A CUESTAS CON MI MADRE
img img A CUESTAS CON MI MADRE img Capítulo 7 CUATRO PERMISOS CARCELARIOS
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Capítulo 10 LA MESA NÚMERO DIECISÉIS img
Capítulo 11 LA TRAMA DE LA MARCIALA img
Capítulo 12 LOS SECRETOS DE LAS COMADRES img
Capítulo 13 TRES PAREJAS img
Capítulo 14 CUANDO MANDA EL AMOR img
Capítulo 15 UNA NUEVA OPORTUNIDAD EN EL AMOR img
Capítulo 16 LA REUNIÓN DE LAS MADRES img
Capítulo 17 CUANDO EL ENEMIGO SE RINDE img
Capítulo 18 El amor siembra sus semillas img
Capítulo 19 EL REGRESO A CASA img
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Capítulo 7 CUATRO PERMISOS CARCELARIOS

CAPITULO VII

CUATRO PERMISOS CARCELARIOS

-Hola...¿estás sola?-A, Ana le pareció que todos los hombres se repetían con aquella manida frasecita de inicio.-Una chica como tú no debería ir por esos mundos de dios sola...es pecado. Je je –rió su propia gracia el recién llegado.-me llamo Pablo, ¿y tú?

-Yo Ana, y...Ana iba a decirle que no, que no estaba sola, pero se abstuvo de hacerlo, para no cortar al ya de por sí, parco caballero.

-¿Tomas algo conmigo?, ¡oh!, permíteme tutearte por favor, no eres tan mayor como para usar el usted ¿no te parece?

-Claro, claro...hazlo si...así que te llamas Pablo...que bonito nombre. Tomare una Cocacola...

Antonio, que se quedaba solo se tomó lo que le quedaba de la copa y se limitó a mirar a las tres parejas que ya estaban bailando sus vidas al son del amor...aunque Marla no se quedaría con Martín eso estaba claro, a pesar de que al sofisticado pijillo, le estaba encantando arrimarse a ella, que no sabía cómo evitarle, y a Antonio le entró una urgente risa, que a duras penas pudo contener. Ver a un heterosexual recalcitrante, bailar con una lesbiana de tomo y lomo, era algo digno de grabar en la mente, para no olvidarlo...Cuando se separaron, los dos tenían sus respectivas caras rojas, uno de excitación y la otra de vergüenza. Pero los dos se echaron a reír, como si hubiesen hecho la mayor de las perrerías. Una ola de calor sacudía la cafetería, o eso le parecía a Marla, que ahora reconvertida en hembra de buen ver, oteaba el panorama con nuevos ojos.

En Cáceres, "La Marciala", Magdalena, "La Alfonsa",y "La Amadora", se encontraban cara a cara con una página de la historia, frente al anfiteatro de Mérida, que se les antojaba una ruina que deberían derriba,r para hacer casas para los necesitados...

-¡Ay hija!, con tanta gente como no tiene casa y no tiran esto, que ocupa una barbaridad de espacio...aquí se hacía un barrio enorme, lleno de madres con niños, que es lo que hace falta. _"La Alfonsa" desbarraba, sin detenerse a pensar mientras Magdalena se llevaba las manos a la cara, alarmada por la ignorancia atrevida de su forzada compañera de viaje.

-¡¡Pero Marcialaaaaa!! que es el teatro más grande de España al aire libre, es de la época romana una joya arquitectónica...es patrimonio de la humanidad.

-A esta lo que le pasa es que no lee la revista "Dormid", si no ya sabría que es donde los paganos hacían sus orgías y ritos en los que desangraban a sus víctimas para ofrecérselos a los demonios como ofrendas...-se despachaba a gusto "La Marciala", que veía hueco para sus doctrinas túngidas en la conversación.

-Ay que no, mujer, aquí solo se representaban comedias y dramas de poetas famosos griegos y romanos...-trataba en vano Magdalena de culturizar lo inculturizable...

-Pues eso es...que los romanos esos pérfidios que mataban a los cristianos en el circo...esto era el circo, aquí los leones les comían enteroooosssss...

-Nooo, Marciala, no, se dice pérfidos, no perfidios y aquí nunca hubo leones, solo obras de teatro, para que tú me entiendas...-Magdalena se llevaba las manos a la cabeza y suspiraba aterrada por la evidente carga de ignorancia que llevaban a sus espaldas las dos comadres, y solo le extrañaba que "La Amadora" no se hubiese unido a ellas en decir aquellas barbaridades.

Pero "La Amadora" estaba ausente, pensando en su "Antoñito", solo por esos mundos de Dios...buscando ¡hombres! Para...para...¡ay!, no quería ni pensar que terribles cochinadas harían con su "Antoñito", tan ingenuo e inocente él. –Casi se le escapaban las lágrimas cuando las dos comadres y Magdalena se percataron de que estaba en la inopia.

-Pero Amadora, mujer...¿en qué piensas que no nos dices nada?, parece que estas en la lunaaaa....-se atrevió a decirle Magdalena indignada por perder parte del exiguo auditorio que la rodeaba en sus disquisición sobre aquellas ruinas históricas que ella adoraba como buena amante del snobismo a que era tendente.

-Es que...es que...cada vez que me viene la imagen de mi "Antoñito" con...con...con uno de "esos" que hacen cosas malas...me vienen unas ganas de llorar. Hijas es que vosotras tendréis nietos pero yo...me quedo sin sacar de paseo a un nieto pa darle tós los caprichos...

-Bueno...buenoooo...no hay que ponerse en lo peor mujer, que todo tendrá arreglo, ya verás cómo encuentra una mujer buena se casa y te da nietos, esto lo hacen los niños para pincharnos ná más...¡ayyyyy! Estos críos que nos sacan canas, con tó lo que nos hemos sacrificado por ellos...-echaba su colección de típicos tópicos "La Alfonsa", que hacía las veces de autoproclamada madre del grupo.

El guía que conducía a un grupo de alemanes se detenía ante la construcción romana y pasaba a explicarles los detalles de su historia. Las cuatro mujeres se separaban de ellos al oír aquello que para ellas era tan solo una jerga ininteligible y llegaban hasta una cafetería, donde pensaban calmar el dolor lacerante de "La Amadora" y cotillear un poco, par al menos no perder el buen hábito. Que luego ya se sabe, se pierden las maneras y se deja de ser una maruja de primera por menos de nada. Pero "La Amadora", ya estaba en otra "onda", a la que le habían transportado un par de bollos e mantequilla que relucían como perlas tras el cristal del escaparate de la cafetería. Sus tres comadres, compadecidas por su inesperado ataque de madre compungida, le concedieron el capricho y pusieron delante de ella tres bollos-que su humanidad decía que era poco uno-junto a un gran vaso de leche para mojarlos bien antes de engullirlos.

-Snif, snif...que desgraciada que soyyyy-moqueaba y sollozaba "La Amadora" como una niña, mientras sorbía con ruidos y mordisqueaba glotonamente sus bollos, uno tras otro, hasta meterlos dentro del buche.-que no he hecho ná pa merecer estooo...ayyyy que desgraciadita que soyyyy...snif snif...slup,slurp...ñanm ñanm ñanm...

La escena se desarrollaba, digna de ser incluida en el repertorio del teatro de Mérida a la hora de la representación por actores, que quedarían en vergüenza ante aquella mujer, hecha de típicos tópicos, que heredaba de muchas generaciones de marujas de primer orden. El camarero, ya acostumbrado a ver escenas similares, no les prestó atención, ellos tenían en aquella ciudad, como tropecientas de aquellas comadres, de fabricación propia. A ver si se iban a creer que solo en Madrid tenían madres cargantes, pesadas y actrices recalcitrantes como aquellas cuatro marujas, que devoraban bollos sin decir ya ni amén...

Tras la copiosa merienda y los consabidos dimes y diretes sobre hijos y familiares que no las entendían, porque eran mu finolis...salieron a pasear para bajarla y así estar mejor de salud que sus médicos les habían exigido andar mucho...Cáceres era muy planita, por lo que al menos las cuestas no les supondrían un esfuerzo. A ver si con lo caros que salían los bollos en aquella cafetería, iban a devolverlo todo...como patizambas, caminaron rozando sus muslos hasta que estos se enrojecieron y los lamentos inundaron el aire, listas para otra sesión de críticas contra los hijos malhadados, que las torturaban tratando de independizarse de ellas.

-Uffff...este calor me mata y tengo los muslos ardiendo...me fallan las fuerzas ya...-anunciaba "La Marciala", que aprovechaba para sacar una revista "Dormid", lista para atacar a sus comadres sin compasión. A fin de cuentas, no podrían escapar...la mejor oportunidad para que se convirtiesen y les pusieran la casa, la vaca y el río...sí, sí...

-Menos mal...me muero de otra caminata como esta. ¡Ay, como me duelen las piernas!...-se quejaba "La Amadora", sentándose despatarrada en un banco de piedra al lado de sus dos comadres y de Magdalena, que apenas lo hacía con una mínima parte de su augusto trasero.

-En esta revista cuenta como relajarse después de una caminata...que bueno será cuando no tengamos que sudar, ni nos duela anda, ni tengamos que quejarnos....-disparaba sus misiles "La Marciala" sin previo aviso.

-Entonces hija es que estaremos muertas...-la respondió Magdalena que empezaba a estar harta de tanta santurronería.

-No mujer...noooo...es porque estaremos guapas, jóvenes y viviendo en una casa preciosa, con un río detrás de la casa, y una vaca que nos dará leche...

-Sí, sí...leche merangada tolón tolón...y ¿Qué comeremos?, ¿hierba del campo...?

-Me estas asustando Magdalena, parece que el demonio se te haya metido en el cuerpo...comeremos de tó mujer que no engordaremos.

-Huy entonces me apunto a túngida, que eso es lo mejor de todo...como decía la famosa Wallis Simpson, "nunca se está demasiado delgada, ni se es lo suficientemente rica".

-¿La quiéeeeeeen?...que nombrecitos tién tus amigas Magdalena...y que cosas más raritas te dicen.

-No mujer, Wallis Simpson, es una mujer que logró que el rey de Inglaterra dejase el trono por ella...por amor a ella...murió hace años, ojalá hubiese sido mi amiga, hummm que glamourrr

-En la revista de este mes,-proseguía imperativa la túngida señora-dice que dios hizo el mundo para aquellos y aquellas que le obedecerían y harían lo que sus padres dijesen...

-Huyyyy, eso sí que me gusta, que razón tiene, si nuestros hijos hiciesen lo que les decimos otro gallo les cantaría, no andarían por esos mundos de dios dando tumbos y con malas compañías. Que me tiene mi Marlaaaa...que me da disgusto tras disgusto.

-Que me vas a decir mi niña, si mi Ana está a punto de dejar de ser túngida por culpa de ella y los otros tres, que son...ay como son...-se cortó "La Marciala" para no ofender a sus comadres.

-Bueno pero dios al perdonará mujer que después de tantos años de túngida para algo le habrá valido digo yo, ¿no?-

-¡Ah, no!, ¡eso sí que no...! Lo pasado ya se gastó, eso no v ale nada ya, tiene que serlo cuando llegue el platillo volante para llevársenos a los justos, buenos y santos túngidos al cielo, donde está el nuevo mundo, que es un Paraíso terrenal.

-¡Huy que líooooo...! Si es un paraíso terrenal estará en la tierra y si se va al cielo, ¿para que un platillo volante? que los lleven los ángeles ¿no?-cada vez entiendo menos.-Se lamentaba Magdalena que no acertaba comprender nada.

-A veeer, es que los más santos vamos al cielo, y los menos buenos, que hay dudas de ellos, se quedan en la tierra, y los malos, pal otro mundo, que sobran...esos son la mayoría claro, que son más malos que la tiña.

-Bueno mujer son muchos para que sean todos malos creo yo...

-¡Ay!, que sí, mujer, que solo piensan en orgías de esas y en violar niños y matar a sus mujeres, no como nuestros maridos, que son ejemplares...

-Me da miedo preguntar qué es para ti un marido ejemplar Marciala...que yo tuve uno estupendo y...

-Mira si es fácil, mujer, las escrituras túngidas, dicen que dios exige de la esposa que sea fiel, sujeta al esposo, que vista decentemente, osea de largo hasta los pies, y no enseñe sus encantos...que crie hijos y este callada...lo normal vamos...

-No si ya decía yo que...

-Eso te pasa porque estas muy libre, sin marido que atender, ni hijos que te lloren. Cásate ,que lo decía el apóstol San Pablo, que si no andorreas por ahí como perro sin amo...

-Ay mira lo único que me ha parecido bien, es eso de que los hijos tienen que obedecer a los padres, pero empiezo a comprender a mi "Martinito", que se rebela ante tanta hipocresía y santurronería...

-Tú te quedas sin la casa, la vaca y el río, sin remisión, vamos que sí...estas contaminada como esas cosas tan malas de la libertad y la liberación de la mujer y toas esas zarandajas...hazme caso y toma, lee esta "Dormid" que te vendrá de perillas y aprenderás a ser mujer. Mira en la página ciento tres habla de cómo preparar una comida para el marido que sea nutritiva...un cocido eso sí, sin morcilla que es sangre y eso está prohibido, y sin cebolla que le da buen gusto y no debe disfrutar de la comida, solo que le nutra...la cebolla es una verdura del demonio....ufff ni tocarlaaaaa.

-Pero Marciala ¿de verdad que crees en estas cosas tan raras? Ay hija estoy aterradaaaa....yo morcilla todos los domingos la pongo que a mi "Martinito" le encanta, si viene solo por la morcilla creo yo...que si por verme fuera...esas cosas de la Biblia y las escrituras túngidias o como se llamen, son cosas de hace mil años mujer...

-No son tungidias son túngidas, con acento en la ú, y las escrituras túngidas, que sepas que son de hace muy poco, que se le apareció a Henry Mordea en su cuarto el arcángel Tratael, y le dio las nuevas leyes para que estemos alerta y no nos devore el diablo, que se lleva con eso de la libertad, a las más incautas, las jóvenes, que ya no saben sufrir como las de antes...

En ese preciso instante "La Amadora" y "La Alfonsa" se acercaban y salvaban de enloquecer a la pobre y torturada Magdalena, que tenía la cabeza hecha un agua, de tanto dolerle. Las dos estaban pasándolo increíblemente bien, y habían permitido que la machacase "La Marciala" a fin de castigarla por ser tan finolis, y para divertirse un poco a su costa. La conversación daba un giro de ciento ochenta grados, al llegar ellas e introducir el único virus que podía combatir a la revista "Dormid", ¡el cotilleo".

-Si sabes a quién he visto allí enfrente...no te lo vas a creer...¿recuerdas aquella muchacha, que salía en la tele, tan mala que todo el mundo la odiaba?. Aquella rubia terrible que estaba liada con el marido de "La Morqué", una que actuaba en aquella serie que daban a la tarde en tele nueve?, pues está comprendo dulces en la pastelería de al lado de allí enfrente...¡vamos no nos lo perdamos...

Las cuatro, sin dilación alguna, corrieron a pata suelta por las calles, sin detenerse ni a mirar los semáforos, y cuando llegaron la susodicha famosilla, salía con una enorme bolsa de dulces de la pastelería. Con su larga melena rubia saltando contra su espalda y contoneándose como una bailarina turca, se fue caminando meneando los dos carrillos, a boca llena.

-Mirad ¿veis como balance las caderas?-Imitó burdamente "La Marciala" el andar sensual de la famosilla-eso es a lo que me refiero, cuando digo que solo valen pa putear por las calles. Esa no ha cocinado en su vida la muy...

-Pues tiene un programa de cocina y da unas recetas muy buenas, -la contradijo "La Amadora" a la que le empezaba a gustar llevarle la contraria-y tiene un maromooo, de esos que...

-Ayyyyyy....estas mujeres se me enferman de la libinidosis esa y le van a salir cosas rarísimas, mira que vais a tener la pizopia marinera ¿eh?

-¿La quéeeeeeee? Me estás dando un yuyuuuuuuu...mira que dices cosas terribles ¿eh mujer?, yo lo que sé es que si no se vive en esta vida la otra...pues no sé yo como será la otra...

"La Amadora" volvió a cambiar la conversación, desviándola por otro camino, al temer que su comadre se estaba enrollando en exceso y peligraba la tarde entera.

-Sigámosla, seguro que va a casa de su amante, aquel que se lió con ella, que estaba casado con el médico que trabaja en el hospital lateral...era de guapoooo...

-Mujer eso era en la tele, a saber con quién se liará esa fulana en la realidad...seguro que con cualquiera...

-Yo creo que estas mujeres, solo van con los hombres para sacarles el dinero y luego, si te he visto no me acuerdo. Que saben chino las tías...

-Y nosotras aguantando a nuestros maridos treinta y cuarenta años sin darnos un gusto...¡ay que mal repartido anda el mundo! Mira, mira, entra en ese portal allá que me voy, no me lo pierdo, soy capaz de llamar a "Matame" que esos pagan por estas cosas fortunas...

-Ese programa se carga a los famosos como si fueran de cartón, que miedo ser una de sus víctimas...-Se alarmaba Magdalena, que con grititos muy femeninos, trataba de distanciarse de las toscas comadres.

-Pues si me dan unos eurillos pa comprarme fajas y bragas estomagueras, a mí me da igual, que tengo que disimular las tres lorzas que me salen en la cintura...

Las tres mujeres la miraron estupefactas y se echaron a reír, ya sin poderse contener, solo con imaginar cómo se colocaría a calzador las bragas estomagueras de color carne y talla setenta y dos en lo que ella llamaba cintura. A "La Amadora" le importó bien poco, porque ella pensaba, que si conseguía algo jugoso, se iban a morder la lengua cuando viesen las compras que haría en la mercería de su barrio.

-"La Morqué", que había llegado a la primera planta, entraba en el apartamento y se desnudaba, sin darse cuenta de que abajo una matrona gruesa entrada en carnes y sudorosa la espiaba haciendo fotos, con su vieja cámara de fotos "Matruska".Hecha toda una reportera del "Mátame", se mordisqueaba el labio inferior tensa como cuerda de arco, y salía a esconderse tras un árbol, que apenas ocultaba su imponente humanidad. "La Morqué" recibía en ese momento a un hombre que ella no pudo ver bien, pero que le sirvió para decidirse a llamar por teléfono móvil al programa, que siempre llevaba su número en el bolso. En cuanto supieron del desliz de la famosilla, enviaron a un equipo, con orden de pagarle trescientos euros a la maruja informante y sacar las fotos bien, a la infiel casada, que se veía con un hombre guapo y joven que posiblemente sería un gigoló.

Se montó un tremendo revuelo en la calle y la famosa consciente de que le habían pillado infraganti...salió ocultando su rostro tras unas gafas oscuras y con un chal sobre la cabeza, pero ya el daño estaba hecho y el gigoló, que eso era, sacaba partido acudiendo a los periodistas y permitiéndoles sacarle fotos en todas las posturitas. Unos platós y tendría pasta gansa para olvidarse de las marujas arrugadas y las cutres famosillas de dos al cuarto, que al tres ni llegaban, y le pagaban miserias. Los cámaras hacían su trabajo, exprimiéndole y cuando se decidieron a perseguir a la famosilla, esta se metió en un coche y salió disparada, dejándoles con dos palmos de narices, sin quererlo el gigoló le había dado tiempo a escapar de los paparazzi.

            
            

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