Amada por un hombre poderoso.
img img Amada por un hombre poderoso. img Capítulo 3 Mi tesoro
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Capítulo 11 La cena img
Capítulo 12 No puedes enamorarte de alguien más. img
Capítulo 13 ¡Te quiero fea! img
Capítulo 14 De regreso al basurero img
Capítulo 15 Las condiciones de Ariel img
Capítulo 16 El regreso de Ariel img
Capítulo 17 Preparativos img
Capítulo 18 El viaje de Alejandro img
Capítulo 19 Complicaciones img
Capítulo 20 Mi esposa img
Capítulo 21 Lo que pasó ayer img
Capítulo 22 Un nuevo hogar img
Capítulo 23 Lo que Ariel quiere img
Capítulo 24 Un buen equipo img
Capítulo 25 Síntomas extraños img
Capítulo 26 ¡Me embarazaste! img
Capítulo 27 Tragedia img
Capítulo 28 Aquel viaje de ella img
Capítulo 29 La fiesta img
Capítulo 30 La señora Fendi img
Capítulo 31 Ella es la señora img
Capítulo 32 A casa img
Capítulo 33 Aquel tesoro img
Capítulo 34 Plan perfecto img
Capítulo 35 Hermanas img
Capítulo 36 Él no es el mismo img
Capítulo 37 La decisión de Ariel img
Capítulo 38 Una casa vacía img
Capítulo 39 ¡Quiero el divorcio! img
Capítulo 40 ¡Un amante! img
Capítulo 41 El almuerzo l img
Capítulo 42 El almuerzo ll img
Capítulo 43 Primera cita l img
Capítulo 44 Primera cita ll img
Capítulo 45 Una noche juntos l img
Capítulo 46 Una noche juntos ll img
Capítulo 47 Familia Fendi img
Capítulo 48 Ariel Cake img
Capítulo 49 Día de apertura l img
Capítulo 50 Día de apertura ll img
Capítulo 51 Mi hermana img
Capítulo 52 La noticia img
Capítulo 53 Duelo img
Capítulo 54 A un lugar muy lejano img
Capítulo 55 Back Town img
Capítulo 56 Nuevo hogar img
Capítulo 57 Una amiga img
Capítulo 58 El precio a pagar img
Capítulo 59 El precio es alto img
Capítulo 60 La decisión de Alejandro img
Capítulo 61 Casa Fendi img
Capítulo 62 Desde cero img
Capítulo 63 En esto estamos juntos img
Capítulo 64 Tenemos que divorciarnos img
Capítulo 65 No hay trato img
Capítulo 66 ¿Secuestro img
Capítulo 67 ¡Ayuda! img
Capítulo 68 Corto tiempo en la cárcel img
Capítulo 69 Cruel img
Capítulo 70 Lo mejor para él img
Capítulo 71 Su divorcio img
Capítulo 72 Regresa Ariel img
Capítulo 73 Nuevo esposo img
Capítulo 74 Ya te puedes casar img
Capítulo 75 Otra boda img
Capítulo 76 Casados img
Capítulo 77 Ya vete img
Capítulo 78 Proceso img
Capítulo 79 Dolorosos recuerdos: La soledad sin él img
Capítulo 80 Ya está casada img
Capítulo 81 El dolor del adiós img
Capítulo 82 Un fuego que borra su amor. img
Capítulo 83 Un hombro para llorar img
Capítulo 84 En otros brazos img
Capítulo 85 Los tesoros de Ariel img
Capítulo 86 Fortuna Fendi img
Capítulo 87 Lento proceso img
Capítulo 88 Otros sueños img
Capítulo 89 La familia de su esposo img
Capítulo 90 Fuera de casa img
Capítulo 91 Por dinero img
Capítulo 92 Su humillación img
Capítulo 93 Recuperando el poder img
Capítulo 94 Un vacío inexplicable img
Capítulo 95 La búsqueda img
Capítulo 96 Bajo una capa de nieve y suciedad img
Capítulo 97 Navidad img
Capítulo 98 ¡Mentira! img
Capítulo 99 Su sufrimiento img
Capítulo 100 Por una sonrisa img
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Capítulo 3 Mi tesoro

Alejandro Fendi era un hombre ocupado, por lo que no podía perder el tiempo.

Luego de aquel almuerzo él y Ariel se dirigirían hacia la casa que compartía con su madre y su pequeña hermana, Annie, pero Alessia vivía muy cerca de allí, junto con su molestoso esposo, por lo que con la excusa de ver a su madre pasaba mucho tiempo en aquella casa.

¿Por qué vivían juntos? ¿Y por qué no? Su madre era muy mayor y de vez en cuando su salud peligraba, sus hijos querían estar cerca, muy cerca de ella y ninguno dejaría que el otro pasara más tiempo con ella, porque realmente era una competencia interna.

Ariel, a su lado en el coche, iba muy nerviosa, se iba a casar con aquel hombre en algún momento y por alguna razón no se sentía con derecho a objetar.

"Estás decidiendo por mí." Dijo en voz baja, pero Alejandro la escuchó.

"Podría decirse que sí."

"¿También podría decirse que me estás obligando?"

"Solo si quieres hacerte la víctima. Míralo de este modo, te estaré forzando a tener una vida mejor, en un fututo pensarás en agradecerme, eso te lo aseguro."

"Alejandro, yo..." Necesitaba pensar las cosas, pero seguía siendo todo muy confuso para ella.

"¿Qué? ¿Tienes novio? ¿Tienes hijos?¿Alguien te espera en algún basurero?" Soltó una risa burlona y observó a Ariel todavía con todo el jabón esparcido por el cuerpo. Esperaba que eso no fuera tanto para su madre y empeorara su salud. Pretendía presentar a Ariel así, tal cuál estaba. Que fueran conscientes de que si lo acorralaban, nada iba a salir bien. Sabrían lo que era oponerse a Alejandro o intentar acorralarlo. "No te preocupes, de ahora en adelante me tendrás a mí. Eso sí, mi madre es un poco convencional, le costó mucho aceptar que mi exnovia durmiera conmigo en casa. Pero con el tiempo se acostumbró, le dará en unos días igual que tú duermas conmigo."

"¿Q-Qué?" Aquello no se lo esperaba, si él dijo que no habría amor, ¿por qué tendrían que dormir juntos? Si no había amor y no se iban a enamorar, Ariel no estaría con aquel hombre y eso lo tenía muy claro. "¡No haré tal cosa! ¡Sería como darte mi cajita de música! Mi cuerpo también es mi tesoro ¡y no lo pretendo compartir!" Declaró Ariel con firmeza. Ante eso no podía ceder.

Sorprendido, Alejandro sonrió. Estiró su mano hasta el rostro de ella y le acarició la mejilla, se enfocó en sus enormes ojos y vio la pureza en aquellos ojos brillantes de color marrón.

Se daba cuenta que Ariel era vírgen.

"Está bien, pero vamos a compartir cama, aunque no compartas tu cuerpo conmigo. Estaremos casados y ante todos será así. Quizás no te ame, tal vez no me ames pero será un matrimonio real. Eso sí, soy un hombre que disfruta de los placeres del cuerpo, la castidad no es lo mío." En pocas palabras, no iba a estar con Ariel, pero eso no significaba que iba a renunciar a tener sexo con otras mujeres.

Alejandro sonrió de forma perversa y aquello hizo que Ariel se estremeciera, comprendía perfectamente a lo que él se refería y ella no podía decir nada, había dejado claro que no compartiría su cuerpo con él, por lo que su futuro esposo estaba dispuesto a buscar otras opciones para satisfacer su cuerpo, sus deseos.

"Bien." Mordió su labio inferior y luego mantuvo su vista al frente cuando Alejandro retiró su mano. "¿Qué edad tienes tú, Alejandro?"

"Treinta y cuatro, recién cumplidos."

Aparcaron frente a la casa y el chofer se apresuró a abrirles la puerta del coche, aún sin entender como era posible que su jefe solo se hubiera detenido frente a un basurero y eligiera esa muchacha como su futura esposa.

Para él su jefe solo podía estar loco, no le encontraba otra lógica, alguna otra explicación.

Cuando abrieron la puerta de la casa, Ariel mantenía su mirada en el suelo, consciente de que cada cosa allí dentro la iba a dejar muy sorprendida y no quería pasar la vergüenza o avergonzar a Alejandro.

Iban hacia algún lado dentro de la casa, pero ella no se atrevía a levantar la mirada. Sabía que allí dentro había un olor muy rico, olía delicioso, como a galletas calientes, a un horno recién abierto donde salía algo delicioso. Se sentía un lugar cálido, lleno de amor y armonía...o esa fue la impresión que se llevó Ariel.

La realidad era más oscura.

"¿Alejandro?" La voz de su madre denotaba el asombro al ver que su hijo regresaba con esa mujer tomada de la mano. "¿Esto que significa?" Era consciente de que esta acción no era propia de Alejandro, por lo que la señora Fendi se sintió preocupada.

"¡Madre De Dios!" Exclamó la pequeña Annie la entrar en la sala y ver semejante cosa de la mano de su hermano, pero mientras ellos se asombraban, Alejandro estaba más que complacido, su plan estaba funcionando. "Puedo asegurar que la acabas de sacar de un basurero, ¿no sientes la peste que emana de ella? ¡Es asqueroso!"

"¡Annie!" Exclamó su madre. "Más respeto, por favor. Es un ser humano y tu hermano debe de tener alguna explicación para traer esa...cosa a casa." Observó a su hijo a la espera de que este dijera algo, miró a Ariel, quien aún no levantaba la mirada.

"No va a decir nada, es que ya se ha vuelto loco. Solo sé que Alessia tiene razón, debes de ceder el mando, Alejandro, has perdido la cordura y ahora traes a ese monstruo del lago a la casa. ¡Siento arcadas!"

"Pues solo sal de la habitación, mi charla será con mamá, no contigo."

"¡Qué peste! ¡Qué asco!"

Aunque Ariel sabía que realmente su olor era incómodo, pensó que el jabón líquido que esparció por su cuerpo lo disimulaba un poco, no esperó menos de la situación, pero aquellas palabras de esa mujer desconocida hicieron que sus lágrimas se derramaran, quiso huir, forcejeó con la mano de Alejandro que la sostenían pero de poco sirvió, él mantuvo su agarre con firmeza.

"Quiero irme, por favor." Le dijo en voz baja, más él no respondió. "Por favor, quiero salir de aquí." Repitió un poco más alto por si él no la había escuchado.

"Bueno, al menos sabemos que habla." Annie se acercó a ella y tocó con asco su hombro, miró la horrenda tela que cubría su cabeza y su cabello y luego captó la atención aquello que Ariel llevaba en su mano, contra su pierna. "¿De dónde robaste eso?" Con afán de molestar, Annie tomó la caja de música de la mano de Ariel, haciéndola enfurecer.

"¡Es mía, dámela! ¡Es mi tesoro!" Mientras Annie reía, Ariel forcejeaba con fuerzas para zafarse de la mano de Alejandro, este no pretendía soltarle y ella solo miraba como aquella mujer se reía de su tesoro. Sin más remedio, Ariel golpeó a Alejandro en la entrepierna, haciendo que él no durara en soltarla, ella corrió hacia Annie y allí intentó tomar lo que era suyo, su tesoro.

"¡Aléjate de mí! ¡Apestas!" Asqueada, al ver como se acercaba Ariel a ella, Annie arrojó la caja de música al suelo, lejos de ella.

Era pequeña, no funcionaba, ciertamente aquel tesoro de Ariel era muy frágil, por eso cuando Annie lo arrojó al suelo, todas sus piezas se esparcieron hasta que la caja de música se convirtió en nada.

Cuando ella se dio la vuelta y vio lo que había pasado, sintió como si su corazón se rompiera. Miró a Alejandro con sus ojos llenos de lágrimas y no podía decir lo que había en la expresión de aquel hombre.

Ariel no dudó en arrojarse al suelo y comenzar a recoger sus piezas.

Alejandro se acercó en silencio y detuvo sus manos.

"Detente, no podrás arreglarla, no podrás hacer nada, Ariel." Más ella no le hizo caso, recogió hasta el último trozo de su pequeño tesoro sin dejar de llorar.

Se sentía muy triste y ya odiaba a aquella horrenda mujer y a Alejandro por no hacer nada ni soltarla a tiempo.

"Esta caja de música era como yo." Dijo entre el llanto. "Parecía inservible, pero aún tenía un valor, ¿por qué más nadie lo vio?" La llevó a su pecho y la protegió de todos. "¿Tampoco viste su valor, Alejandro?" Aquello dejó a Ariel muy triste y devastada, no solo era una caja de música que no servía, era un objeto que alguien había señalado como inservible y que ella le iba a dar otra uso, otro valor, una nueva apreciación.

Así mismo era como Ariel trataba a sus tesoros que encontraba en la basura, como mismo quería que la tratasen a ella, que vieran más allá de las piezas rotas y sucias, quizás dañadas, que vieran su valor interno, pero ella sabía que Alejandro no era capaz de verlo y por alguna razón se sintió decepcionada de aquel extraño con el que se casaría.

            
            

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