La dirigió con delicadeza mientras escuchaba halagos para ella: "¡Con razón no quería a ninguna otra mujer!, ¡Es bella!" Las murmuraciones no se detenían, pero en su mayoría eran halagos, aunque un "Es muy joven para él" de alguna persona indiscreta no se hizo esperar.
Al llegar al extremo del salón donde estaba la tarima y el DJ. Ayudó a Anastasia a subir con cuidado las escaleras. Se acercó al micrófono y con fuerza la atrajo a su cuerpo.
Anastasia tenía en su rostro expresión de desconcierto. No podía creer como era tan dominante para no explicarle que iba a una fiesta para anunciar su propio compromiso.
Jhon Anderson tomó el micrófono, puso una enorme sonrisa y se excusó:
-Buenas noches... Bienvenidos sean todos. ¡El auto nos retrasó un poco, pero aquí estamos! Felices de que pudieran acompañarnos. -Le dirigió una mirada al rostro de Anastasia y se percató que en su expresión había incomodidad y bajo con rapidez la mano que tenía en la espalda y le apretó con fuerza el glúteo.
De inmediato la expresión de Anastasia cambio, se le subió la sangre al rostro y puso una sonrisa fingida. Y al oído resopló
-¡Me vuelves a agarrar el culo en público y te sacó las pelotas con un tenedor! -Jhon Anderson dejó escapar una risa porque encontró gracioso aquel comentario. Agarró la mano derecha de Anastasia, le dio un beso y volvió a continuar dirigiéndose a los invitados.
-Hoy ha sido el día elegido por mi novia para anunciar nuestro compromiso. Estamos encantados de que se hayan tomado el tiempo para acompañarnos. -dicho esto, sacó de su bolsillo una cajita plateada, se arrodilló y ofreció un anillo a Anastasia, que se quedó congelada ante esa escena tan... bien actuada.
Entonces, sin pensarlo, extendió su mano derecha y él le puso el anillo. Le quedaba exacto, como si ella misma lo hubiese elegido.
Todos los invitados empezaron a aplaudir y a vitorear:
-¡Beso!, ¡Beso!, ¡Beso!
Uriana se levantó y se acercó con cuidado al rostro de una Anastasia temblorosa. Tendría que dejarlo que le besara, porque sería muy extraño intentar evadirlo.
Sonrió y justo cuando Uriana acercaba sus labios, ella recordó lo patán que se había portado con ella y volteó el rostro, recibiendo el beso en la mejilla.
La mirada dura de Uriana la asustó un poco, pero siguió adelante con su pudor intacto.
Luego bajaron y cientos de personas se acercaron a felicitarlos. La fiesta era realmente lujosa y con mucho estilo.
-¡Bailemos! -dijo Uriana arrastrándola al medio de la pista. La atrajo y la pegó a su cuerpo rodeándola con sus brazos por la cintura, a Anastasia no le quedó más remedio que rodear el cuello de él.
Se sintió extraña, sentía que lo odiaba, pero a la vez estaba sintiendo bonito. El olor del perfume caro invadiendo sus fosas nasales, el cuerpo atlético pegado a suyo y la mano en su espalda acercándola a él de modo posesivo.
-¡Eres el tipo más bipolar que conozco! Primero quieres matarme, ahora finges estar enamorado -murmuró en el oído de Uriana.
-Estoy casi seguro que no has leído el contrato, pero no es mi culpa que no hagas bien la tarea. ¡Nadie puede sospechar que entre nosotros no existe afecto! Haberme rechazado el beso, cuando todos tenían los ojos puestos en nosotros te va a salir caro. -Como no la estaba mirando, Anastasia torció los ojos y frunció los labios.
Después de bailar un largo rato estaba cansada porque los zapatos le lastimaban los pies.
-¿Podemos dejar de bailar? Me están tallando los zapatos -preguntó agobiada, había intentado soportar, pero ya no aguantaba ni un minuto más.
-¡Claro! -Uriana se agachó y la cargó en sus brazos. De nuevo Anastasia se quedaba descolocada. ¿Quién era ese hombre que podía pasar de ser un ogro a ser un príncipe azul?
La llevó hasta un sofá, se agachó y empezó a soltarle las correas del zapato.
-¿Por qué no habías avisado antes? -dijo despegando el material de su piel irritada.
-Porque tengo aguante y no quería que admitir que me estaba lastimando -respondió con sinceridad.
-¡Pues muy mal! Pero si yo soy bipolar, tú eres masoquista. ¡Entiende de una vez por todas que no existe una salida que te pueda salvar de ser mi esposa! -Anastasia resopló porque tenía razón, por ahora debía aceptar cada una de las propuestas de ese individuo.
-Ya encontraré la forma de deshacerme de ti. Ante la sociedad podrás decir que soy tuya, pero la realidad será otra. ¡Podrás comprarme, pero no vas a conseguir nada real conmigo! -Cada palabra de Anastasia era una bofetada para el orgullo de Uriana, pero estaba seguro de que la domaría, solo era cuestión de tiempo.
-¿Me estás retando? Esto es solo el inicio de una buena historia. El sexo es real y tendrás que acceder, dormir en la misma cama es real y quieras o no lo harás, podría hacerte una larga lista, pero ya la tienes en el contrato que debes cumplir al pie de la letra. -Anastasia sintió curiosidad de lo que contenía ese documento, por lo tanto, al regresar a casa lo buscaría para leerlo.
Estaban los dos charlando del tema, cuando se acercó una mujer de unos treinta años aproximadamente y con confianza puso la mano en la espalda de Jhon Anderson
-¡No sabía que esta invitación, era para anunciar tu compromiso! Eres una caja de sorpresas Jhon Anderson. Señorita, mucho gusto, soy Debbie Rosas. Una antigua... -Jhon Anderson la interrumpió y dijo en voz fuerte y clara.
-Una antigua compañera de trabajo. Gracias Debbie, me saludas a Sam. -dijo retirando la mano de su hombro haciéndole notar que estaba siendo inoportuna.
Anastasia notó que algo extraño pasaba entre ellos dos y juró que lo averiguaría.