Rosa oscura del sur de Italia
img img Rosa oscura del sur de Italia img Capítulo 7 Testamento. *Marco*.
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Capítulo 9 Él y deseo oscuro. *Elisabeth*. img
Capítulo 10 Mi relación . *Marco*. img
Capítulo 11 Mentiras y arrepentimiento. *Elisabeth*. img
Capítulo 12 Defensa y adicción. *Marco*. img
Capítulo 13 Haré lo que me pidas. *Marco*. img
Capítulo 14 Vuelta y verdades a medias. *Marco*. img
Capítulo 15 Últimos días. *Elisabeth*. img
Capítulo 16 Rosas oscuras para Elisabeth. *Marco*. img
Capítulo 17 Medio hermano. *Elisabeth*. img
Capítulo 18 Despedida. *Elisabeth*. img
Capítulo 19 Encuentro. *Elisabeth*. img
Capítulo 20 Costa de marfil y confesiones. *Elisabeth*. img
Capítulo 21 Lazos. *Marco* img
Capítulo 22 Mitad de Nápoles y recuperación. *Marco*. img
Capítulo 23 Protección. *Massimo*. img
Capítulo 24 Amor verdadero y el plan. *Marco*. img
Capítulo 25 El último día y fuego. *Marco*. img
Capítulo 26 Mal presentimiento. *Massimo*. img
Capítulo 27 El adiós y el caos. * Marco *. img
Capítulo 28 Destino. *Massimo*. img
Capítulo 29 El perdón y dolor en el alma. *Massimo*. img
Capítulo 30 El perdón y dolor en el alma. *Massimo*. img
Capítulo 31 Trampa y negación. *Marco*. img
Capítulo 32 Distancia y silencio. *Marco*. img
Capítulo 33 Funeral y confesión. *Marco*. img
Capítulo 34 Rosa y duelos. * Elisabeth*. img
Capítulo 35 Comprensión, sinceridad y pasado. *Marco*. img
Capítulo 36 Sentimientos dolorosos y ella. *Elisabeth*. img
Capítulo 37 Historia maldita y síndrome del corazón roto. *Marco*. img
Capítulo 38 Extra. Lo que sucedió después... *Marco* img
Capítulo 39 *Secuela Marco* img
Capítulo 40 * Secuela de Elisabeth* img
Capítulo 41 Epílogo img
Capítulo 42 Entrega especial. Navidad *Elisabeth* img
Capítulo 43 Entrega especial navidad *Marco* img
Capítulo 44 *Secuela Massimo y Luciana* img
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Capítulo 7 Testamento. *Marco*.

Era horrible pensar en Elisabeth a todas horas, realmente no quería hacerlo, sentía que estaba haciendo algo muy malo... Yo ya había rehecho mi vida con una chica maravillosa. Ella me cuidaba, se preocupaba por mí y paarecia comprenderme sin juzgarme por nada de lo que le había contado. Y yo, en cambio, en vez de centrarme en esta nueva relación... lo que hacía era no podía parar de imaginarme con Elisabeth.

Me imaginaba constantemente junto a ella, y repasaba cientos de momentos que habíamos vivido juntos en el pasado e incluso revivir también miles de veces en mi cabeza, nuestro primer beso o cuando la había hecho mía por primera vez en el cuarto que tenía en Barcelona.

Aquel día acudimos muy temprano al notario, era el momento de leer el testamento que había dejado mi difunto padre y, tambien desafortunadamente yo volvería a encontrarme con mi hermano Savio en esa reunión.

Enseguida, siendo súper puntuales, llegamos con Massimo, mi madre y yo, en aquel coche lujoso negro con todos los cristales tintados. La implementación de una máxima seguridad estaba siendo seguida por toda mi familia desde la muerte de familiares y conocidos en Sicilia por parte de los mafiosos griegos, y de la muerte de mi propio padre. ¿Debía hacer justicia o simplemente alejarme, todo nuestro dinero estaba completamente manchado de sangre ajena y de la nuestra propia, lo que más me dolía más del daño de los míos era haber herido insconscientemente a terceras personas que eran inocentes, como había ocurrido con Elisabeth una década atrás. También me dolía que aquella maldición que su propia madre había creado hubiese sido rota por nosotros. Me había dado cuenta muy rápido de que poder amar era muy doloroso, y después de ella no había conseguido amar a nadie... tampoco a Jennifer aunque fuese terrible admitirmelo a mi mismo.

-Su padre dejó todo a partes iguales para los tres hermanos _ dijo aquel hombre mayor vestido elegantemente con traje negro, desde su despacho podían verse la ciudad de Nápoles caótica y a lo lejos el mar azul claro. -Pero... su deseo era que las empresas fuesen gestionadas por Marco de Luca, de manera exclusiva. Parece que tu padre confiaba bastante en ti, eres quien tomará cada decisión final que tenga que ver con las empresas y los ahorros familiares.

En aquel justo momento, despues de que el notario dijese aquellas palabras, que fueron una increíble sorpresa para mi, Savio no pudo evitar hablar y aquello me frustró bastante.

-Pero eso es imposible, Adriano y yo hemos estado cuidando de las empresas y trabajando duro mientras él estaba estudiando y pasando el tiempo libre en la universidad con novias que tenía para no aburrirse...

-¿Trabajando duro?, cállate si no quieres que vuelva a destrozarte la cara Savio - dije sin poder contener la rabia y el odio que sentia por mi propio hermano.

-Atrévete a hacerlo - me dijo desafiándome mientras me miraba fijamente con aquella mirada tipica de un verdadero depredador y ser oscuro sin escrúpulos, y justo en aquel momento mi bella madre con lágrimas en la cara se colocó enfrente.

-Es suficiente, por favor... esta familia en estos momentos ya está atravesando una guerra, no podemos permitirnos otra a nivel familiar. Debemos estar unidos, os lo suplico.

-Pero madre... -dije lleno de ira.

Entonces, mi madre agarró fuerte mi mano y me miró directamente a los ojos. Pude ver que ella me amaba, la tristeza que sentía y que estaba en medio de un conflicto enre dos hombres que eran hijos. Para ella todo aquello debía ser realmente dificil de sobrellevar, estando mi padre recién fallecido.

-Marco lo sé todo, pero por favor debemos parar esto. Debemos pararlo ya...

Como Sus palabras me dejaron helado por un instante ¿Lo sabía todo?, entonces ella era consciente de lo que había ocurrido en el pasado, de lo que le habían hecho a Elisabethh cuando solamente era una niña inocente, no comprendía nada, parecía que siempre había sido excluido de los secretos oscuros familiares que los míos intentaban tapar para que yo me mantuviese al margen.

-Hay algo más...

Dijo esta vez el notario observándonos a todos, aunque poniendo especial atención en Savio y en mi. Ambos nos quedamos callados. Adriano ni siquiera se había pronunciado todavia, de todas formas el había sido extranamente como invisible para mi familia, especialmente para mi madre, durante toda su vida.

-Vuestro padre ha querido que supiérais algo, supongo que vuestra madre ya era consciente de todo esto...

-Por supuesto - dijo mi madre al momento muy seria.

-Adelante, dinos lo que sea necesario - le demandé deseando muchísimo oír lo que aquel hombre tenía para mí, comprendiendo enseguida que hubiese sido mejor no saberlo.

-Vuestro padre tuvo un hijo con otra mujer, por lo cual uno de vosotros no soís hijo de la que pensabais que era vuestra madre.

Los tres nos quedamos en silencio, sin comprender absolutamente nada.

-¿Cómo? - preguntó sorprendido mi hermano Adriano. Supongo en el fondo de si, vio una pequena respuesta a porque tanta distancia emocional y poco afecto maternal hacia él.

-Que vuestro padre tuvo un hijo con otra mujer, ninguno sois conscientes de esto porque sucedería cuando erais muy pequeños. Adriano, tú eres ese hijo.

Mi hermano Adriano se quedó paralizado, entendiendo tras aquella verdad que habia sido confesada por el mismo notario, muchas actitudes que principalmente mi madre había tenido con él desde que era pequeño.

Yo lo recordaba como mamá se volcaba en Savio y en mi, y nos daba todo su amor diariamente, en cambio, con Adriano no era igual. Muchas veces lo ignoraba, no le prestaba atención ni le mostraba el mismo afecto que a nosotros, y muchísimas veces me pregunté a mi mismo por que lo hacía. Pero aquello nunca se habló, fue un comportamiento simplemente normalizado por todos, como muchos otros que al llegar a mi adultez me di cuenta que eran de todo menos normales.

-¿Quién es la madre? - pregunté instintivamente, sin pensar en el dolor que causaría aquel secreto convertido en verdad.

Odiaba Italia y todo lo relacionado con ese país, aquel lugar hermoso en cada uno de sus rincones, me hacía daño, me hería, toda mi familia parecía una farsa y una mentira. Mi vida parecía no tener ningún sentido, y solo deseaba desaparecer por un instante, junto a Elisabeth, aunque no fuese lo correcto. Pero no me importaba en absoluto, y en aquel momento menos que nunca...

            
            

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