Capítulo 7 VI: Divertida

April González:

Leo me enseña donde queda mi salón, los maestros de superior me miran de una forma rara. Observo como mi compañero se empieza a molestar ante las miradas logrando que se detenga en el medio del pasillo. A lo que choco con él, odio ser el centro de atención.

-Bueno, les presento a nuestra nueva integrante, April González. - casi grita mi presentación, trato de hacerme más chiquita.

-Hola... - susurro alzando mi mano.

Sera la maestra de matemáticas. - noto como una señora se concentra más en mí, creo que será la maestra regular de matemáticas. -Ahora si nos disculpan, le enseñaré su salón, con permiso. - me inclino un poco y salgo detrás de Leo como una loca.

-¿Por qué me miran así? - cuestiono incomoda.

-Como Yarimar dijo, somos un equipo y a veces los preferidos de director. Pero los maestros de escuela superior son los preferidos de la trabajadora social, así que nos odian. - responde encogiéndose de hombros a lo que trago sonoramente. -Bueno, este es tu salón. Tienes que decorarlo, a nosotros nos gusta decorar mucho.

-Cuando cobre lo compraré. - aseguro a lo que asiente sonriendo.

-Cuando sean las doce acompáñanos a almorzar. - ofrece.

-Claro, ahí estaré. - aseguro para ver cómo me guiña para dejarme sola haciendo que saque un gran suspiro. -Me siento cómoda con mis compañeros, pero no me siento aceptada por los maestros regulares y me falta los estudiantes.

Miro la lista de números de teléfonos para lego dejar mi cabeza sobre el escritorio y dar un gritito de desesperación. Odio hablar con gente, no soy buena entablando conversaciones y saber que voy a llamar a Doemenech me pone peor. Lloriqueo un poco, para luego escribir lo que voy a decir en cada llamada, practicar mi tono, entre otras cosas. En hora una estoy haciendo mi primera llamada.

-Buenos días. ¿Hablo con el señor Domenech? - actuó que estoy hablando con el mete verga. -Le habla la que será la maestra tutora de su hijo, Noah. Necesito su email para enviarle la autorización para brindarles las tutorías a su hijo. Claro, es tal tal tal, perfecto le enviare el email y esperé su respuesta, que tenga lindo día. - vuelvo a tirar mi cabeza sobre el escritorio. -No sé con qué cara le voy a hablar luego de decir lo que pienso en su cara. - lloriqueo, alzo mi cabeza dándome cuenta de algo. -Mierda, necesito saber cómo llamar privado, sino tendrá mi número.

Sigo llamando a otros padres, los cuales esquivo sus coqueteos. Hasta me dicen que tengo un nombre lindo, mi voz es hermosa, seductora y si tengo tiempo libre. Dejo para lo último al mete verga institucional.

Inhalo y exhalo varias veces, pongo el código para llamar en forma privada para que no vea mi número. Llamo... suena varias veces y cuando siento que contesta alguien es el mensaje de voz. Cuelgo suspirando y maldiciendo, vuelvo a llamar y nada. Dejo de poner el código de numero privado y lo vuelvo a llamar.

Nathan Domenech:

Escucho el teléfono que está destinado a situaciones familiares desde lejos, pero estoy muy ocupado. Muevo mis caderas rápidamente, la mujer no para de gemir, no siento que me aprieta la polla por lo que significa que ha sido bastante usada. Le doy más fuerte haciendo que grite, le callo la boca tomándola del cuello y apretando con fuerza. Siento como estoy llegando así que me pongo más agresivo, no sale ningún sonido y su rostro está muy rojo.

-Mierda. - gruño al eyacular soltando mi agarre del cuello de la mujer, saco el condón de mi polla y me encamino a ver quién ha llamado.

-Nathan... - me llama la mujer respirando con dificultad, pero con seducción.

-¿Quién te dio permiso de llamarme por mi nombre? - pregunto cabreado para mirarla de forma hostil a lo que traga con miedo. -Lárgate, no quiero verte y deja todo limpio. - mando enojado.

-Si, señor Domenech. - responde rápidamente, escucho como empieza a limpiar y recoger. -Me retiro, señor. - escucho como cierra la puerta.

Miro detrás de mi viendo como dejo todo en su lugar. Me siento irritado desde ayer que vi a la maestra sumisa, voy a compartir un poco con mi hijo y no paraba de hablar de ella. Necesitaba sacar esa irritabilidad con una mujer, pero hoy nadie me ha zaceado sigo con lo mismo. Boto el condón y me visto, llamo al último número que llamó, pero nadie contesta haciendo que me enoje más por alguna razón. Escucho como tocan la puerta, se me olvida que no tengo secretaria.

-¿Puedo pasar? - cuestiona Drake asomando su cabeza de pendejo, suspiro pasando las manos por mi rostro.

-Pasa de una vez. -responde con actitud.

-Otra vez estas molesto. - afirma entrando con su laptop. -¿No te gusto el regalo que te envíe? - vuelve a preguntar otra cosa.

-¡No! - exclamo dando un puño sobre el escritorio.

-Ok, tranquilo, esto es algo del más allá o es porque entraste a los treinta años. - lo miro con frialdad a lo que deja la laptop sobre la mesa y alza sus manos en son de paz. -¿Quieres hablarlo?

-No, no quiero hablarlo. Despéjame la mente con los negocios, necesito hacer dinero. - respondo a lo que me mira con desaprobación.

-La última vez que te vi así fue cuando perdiste....

-Tocas el tema y te juro que te despido Drake. - finalizo haciendo que se calle por completo y empecemos hablar de negocios.

Hace tres años perdí a mi esposa, fui feliz los primeros meses después de su muerte. Estar con varias mujeres sin estar ocultándoselo, pero parece que estoy llegando al punto de cansarme de las mismas. Llegan momentos que la extraño, no era para nada mala en escuchar mis quejas de la empresa.

Al finalizar la reunión con Drake me dispuse a almorzar, giro mi silla para observar la cuidad. Necesito mujeres nuevas, que no me traicionen con otros empresarios, eso si ellos muy bien saben que pasaron por mi primero. Se que tengo dos nuevas maestras jóvenes en el colegio de mi hijo, donde no puedo tocar a una por trabajar con personas que son cercanas a mí. Escucho como suena el celular nuevamente lo cual contesto en el segundo timbrazo.

-Buenas tardes. - contestos con un suspiro, escucho silencio por varios segundos.

-Buenos días. ¿Hablo con el señor Domenech? - escucho una voz familiar por la otra línea se forma una sonrisa en mi rostro.

-¿Días? Creo que se ha equivocado, ya es tarde. - la corrijo con arrogancia a lo que escucho como maldice por lo bajo haciendo que aguante que ría. -Pero si, habla con él.

-Tiene toda la razón, buenas tardes. -acepta su error entre diente.

-Le habla la que será la maestra tutora de su hijo, Noah. Necesito su email para enviarle la autorización para brindarles las tutorías a su hijo y que la firme más pronto posible. - informa a lo que gruño, aparece una idea en mi mente.

-¿Con quién hablo? - pregunto con tono curioso a lo que resopla.

-April González, nos encontramos ayer... - la interrumpo.

-¿La que me dijo que soy un mete verga institucional? - cuestiono algo divertido a lo que escucho un chillido reprimido. -¿No piensas disculparte? - no escucho respuesta a lo sonrió con malicia. -¿O deseas probarme cariño?

-Lo lamento, no era mi intensión decirlo en voz alta. - escucho como se disculpa con sinceridad. -No volverá a suceder. - asegura.

-¿Y a la pregunta de probarme? - vuelvo a concentrarme en la ultima pregunta.

-No. - responde cortante y segura, cosa que no es normal en ella, rio haciendo que gruña.

-¿Segura? Muchas desean que este entre sus piernas. - cuestiono, por alguna razón mi enojo se esfumo. Me gusta molestar a la nueva maestra tutora.

-Muy segura señor Domenech. - responde. -¿Me deletrear su email por favor? - cuestiono de forma amable, como toda una profesional.

-¿Muchos hombres se te han insinuado hoy? - respondo con otra pregunta, nuevamente escucho un suspiro.

-Si, muchos piensan como usted. -responde haciendo que me enoje por alguna razón. - Que una mujer es algo material, solo para pasar el tiempo. Pero no se preocupe como le respondí a usted así mismo le respondí a ellos. ¿Ahora si me puede dar su email? - le doy el que tenía en la universidad a lo que ríe. -¿Enserio todavía ese email?

-¿Tu no lo usas? - otra vez respondo con otra pregunta.

-Solo para cosas de la universidad, no en la profesional o personal. - responde mientras escucho como escribe en su computadora. -Se lo acabo de enviar. - avisa a lo que entro al email y rio. -¿Qué?

-¿Enserio enviaste todos por tu email personal? - cuestiono sin poder creerlo. -Me parece que es de la universidad.

-No lo es, termina en una compañía. - ya habla irritada.

-Oh, cierto, es la mía. - respondo haciendo que haya un silencio incomodo logrando que sonría. -¿Tienes miedo de que sepa tus secretos? - cuestiono.

-No estoy para sus juegos Domenech, solo acepte las condiciones y firme. Es el único que me debe ese documento. - expone.

-No puedo firmar esto sin que mi abogado lo estudie. - recibo un resoplo de su parte. -Así que espere mi llamada en la noche.

-No contestaré, es fuera de mi horario de trabajo. - responde con claridad y molesta.

-Escúchame April, haces lo que yo digo o me tendrás entre tus piernas.

-Nunca pasará. - contesta segura.

-No me retes nena. - hablo con voz ronca haciendo que escuche como traga en la otra línea. -Te llamo más tarde, así que contesta sino ya sabes. - y sin más cuelgo.

Me recuesto en mi escritorio satisfecho, siento como mi estado cambió de uno a enojado a uno divertido. Si, siento diversión cuando hablo con ella. Por igual cunado me saco en cara mis verdades, me encabroné mucho, pero al ver su cara de preocupación al saber quién soy me divirtió.