Ella parecía algo nerviosa, me comenzó a contar sobre que quería estar conmigo, pero que por los momentos tendría que ser a escondidas de todos. Me quedé en silencio un momento, sabía perfectamente que está situación era complicada, pero internamente estaba de acuerdo con ella, aunque no me gustaba mentirle a mí amigo, debía hacerlo más que todo por el bien de Amelia. Me acerqué a ella y la tomé de la barbilla.
-De acuerdo, lo haremos a tu manera, pero solo será por un tiempo limitado-respondí-. Mis intenciones contigo son serías Amelia, te he deseado toda mí vida y lo que más anhelo es compartir una vida contigo-le dije confesando mis sentimientos.
Ella se ruborizó al escuchar mis palabras.
-Yo también deseo lo mismo -me respondió tímidamente, sonreí ante sus respuesta.
-Es bueno saberlo, mí dulce Amelia-conteste-. Ahora que todo se ha aclarado, vamos a la habitación, estoy listo para hacerte mía por completo-comente-.Es hora de que mi polla entre en tu estrecho coño-agregue con deseo.
Un rubor rojo intenso floreció en su cuello y mejillas. Mí polla palpitaba de la necesidad de poseerla. Tomé su mano para llevarla a la habitación, sentí sus manos sudorosas, al parecer estaba un poco nerviosa, era su primera vez y era comprensible.
Al llegar ella se detuvo, luego me contó que había ido a una cita con una ginecóloga, eso me tranquilizó, porque podía hacerla mía sin obstáculos. Luego me miró con sus hermosos ojos en silencio, por mí parte, mi respiración era agitada, mis fosas nasales se dilataban al pensar en cómo iba a follarla. Nunca me había excitado tanto, no había forma de que pudiera ser amable.
-Daniel-pronunció mí nombre, era un llamado de necesidad, nerviosismo y curiosidad. Simplemente me acerqué a ella y la besé, ella de inmediato me correspondió.
Luego de unos segundos me separé de ella.
-Te quitare el vestido, no puedo esperar mucho más-le advertí, mí polla estaba dura debajo de mis pantalones. Pasé mis manos por su vestido y se lo quité por completo. Bajo de este, tenía puesto una bragas blancas de algodón. Sus pechos era de un tamaño perfecto, las toqué con mi mano, ella se estremeció al sentirme-.Recuéstate sobre la cama-le ordené, ella lo hizo sin protestar. Comencé a quitarme la ropa hasta quedar desnudo por completo. Luego subí a la cama, separé sus piernas y enterré mí rostro en su dulce coño, solo para oler sus jugos a través de sus bragas y de paso colocar mi nariz contra su clítoris cubierto de tela. Ella comenzó a gemir levemente ante mí acción, luego le quité sus bragas finalmente, me volví a colocar frente a su coño dónde lo devoré con pasión, sus gemidos eran fuertes y sus jugos eran más dulces, chupé y jale su clítoris hasta que su coño estaba completamente mojado. Después me coloqué sobre ella, hasta quedar frente a su hermoso rostro dónde le di un apasionado beso-.Esto va a doler un poco, solo debes relajarte y confiar en mí ¿De acuerdo?-le dije ya con la excitación al máximo.
-De acuerdo-respondió ella algo nerviosa, pero a la vez excitada.
Le di un beso rápido en los labios, luego volteé hacía abajo y alinee la cabeza de mi polla con su apretada abertura. Sabía que esto le iba a dolor al comienzo, pero necesitaba estar dentro de ella más que otra cosa. Me concentré en la punta de mi polla, apenas penetrando su coño, luego ingresé lentamente.
-¡Joder!-exclame realmente excitado. Ella era la cosa más apretada en la que había tenido mi polla. Luché por tomar aire y no correrme de una vez, dirigí mí vista hasta su rostro, ella tenía una expresión de dolor pero no podía detenerme, después regresé mí mirada hacia mí polla, está se enterraba en su coño, saqué mí miembro unos centímetros y vi sus jugos combinados con su sangre virginal sobre mí polla, era la cosa más caliente que había visto. En ese momento, la vi de nuevo, bese sus pezones para que se excitara más y se relajará. Luego comencé aumentar mi ritmo, ella comenzó a gemir de placer, empezaba a disfrutar del placer que le estaba dando. La folle cada vez más rápido, mientras trataba de resistir a no correrme tan rápido, pero su apretado coño no colaboraba en mí propósito. Traté de no perder la cordura, ella comenzó a gemir con más fuerza, su coño agarró mi polla y vi como los labios de su coño se apretaban alrededor de mi polla, sin obstaculizar mis embestidas.
-¡Si!-gimió fuertemente.
Finalmente se corrió. Esa fue la señal para correrme yo también, Jadee levemente empujé mí polla mientras dejaba mí semen dentro de su coño. Había tenido el mayor orgasmo de mi vida y era la mejor sensación del mundo, y ahora lo podíamos hacer las veces que quisiéramos. Luego la besé como nunca antes la había besado. Ella me lo devolvió con la misma intensidad. Como si no pudiéramos tener suficiente de nuestras bocas.
-Te quiero Daniel-dijo ella en un susurro.
-Yo también, hermosa-respondí con sinceridad, era un amor quizás enfermizo, quizás lo que sentía era mas que un te quiero, pero no me importaba en lo absoluto lo que podrían pensar los demás si un día nos vieran juntos en publico, Amelia tenia dieciocho años y yo treinta y nueve, sin embargo: ella era mí todo.