La mañana del sábado desperté por el ruido de la lluvia en el techo, me encantaba cuando el día amanecía así. Yo era más de clima frío que cálido. Cuando el tiempo estaba así acostumbraba a comer chocolate, lo hacía desde pequeña pero era muy temprano para comer dulces. Tome mi celular para revisarlo como cada mañana, eran las 7:20 y tenía un mensaje de mateo: - me encanta la lluvia, es perfecta para tomar café y leer, no crees? Aunque tenía otros mensajes ese fue el primero que abrí, y lo hice con emoción.
Aquello era algo extraño en mí porque solía ignorarlos todos, me aburrían las personas, creo que es la razón por la que no tengo amigos. Finalmente conteste a su mensaje. Tome la computadora y busque su perfil, solo para ver sus fotos. Aunque tenía pocas pude ver algunas. Con más iluminación se miraba aún mejor, la otra noche pude contemplar algo de su belleza pero verle detalladamente era otro rollo. Sus ojos eran marrones y sus cejas muy gruesas y negras. Había una foto que me atrapo cuando la vi, estaba sonriendo y sus ojos estaban achinados, por Dios se veía precioso. Santiago entró de golpe a mi cuarto asustándome. - que estás viendo pervertida – dijo burlonamente. 23 Al parecer todos los hermanos eran igual de entrometidos. - que quieres - dije - voy a salir por si necesitas algo. Dije que si ya que tenía que comprar algunas cosas y por supuesto, mis chocolates también. La lluvia se detuvo y salimos. El respirar aquel aire tan fresco y sentir el olor a tierra mojada era algo agradable. Cuando llegamos al supermercado había muchas personas, odiaba eso. Tener que hacerme paso entre la gente no era mi actividad favorita. Por fin llegué al área de los dulces cuando una voz familiar me habló. Era Mateo, estaba a mi lado sosteniendo una canasta llena de cosas. - estas comprando tus dulces – preguntó tiernamente. - que es una niña sin sus dulces. Mi hermano se acercó a nosotros y lo presente con Mateo. Hablaron un poco de fútbol y de temas que yo no comprendía, pero escuchar la voz de mateo era muy placentero a mis oídos. Terminó la plática y nos despedimos. Al regresar a casa no dejaba de pensar en Mateo. Sentía algo raro, algo que no había sentido antes. - te gusta? - preguntó mi hermano - qué? porque lo dices? - la cara de tonta que pusiste cuando lo veías te delata. 24 - apenas lo conozco. - parece ser un buen chico, y sabes que no digo eso de cualquiera. Mi hermano siempre me protegía y era extraño que dijera eso alguien. Yo también pensaba eso de Mateo, tenía curiosidad por él. Solo sabía algunas cosas de él pero se me hacía muy interesante. Los días siguientes hacíamos llamadas por la noche y hablábamos unos cuantos minutos, o eso pensé aunque en realidad eran horas. Hablar con él era tan fácil. Por momentos me descubría sonriéndole al teléfono como una niña boba. Hablamos sobre las cosas comunes e hicimos preguntas para conocernos mejor. Sé qué hace días no sabía de su existencia pero ahora sentía que lo conocía desde siempre. Tuvimos una conexión desde el primer momento. Lo cual me asustaba, aquel comportamiento no era normal en mí, pero también es bueno probar cosas nuevas, no? La mamá de mateo me invito a cenar con ellos pero no estaba segura de ir. Esa noche iríamos al cine con mamá y Santiago, se estrenaba una película que mi hermano moría por ver. Mundo jurásico. Éramos muy fanáticos de los dinosaurios, al menos detrás de una pantalla. Mateo me llamo para saber si iría a la cena, mire a mamá y dude en que 25 contestar. Quería hacer las dos cosas pero me era imposible. Santiago arrebato mi celular. - cuáles son tus intenciones con mi hermana? - dijo con voz fuerte. Haciendo que mateo tartamudeara tratando de explicar que solo sería una cena con su mamá. Río a carcajadas y le dijo que se tranquilizara que era una broma. Muy maduro de su parte. - pasas por ella? - preguntó. - Claro que si - dijo el chico. La llamada terminó y mire a mi hermano algo enojada. - no tienes derecho a decidir por mí. - pero querías ir o no? - si pero no quiero perderme la película. - es una película, mañana la presentarán de nuevo. Pasaron 20 minutos mientras me arreglaba para la cena, no solía usar vestidos pero ese día quise usar uno. Mamá me vio y dijo que le recordaba a ella cuando tenía mi edad. Ella y mi hermano ya estaban listos para irse cuando tocaron a la puerta. Era Mateo, había llegado por mí. El vestía ropa casual, pero hasta con un saco de papas se vería guapo. Se me quedó viendo por un momento sin decir nada, yo solo baje la mirada. - se te cae la baba - dijo mi hermano a Mateo que avergonzado desvío la mirada. Mi mamá lo saludo mientras yo iba por mi abrigo. Estaba nerviosa de ir 26 a su casa, había conocido a su mamá el mismo día que a él y está apenas era la tercera vez que nos mirábamos. Aun así también estaba emocionada de salir con él. Nos despedimos y subimos a su carro negro. - te ves muy linda por cierto - dijo - lo crees - pregunte - con la totalidad de mi corazón. Al escuchar eso mi pulso se aceleró, sentí que mi rostro ardía y mi respuesta fue desviar la mirada. Puso algo de música mientras manejaba, para mi sorpresa sus gustos musicales y los míos eran parecidos. Al llegar a su casa salió a abrirme la puerta como todo un caballero. Su mamá y papa nos esperaban en la entrada de la casa, era enorme con un jardín bellísimo con muchas rosas, por las paredes subía una especie de arbusto que combinaba perfecto con el tono blanco de la pared. Su papá se parecía a él, tenían rasgos idénticos. Pasamos a la mesa donde había tanta comida como para alimentar a diez personas por lo menos. Tuvimos breves charlas entre la comida que estaba deliciosa. Al terminar su mamá sacó un álbum de fotos donde Mateo era pequeño. Se veía tan tierno con esos cachetotes. Había una foto en particular que lo mostraba sin ropa la cual pareció avergonzarle pero su mamá se la mostraba a todo aquel que llegaba. Era hijo único, así que toda la atención de los padres era para él. Que en cierta medida parecía ser algo agradable pero el hecho de pensar en no tener hermanos con quien compartir 27 peleas y consejos se me hacía algo triste. Yo no sé qué sería de mí sin Santiago, más que hermano y amigo, también fue un padre para mí, desde que nos abandonó. Y no quiero pensar en mi vida sin él y mamá, son lo único que tengo. Mire la hora y ya era momento de irme. Tome mi celular para llamar a mi hermano pero mateo ofreció llevarme. Me despedí de sus padres y salimos de la casa. - que te parecen? - preguntó - se ve que son muy unidos. - lo somos, ellos son la razón por la que no me he rendido. - a que te refieres? - nada, olvídalo. Los siguientes minutos trate de convencerlo para que me lo dijese pero fue en vano ya que no quiso hablar del tema. Condujo hasta mi casa y paro el auto un momento. Nos quedamos en silencio. - no quiero hacerte daño - dijo con la voz temblando. - y porque lo harías? - cuando tengo miedo alejo a las personas, me aisló de todo. - me aislare contigo entonces. Me miró fijamente, en sus ojos pude ver la fragilidad que había en él. Solo era un chico con miedo. Y yo... me estaba enamorando.