Capítulo 5 De regreso a clases.

No entiendo por qué Sofía no contesta mis llamadas. He intentado comunicarme con ella varias veces desde la fiesta de mi primo, pero de repente dejó de hablarme. Han pasado ya dos meses desde ese día.

Hoy regresamos a la escuela después de un tiempo. Tengo la esperanza de ver a Sofía después de clases, como solíamos encontrarnos en el café.

Para llegar a tiempo a mi escuela, debo levantarme a las 4 a.m. antes de ir a clases. Además, tengo que asegurarme de dejar la casa ordenada. Si no lo hago, mi tía es capaz de venir a sacarme de clases. También ayudo a Noah a preparar el desayuno antes de limpiar la cocina. Después de eso, finalmente puedo ir a la escuela, mientras mi amigo se dirige a su trabajo de medio tiempo.

La escuela está a dos horas de distancia, incluso yendo en bicicleta y tomando el metro dos veces. Vivimos en una zona donde las familias son adineradas. Todos sus hijos tienen autos para ir a clases o viven en los dormitorios de la escuela. En cambio, yo debo viajar todos los días, aunque al menos mi trabajo está cerca de la escuela.

Miro el reloj y me doy cuenta de que me estoy retrasando. Aún no he llegado a la escuela y no puedo permitirme tener faltas, o perderé mi beca. No puedo permitirme fallar, ya que es lo único bueno que me ha pasado en mucho tiempo. Apresuro el paso para dejar mi bicicleta en su lugar y luego me dirijo al salón de clases.

Estuve a punto de tener una falta en mi primer día de regreso después de las vacaciones. Debo recordar salir más temprano de casa a partir de ahora, reflexiono.

-¿No sienten que algo huele mal aquí? Escucho a alguien decir detrás de mí.

-Sí, huele a pobre que conduce una bicicleta y no tiene ni para comprar el almuerzo. ¿Cómo podría tener dinero para un auto? Responde Gaspar riéndose de mí. Pero ignoro sus comentarios, como siempre lo hago.

Aún faltan unos minutos para que llegue el profesor, así que decido acercarme a Sofía y hablar con ella.

-Sofía, ¿podemos hablar? Le digo mientras me dirijo hacia ella, con la espalda hacia la puerta de entrada al salón.

-Jóvenes, pueden tomar asiento todos. Escucho al profesor decir. Pero aún faltan unos minutos para que empiece la clase, pienso. Sin embargo, algo en su voz no suena como el profesor de siempre, me digo a mí mismo.

Empiezo a caminar hacia mi asiento sin mirar al lugar del profesor. A medida que avanzo, noto que todos a mi alrededor están asombrados y susurran entre sí, lo que me pone nervioso. No sé realmente lo que está pasando y eso me preocupa.

Finalmente, llego a mi asiento y descubro por qué todos estaban susurrando.

Esto se debe a que la persona que ocupa el lugar del profesor no es el mismo señor de siempre. Algo en su mirada y en su presencia genera un aura de misterio.

¡Cómo no podrían estar asombrados! El nuevo profesor es sorprendentemente joven y atractivo, pero hay algo en él que indica que sus clases serán mucho más que simples lecciones.

-Buenos días, jóvenes. Seré su profesor sustituto por un tiempo. Por petición de mi amigo, el vicerrector de la escuela, impartiré la clase de tecnología. Mi nombre es Leví Miller -dice enigmáticamente mientras empieza a rayar el pizarrón.

-Estas son las reglas que deben seguir durante mis clases. ¡Espero que tengan bien claro que no toleraré ninguna excusa! Si alguno de ustedes viola alguna de estas reglas, será reprobado de inmediato y sufrirá las consecuencias.

Regla #1: No pueden llegar ni un minuto tarde después de que yo esté en el salón.

Regla #2: No se permite el uso de dispositivos móviles para uso personal durante las clases. ¡Si alguno de ustedes es atrapado usándolo, será reprobado y expulsado de mi sala!

Regla #3: No se toleran distracciones mientras estoy hablando. Aquí venimos a aprender, no a tener conversaciones. Eso déjenlo para después de clases.

Regla #4: Si encuentro más de cinco palabras repetidas en dos de los ensayos que les asignaré, ambos dueños de esos ensayos serán reprobados. Dicho esto, comencemos la clase. Todos busquen la página 45 de su libro -ordena el profesor con un tono enigmático.

No sé por qué, pero presiento que todo esto no saldrá bien para mí. ¿Acaso este profesor cree que está en el ejército? Ahora mi primo querrá que haga dos ensayos completamente diferentes. ¿No se da cuenta de que me está haciendo sufrir? -me pregunto intrigado en mi mente.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que olvidé por completo que aún continuaba en clases.

-Tú, el de cabello rojo, ¿cuál es tu nombre? -me interpela el profesor con una mirada penetrante.

-¿De verdad no recuerdas mi nombre? -me digo a mí mismo, mientras me levanto con una mezcla de incertidumbre y curiosidad para responderle.

-Soy Dylan Brown -le dije con seguridad al profesor, tratando de transmitir una imagen más segura de mí mismo.

-De acuerdo, Ian, dime, ¿qué significa la tecnología para ti? -preguntó el profesor Leví, mostrando interés en mi respuesta.

-Para mí, la tecnología es un conjunto de conocimientos y técnicas utilizados en la producción de bienes y servicios. Además, puede integrarse en máquinas para comprender mejor su funcionamiento.

Pero no solo eso, las innovaciones tecnológicas también influyen en los valores de la sociedad y plantean cuestiones éticas -respondí, tratando de expresar mis ideas de manera más clara.

En mi mente, reflexioné sobre el hecho de que el profesor Leví me había confundido con otro estudiante llamado Ian. No quería corregirlo y arriesgarme a perder mi beca, así que decidí guardar ese pensamiento para mí.

El profesor me indicó que tomara asiento y rápidamente me senté, tomando mi libro de texto. Mientras escuchaba su clase, me preguntaba por qué, de entre tantos compañeros, había elegido precisamente a mí. Era un pensamiento fugaz, pero me intrigaba.

Cuando el timbre sonó, indicando el final de la clase, pensé en acercarme a Sofía, mi novia, una vez que el profesor Leví dejara el salón. Sin embargo, al voltear hacia su asiento, me di cuenta de que ya no estaba allí.

-Elena, ¿has visto a Sofía? -pregunté a su mejor amiga, a pesar de que a veces tenían discusiones por la atención que Sofía exigía de Elena.

-¡Mira quién falta en el salón! Y te sorprenderás con quién está ella ahora -me respondió su amiga, con una mirada intrigante.

Recorrí el salón con la mirada y noté que el único ausente era mi primo, aunque sabía que Sofía no se llevaba bien con él. Estaba a punto de salir a buscarla cuando entró nuestro siguiente profesor.

Así transcurrió el resto del día escolar y me vi obligado a irme a trabajar sin hablar con Sofía de nuevo.

Sin embargo, esta vez decidí dejarle un mensaje, invitándola a encontrarnos en el café para que me explicara qué estaba sucediendo. Necesitaba claridad y respuestas.

Minutos más tarde me encontraba llegando a mi lugar de trabajo. -Bob estaba furioso contigo por no avisarle que llegarías tarde, me hizo quedarme más tiempo y ahora seguramente Vanee me castigará -se quejó Noah.

-Bueno, hoy ha sido un día bastante extraño, pero déjame quitarme el uniforme de la escuela y te cuento -respondí.

Me dirigí a una pequeña oficina ubicada en la cafetería y cambié mi uniforme escolar por mi uniforme de trabajo. Esta es mi rutina diaria, a veces solo logro dormir un máximo de dos horas.