Capítulo 5 Cosas inexplicables

Desperté en mi habitación, ahora estaba confundido, lo último que recuerdo es estar en el automóvil viajando con Ariana, Isis y Alex a alguna parte lejana, al ver en donde me encontraba me sentí desorientado y con muchas preguntas e imágenes pasando por mi mente, será que todo habría sido un sueño, que todo fue producto de mi imaginación mientras estaba durmiendo, todo había parecido tan real que lo había creído.

De pronto, escucho una voz que me llamaba, era la voz Ariana, al voltear noto que en la cama estaba ella mirándome, en sus labios veía que pronunciaba mi nombre y podía escucharla, pero su voz era distante, como si me llamara desde otra parte, intenté decir algo, pero no salían palabras mi boca, la voz de la chica comenzaba a parecer aún más distante, aunque estaba frente a mí.

De un momento a otro, el entorno comenzó a alejarse y a volverse negro a mi alrededor, seguía escuchando la voz de la chica llamándome, pero cada vez se escuchaba más lejos, de pronto, pude observar cómo delante de mí, había una pequeña abertura en medio de la oscuridad, y al otro lado, se veía una luz que se iba volviendo más opaca mientras pasaban los segundos, de allí provenía la voz de Ariana que me llamaba.

Corrí en esa dirección lo más rápido que pude, la abertura se hacía cada vez más pequeña, en un intento desesperado, salte hacia adelante y, como si me hubiese lanzado de clavado en una piscina, atravesé hacía el otro lado.

De nuevo, como si estuviera muy cerca, pude escuchar aún más claro la voz de ella llamándome, cerré los ojos para acostúmbrame a la brillante luz que había y al abrirlos me encontraba nuevamente dentro del vehículo, recostado sobre las piernas de la chica.

- Al fin despiertas – me dijo ella sonriendo -, tenía rato llamándote porque comenzaste a hacer ruidos muy raros.

- Lo siento, tuve un sueño muy extraño – dije levantando la cabeza de las piernas de la chica para acomodarme en el asiento –. Lo siento si te incomode.

- No te preocupes – dijo sonriendo dulcemente, no parecía que la hubiera incomodado, pero para mí fue, de cierta forma, descortés dormirse sobre una chica a la cual había conocido hace menos de veinticuatro horas.

Estaba demasiado apenado como para decir algo así que solo asentí y comencé a mirar por la ventana, ya estaba amaneciendo porque se veía como los rayos el sol comenzaban a asomarse por detrás de unas montañas, dirigí mi vista hacia el frente y pude observar que íbamos llegando a una ciudad, por el tipo de edificios que se veían, parecía una ciudad grande, era un lugar perfecto para pasar desapercibido, pensé de una vez y durante lo que restaba de viaje hasta llegar a la ciudad, me mantuve en silencio, solo escuchando el sonido de los vehículos que pasaban por un lado, el viento que chocaba con las ventanillas y las conversaciones de los demás, no era nada importante, simplemente bromeaban entre ellos así que no le di mucha importancia.

Tampoco quería pensar en lo ocurrido esa noche anterior, pensar en eso hacía que me doliera la cabeza y me preocupara de más, así que decidí dejarlo de lado y concentrarme solamente en los sonidos que escuchaba.

- Al llegar a la ciudad hay que cambiarnos para no llamar tanto la atención – comentó luego de un rato Isis.

- Si, porque tú con esa ropa de cuero no creo que pases desapercibida – le dijo Alex a ella bromeando.

- Y qué me dices de Ari, con ese vestido creo que deslumbra más que tú y yo juntos – comento de forma divertida.

- Ya chicos, paren, en lo que lleguemos vamos donde siempre para cambiarnos – les objetó, ambos asintieron y siguieron bromeando.

Por lo que pude darme cuenta, Ariana era la líder, al menos de entre los tres y aunque parecía una chica delicada no lo era en lo absoluto. La estaba observando por unos minutos hasta que ella poso su mirada en mí y sonrió, mis mejillas se ruborizaron y tuve que desviar la mirada hacia el otro lado para que ella no lo notara.

Al paso de treinta minutos, nos encontrábamos en la ciudad, Alex conducía por unas grandes avenidas llenas de tráfico y, en las aceras, se veía personas caminar a un lado y a otro, era como otro mundo, no había visto tanta multitud en un lugar, la más grande multitud de personas que había visto, era en las salas de cine cuando se iba a estrenar una película y ni siquiera se acercaba a lo que estaba viendo, estaba realmente asombrado.

- Te acostumbraras – me dijo Ariana al darse cuenta de lo impresionado que estaba ante tantas personas -. Por lo que pudimos notar, tu ciudad era más tranquila, con menos personas y menos ruido por doquier, espero poder vivir en un lugar así cuando todo esto termine.

- Tal vez cuando todo esto termine, podrías irte a vivir con Jake – comentó Isis de manera muy natural. Su comentario provoco que mis mejillas se sonrojaran y tuve que volver mi cabeza a un lado para evitar el contacto visual con ninguno.

- Isis por favor, no incomodes a Jake – le dijo Ariana, claramente también el comentario había hecho que sus mejillas se ruborizaran un poco y simplemente luego de hablar, dirigió la vista hacia la ventana para ver el exterior y evitar así, la vista de cualquiera de nosotros tres.

Seguimos andando entre el tráfico unas cuantas calles hasta llegar a una cerrada en la cual, al final había un edificio y unas cuantas casas no muy grandes a los lados, se veía bastante viejo y por el estado que tenía, pareciera que no había sido remodelado o pintado en años, estaba construido de ladrillos ya que su fachada era así, habíamos pasado por delante de otros edificios con una fachada similar, pero, a diferencia de esos, al que nos dirigíamos no tenía el mismo cuidado.

Lentamente nos fuimos adentrando por esa calle hasta detenernos frente al edificio, era más alto de lo que había imaginado, era de cinco pisos hacia arriba, aunque por lo angosto que era, lo más probable es que fuera de una habitación por piso, me pareció un poco absurdo e innecesario construir algo así y que tal vez por esa misma razón estuviera abandonado.

- Aquí nos bajamos – dijo, más que nada dirigiéndose a mí, ya que la otra chica apenas el auto se detuvo abrió la puerta para salir –. Alex ya sabes qué hacer con el coche – le encargó para luego bajarse rápidamente y cerrar la puerta.

El comportamiento de ella había cambiado, no era la misma chica dulce que había visto cuando la conocí, ahora parecía ser más fría y seria o tal vez está enojada por el comentario de Isis, lo cual es justificable en todos los sentidos ya que fue bastante fuera de lugar teniendo en cuenta la situación en la que estábamos.

Sin mucho más que pensar, baje del auto después de ella y la seguí en dirección a la entrada el edificio, no sabía que se encontraría allí dentro, pero por el estado en que estaba el exterior, me imaginé que habría tablas tiradas en el suelo, telarañas por todo el techo, las paredes descoloridas, sin electricidad pero cuando la chica abrió la puerta, luego de presionar unos botones que se encontraban al lado de esta, que hasta ese momento no me había percatado que estaban ahí, el lugar estaba muy bien arreglado, las paredes, pintadas de color blanco ostra que brillaban gracias a la luz de los bombillos.

Mientras íbamos entrando, observaba maravillado tan asombroso espacio, era más grande de lo que creía, había una sala al lado derecho, con una lámpara estilo victoriano color dorado en el techo, unos sillones elegantes que hacían juego con el color de las paredes, el piso era de tablas de madera perfectamente colocadas y barnizadas.

Estaba observando asombrado la habitación en la que estábamos, cuando escucho que me nombran desde las escaleras que estaban más adelante, era Ariana quien me hacía señas de que me apresurara.

Las escaleras que daban a la parte superior eran de mármol pulido con una alfombra roja que descendía desde la parte superior hasta el último peldaño, era todo demasiado elegante, no concordaba para nada con la fachada del edificio.

- Vamos, no hay tiempo que perder, hay que cambiarnos de ropa que en lo que Alex llegue, hay que irnos – dijo y comenzó a subir.

La seguí rápidamente sin dejar de mirar a los lados, mientras subía observe que, a cada lado de la escalera había unos cuadros de hombres y mujeres colgados perfectamente sobre unos clavos que sobresalían de las paredes.

- ¿Quiénes son todos ellos? – le pregunté cuando llegamos al otro piso.

- Son todos los que han trabajado alguna vez para la organización – comentó con prisa mientras entraba a una de las habitaciones que allí había.

- ¿Y qué fue de ellos? – le pregunto nuevamente mientras la seguí dentro de la habitación, la cual no era tan grande como había esperado, de hecho, era bastante simple, una cama con una mesa de noche a un lado, un armario, donde ahora mismo Ariana sacaba una gran cantidad de ropa y, unas lámparas en cada pared que iluminaba perfectamente el entorno.

- Murieron – respondió simplemente mientras seguía buscando ropa.

- ¿Entonces, debe haber una foto de tu padre por ahí no? – pregunté nuevamente.

- ¡Jake! – dijo ella levantando un poco la voz para luego soltar un suspiro y hablar de nuevo, esta vez un poco más calmada -. Ahora misma no estoy para responder más ninguna preguntas y lamento gritarte, pero de verdad hay que apurarnos, hay muchas cosas que hacer en la base como para perder tiempo aquí, más bien ayúdame bajándome el cierre el vestido – agregó dándose la vuelta.