–¡Más rápido! puta... Hazme acabar.
La mujer hace lo que le pide, atragantada en el proceso y derramando lágrimas debido a la falta de oxígeno ¡Dios mío! Un escalofrío me estremece ¡este hombre es una bestia! Nunca había visto un miembro en vivo y en directo, pero me toca descubrirlo así. Retrocedo lento, para irme de este asqueroso lugar, cuando siento que mi espalda impacta contra un cuerpo duro.. me quedo de piedra... Siento que me toman de los brazos con manos de acero y me voltean para encontrarme de frente, con unos de los gorilas que estaban en la entrada ¡Mierda! Ahora sí es mi fin.
El hombre me fulmina con la mirada y sin soltarme, golpea la puerta, que estaba espiando, tres veces ¿como una especie de contraseña? a los instantes se escucha la voz de mando.
–adelante.
El gorila ingresa arrastrándome de un brazo y literal me tira a los pies del hombre, que ya guardo su aparato. La mujer desnuda, sigue ahí arrodillada. El grandote revela
–jefe, encontré una rata husmeando en su privacidad.
El hombre de traje, se levanta de su lugar y es mucho más alto e imponente de lo que imagine, ordena con voz gélida a la mujer que está a sus pies.
–Largo, puta.
La pobre, solo se levanta sin replicar nada y se va en silencio, sin inmutar palabra.
La bestia le dice al gigante
–Gracias, mati. Yo me encargo.
El solo asiente y responde–estoy afuera, señor, por si me necesita.
Al quedar sola con la bestia, el pánico se apodera de mí e empiezo a temblar. El se agacha para tomarme del brazo y levantarme hasta que mi visión queda a la altura de su pecho, pero el se inclina, para pocisionar sus ojos con los míos y preguntar con una calma que me hiela la sangre.
–¿Quien mierda sos? ¿Otra metiche que mando mi prometida O tal vez mís enemigos?
Sigo estupefacta, incapaz de responder.. solo examinó sus ojos ¡sus iris!.. increíblemente el derecho es de un color azul profundo como el mar y el izquierdo también, es de un color azul, pero más claro, casi transparente.. la diferencia se distingue, solo si lo vez muy de cerca. Al parecer, mi mutismo hace enfurecer más, al desquiciado, que me sacude con fuerza, ejerciendo más presión en mi brazo. Acción que hace que mis náuseas vuelvan como marea desbordante y sin poder evitarlo lanzo todo, sobre la camisa blanca inmaculada del tipo. El sujeto enojado y con asco, automáticamente me suelta, para ir a buscar servilletas de la mesita en la habitación, se limpia como puede y rápido se desabrocha su camisa quitándosela, para echarla a un lado. Su torso en exceso marcado queda al descubierto, prosigue secándose sus zapatos y después desabrochando sus pantalones, que por lo visto también llegué a manchar... Queda ¡solo en calzones! Ahi recién reacciono y volteo de espaldas a el, gritando horrorizada- ¡No! Por favor, espera a que me valla para desnudarte.
Siento unos pasos ágiles detrás de mi y el dolor en mi cuero cabelludo es atroz, al ser tomada con tanta fuerza por una mano grande, como todo en esta bestia.. me sisea
–¿Cuánto te pagaron para que me espies y me filmes? Entregame tu cámara y te voy a dejar ir, sin problemas.
Con lágrimas en mis ojos suplicó.
–señor, yo solo espie por error.. le juro que ya me iba, cuando.. –lanzo un gemido, por qué el hace más presión en mi cabello, provocandome más dolor.
–¡ah! entiendo, no queres admitir los echos por las buenas.. entonces ¿Será por las malas? ¡Está bien! Te entregaré a mis hombres para que se diviertan con vos...
–No–grito desesperada–se lo imploro «tengo que mentir para salir del apuró»
–Le entregaré todo lo que tengo de usted, en mi departamento. Pero no me haga daño.
El ser, este, sonríe complacido
–Bueno, pequeña zorra. Dialogando todo se puede arreglar, me voy a vestir para llevarte a buscar ¡todo! Lo que tengas de mi.. pero si descubro.. solo, se te cruza el pensamiento de engañarme ¡la vas a pasar muy mal!
.........
Este ser, escalofriante y perverso me toma del brazo para sacarme del lugar a las rastras, por una puerta trasera que sale a la calle, donde hay una especie de estacionamiento techado. Tiemblo incontrolable, por la incertidumbre de que sucedera conmigo, los dos gorilas altos de la entrada, se acercan a nosotros y hacen una especie de reverencia.
–vamos en el auidi convertible–avisa el demonio con voz de trueno.
Estamos parados frente al auto más lujoso, que vi, en mi vida, brilla con luz propia.
El sujeto abre la puerta trasera del vehículo y me empuja dentro, sin delicadeza. Este se sienta a mi lado y sus empleados, adelante, uno conduce y el otro permanece en el asiento de copiloto. Comienzo a frotarme el brazo que la bestia, magullo. Míro de reojo en su dirección, para notar que el me está examinando de la cabeza a los pies, así varías veces, con una intensidad que pesa en todo el aire. Su escrutinio produce que mi estado nervioso aumente, casi hasta el colapso. Retuerzo mis manos en mi ¡bendita pollera de este ridiculo disfraz! pero noto que esta acción solo expone más mi piel, y rápidamente tiro de la tela para bajarla lo más que puedo ¡Dios! Este ser odioso no me quita la vista de encima, hasta parece que en cualquier momento ¡saltará sobre mi! hace el andeman de hablar cuando un celular comienza a sonar.
El momento tensionante se esfuma, y yo recupero mi aliento cuando el aparta sus ojos de mi. Saca un celular del bolsillo delantero, de su pantalón ajustado a su musculosa anatomía. Y comienza a hablar en inglés... ¡No entiendo ni una palabra! a veces me cuesta entender el humor y dialecto de los porteños, ya que soy una campesina, menos voy a decifrar una sola, sílaba en inglés. Suspiró y detallo con disimulo, al tipo de cabello corto, negro azabache. Sus facciones duras que no diría hermosas, pero si muy masculinas.. con ese aire de arrogancia tanto al hablar como en su actuar. Se que llamaría la atención de cualquier mujer ¡Excepto la mía! ¡Estoy aterrada! No se que va a hacerme cuando lleguemos a mi departamento y le confiese que no tengo nada de él, no se de qué será capaz, este ser cruel. Sigo mi recorrido por su camisa de seda negra, al hacer algún gesto o movimiento con sus brazos cuando habla cada músculo resalta sobre la tela. Y demuestra que es pura fibra no tiene ningún exceso de grasa... Trago grueso cuando sigo bajando y de repente.. abro mis ojos grandes cuando denotó su bulto grande ¡Que grande! ¡Enorme! Empujando su bragueta hasta el punto de querer explotar ¡Dios! Un látigo de electricidad me recorre y el oxígeno comienza a fallarme.. desvío mi mirada por la ventana a mi lado. Coloco la mano en mi pecho, inconsciente para detener el galope frenético de mi corazón. Mi rostro se siente en llamas y todavía no me recupero, cuando esa voz gruesa tan característica, hace erizar toda mi piel al pronunciar.
–¿Que? ¿Nunca viste un macho, super dotado?.
Aprieto con mas fuerza mis manos en puños, sobre la tela del disfraz, no le contesto ni volteo a verlo. No puedo decirle que soy nula en ese tema, seguro se burlara de mi o no me creerá. Uno de los hombres guiados por el GPS de la dirección que les indique, avisa
–jefe, acá estamos ¿Quiere que bajemos primero a inspeccionar?.
–No, voy con la pequeña zorra. De paso voy a comprobar... si está, puede descargar mi tensión, sin lloriquear y aguantar mi verga.
Los gorilas ríen. Comienzo a llorar en silencio, cuando bajamos y nos acercamos hacia el edificio viejo en donde vivo.
–Que asco de lugar, ahora entiendo un poco tu desesperación por conseguir billetes. Pero, te metiste con el hombre equivocado.
Sin verlo venir, me acorrala, bruscamente contra una fría pared. Me sostiene del cuello con firmeza, sin asficiarme, enlazamos las miradas y mi labio inferior empieza a temblar, cuando su mano áspera, recorre mi clavícula hasta la abertura de mi traje.... Ahí se detiene, sin dejar de observar cada una de mis expresiones.. obligándome a cerrar mis ojos con fuerza, sometida por su perversidad. Escucho el ruido de mi disfraz al desgarrarse, por los bruscos tirones, revelando mi corpiño con relleno, intento cubrirme ¡Indignada!. Pero, la bestia me detiene de las muñecas y las pocisiona por encima de mi cabeza. Míro a mis costados, asustada que alguien nos vea ¡Me vean! Semidesnuda, mientras él sigue como si nada. Con su mano por debajo de mi pollera, entre mis piernas.. acariciando cada espacio... Buscando hallar, oro.. ya no resisto más, me largo a llorar, abochornada.
El me mira con sorpresa «¡¿Que?! ¿Acaso cree que disfruto ser ultrajada de esta manera?» Luego, su expresión cambia a una de irá, tapa mi boca y me susurra.
–tranquila ¿Queres que todos salgan a presenciar este espectáculo?.
Me hielo y mi llanto cesa al instante. Finalmente, me libera del peso de su cuerpo y me da la espalda acomodando su vestimenta, y su miembro duro que azotaba en mi estómago. Me apresuro a cubrirme, lo más decente que puedo, con la poca dignidad que me queda.
–Solo estaba comprobando que no llevarás ningún micrófono o cámara escondida.– trona, con voz glacial, el desgraciado hijo de puta.