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Al día siguiente,luego del desayuno Julia se dirigió al jardín.
La mañana estaba algo fresca así que llevó sobre sus hombros el chal de lanilla morado,regalo de su tía Clarisa, la única hermana de su madre cuando vino a saludarle por su cumpleaños. Se quedó un momento sentada en una de las bancas, junto al cerezo para observar,como siempre a un grupo de mariposas multicolores que no cesaban de revolotear sobre las margaritas. Estos minúsculos seres parecían adivinar que a Julia le maravillaba que la visiten.
Extendía su mano y las pequeñas aladas revoloteaban sobre ella, para luego,ir de una flor a otra con su gracioso vuelo. A Julia le parecían pequeñas y bellas hadas que venían a cuidar el jardín de la casa Leone.
Un momento después, el silencio fue interrumpido bruscamente, sobresaltado a Julia por el llamado del chico que el artesano envió para entregar el pedido de su libro.
-Buenos días señorita Julia - saluda el muchacho con un paquete entre sus manos- me ha enviado el señor Frido- continúa cuando Julia se acerca-
-Buenos días Aldo- dice ella tomando el envoltorio entre sus manos y abrirlo apresuradamente.
- ¡Oh, ha quedado perfecto! – exclama emocionada al descubrir en su interior – espera aquí, enseguida enviaré a Alika con el pago más un pago extra por haberlo traído hasta aquí-
-No hace falta señorita, solo entreguéme lo que debo llevar al señor Frido- dice el chico avergonzado-
Julia lo mira sonriente y se dirige hasta la casa.
Un momento después se acerca la sirvienta y le entrega el pago estipulado más el extra prometido.
Desde la ventana de la sala, la hija de Aldano, observa cómo el chico y Alika conversan animados y su corazón se alegra porque puede notar cuanto se gustan.
Por un instante recordó que así se veía ella a sus dieciséis años cuando se encontraba a escondidas con Amadeo. El amor de su vida, a quien jamás olvidaría y de quién aún seguía enamorada.
Luego subió las escaleras para encerrarse en el estudio y admirar con tranquilidad el trabajo del artesano.
Lo había hecho tal y como ella lo había indicado: tapas de cuero en color marrón donde se podía leer el título grabado que decía "Amadeo y Julia" y al pie, el año en que fue creado: 1520. Luego, en su interior una gran cantidad de hojas en blanco cosidas a una tela y ésta a su vez, pegada a dichas tapas. Frido jamás le había decepcionado, su trabajo era exquisito.
Definitivamente era el mejor artesano.
Todo lo que necesitaba ahora era el frasco de tinta y la pluma. Con estos elementos escribiría su triste historia de amor. La de un amor interrumpido por el egoísmo y que muchos querían conocer.
Por un instante se le cruzó la idea de que el mismo Conde Grossi pidió la mejor historia de amor a su padre, con la intención de saber qué suceso había marcado a esa rebelde mujer quien osó rechazarlo tan descaradamente, siendo que había una docena de doncellas asediandole y él, a veces, hasta se sentía un tonto al darse cuenta que solo tenía ojos para Julia.
Se acercó a la ventana del estudio y comenzó a hilvanar minuciosamente las frases que plasmaría en aquellas hojas, pero primero serían redactarlas con un carboncillo en un borrador y corregirlo una y otra vez hasta lograr la perfección que buscaba. Luego, cuando se sintiéra segura de haberlo logrado, lo transcribiría cuidadosamente a las páginas del libro. Pues no podía haber error .
Por otro lado, no quería ni pensar en la cara que pondría su padre cuando leyera el título de su historia, pero la verdad, era lo que menos le importaba, así como tampoco, el hecho de haber quedado soltera.
Se sentía bien así y luego de la muerte de su amado nunca pudo imaginar su vida sujeta a la de ningún otro hombre que no fuese él. Mucho menos sin amor.
El Conde Grossi era bastante apuesto, pero Julia no se sentía en absoluto atraída hacia él. Sentía desprecio ante su personalidad arrogante y altanera, característica de los señores acaudalados y con títulos nobles.
Cerró la tapa del libro y salió del estudio. Definitivamente hoy no comenzaría a escribir. En cambio, fue hasta la parte trasera del jardín, donde había un enorme nogal a cuyos pies se sentó a pensar, pues, primero quería ordenar la estructura del relato en su mente e incluir los borradores que ya había comenzado. Además, también decidió que se tomaría el tiempo de recorrer los sitios donde ella y Amadeo se veían a escondidas de su padre para así revivir con total intensidad aquellas escenas que quedaron guardadas en los recuerdos más felices de su vida y lograr describirlas con la mayor exactitud posible.
Ella no deseaba que aquella, solo fuera una historia más de amor, sino "la mejor historia de amor" tal y como se lo habían pedido.
El objetivo que se había fijado era transmitir a cada lector todos y cada uno de sus sentimientos, ahondando profundamente en el corazón de quien la leyera y para lograrlo debía hallar las frases correctas al describir cada emoción, sensación y pasión de los protagonistas.
De pronto una bandada de patos salvajes atravesaron el cielo gritando fuertemente y la arrancaron bruscamente de sus pensamientos.
Se incorporó y notó que la tarde estaba llegando a su fin, así que fue hasta el establo, alimentó a Mirna y luego fue hasta la cocina para ver qué estaba cocinando Alika, pues olía exquisito.