Salimos con las chicas de compras. Había comenzado el verano de la mejor manera, los primeros días con Daniel fueron maravillosos. Lastimosamente él tenia que encargarse de su empresa: Inversiones White, él me pidió que pasará tiempo con mis amigas que disfrutará el verano antes de iniciar la universidad, pero la verdad era que quería pasar el mayor tiempo con él. Había pasado dos eternas semanas, y lo extrañaba demasiado. Después de nuestra salida regresé a casa. Salude a mi padre y me dispuse a enviarle un mensaje a Daniel. Él me respondió poco después.
-Te extraño-le escribí.
-Yo también hermosa-contestó-. Tu padre me comentó que iría a cenar esta noche con un cliente. Si quieres puedes venir mientras él esta ocupado y te regresaría antes que él volviera ¿que dices?
Me emocione con su idea no verlo durante este tiempo me estaba volviendo loca. Le respondí que sí. Luego de organizarnos me duche y me puse la pijama. Solo para que mi padre no sospechara.
-Amelia, ya me voy. Regresaré a las once. Me reuniré con el señor Black-dijo. Mi padre era el dueño de Farmacéutica Kielsa-. No te acueste muy tarde ¿ de acuerdo? -dijo en un tono dulce. Él había cumplido su promesa de darme mas libertad para salir, lo cual lo he aprovechado con mis amigas, pero estas horas estaría con Daniel. Me despedí de mi padre, una vez que se fue comencé a vestirme. Daniel me envió un mensaje avisándome que su chófer me estaba esperando afuera para llevarme. Él me dijo era de confianza y que no diría nada de nuestros encuentros.
***
Llegue a su departamento. Él me recibió con un beso. El cual yo correspondí, extrañaba sus labios. Tenia su mano cerrada alrededor de mi nuca.
-Te demostrare cuanto te he extrañado, sé una buena alumna y toma lo que te ofreceré-dijo. Antes de que pueda responder, mi pecho estaba presionado contra su mesa del comedor de caoba. Metió la mano debajo de mi vestido, me bajó las bragas hasta la mitad del muslo y luego levantó mi vestido, dándole suficiente espacio para hacer lo que quiera.
Punzadas bofetadas me salpican el trasero, haciéndome gritar-.Silencio-dijo. Sentí su mano frotar los puntos ardientes-. Apuesto a que un orgasmo te haría colapsar en estos momentos-mencionó-. ¿Quieres que te toque el coño ? -preguntó-.Ya puedo ver tu crema cubriendo tus muslos. Eres una chica muy dulce-agregó. Gemí ante sus palabras, frotó mis piernas juntas, tratando de conseguir fricción en mi clítoris para aliviar algo de la presión acumulada. Deslizó una mano entre mis piernas, tocando mi coño y deteniendo mis movimientos para que no encontrara ningún alivio. Uno de sus dedos comenzó a frotar hacia adelante y hacia atrás en mi clítoris, y el placer inundó mis sentidos. De repente, sentí su lengua sobre mí. Su rostro entero está enterrado entre mis piernas por detrás, mi pecho todavía estaba presionado contra la mesa. Daniel agarró mis muslos, separándolos más para él. Me levantó para que mi trasero se arqueara en la mesa, lo que me hizo ponerme de puntillas. Por un minuto tuve miedo de que mis zapatos me hicieran resbalar, pero el agarre de Daniel era tan fuerte así que no iría a ninguna parte. Con su lengua acarició alrededor de mi tierno clítoris, provocándolo, haciéndolo más difícil ya que pedía más atención. Con su lengua aplicó una presión firme sobre mi suave y resbaladizo tejido mientras giraba hacia atrás. Sus brazadas crecieron más rápido y más duro, y solo necesitaba un poco más. Grite de frustración cuando su boca de repente se apartó de mi coño
-.Vas a correrte por mí. Y cuando lo hagas, quiero que recuerdes de quién es este dulce y pequeño coño. Puede que esté entre tus piernas, pero es mía. Recuerda eso siempre-me dijo. Todos los demás pensamientos abandonan mi mente cuando la boca de Daniel volvió directamente a mi clítoris, me hizo correré al instante. Mis piernas cedieron mientras el placer desgarraba mi cuerpo. Finalmente me liberó y me di la vuelta, me termino de quitar las bragas, ya que todavía las tenia a medio muslo. Pero en ese momento escuche el sonido de su cremallera y ni siquiera tenia que preguntarle que debía qué hacer. Me arrodille y abrí la boca, lo tome y succione suavemente su polla. Él paso sus manos suavemente por mi cabello, lentamente. Chupé su polla hasta hacerlo venir. Trague todo su semen hasta dejarlo limpio. Después me puse de pie y lo vi a los ojos. Él comenzó a desvestirse por completo, dirigiéndose a la habitación, lo seguí y pude apreciar su cuerpo asombroso. Yo también hice lo mismo, me quite el resto de mi ropa-.Entonces, Amelia. ¿Qué hacemos ahora?-me preguntó.
-Lo que quieras-respondí.
Mis palabras no podrían ser más ciertas. Quería darle todo lo que quisiera porque eso es lo que él me ha dado. Durante mucho tiempo me sentía perdida. Como si algo faltara en mi mundo. No supe por qué. ahora lo se. Resulta que la respuesta ha estado frente a mí todo este tiempo.
Todo parece tan claro ahora. Esta es la vida que estoy eligiendo.
-Entonces, inclínate sobre la cama, date la vuelta. Quiero follarte a lo perrito- dijo. Sus palabras me hicieron sonrojar. -. Todavía estoy duro como una piedra-contestó. Nerviosamente, hice lo que me pidió y lentamente abrí las piernas. Sentí una palmada en mi trasero y salte, mirando por encima del hombro. Jadeo-. Ponlo en el aire. Tienes que escuchar y hacer lo que te digo -agregó. Me lanzó una mirada severa que conocía bien, haciéndome hacer lo que me había ordenado.
Estaba más que lista para recibir el placer que me estaba a punto de dar.
Levante mi trasero en el aire, manteniendo mis piernas abiertas para tomarlo. Me alegre de que mi rostro estuviese enterrado, porque no quería ver la expresión de su rostro. Probablemente me estaba mirando. No podía creer que la gente realmente hiciera esto. De repente, sentí sus cálidos labios en mi nalga, haciéndome saltar un poco.
-Tranquila. Te daré besos en el trasero -dijo. Fue dejando besos suaves por todas mis nalgas. Sentí una cálida humedad que cubría mi agujero inferior y me di cuenta de que Daniel tenia su lengua allí, así que abrí un poco las piernas y empuje contra su boca, queriendo que tuviera todo el acceso que necesitaba.
-Oh, mi dulce Amelia. Hace poco tome tu virginidad y ahora quiero follarte por tu hermoso culito. Nunca te haría daño. Seré gentil. Déjame jugar con tu agujero un poco y luego puedes dármelo, ¿de acuerdo?-lo dijo como una pregunta, pero sabía que en realidad no lo era. Mi cuerpo pertenecía a Daniel, para que hiciera con él lo que le quisiera. Me sentía muy nerviosa de que metiera su polla grande y dura allí, pero confiaba en que él supiera qué era lo mejor, su lengua se había sentido tan bien, que al menos debía intentarlo. Asentí lentamente con la cabeza y luego me recosté, mi pecho contra la cama. Cuando su lengua volvió a tocar mi agujero inferior, se sintió muy bien, comencé a mover mis caderas, como lo haría si su polla estuviera en mi coño en este momento. Hizo que mi clítoris palpitara-.Toca tu pequeño clítoris. Me concentraré en tu culo y lo prepararé para mí-pidió.
Era como si él estuviera en mi cabeza escuchando mis pensamientos. Metí la mano entre mis piernas, frote mi pequeña protuberancia como él me lo pidió. Me queje porque no se sentía tan bien como sus dedos.
-Se siente mejor cuando lo haces- resoplé en la almohada.
-Lo sé, pero necesito preparar tu trasero ahora mismo. Solo toca tu clítoris por mí. Lo abordaré en un momento -dijo.
Seguí frotándolo cuando sentí su boca de nuevo sobre mí. Lamió un poco dentro de mí y gemí ante la sensación. Nunca pensé que disfrutaría de los besos allí, pero los besos de Daniel eran tan especiales. Me daba exactamente lo que necesitaba, comencé a moverme contra su lengua aún más fuerte para hacerlo feliz. A él le encanta darme besos y yo quiero darle todo de mi.
-Toma mi trasero, Daniel. Quiero que tú también lo tengas -le dije.
- ¿Quieres mi polla? -preguntó. Asentí con la cabeza en la almohada, nerviosa pero dispuesta-.Déjame prepararte- contestó, sentí sus dedos presionar mi trasero y romper el anillo apretado-.Solo respira. Respira y relájate. Déjame entrar. Es como tu coño; te dolerá al principio, pero luego te gustará -mencionó. Trate de relajarme lo más posible cuando comenzó a mover sus dedos dentro de mí. Empezó lento. Luego comenzó a deslizarse hacia adentro y hacia afuera, esta vez más suave, sintiéndome tan cerca de correrme. Empujó mi trasero con más fuerza, haciéndome estirar-. ¿Te gusta la sensación?-preguntó-.Creo que es hora de que mi polla entre en tu culo -agregó.
Gemí ante sus sucias palabras.
-Por favor-respondí. Frote mi clítoris más y más fuerte, y sentí que estaba avanzando hacia algo mucho más grande que cualquier cosa que haya sentido antes.
Sentí sus dedos salir, solo para ser reemplazados por la cabeza de su polla. Presionó contra mí y exhale, tratando de relajarme. Funcionó cuando rompió mi himen, así que esperaba que funcionara con mi trasero. Intente pensar en lo bien que se sentiría cuando lo sintiera empujar, pero deje escapar un chillido de dolor.
-Shh, solo relájate. Déjame entrar, enséñame cómo dejarás que yo haga lo que quiera con tu cuerpo, que es todo mío para hacer lo que quiera-me dijo. Me di la vuelta y puse su mano sobre la mía, ayudándome a frotar mi clítoris mientras se deslizaba más profundamente dentro de mí-. Oh, joder. Esto es tan bueno. Ya casi llego. Solo un poco más-agregó. Se retiró y luego empujó hacia adentro, profundizando un poco más cada vez. Sentía emoción y miedo, intensificados por una punzada de dolor. Sentía sus cálidos besos en mi cuello mientras empujaba completamente dentro de mí. Una vez que estaba completamente adentro, lo mantiene allí por un segundo para permitirme ajustarme. Me sentía tan llena, pero estaba tan cerca de correrme que comencé a mover las caderas-.Te gusta mi polla en tu culo, ¿no es así?-preguntó. Moví mis caderas un poco más, suplicándole sin palabras que se moviera. Para ayudarme a correrme. Intente mover mis dedos sobre mi clítoris pero él detuvo mi mano, me dio otro beso en el cuello y comenzó a mover mi trasero. Luego comenzó a frotar mi clítoris por su cuenta. Apoyé mis manos en la cabecera y empujo mi trasero contra él mientras empujaba dentro de mí. Era muy duro y áspero, pero me encantaba la sensación. Me está tomando y usando mi cuerpo para sus necesidades, pero también me está dando lo que necesitaba. Se sentía tan bien y estaba tan cerca de correrme.