Capítulo 8 Levi Miller

Leví Miller vino al mundo un frío 17 de febrero, fruto del amor entre la señora Carlota y el señor Hugo Miller.

Su pequeño hijo apenas contaba con 3 años cuando la tragedia los golpeó: sus padres perdieron la vida en un trágico accidente aéreo mientras viajaban en un helicóptero privado rumbo al país vecino.

El helicóptero se adentraba en un bosque nevado cuando la torre perdió comunicación con el piloto. Desapareció del radar y, debido a la dificultad de acceso a la zona, pasó un mes entero antes de que se encontraran los cuerpos de los señores Miller.

Leví quedó bajo la custodia de su abuelo tras la triste partida de sus padres. Aunque el suceso ocurrió cuando era muy pequeño, su abuelo notaba cómo el niño crecía y se volvía solitario.

El anciano consentía a su nieto para aliviar un poco la ausencia de sus padres. Pero para el pequeño Leví, el único refugio seguro fue su gran pasión por la electrónica y la nanotecnología, una pasión que había tenido desde muy temprana edad.

El abuelo se dio cuenta del gran interés que Leví tenía desde los tres años y decidió fundar una empresa de dispositivos electrónicos. Quería que su nieto se hiciera cargo de ella en el futuro, por lo que le pidió que le pusiera un nombre. Así fue como la compañía electrónica de su abuelo pasó a llamarse -Macromundo-.

Con el paso del tiempo, -Macromundo- se convirtió en una empresa exitosa, atrayendo al público con sus increíbles dispositivos tecnológicos y revolucionando el mercado año tras año.

Como suele suceder con las grandes compañías, llegó un competidor que amenazaba su dominio en el mercado. -Tecno mundo-, dirigida por la familia Moore, se convirtió en un rival de -Macromundo-.

El presidente ejecutivo de esta compañía era un joven de 21 años, un año mayor que Leví. Este joven era conocido por su falta de ética en los negocios. En más de una ocasión, trató de robar las ideas de los Miller, pero sin éxito alguno.

Intentaron hackear el sistema de Macromundo, pero Leví había inventado el sistema de seguridad más avanzado y lo utilizaba para proteger su empresa. Los intentos de los Moore resultaron en derrotas constantes.

El abuelo Jackson Miller, un jubilado del ejército, tomó la decisión de retirarse hace 18 años después de presenciar la trágica muerte del padre de Dylan.

Según se decía, el padre de Dylan falleció a causa de una explosión de una mina terrestre enemiga. Lucas, como así se llamaba, había pisado la mina con la intención de salvar la vida del Coronel Jackson, quien en ese momento era su superior.

Desde aquel día, el patriarca de los Miller se culpaba por la muerte repentina de Lucas, así como también de la de su hijo y nuera, quienes murieron unos meses después. Esta carga de culpa lo llevó a mantener a Leví, su único nieto de sangre directa, prácticamente aislado del resto de las personas.

En sus últimos momentos de vida, Lucas confesó al Coronel Jackson que lamentaba no poder conocer a su hija no nacida. Lleno de remordimientos, el señor Jackson le prometió a Lucas que casaría a su pequeña con su nieto, asegurándose de que nunca le faltara nada en la vida.

Sin embargo, al regresar y llevar a cabo una investigación sobre la esposa de Lucas, el señor Miller descubrió que ella estaba embarazada, pero no de una niña como creía. Estaba esperando un niño. Por lo tanto, el anciano consideró que ya no era necesario cumplir con su promesa.

En lugar de eso, el señor Miller abrió una cuenta bancaria donde mensualmente se depositaban 100 mil dólares. Durante los dos primeros años de vida de Dylan, parte de ese dinero se utilizó para su cuidado.

Lo que Dylan no sabía es que la casa en la que vivía con los Smith, sus tíos, estaba registrada a su nombre, siendo ellos quienes le habían ocultado la verdad durante toda su vida.

El señor Jackson desconocía completamente todo lo que estaba sucediendo. Al percatarse de que el dinero seguía siendo retirado de su cuenta, no hizo más que continuar enviando la misma cantidad cada mes. No fue hasta que visitó al misterioso chamán que se enteró de la verdad.

Tras realizar una investigación, descubrió que la cuenta estaba siendo usada de manera excesiva por una misteriosa mujer llamada Vanessa de Smith.

A pesar de esto, el señor Miller decidió dejar ese asunto a un lado, ya que en ese momento lo que más le importaba era el bienestar de su nieto, quien ya tenía 20 años.

A pesar de su corta vida, el joven Miller ya había terminado sus estudios en la mejor universidad del país y había pasado dos años en intercambio en Francia.

Sin embargo, lo que más inquieta al señor Jackson es que cada día que pasa, él se va debilitando y su nieto sigue estando solo.

Por esta razón, en los últimos días, el señor Miller ha buscado la ayuda de un enigmático chamán. Después de varias visitas y de hacer gastar una gran cantidad de dinero al anciano, el chamán simplemente le aconsejó que casara a su nieto con la persona con la que había sido prometido desde pequeño.

Le aseguró que esto rompería una maldición que unía a esas dos personas debido a esa promesa del pasado.

El señor Jackson intentó explicarle que eso no sería posible, ya que la otra persona también era un chico.

Pero el chamán respondió que eso no importaba, asegurando firmemente que eso era lo de menos.

- ¡En esta etapa, lo importante es romper la maldición antes de que esta tragedia acabe con toda su familia! -le dijo el chamán, agitando su cuerpo con los ojos cerrados.

Motivado por esa razón, el señor Jackson decidió enviar a investigar a la cónyuge de su antiguo compañero militar.

Al percatarse de esta situación, descubrió que la desafortunada mujer había fallecido poco tiempo después de dar a luz a un niño, quien terminó viviendo en la casa de su tía en condiciones precarias.

Todo debido a la codicia desmesurada de su tía, quien nunca le reveló al sobrino sobre el dinero que recibía para quedárselo todo para ella y su hijo.

El señor Miller, al ver que había fracasado en cumplir la promesa que le hizo a su amigo, convencido de que si lograba casar a su nieto con Dylan, lo ayudaría a escapar de esa vida de penurias y, de paso, poner fin a la maldición.

Pero nunca imaginó que, a pesar de la situación en la que vivía Dylan, este rechazaría su propuesta.

A pesar de las advertencias de que solo se trataba de un matrimonio de conveniencia y de que su nieto tampoco deseaba casarse, gracias a sus influencias logró que Leví aceptara dar clases en la misma escuela y salón en el que estudiaba Dylan Brown.

Cuando su nieto llegó al salón, quedó sorprendido al ver a Dylan allí. Además, le molestó que estuviera distraído durante su clase, su actitud relajada irritó a Leví.

-¡Espero que obligar a mi nieto a asistir a esa escuela dé resultados positivos en su vida! Ya estoy envejeciendo y no creo que dure mucho tiempo más... ¡Pero antes de partir de este mundo, debo asegurarme de que no se quede solo toda su vida!

Conozco al resto de la familia... ¡Seguro que mis hijas se comportarán como aves carroñeras! Después de malgastar la fortuna con esos esposos perezosos que tienen.

¡Y ni hablar de sus hijos, que no sirven para nada más que presumir de lo que Leví ha trabajado arduamente para lograr!

¡Sin embargo, no pueden ni siquiera imaginar que permitiré que lo maltraten!... ¡Aunque ya no esté presente en este mundo!

¡Poseo la forma de asegurarme de que esté completamente protegido! Le afirmaba aquel anciano a su fiel acompañante, quien ha estado a su servicio durante dos décadas.

Por tanto, sabía que las palabras del señor Miller no eran vacías, que si deseaba poner un ejército entero bajo la protección de su nieto, ¡así se llevaría a cabo!

-¡Lo entiendo, señor Jackson!... ¡Pero tengo plena confianza en que el joven Leví puede defenderse por sí mismo!... ¡Y hasta ahora, sus primos no han sido un obstáculo para su nieto, y no creo que eso cambie!

Además, estoy seguro de que usted vivirá muchos años más, señor. Le decía Carlos, (nombre que lleva el asistente personal del señor Miller). Al pronunciar esas palabras, Carlos ayudaba al anciano a subir al automóvil.