/0/7872/coverbig.jpg?v=9276b1e3c7f3ccc738fb630bc93551dc)
Se convirtió en mi pasatiempo favorito el
poderle escribir lo que mi corazón quería gritar, pero no podía, las palabras
son las únicas conductoras de los sentimientos que todo mi ser quiere expresar
a cada momento.
Su salud era delicada por lo que dejamos de
vernos a menudo, durante las llamadas nocturnas había noches en las que el
sonaba muy triste, en ocasiones lloraba de la desesperación, en otras
preocupado pero lo que más me preocupaba a mí era cuando me decía que le
sangraba la nariz, quería teletransportarme hasta su casa, estar ahí con él,
tan solo abrazarlo y mostrarle la calidez de mi corazón, susurrando a su oído
que mientras este ahí con el nunca estará solo, sentía que mi corazón se partí
en miles de pedazos al escuchar que no podía dormir por aquellos dolores de
cabeza insoportables, días en los que no salía de su casa por la fiebre alta o
dolor muscular, cada vez que él no contestaba o no llamaba me preocupaba, era
un temor horrible, siempre me mantenía al tanto de todo lo que le pasaba, lo
bueno de todo era que el aún vivía en casa de sus padres.
Ya había terminado todos mis pendientes lo
más rápido posible, tenía ganas de verlo así que fui a su casa, me recibieron
muy amablemente, su madre me llevo hasta su cuarto, estaba ahí el sentado
viendo un programa en el televisor, cuando me vio, se le ilumino el rostro por
completo, se notaba que había estado llorando.
- ¿quién es el niño más hermoso del mundo? -.
Me gustaba verlo sonrojado, siempre trataba de decirle cosas tiernas.
- no lo sé, yo no veo nadie aquí, solo estoy
yo-. Dijo tratando de sonreír.
- ¿qué te pasa cariño? Te noto muy triste, te
dijo algo el doctor sobre tu tratamiento-. Me estaba imaginando lo peor.
-Nada de eso amor mío, mi tratamiento va muy
bien, el motivo por el que estoy así es que hace poco falleció "Max", lo
extraño mucho-. Nuevamente comenzó a llorar.
Nunca lo había visto llorar de esa manera,
siempre estaba sonriendo, quería protegerlo a como dé lugar se veía tan
indefenso, era capaz de matar todo aquel que le hiciera o tratara de hacerle
daño. -mi amor, hay cosas en la vida que no podemos controlar y una de ellas es
la muerte, si pudiéramos hacer eso algunos seriamos felices y otros infelices,
pero ese es el ciclo de la vida, son cosas que no podemos evitar, pero si vivir
con ellas, así que mi amor disfruta de todo lo que quieras, no creo que Max le
gustaría verte así-. Lo abrace son tanta fuerza para que notara que estoy ahí y
siempre lo hare, tenía que ser fuerte en esos momentos difíciles para él no era
momento para rendirme o dudar.
En eso entra la madre de mi novio a su habitación,
en sus brazos llevaba un pequeño cachorro pitbull blanco con unas pequeñas
manchas en su cuerpo. -Mira hijo que tengo aquí, sé que no podre traer de
vuelta a Max, pero quiero regalarte una pequeña felicidad, no lo veas como un
remplazo de Max si no como una nueva oportunidad de dar amor y cariño a esta
hermosa bola de pelos-.
Podía ver en aquellos ojos cansados, una gran
tristeza, tenía que soportar la preocupación, tenía que sufrir en silencio y
aguantar su dolor sola y aislada de los demás, ella era el sustento de aquella
familia.
-gracias, mamá-. Se podía notar un alivio en
la mirada, pero él no deja de estar triste.
-amor que te parece si le buscamos un lindo
nombre a este hermoso cachorro-. Tratando de ayudar para distraer su mente de
su perdida y el hecho de que estaba en cama casi todo el tiempo.
-me parece buena idea amor, ¿Qué nombre
sugieres? –. Cuando menciono eso mi mente estaba en blanco no se me ocurría ningún
nombre para el cachorro.
-amor que te parece si lo nombramos, "Axel" es
un nombre lindo para mí además no creo que sea difícil de recordar, ¿Qué te
parece? -. Por un momento dudé que le gustara ese nombre, así que decidí pensar
en otro en lo que el daba su respuesta.
Comenzó a jugar con la pequeña bolita de
pelos, tenía una mirada dulce y aliviada, sonreía tan natural, me encantaba
mirar su dulce sonrisa, su mirada comenzaba a brillar, mi corazón brincaba de
alegría al ver que volvía a sonreír, era tan afortunada de poder ser testigo de
esas sonrisas únicas que nadie podrá ver y que solo yo podre aprecia, mis ojos
eran la cámara que captaban las imágenes más hermosas del mundo convirtiéndolos
en recuerdos maravillosos de un mundo gris pero lleno de colores provenientes
de esa persona especial.
Caminaba hacia mi casa, tenía mucho trabajo
que hacer de la universidad, tenía que llegar pronto, un par de calles cerca de
mi casa me encontré con Mauricio, sabia con exactitud que estaba en su casa. -hola,
mi amor, ¿Qué haces aquí?, no deberías de estar en casa-. Le dije en tono de
preocupación.
-sé muy bien que debo estar en casa y no
esforzarme mucho, pero tenía tantas ganas de verte, ya son varios días que no
vas a visitarme y las llamadas son cortas por las noches así que me preocupé,
es por esa razón que decidí a venir a verte-. Me sentía solo si ella no estaba
a mi lado, me sentía vacío por no escuchar su voz, tenía que verla a como dé
lugar.
Cuando escuche su explicación, me dieron
ganas de llorar, tenía razón no había ido a visitarlo por casi una semana. -lo
siento mi vida que no te haya prestado la atención necesaria, pero he tenido
mucho trabajo de la universidad, tengo toda la semana entregando trabajos y
tengo que estudiar para mis exámenes, entonces tengo poco tiempo, he dividido
mi tiempo que me sobra para poder hablar un poco contigo mi amorcito, en verdad
lo siento-. Me sentía mal por descuidarlo más en estos momentos que me necesita
más.
-no te preocupes mi amor, por favor cuando
estes pasando por algo similar dime, no trates de hacer todo sola, en lo poco
que pueda te ayudare, eres mi novia y somos un equipo que se debe apoyar
mutuamente, por cierto, te traje algo, en realidad te escribí esto-. Me sentía
nervioso.