Capítulo 7 La doctora

"Me temo que ha habido un error, Sr. Roberts". La mujer que acababa de pronunciar esa frase era Dawn Greenwood, la tía de Michelle. Ella pensaba que su sobrina era simplemente una chica del montón. Según su criterio, la chica perfecta para igualar a Gerard era su hija.

Gerard miró a la señora enarcando una ceja. "¿La chica no es acaso un miembro de la familia Greenwood?". Por supuesto que Gerard ya sabía la respuesta, puesto que con anterioridad se había asegurado de que se realizara una investigación de antecedentes de todos los miembros de la familia antes de decidirse a visitarlos. Él ya conocía el nombre de Michelle y también sabía que realmente era una Greenwood, a pesar de que los mayores no le tenían gran estima. Sus padres habían fallecido cuando ella era muy joven, luego de eso, la familia Greenwood la acogió aunque nadie le prestaba mucha atención a la chica.

Fue por eso precisamente que Gerard decidió que sería la candidata perfecta para convertirse en su esposa, pues las otras mujeres de la familia obviamente eran muy engreídas, y casarse con alguna de ellas le podría traer complicaciones en el futuro. Por lo tanto, para evitar males innecesarios, tomó la decisión de casarse con Michelle, quien no tenía ningún estatus dentro la familia Greenwood.

De vuelta a la realidad, Gerard miró una vez más a la chica sentada junto a él. Realmente estaba sorprendido con la magnitud del cambio experimentado por ella durante el último año. Si no hubiera estado seguro del tipo de persona que era, habría pensado que la chica se había sometido a una cirugía plástica. A lo largo del año anterior, Michelle había vivido una vida sin preocupaciones. Nunca más había vuelto a poner un pie en la casa de su familia, ni había utilizado el apellido Greenwood en público. Detestaba que la identificaran como parte de esa familia. De hecho, no sabría decir quién se había aprovechado de quién en aquel matrimonio.

Michelle volvió la cabeza y miró por la ventana, pues la mirada de Gerard la hizo sentirse incómoda. Sabía que él solo quería ayudarla por capricho, pero que no sentía nada por ella. Se quedó callada y se aconsejó a sí misma que debía dejar de pensar demasiado en eso.

"Llegamos a la dirección que nos dijo, señorita". Michelle tardó un tiempo en reaccionar, a pesar de que Damien le habló directamente.

Acto seguido, ella parpadeó un par de veces antes de salir inmediatamente del coche, agarrando con fuerza el asa de su bolso. No había forma de que quisiera encontrarse con Gerard una segunda vez. A menos que tuviera una fiebre muy alta y persistente, no quería volver a ver a aquel hombre frío como el hielo. De hecho, Michelle se estremeció involuntariamente durante los últimos diez minutos que estuvo sentada junto a él.

Debido a que sentía una la inmensa presión en el pecho, la chica se dirigió a una cafetería cercana para comprar una taza de té con leche antes de entrar al edificio de color blanco que se erigía frente a ella.

"¡Buenos días, Michelle!". La saludó Nina con una sonrisa mientras tomaba la taza de su mano y le robaba un sorbo. "¡Tú sí que sabes cómo disfrutar la vida, bebiendo un poco de té con leche temprano en la mañana para refrescarte!".

Michelle trabajaba como pasante en el hospital más grande de la ciudad Binfield. Había sido asignada al departamento de urgencias, sin dudas el más concurrido del hospital. Como graduada clínica de una escuela de medicina, ella tuvo que pasar por los diferentes departamentos del hospital durante su pasantía. Ahora se encontraba en el último periodo de su práctica y pronto podría ser ascendida a la categoría de doctora.

Michelle sonrió mientras intentaba evitar las sutiles palmaditas de Nina sobre su hombro. Había mantenido una buena relación con ella durante más de un año, y ya estaba acostumbrada a las bromas que hacía su compañera. En ocasiones, Nina hablaba en serio y, en otras, bromeaba. Por tal motivo, era imposible saber si realmente sentía atracción por su mismo sexo o no. Sin embargo, había algo de lo que sí no le quedaba la menor duda: Nina era una persona totalmente erótica. No importaba en qué departamento del hospital fuera, pero ella siempre sabía dónde y en qué momento había hombres guapos y mujeres hermosas presentes. De hecho, en la mayoría de las ocasiones, se ausentaba de su puesto de trabajo para acudir al lugar donde se encontraran esas personas y apreciar su belleza.