-Ten cuidado, este rostro vale más que el de tu vejestorio Camacho. - la amenazo alejando su mano. Camino hacia su escritorio y me siento en su silla. -Siéntate. - mando a lo que ella tensa su mandíbula, pero siente. -Buena chica. - le doy un cumplido, me siento cómodo. -¿Qué harás esta noche? - cuestiono estudiando un bolígrafo que tome.
-Nada que te importe, Domenech. - responde casi botando fuego por su boca.
-¿Qué tal si te invito a mejor restaurante de la cuidad? Y luego... - me levanto de la silla rodeando con lentitud el escritorio, pongo los dos brazos en la silla donde esta sentada. -Decidimos que hacer. - noto como aprieta su muslo haciendo que sonría de forma victorioso.
-No. - responde tratando de ser fuerte, pero esta aun hilo de romper esa voluntad.
Tomo su pequeño rostro con algo de fuerza, me acerco poco a poco sin dejar de mirarla y sin mas siento sus labios finos. Son secos... la levanto haciendo que abra su boca logrando así poder apropiarme de ella con ferocidad. Paso mis manos por sus nalgas y las acerco por zona intima haciendo que me gane un gemido... eso que no la estoy tocando directamente. La depósito de momento en el suelo, le guiño un ojo y me encamino hacia la puerta.
-Quédate hasta las 5 aquí y vendré por ti, cancela lo que tengas con el viejo. - la vuelvo a mirar antes de abrir la puerta. -Te aseguro que te daré más placer que él, no te dejare dormir toda la noche. - y sin mas abro para irme del colegio.
April González:
Camino mirando mis papeles hacia mi salón, necesito estar sola. Luego pasare donde se encuentra la oficina de tutorías. Siento como alguien se detiene delante de mí, alzo mi mirada y ahí está... con los labios rojizo e hinchados. Definición de eso... se estaba besando con una de sus maestras sexuales.
-¿No te has puesto el abrigo? - pregunta mirando como lo tengo en mi brazo. -Dame acá. - pongo los ojos en blanco y se lo doy, trato de seguir mi camino.
-No te he dicho que te vayas. - comenta enojado haciendo que me detenga, lo miro con el ceño fruncido. -Ven. - alza su abrigo, lo miro sin entender a lo que gruñe. -González, te estoy ofreciendo ponerte el abrigo.
-¡Oh, lo siento! - exclamo disculpándome, dejando pasar su tono molesto y que tal vez acaba de salir de tener sexo.
Me acerco pasando mis manos por donde van los brazos, siempre se me hace difícil entender a la gente. Termina de ponérmelo y hace que me gire para subir el zipper hasta donde esta mi cuello. Observo como aguanta una risa, aunque falla en ocultar su sonrisa y sus ojos brillosos. Lleno mis cachetes de aire para no decirle nada de lo que pienso, que es malo.
-No le veo la gracia. - comento poniendo voz chillona mirando hacia otro lado molesta.
Siento como acaricia mi cabello dejándome perpleja, aunque él no se queda atrás que la quita rápido y carraspea su garganta para darme la espalda e irse sin decir nada. Mi corazón late rápido y no es por la ansiedad, su abrigo huele a él... odio sentir algo que no sé qué es. Refunfuño dando unas pataditas sobre el suelo para seguir mi camino hacia el salón.
Me topo con una maestra, que creo que tiene la misma edad mía. Sus labios por igual están rojizos e hinchados y sus mejillas estas rojas, pongo los ojos en blanco. Pido disculpa y sin más entro a mi pequeño salón. Me tiro sobre la silla sosteniendo mi cabeza por lo tanto que ha pasado y sigue siendo de mañana.
Recuerdo como Domenech y yo tomamos en nuestros brazos a Noah, su rostro... doy un chillido Su mano en mi espalda... doy otro chillido y por último me puso el abrigo junto a una caricia sobre mi cabeza.
-¡Basta! - exclamo deteniendo esos pensamientos. -Solo voy a trabajar y eso es todo. - aseguro abriendo la laptop.
-¿Qué hacías con Nathan afuera? - entra Joselin junto a Yarimar y Leo cerrando la puerta al ellos entrar. -¡Y te acaricio la cabeza!
Mierda, olvide que se ve por la puerta el pasillo donde Domenech me ayudo y ahí sentada siempre esta Joselin. Estos se sientan para no quitarme los ojos de encima, esperando una respuesta. Pero notan como estoy abrigada y se mueren de la risa, otra vez vuelvo a llenar mis cachetes de aire mientras bajo un poco el zipper.
-Nunca en mi vida había visto de esa manera a Nathan y eso que lo conozco desde que me case. - comenta Yarimar limpiando las lágrimas por la risa.
-¿Y yo? Siempre lo veía coqueto con las chicas, pero esa manera nunca. Ni con su esposa era así. - habla Joselin para luego otra vez tener sus ojos sobre mí.
-Noah se emocionó al verme y cruzó la calle sin ver, por eso llegamos tomándolo de la mano para asegurarnos que no iba hacer algo loco. Lo otro... solo me prestó su abrigo para que no me de frio. - respondo encogiéndome de hombros dejándolos con la boca abierta.
-¿Para que no te diera frio? - preguntan alargando las palabras mirándose de forma extraña a lo que asiento.
-Además si no notaron tenia los labios rojos e hinchados... ¿y saben qué? - cuestiono tratando de dejar ser yo el tema principal, saliendo victoriosa al ellos acercarse para escuchar mejor. -Una maestra que creo que es igual de joven que yo también tenía los labios rojos e hinchados. - susurro con tono de bochinchosa.
-¡Es la nueva maestra de historia! - exclama Leo poniendo cara de indignado mientras chasquea su dedo. -Yo se los dije, si April no esta disponible tomará a la nueva que es pareja de Camacho. - se acomoda mejor en el asiento pendiéndose cómodo.
-¿Pero es que tu no escuchaste? - pregunta Joselin tocando su hombro. -Cabrera ayer la regaño por encerrarse con seguro con él en su oficina. - informa a lo que Yarimas y yo solo alzamos nuestras cejas por el asombro.
-Nos ilusionamos mucho. - comenta Yarimar levantándose desilusionada. -Nathan no cambiara, no lo hizo con su esposa. ¿Por qué con April? - cuestiona limpiando su pantalón y se fija en mí. -Sin ofender.
-No te preocupes. - respondo sin sentir nada.
-Espera un momento... - se acerca a mi y señala el abrigo. -Quítatelo. - manda a lo que me levanto y le hago caso.
-¡Con razón! - exclama Leo.
-¿Qué? - pregunto mirando mi ropa creyendo que no me puse nada por debajo.
-Nada, estas bien. - se encoge de hombror Yarimar. -Solo que se puede ver lo dotada que eres, pero no te preocupes. Recuerda los hombres babean, aunque enseñes un poco de tu tobillo si estas completamente cubierta. - otra vez subo el zipper ocultando mis dotes como ella menciona. Sonríe por algo, pero se lo queda para ella misma. -Bueno, vámonos a trabajar. - asiento y los demás siguen a Yarimar.
-Ven luego, para que no estes tanto tiempo sola. - comenta Leo antes de cerrar la puerta, doy un gran suspiro al ellos irse y sigo centrada en mi trabajo llenando papeleos tratando de dejar atrás lo que ha pasado por culpa de Domenech.
Escucho como tocan mi puerta a lo que la abro encontrándome con el director junto a una señora muy amigable. Sonrió y hago una seña de que pueden pasar, estos entran. Miro el escritorio que esta algo revuelto.
-Lamento el desorden. - me disculpo tratando de mejorar la situación.
-No te preocupes, el mío esta peor. - ríe la señora.
-González, quiero presentarte a la Sra. Vázquez. - asiento y le doy mi mano.
-Mucho gusto. - decimos a la vez.
-Es la maestra de matemáticas de la escuela superior. - informa a lo que asiento. -Así que deben tener comunicación buena para darle beneficios a los jóvenes. Cuando empieces las tutorías deseo que vayas donde ella para saber en que temas van los estudiantes y así poder ayudarlos.
-Claro que sí, este es mi numero Sra. Vázquez. - lo apunto a un papel y se lo brindo con una sonrisa.
-Gracias, fue un gusto al fin conocerte. - respondo a lo que le contesto igual.
-Bueno, sin mas la dejamos para que siga trabajando. - avisa Cabrera dejándome sola en el salón.
A la hora ya estaba almorzando con mi equipo. Noah aparece con su comida para sentarse con nosotros al igual que la hija de Yelimar, Lara. Mis compañeros le mencionan que debe tener cuidado para cruzar la calle, mientras que Lara se burlaba de él.
-¡Ya basta Lara! - se queja Noah molesto por las burlas de la niña que es menor que él por tres años.
-¿Hiciste ayer la asignación de matemáticas? - cuestiono al recordar su itinerario de clase, su cara cambia de una molesta a una olvidadiza. -Noah... - susurro su nombre negando.
-¿Cuándo se quito el abrigo de mi padre? - pregunta observando el abrigo que esta en el espaldar de mi silla.
-Cuando empecé a tener calor. - respondo con simplicidad escuchando ese sonido característico de cuando alguien piensa algo.
-¡Buenas tardes! - exclama alguien entrando a la oficina haciendo que todos los presentes se alegren al verlo, creo que lo he visto en el área de escuela superior.
Un hombre trigueño, ojos oscuro-decorados con unos espejuelos, buen físico... Yarimar se levanta y lo saluda con un abrazo. Esta mira a todos con una gran sonrisa y sus ojos oscuros se posan en los míos, no me produce lo mismo que el señor Domenech... así que puedo mirarlo a los ojos y sonreír de forma amable.
-Mucho gusto, Eduardo. - se presenta estirando su mano la cual la tomo y nos saludamos.
-April. - le respondo con una sonrisa.
-Uy frio hace. - expresa Noah mientras se levanta y hace lo mismo que hizo su padre hace unas horas atrás estirar el abrigo para que me lo ponga.
-Cierto, aquí siempre hace frio. - concuerda Eduardo revolcando el cabello del niño que lo mira con seriedad, pareciéndose a su padre.
Me doblo para que Noah me ponga el abrigo y al igual que Domenech me sube el zipper hasta el cuello haciendo que todos se rían. Me lo bajo hasta por encima del pecho ante las burlas, mirando con desaprobación a Noah que me sonríe con inocencia. Recojo las cosas de la mesa a lo que los demás hablan con Eduardo de bochinches que no me incumben.
-Ven Noah, vamos a hacer la asignación antes de que toque el timbre. - lo incito haciendo que ponga cara de perrito triste. -Ahora.
Así pase 30 minutos de mi hora libre, explicándole como hacer los ejercicios. El niño necesita aprender mejor la tabla de multiplicación. El timbre suena por lo cual Noah rápido cierra la libreta y se prepara para irse.
-Nos vemos mis April. - se despide abriendo la puerta, pero antes de que cerrara aparece. -No se quite el abrigo, puede enfermarse. - y ahí de verdad se va.