No tenía nada que objetar, no había vuelta atrás ya que en el momento en que estaba hablando con Isis, Alex ya había abierto el auto y, además, lo había encendido, todo en cuestión de segundos, me quede perplejo al ver que lo hizo tan rápido y sin ninguna herramienta aparente –. Esperen, ¿pero no tenían nada de ustedes en el otro vehículo? – les pregunté mientras caminaba hacia el Nissan.
- No, ese también era prestado – me contesto Isis de forma divertida antes de montarse en el vehículo.
En ese momento, cuando me encontraba enfrente a la puerta para montarme pensé que, si sería una buena idea irse con ellos ahora, habían robado dos autos y era cómplice ahora mismo de uno de los robos, aunque ellos le salvaron la vida tampoco tenía que dejarse arrastrar a cometer un delito como ese, además, de cierta forma, si ellos no hubiesen aparecido, todo seguiría como iba hasta ahora, sin mayores problemas, estaría ahora mismo corriendo por su vecindario como siempre hacia todas las tardes.
- Si estás pensando en que todo lo que paso es por culpa que aparecimos, estas equivocado – interviene Ariana para sacarme de mis pensamientos –. Ellos en algún momento iban a ir a tu casa, ya te habían encontrado, tal vez no hoy, ni mañana, pero iba a suceder, además, nada te confirma que estaban ahí por ti y que nosotros estuviéramos fuera una simple casualidad – agregó antes de montarse en el auto.
Tenía razón, nada me asegura que no estuvieran buscándome a mí, aunque había vivido en ese lugar gran parte de mi vida, Lucas tal vez ya sabía de mí y era cuestión de tiempo para que me buscaran o tal vez no, tal vez estaban buscando a mi padre y yo solo estaba ahí en su lugar, pensé, y ante las dudas decidí montarme en el auto sin más nada que objetar.
- Bien, es mejor que se pongan cómodos porque será un viaje largo – nos dijo Alex quien era el que iba a conducir.
Salimos del estacionamiento en dirección a la avenida, era algo tarde, alrededor de las diez de la noche, parecía que todo lo ocurrido había pasado en cuestión de pocos minutos, pero en realidad habían pasado horas desde que ellos habían llegado a la puerta y ahora me encontraba viajando con ellos por la autopista en camino a algún lugar desconocido para mí, en un auto robado, que tal vez pertenecía a un señor mayor quien estaba haciendo compras o tal vez a una familia y el auto era su único medio de transporte, pero ya no podíamos volver, ahora mismo ya nos encontrábamos bastante lejos de ese estacionamiento y del vecindario donde viví hasta ese día, el futuro ahora era incierto.
Me preguntaba si podría ser igual de bueno que mi padre o si tan solo sería capaz de aprender a luchar con una espada y si podría hacer uso del poder que Ariana dijo que poseía, ahora solo era momento de esperar a llegar a donde sea que nos estábamos dirigiendo y averiguarlo, suspiré pesadamente dejando salir todos los pensamientos que había tenido hasta ese momento, el dolor de cabeza que tenía era tan grande que me costaba concentrarme en algo en concreto.
- Duerme, será un largo viaje – me dijo Ariana sonriendo, quien se había sentado en la parte de atrás junto a mí,
- No, estoy bien así, descuida – le dije, pero en el fondo sabía que en cualquier momento caería presa del cansancio.
- Ven, recuéstate y duerme – me volvió a decir ella, su voz era dulce, pero a la vez autoritaria y, como si me hubiese puesto en una clase de trance, asentí sin más y simplemente me recosté en el regazo de ella cerrando los ojos quedándome completamente dormido.