Capítulo 9 Estoy envejeciendo

Whitney de hecho sintió que estaba envejeciendo. Con solo no haber descansado lo suficiente por una noche, el desgano se apoderó de ella. En ese instante recordó esa época en la que era una jovencita que aunque pasara toda la madrugada jugando Mahjong con Roy, seguía llena de energía.

De pronto, se levantó para arreglarse el cabello. "¿Marvin te pidió que vinieras por mí?", le preguntó a Benson.

"El señor Marvin dijo que usted estaba dormida, así que le pidió a la sirvienta que fuera a la cocina a calentar la comida. También me dio la orden específica de despertarla si dormía demasiado. Y como se dio cuenta de que usted no comió mucho en el desayuno, consideró que debía almorzar bien. De lo contrario, podría enfermarse. Adicionalmente, mencionó que es importante que no coma a deshoras".

Esa explicación provocó que la chica sonriera levemente. "Es muy amable".

"Él siempre ha sido considerado con usted".

Ciertamente Whitney era una mujer bien educada que creció en una familia adinerada. Es más fue Marvin quien la enseñó a maldecir, pues solía ser una chica muy recatada. Desde entonces, lo había estado insultando en su corazón. A decir verdad era como una terapia, es decir, se sentía mejor después de hacerlo.

"Ya puedes irte, Benson. Iré a lavarme la cara para luego bajar a comer".

"Bien", respondió el hombre, satisfecho con la actitud de Whitney.

Entonces, de pie frente al lavamanos, esta se examinó cuidadosamente en el espejo. Tenía un par de brillantes ojos enormes debajo de sus exuberantes cejas. Sin duda eran una belleza que atraía la atención de la gente. Además, su piel era delicada y blanca como la nieve. Para complementar, su nariz perfilada y sus labios carnosos coronaban un rostro perfecto. Por lo tanto, contenta con sus exquisitos rasgos, se lanzó un beso sonriendo con encanto.

Sin embargo...

Se quedó congelada al fijarse en la zona cercana al rabillo del ojo. ¿Desde cuándo tenía arrugas?

Al darse cuenta de ello, le pareció que no era extraño que Marvin quisiera alejarla. ¡Debió haber querido reemplazarla con chicas más jóvenes!

¡Bah! Para su mala fortuna, ella no se iría como él deseaba. Consideraba que mientras más vieja se volviera, nadie la querría, de modo que pasaría el resto de su vida con Marvin. Una vez tomada su decisión, se sintió aliviada de haber sonreído triunfalmente frente al espejo como si hubiera ganado una batalla.

Luego, después de maquillarse meticulosamente, agarró una falda larga color albaricoque que destacaba su esbelta cintura, al tiempo que la parte superior en forma de V dejaba al descubierto la mitad de su amplio busto. No solo su cuerpo era hermoso, también su cara lo era. Lucía inocente, pero sexy y tentadora a la vez. De hecho, eso era lo que más le gustaba a Marvin.

Seguidamente, con su bolso en la mano, bajó las escaleras emocionada. Allí, Benson estaba a punto de decirle algo, pero ella habló primero: "No quiero comer aquí. Marvin me invitó a otro lado".

¿Salir a comer antes de las cuatro? ¿Era una merienda o un almuerzo? Aun así, ahora que Whitney lo había mencionado, ¿qué más podría añadir Benson? Simplemente tenía que apartarse de su camino y dejarla en paz.

Pronto, el auto se detuvo frente a las oficinas del Grupo Lan. De inmediato, un par de piernas largas se asomaron, haciendo que los dos guardias de seguridad apostados junto a las puertas del edificio miraran a la mujer que estaba por bajarse. Apenas la reconocieron, agacharon la cabeza con humildad. ¿Quién se atrevería a ver a la mujer de su jefe?

"¡Oye!", exclamó Whitney, arrojándole la llave con impaciencia a uno de los hombres antes de subir las escaleras balanceando sus caderas con cada paso.

La llave del auto estaba tan impregnada con su fragancia, que el que la atrapó se sintió regocijado. No esperaba tener esa oportunidad en sus cortas dos semanas de trabajo en la empresa.

Unos segundos después, cuando Amy salía de la oficina del director general con una gran pila de documentos en sus manos, vio a una hermosa mujer caminando desde el otro lado del pasillo. Esa hermosa chica se veía muy refinada, así que si no fuera Whitney, ¿quién más podría ser?

Acercándose a ella a toda prisa, Amy la saludó con dulzura: "Whitney, está aquí".

La mayoría de las veces Whitney la trataba con frialdad, no obstante, ese día estaba de buen humor. Por lo que asintió sonriendo, y tras pasó junto a ella, se dio media vuelta para contestar: "¡Estupendo cabello, Amy!".

"¡Oh, gracias!".

En realidad Amy se había cambiado el peinado hacía más de un mes. Y a pesar de que Whitney ya la había visto antes, no lo notó hasta ese momento. Realmentr parecía que no se la tomaba en serio para nada...

¿Era normal para una mujer hermosa ser fría y arrogante?

En fin, si ella estaba de buen humor, Marvin también debería estarlo. Por ende, Amy pensó que debía aprovechar la oportunidad para conseguir la aprobación de sus vacaciones anuales. Solo podía pedirlas si él estaba feliz, de no ser así, definitivamente se las retrasaría de nuevo.